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LA TIERRA PROMETIDA

Por Claudia Juárez
Octubre de 2010.
2ª Revisión.

Introducción

Oseas 4:6
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.


Jeremías 2:13
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.


    Éstas Escrituras fueron reveladas miles de años atrás y tristemente siguen siendo una realidad palpable entre gran parte del pueblo de Dios hoy día. Muchos hombres y mujeres que buscan y aman a Dios son destruidos por falta conocimiento y no hacen conexión con la “Fuente de agua viva” –DIOS. Quieren por sí mismos “retener agua” cavando cisternas rotas, que jamás darán amplia satisfacción  sus vidas.

Éste conocimiento del cual carece la gente de Dios, de ningún modo se refiere a las ciencias o sabiduría humanas que abundan en nuestros días.  Medios de comunicación como la internet son una fuente enorme de éste tipo de conocimiento. De ningún modo hablamos de esta sabiduría.

El conocimiento y la sabiduría de Dios NO se adquieren como cualquier ciencia humana. Es decir, no es sólo leyendo y estudiando la Palabra de Dios  -la Biblia- que conoceremos a Dios. Es NECESARIO también buscar con hambre y sed al Autor del Libro, al Creador de los Cielos y la Tierra para hacer conexión con el Manantial  de la vida. Si nosotros le buscamos Él, Dios nos encuentra y nos muestra Sus maravillosos caminos y pensamientos.



Proverbios 2:6
Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y inteligencia.

Dios siempre es una fuente más que ilimitada de recursos e inteligencia, todo lo contrario al  ser humano que siempre se ve sumamente corto y limitado en dirigir su propia vida con sabiduría y manifestar la verdadera abundancia. Hay quienes juzgan que tienen éxito en este mundo, porque miden su triunfo en las riquezas corruptibles. Sin embargo, no disfrutan de la paz, del gozo, de la quietud y el deleite que existe en cobijarse bajo el amparo de Dios, y aún con los bolsillos llenos de dinero, ellos comen con mucho afán, dolor y miseria todos los días de su vida. ¡Jamás encuentran la plena satisfacción y contentamiento que sólo Dios da!

Muchos hombres y mujeres, en vez de reconocer a Dios como el Autor de la vida, y buscarlo para agradecerle, se han apartado de Él y viven en  “independencia” de el Creador pensando que no lo necesitan o simplemente que no existe, y eso les ha traído como consecuencia una inmensa insatisfacción porque el ser humano es absolutamente incapaz de dirigir una vida realmente exitosa  por sí mismo. Puede tener riquezas y poder, pero eso no le da una genuina prosperidad, no le da sabiduría en cada paso de su vida, mucho menos en situaciones críticas. No es libre de todo yugo u opresión que impone el dios de este mundo. No  tiene paz, ni felicidad. Simplemente no se deleita en su día a día, como es la plena Voluntad de Dios.

Salmos 4:7
Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

Salmos 5:11,12
Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre.

Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.

Eclesiastés 5: 13-20
13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;
14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.
15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.
16 Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?
17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.
18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.
19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.

Eclesiastés 9: 2-10
2 Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento.
3 Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos.
4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.
5 Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.
7 Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.
8 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.
9 Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.


¿Cuánta agua puede retener una cisterna rota? ¿Y cuántos recursos ilimitados tiene una fuente de aguas vivas? ésta ultima jamás deja de proveer su recurso en contraste con la cisterna rota que escasamente podrá retener algo de liquido. Dios es el Manantial de la vida y el hombre apenas una cisterna rota.

Hemos sido reconciliados con Dios

    Cuando aceptamos a Cristo como nuestro señor y salvador, recibimos una muy generosa herencia sólo por la bendita y maravillosa gracia de Dios (Romanos 10:9,10). Éste legado, se puede comparar muy bien con la Tierra Prometida que El Todopoderoso heredó a los hijos de Israel. Ellos fueron libertados  de un cruel opresor que los esclavizaba sin piedad. Así vivimos todos hasta llegar a Cristo, muertos en delitos y pecados, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Efesios 2:1,12). Cristo es nuestro libertador.

El Dios glorioso y eterno, buscando cumplir el gran anhelo que siempre tuvo de tener una familia, nos rescató y reconcilió con Él por el ÚNICO sacrificio perfecto: el Cordero de Dios ofrendó muy amorosamente SU PRECIOSA VIDA por toda la humanidad. (Hebreos 10:12 y Juan 3:16).

