Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

Las Apariencias Son Importantes - Por Bishop K.C. Pillai


Traducción por Juan Luis Molina


Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano; mira que él te es como un velo para los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vindicada. (Génesis 20:16)

Hay muchas escrituras en la Versión Reina-Valera de la Biblia que no están claras en cuanto a su significado. Como resultado, hay un montón de especulación y de interpretación con personas que comienzan todas en una misma escritura y después van cada una por la dirección que le parece. Este texto es uno de estos casos. No le parece al lector que haya muchas cosas que concuerden o que le sean lógicas. Pero vamos a ver la traducción Telugú:

Le dijo a Sara, yo le he dado a tu hermano mil piezas de plata en tu respaldo, como una ofrenda por nuestra absolución de todas las apariencias de mal, en la presencia de todos los que están contigo, y también de otros. He hecho justicia por nosotros en este asunto.

 Ahora sí sé de lo que se está hablando. Veamos algunos antecedentes de esta escritura.

Abraham y Sara estaban habitando entre Kadesh y Shur, y estaban viajando en Gerar. Sara era una mujer muy hermosa, y la fama de su belleza se extendía rápidamente adonde llegaban. Ella era lo que vosotros decís una mujer que "para el tránsito." Abraham, por supuesto, no era ignorante de las atenciones que su esposa despertaba en esta tierra extranjera. Su tendencia natural, intentando preservar su vida, le dijo que debía difundir que Sara era su hermana.

Cuando llegó a los oídos de Abimelec la fama de que había un extranjero en la tierra con la más bella de las mujeres que alguien podía imaginarse, el rey envió por Sara para tomarla como su esposa. Es increíble cuan devastador puede llegar a ser el miedo cuando toma gobierno en la vida de una persona. Abraham, observándoles llevarse a su mujer, no decía una palabra.

Dios se acercó al rey en un sueño y le dijo a Abimelec He aquí muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. El Rey se quedó aterrorizado, no solamente por sí mismo, sino también por toda su gente. El Señor le dijo que sabía que él lo había hecho con integridad de su corazón, y que le estaba exponiendo la situación antes de que tocase a Sara y pecase contra Dios. Que gran cuadro de la misericordia de Dios, que siempre nos avisa de las consecuencias del pecado.

Abimelec no estaba poco perturbado con Abraham porque le había hecho ir al encuentro del desastre. Lo que no debiste hacer has hecho con nosotros, le dijo a Abraham. Abraham justificó sus miedos, y también el hecho de que Sara era su hermana, hija de mi padre, más no hija de mi madre.

En aquellos días las leyes del matrimonio eran muy diferentes de lo que son hoy en día. Un hombre podía casarse con la hija de su padre, si fuese de una madre diferente. Así que Abraham no dijo una mentira, pero escondió toda la verdad. Sara era tanto una media hermana como su esposa. El mismo caso sucedió en Egipto, y Faraón estaba listo para tomar a Sara cuando supo la verdad.

El rey, Abimelec, inmediatamente devolvió a Sara a Abraham. Este acto parecería ser suficiente, una vez que ellos no tuvieron ningún contacto sexual, y por tanto, no habían cometido ningún pecado. Sin embargo, tal y como sucedería en nuestro tiempo, si  habría, sin duda, los que se supondrían que algo errado se había cometido. Y, de hecho, la circunstancia pareciera justificar sus sospechas.

Estoy seguro de que Abimelec no era un creyente en el sentido del término como lo entendemos nosotros, pero sí era un hombre moral y ético, y comprendió que aunque no fuese culpable de pecado, él debía limpiarse de las falsas apariencias. De acuerdo a la costumbre Oriental, la dádiva de ofrendas era un signo de penitencia por el error, y la efectiva reconciliación entre las dos partes.

Al darle a Abraham mil piezas de plata en la presencia de todos los testigos, él estaba restituyéndole el agravio, y ganándose para él y para Sara la absolución a los ojos de la gente de la apariencia de pecado.

Me temo que nosotros los cristianos no seamos tan cuidadosos como deberíamos ser absteniéndonos de toda especie de mal (1a de Tesalonicenses 5:22). He oído frecuentemente a cristianos decir que no tienen cuidado acerca de cómo luce aparentemente alguna cosa, o qué es lo que las personas piensan.

A través de este tipo de actitud nosotros generalmente soterramos nuestro testimonio, y hasta lo destruimos completamente. Si un hombre se dirige al bar continuamente, y se justifica diciendo que va a beber leche, tu no le creerías. Hay una apariencia de maldad en un acto así. Y ciertamente hay sitios más apropiados para beber leche que en un bar, así que no hay necesidad de causar una apariencia equivocada.

Los cristianos han sido invitados a no hacer caso de los avisos del corazón y de los abusos que se le amontonen sobre él, porque no le están prestando atención a las apariencias engañosas. Es cierto que nuestra comunión con Dios se puede mantener intacta, pero también precisamos la comunión unos con otros. Esto es lo que sucede naturalmente cuando andamos como hijos de Luz.

Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
Pero si andamos en luz, como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1a Juan 1:6,7).



Si deseas recibir nuestras publicaciones directamente en tu dirección de e-mail contáctanos en: mirasoloadios@live.com

Comentarios