También pasamos nuestro “Mar Rojo” con asombro cuando somos testigos de las señales, milagros y maravillas que Dios Todopoderoso hace con Su portentosa Mano. Al llegar “del otro lado del mar”, hay algunos que tristemente  quieren volverse a la esclavitud en sus corazones olvidándose de esta salvación tan grande y se envuelven en las vanidades y/o distracciones de éste mundo, justo como el pueblo de Israel quiso volverse a Egipto después de haber respirado en libertad.



Nehemías 9:17a
No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre.

Pero amados de Dios, es hasta que reconocemos a Cristo como el señor de nuestras vidas y que él fue nuestro substituto para pagar toda deuda del pecado y de las consecuencias del pecado, como lo enseñan las Escrituras, y creemos que fuimos crucificados en la cruz de Cristo y que nos consideramos muertos, sepultados, resucitados, ascendidos y sentados a la Diestra de Dios con él, que llegamos a ésta “Tierra Prometida”, a esta vida nueva llena de riquezas y todos los frutos excelentes en gran manera que en ella habitan. (Romanos 6:3-11).

Los hijos  de Israel recibieron una heredad fértil y muy buena que no habían trabajado:

Nehemías 9:25
Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; COMIERON, SE SACIARON, Y SE DELEITARON EN TU GRAN BONDAD.

La “Tierra Prometida”, que heredamos de Dios, CRISTO EN NOSOTROS, es mucho más rica y generosa que la que recibió el Pueblo de Israel.

En Cristo somos redimidos, hechos justos, santos, muy amados… somos “completamente, completamente, absolutamente completos en él”.
(1Corintios 1:30,31 y Colosenses 2:10).

Recibimos una heredad que NO trabajamos. Disfrutamos de la Obra Perfecta y finalizada de Cristo, y así nos deleitamos con todos los frutos que ésta Tierra tiene en gran abundancia. TODO ES POR LA GRACIA DE DIOS, tal y como los hijos de Israel recibieron su herencia. No la poseyeron con su propia fuerza o habilidad, sino CON EL PODER Y EL FAVOR DE DIOS.

Cuando Moisés envió a doce espías a inspeccionar la tierra que Dios les ofrecía, sólo Josué y Caleb estuvieron plenamente convencidos de que Dios podía entregarles aquella heredad. Toda aquella generación que salió de Egipto rechazó la promesa de Dios y vagó junto con sus hijos en el desierto por cuarenta años y murió sin recibir, por incredulidad, la promesa que tan sólo por fe podrían haber tomado y que sus hijos sí recibieron al creer lo que Dios les había prometido. Dios sustentó a Su pueblo con generosidad esos 40 años en el desierto, pero ellos nunca gozaron de la gran abundancia que Dios les había ofrecido a manos llenas.

Entonces, nosotros también tenemos la bendita opción de apropiarnos por creencia, por la sola fe  de todo lo que Cristo ganó para nosotros, o, tenemos la opción de vivir “dando vueltas en el desierto” a penas mirando de lejos aquella Tierra fructífera y hermosa que es Cristo.

No es por hacer obras piadosas,  o por nuestro propio esfuerzo o disciplina que llegamos a ver todas las riquezas duraderas del Reino de Cristo, sino considerándonos muertos al pecado y permitiéndole a Cristo vivir su vida en nosotros que nos apropiamos de todo lo que Él nos brinda rica y generosamente por Su gran misericordia y amor, así es que vemos las riquezas de esta Tierra Prometida.

Romanos 6:11
Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Gálatas 2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.


Hay una bellísima canción en ingles titulada “Home again” (“De nuevo en Casa”), en ella, el autor da un breve testimonio de su vida, de cómo conoció el frio y el calor del mundo y nada le saciaba hasta que volteó sus ojos a Dios.  Y dice que como el girasol mira hacia el sol así nosotros lo miramos a Él y eso nos da paz estando en la Presencia de Dios y dice “qué bueno es estar de nuevo en Casa”. Es absolutamente hermoso “estar en Casa” en el hogar que Dios nos ha preparado cerca de “Su fuego” calentado por Su amor en donde Sus bendiciones y misericordias llueven en nuestras vidas y literalmente dice: “a salvo del viento y la lluvia, terremotos e inundaciones Su familia cantamos juntos gozosas alabanzas  en una Casa edificada en amor”.

Dios ha derramado Su gracia y nos ha dado  toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús. (Efesios 1:3).
El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, nos derrama gracia sobre gracia y cualquier presión o sentimiento de éste mundo palidece ante el poder que hay en Cristo, porque lo que recibimos en él…!ECLIPSA TODO!! ¡TODO!! Cuando decidimos  creerle absolutamente a nuestro Padre que ÉL ES FIEL y que Sus maravillosas promesas ciertamente se cumplen.
Por medio de Cristo, hemos sido reconciliados con Dios (2Corintios 5:18), recibimos la vida eterna (Efesios 2:4,5) y con ella una herencia hermosa y riquísima (Romanos 8:17). La Biblia dice que irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Romanos 11:29). El hombre podrá negar aquello que le ha sido dado por Dios en Cristo y/o vivir como si no lo tuviera, pero el maravilloso don que ya es nuestro, permanecerá  por toda la eternidad. ¿NO es maravilloso?

La sabiduría de Dios
   Aún comenzando a disfrutar de ésta herencia, hay días “buenos” en los que nos deleitamos y gozamos con todas las bendiciones que nos brinda nuestro Dios, pero también hay días que son difíciles y en ellos, aun si no están ahí los buenos sentimientos y/o las circunstancias que nos rodean son desalentadoras, debemos absolutamente rehusarnos a escuchar a la mañosa y vieja serpiente –satanás- quien nos dice todo lo contrario a las maravillosas promesas de Dios. Debemos persistir en mirar sólo a nuestro bendito Padre Celestial absolutamente persuadidos de que Él es poderoso y fiel para cumplir Sus maravillosas promesas. Debemos tener la fe o creencia de un niño, el corazón del profeta David y aceptar con humildad y mansedumbre lo que Dios nos dice en su incomparable Palabra.
Marcos 10:15
De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Salmos 25:4 ,5
MUÉSTRAME, oh Jehová, tus caminos;
ENSÉÑAME tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día.

Miremos una de las cientos de promesas que hay en Su Palabra:
Jueces 5:31
…Mas los que te aman, sean como el sol cuando sale en su fuerza
Todo el tema de la Palabra de Dios desde Génesis 3:15 hasta Apocalipsis 22:21, es Jesucristo. En el Antiguo Testamento, Cristo está representado por varios temas en cada libro, sabemos por un maravilloso estudio del Dr. Víctor P. Wierwille que Cristo representa “la sabiduría de Dios” en el libro de Proverbios:
Proverbios 8:10-21:
10 Recibid mi enseñanza, y no plata; Y ciencia antes que el oro escogido.
11 Porque mejor es LA SABIDURÍA (Cristo) que las piedras preciosas; Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella (con la vida en Cristo).
12 Yo, la sabiduría (yo, Cristo), habito con la cordura, Y hallo la ciencia de los consejos.
13 El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
14 Conmigo (con Cristo) está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
17 Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.
18 Las riquezas y la honra están conmigo (en Cristo); Riquezas duraderas, y justicia.
19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.
20 POR VEREDA DE JUSTICIA GUIARÉ, POR EN MEDIO DE SENDAS DE JUICIO,
21 PARA HACER QUE LOS QUE ME AMAN  TENGAN  SU HEREDAD,
Y QUE YO LLENE SUS TESOROS.
La VIDA EN ABUNDANCIA que nuestro hermoso salvador Jesucristo vino a hacer disponible por la gracia y misericordia de Dios, es extraordinaria, muy rica, plena, deleitosa. Las benditas promesas de Dios se cumplen, son “si y amen” porque es FIEL Quien las prometió.


La Tierra Prometida
   Éste pasaje que veremos a continuación, está dirigido al pueblo de Israel en la administración de la Ley, pero sabiendo que TODO el tema de la Palabra es Cristo, podemos aprender y deleitarnos muchísimo en mirar lo que habla de la Tierra Prometida que ellos recibieron cuando finalmente creyeron que Dios seria Fiel para cumplir Su promesa.
En el libro de Deuteronomio Cristo está representado entre otras cosas por “las Leyes de Dios”. 
Deuteronomio 7:
6 Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.
7 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos;
8 SINO POR CUANTO JEHOVÁ OS AMÓ, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
Por el sacrificio de Cristo, hemos recibido simiente incorruptible (1ª Pedro 1:23) y una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible (eterna) sólo por la bendita gracia de Dios y porque Él nos amó (1Pedro 1:3,4). Nuestro Padre nos rescató de la servidumbre del faraón de éste mundo.
9 Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;
10 y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.
11 Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas.
Cristo fue el fin de la Ley, ya no vivimos a través de estos mandamientos, ahora nos esforzamos en vivir en LA GRACIA que es en Cristo Jesús. (2Timoteo 2:1).
Si permitimos que Cristo viva su vida a través de nosotros (Gálatas 2:20,21), viviremos a través de una realidad mayor: el amor de Dios y entonces andaremos en esta vida nueva que automáticamente cumple con la Ley (Romanos 13:8-10).
En Cristo hay una nueva ley: la ley del espíritu de Vida en Cristo Jesús que nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:2) y la realidad del sublime amor de Cristo: “un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34,35). Estas verdades son las que ahora guardamos en Cristo.
12 Y POR HABER OÍDO estos decretos y HABERLOS GUARDADO y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
El decreto que debemos guardar ahora es creer en la gran liberación que Cristo logró para nosotros con su brutal sacrificio.
13 Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.
14 Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados.
15 Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
¿Acaso hará Dios, nuestro Padre perfecto y amoroso, menos por Sus amados hijos en ésta Administración de Gracia que lo que hizo por el pueblo de Israel?
16 Y consumirás a todos los pueblos que te da Jehová tu Dios; no los perdonará tu ojo, ni servirás a sus dioses, porque te será tropiezo.
17 Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar?
18 no tengas temor de ellas; acuérdate bien de LO QUE HIZO JEHOVÁ TU DIOS con Faraón y con todo Egipto;
19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que Jehová tu Dios te sacó; así hará Jehová tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres.
Nosotros recibimos en Cristo la plena autoridad sobre el faraón de este mundo. Jamás, ¡nunca lo venceríamos con nuestras propias fuerzas!, pero  Cristo ya lo ha vencido y nos ha dado la Vara de autoridad para ordenarle en él nombre de Jesucristo que retroceda de nuestras vidas. ¡Podemos reprenderlo, arrojarlo de nuestra presencia cuando osa molestarnos! Todo lo puso Dios debajo de los pies de Cristo y nosotros somos parte del  Cuerpo de Cristo, aún si fuéramos parte del dedito más pequeño de uno de sus pies, somos parte del Cuerpo de Cristo y todo principado y autoridad y poder y señorío está de bajo nuestro una vez que hemos aceptado a Cristo como el señor y salvador de nuestras vidas (Efesios 1:20-23). Parte de nuestra herencia en él, es la autoridad de representar a Cristo en la tierra y esto lo hemos recibido por gracia. (Hechos 1:8 y Efesios 1:16-23). El diablo no tiene derecho de perseguirte, en cambio tú, EN CRISTO, tienes derecho a perseguirlo a él y de ordenarle, andando por el espíritu que deje de afligir tu vida, las vidas de los que tu amas y las vidas de los que Dios te acerca para que les des testimonio de Su gran poder y gloria. La autoridad no es nuestra, sino parte de nuestra herencia que recibimos con el poderosísimo espíritu de Cristo que llevamos dentro.
20 También enviará Jehová tu Dios avispas sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren y los que se hubieren escondido de delante de ti.
21 No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.
22 Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, para que las fieras del campo no se aumenten contra ti.
23 Mas Jehová tu Dios las entregará delante de ti, y él las quebrantará con grande destrozo, hasta que sean destruidas.
Cristo es el absoluto vencedor en cada y toda batalla espiritual que libramos. Al reclamar lo que ya es nuestro por derecho a través de  él, disfrutamos de esta Victoria. Amado de Dios,  tu señor y salvador murió por ti en aquel muy cruel y diabólico sacrificio, fue escarnecido, burlado, humillado y brutalmente torturado para librarnos a ti y a mí de todo yugo, de toda culpa, de toda enfermedad. En Cristo tú eres libre de toda opresión, el ganó este privilegio para ti y para mí y nosotros lo reclamamos en el poderoso nombre que es sobre todo nombre que se nombra: Jesucristo.
Lucas 4:16-21
7 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18   El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19  A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Jamás permitas que el acusador te engañe haciéndote creer que no eres digno o merecedor de Su herencia. Tú puedes pararte delante de Dios sin ninguna conciencia de pecado, culpa o condenación debido a la obra completa y finalizada de Cristo. No lo ganamos, no lo merecíamos, pero a Dios le plació regalarnos su justicia habiendo sido limpiados por la sangre de Cristo. (Romanos 3:21-26).
Deuteronomio 7:24
El (Dios) entregará sus reyes en tu mano, y tú destruirás el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te hará frente hasta que los destruyas.
25 Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego; no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti, para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová tu Dios;
26 y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.
8:1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.
Nuestro mandamiento hoy es dejar vivir a Cristo dentro nuestro, dejar que el reine y gobierne absolutamente en nosotros. (Gálatas 2:20,21). ¡Él es nuestro Señor!
2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte (permitió que fueras afligido y probado), para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
3 Y te afligió, y te hizo tener hambre (permitió que fueras afligido y que tuvieras hambre), y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. (Te instruye).
Dios NO fue quien afligió a Su pueblo, ésta era una forma oriental de hablar, Dios es luz y ningunas tinieblas hay en Él (1Juan 1:5, Santiago 1:17). Satanás que se llama a sí mismo el dios de este mundo,  es quien ha causado y causa toda  enfermedad, opresión, toda aflicción, todo el dolor y la muerte. Después de la caída de Adán, necesitábamos ser rescatados de la miserable condición de muerte en que quedamos, por eso Dios tuvo que pagar con el altísimo precio de la sangre preciosa de Cristo por nuestra redención, para librarnos del yugo opresor del faraón de este mundo.  Dios nunca ha deseado ni desea afligir a nadie, mucho menos a Su pueblo. Israel, por su incredulidad y dureza de corazón vivió todos aquellos años sin disfrutar lo prometido, teniendo la Tierra Prometida a la mano, aun así, Dios siempre estuvo con ellos y proveyó todo lo que necesitaban.
Malaquías 3:6,7a
Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos.
El Todopoderoso le mostró a Su pueblo en el desierto que Él era su suficiencia. Ellos fueron instruidos por Dios ha recoger sólo el maná suficiente para cada día. Cuando intentaron guardar más alimento para el siguiente día, éste se agusanó. Sólo el día que DIOS les había ordenado guardar una doble porción (un día antes del día de reposo) es que el maná duraba intacto para dos días, su DIOS les mostró Quién los sustentaba y cómo debían obedecer Su instrucción. Nuestro Dios también nos instruye amorosamente a cada uno de Sus hijos para que entendamos que Él y sólo Él  es nuestra suficiencia, que Su plenitud y gracia es suficiente para todo.
6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. (Teniendo respeto por Él).
7 PORQUE JEHOVÁ TU DIOS TE INTRODUCE (Él, Él y sólo Él) en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes;
8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel;
9 tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre.
10 Y COMERÁS Y TE SACIARÁS, Y BENDECIRÁS A JEHOVÁ TU DIOS POR LA BUENA TIERRA QUE TE HABRÁ DADO.
Después de “comer” y  “saciarnos” de todo lo excelente en gran manera que nos ofrece la “Tierra Prometida”, el resultado  es que bendecimos el Nombre de nuestro Dios, porque no es posible mirar y disfrutar tantas riquezas tan abundantes que son parte de nuestra herencia y no caer rendidos a los Pies de nuestro Padre para bendecirlo, adorarlo, alabarlo y decirle ¡GRACIAS! Con todo nuestro ser.
Nuestra Tierra Prometida, Cristo en nosotros, es buena en gran manera, una Tierra fértil donde abunda, todo lo excelente: toda liberación, el amor, la sabiduría, la paz, el regocijo, una gran quietud y muchas otras joyas más que vienen en este Tesoro que Él  nos ha otorgado (2Corintios 4:7), riquezas que no perecen, como las vanas riquezas de este mundo, y que sólo Dios puede y quiere darnos.
SÓLO POR LA GRACIA DE DIOS, se pueden pisar éstos escenarios. No llegamos a la Tierra Prometida por nuestra lucha y esfuerzo,  sino  por la FE  O CREENCIA en lo que Cristo ganó por y para nosotros y que está disponible para cada uno, pero que sólo lo verán  aquellos que como niños acudan al Padre y le permitan a Él que les muestre el Camino.

 Juan 14:6
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
¿Ganó el Pueblo de Israel la Tierra Prometida? ¿Su esfuerzo y lucha se las entregó en sus manos? ¿Fue por su propia sabiduría, disciplina y destreza que tomaron su herencia? ¡No! Fue por la misericordia y amor de Dios que la heredaron y ellos la recibieron hasta que murió toda aquella generación incrédula que se negó a recibir estas riquezas y se levantó una nueva generación que SÍ se apropio por creencia de su herencia. Pelearon sus batallas, es cierto, pero fue SIEMPRE DIOS quien les daba Su guía, Su fuerza y Su victoria. Así también necesita morir “en el desierto” nuestro viejo hombre (viejos hábitos y pensamientos), ¡considerarlo muerto! (Romanos 6:11) y reconocer y entender que hay una  nueva vida que Cristo ganó para nosotros. (2Corintios 5:17).
¡Es hermosísima la heredad que hemos recibido los hijos de Dios por el sacrificio de Cristo! ¡De ninguna manera se compara con la Tierra Prometida que recibió el pueblo de Israel! Nuestro Legado es mucho más rico, pleno, eterno y lleno de frutos excelentes.
La “Tierra Prometida”, tu herencia en Cristo te pertenece, ¡Toma posesión de ella!
Dios no hace acepción de personas aunque pareciera que ÉL favorece especialmente a algunos. (Efesios 6:9).
El Todopoderoso y Altísimo Dios riega con Sus misericordias toda la Tierra cada mañana (Lamentaciones 3:22,23), hace salir el sol sobre buenos y malos y hace llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45). Dios es muy bueno y generoso, Él es Quien sustenta toda la vida en ésta Tierra, Él hace que los árboles reverdezcan en primavera, Él riega la tierra para hacerla germinar y producir, Él llena de flores los campos, es Quien alimenta a los animales silvestres, El Padre Celestial sustenta a toda Su creación en todo el Universo. Sólo el hombre por decisión propia se ha alejado de Dios neciamente sufriendo las consecuencias de su extravío.
Es la mujer o el hombre mismo quien decide  aproximarse y cobijase en Dios y  recibe Sus bendiciones, o quien decide rechazar a Dios creyendo La Mentira que la vieja serpiente les dijo en el paraíso a Adán y a Eva, que desobedeciendo al Creador serian como Dios, sabiendo el bien y el mal.
La humanidad ha creído por siglos esta mentira de Satanás: ¡que puede ser como Dios sabiéndolo todo y resolviéndolo todo por si mismo! Pero eso sólo le ha llevado  a su autodestrucción.  Vivimos en un mundo lleno de ciencias humanas y tecnologías muy avanzadas, pero también vivimos en un mundo lleno de miseria y podredumbre donde gobierna la maldad, el dolor, la ambición, la vanidad, la enfermedad, la depravación, la ambición y toda obra perversa que hunde al hombre en la más terrible esclavitud, dolor y miseria.
Cristo vino para librarte a ti y a mí de toda esclavitud del pecado y de las consecuencias del pecado. Él  entregó por amor su preciosa vida por toda la humanidad.
Salmos 1
1Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
Aquel que busca al Creador, es hallado por Él. No es que Dios favorezca a algunos, sino que, aquellos que se le acercan deseando conocerlo y reconocerlo, Él en Su amor, misericordia, fidelidad y poder los  atrae a Sí Mismo y les muestra Su grandeza.
Dios ha dado la demostración de amor más grande a toda la humanidad con la ofrenda perfecta, el sacrificio de Su Hijo en aquel madero. De ti depende si lo buscas para que te muestre las Riquezas que hay en Cristo. Dios te ama entrañablemente, ÉL te escogió desde antes de la fundación del mundo, te tejió en el vientre de tu madre y esperó con paciencia recibirte en Sus Brazos. Él anhela mostrarte que es un Padre bueno, generoso, fiel, compasivo, tierno y muy amoroso.
La humanidad se equivoca terriblemente creyendo que Dios es castigador, vengativo, intolerante y cruel. DIOS ES AMOR y derrama ese amor en toda la humanidad y busca favorecer las vidas de Sus hijos.
Aférrate al Autor de la vida porque no hay nada  que ÉL  anhele más que traerte a Su Casa donde hay una hermosa chimenea encendida esperando para recibirte y cobijarte de todo el frio que hay en este mundo. ¡Nunca has imaginado ser amado como tu Padre Celestial te ama! ¡El amor de Dios excede todo conocimiento! Y Quien realmente puede contarte muy bajito al oído esta bendita y sublime historia de amor jamás contada, es Dios mismo.

Sólo al Dios eterno y glorioso corresponden justamente toda la gloria, la honra, el honor y el poder. ¡Bendito seas  Padre, desde la eternidad y hasta la eternidad!


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