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LA UNIDAD DEL ESPIRITU - Por Juan Luis Molina

Fragmento de “El Arquitecto de Zöe”
Quinta Revisión

Quinta Carta
La unidad del espíritu

Los que sois traídos por Mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz, y hasta la vejez, Yo Mismo, y hasta las canas os soportaré; Yo hice, Yo llevaré, Yo soportaré y guardaré (Isaías:46: 3 y 4).

Fue una tremenda bendición del Cielo, todo lo que me dio el Padre a ver hace ahora más o menos unos dos años atrás en India. Allí pude contemplar, junto con más hermanos europeos, por primera vez, a creyentes recién renacidos que andaban manifestando el mismo poder que yo procuraba manifestar desde hacía  treinta años. A pesar de todos esos años tomando clases y seminarios, imaginándome yo que por ese medio ejercitaba la disciplina y entrenamiento que Dios me requería, no llegué a ver lo que vieron estos, desde "el primer día." Aquí estaban unos hermanos que, como se testifica en el Libro de Hechos, así que se les reveló y entendieron que había una "nueva criatura" dentro de ellos, comenzaron por la fe sola a desbordarlo. No tuvieron que esperar mis "treinta años" para eso.
¡Oh! amado del Padre, ¡que sencillas y fáciles son todas las cosas que provienen de Dios, cuando se aceptan por la fe sola! Por la boca de Sus ministros en India, me confirmó el Padre que la nueva y hermosa vida que tienes tú y que tengo yo, y que tienen todos los miembros del Cuerpo en la misma medida, se manifiesta en toda su pureza, fluida y naturalmente, por aquellos que dejan vivir a Cristo a través de sí, en substitución de sí mismos.

                    De Cristo brota y florece la vida abundante en cada hijo de Dios.

Estos amadísimos creyentes de India, cuyo espíritu también vimos entre nuestros muy amados hermanos en la iglesia de Valencia, como ya no tienen confianza en nada que no sea Cristo, ahora viven sólo pendientes del Padre. Es impresionante ver en ellos la convicción que manifiestan en lo que está escrito, ¡aunque no conozcan las escrituras!!! Aunque  tengan un  conocimiento muy limitado de la Palabra de Dios escrita, y muchos no sepan leer ni escribir, dicen ellos, que, como sólo esperan todas las cosas del Padre, el mismísimo Padre es Quien les enseña lo que precisan saber, a cada momento, en Su espíritu. Confirmándoles además Dios, a los que Dios les acerca, con maravillas y señales, que llevan a Cristo dentro. Y muchos son los que les acerca el Padre, para que sean sanados con la autoridad del Cristo que representan. Y la gente reconoce a la legua la autoridad que Dios les ha otorgado.

Amado hermano, cuando fuimos hace ahora unos pocos años atrás a la India,  asistimos a reuniones de centenares de personas, ¡ahora son millares! Dicen ellos que, a través de la sana doctrina que recibieron, de Dios directamente por boca de alguno de Sus servidores, esa sana doctrina les ha hecho saber  que todos tienen la misma medida de Cristo, y que esa creación nueva dentro de ellos, ya viene igual de equipada y completa en cada uno, para acercarse confiados al Padre. E imponen su misma autoridad,  la autoridad de Cristo en ellos, sobre todas las cosas en el mundo. Ejercitan a Cristo dentro de ellos a todas horas y hacen suceder muchas maravillas y señales. Estos creyentes, querido Teófilo, no demoran mucho en manifestar la nueva vida, ni tienen que tomar clases avanzadas para estar aptos. En sí mismos no están cualificados, según el mundo, para ejercer todo ese poder.  Sin embargo, ellos se deleitan muchísimo ejercitando la vida de Cristo como el Padre la creó. Sin acrecentarle ellos aptitudes algunas de fuera. Por eso no se equivocan ejerciendo la autoridad que ya les ha otorgado el Padre en Cristo: Porque la aprenden a ejercitar de Su Boca.

Estos amadísimos hermanos en India y Valencia, y que están surgiendo por todo el mundo sin "metodología teológica,"  viven todos muy dependientes del Padre. No andan ocupados con sus juicios ni con sus habilidades, sino con lo que les otorga Dios “diariamente.” Sólo de Cristo y de Su autoridad se visten. A ninguno vi yo despistado,  juzgando lo que hacían, o dejaban de hacer sus hermanos, todos estaban pendientes del Primer Amor. En vez de levantarse a jugar en el desierto, se recostaron a la sombra del Altísimo, para que le revelara Sus juicios. Estaban demasiado embelesados cada uno mirando sólo al Padre, como para distraerse con otros quehaceres.

Creo que nos hemos ido muy lejos del Primer Amor. Queriendo hacerlo todo "para Él," hemos producido en nuestra carne un Saulo, en vez de a Cristo. Es muy curioso, amado hermano, es muy curioso pensar que, el apóstol Pablo, a quien primeramente Le reveló el Gran Secreto nuestro Abba Padre, antes de que Cristo Jesús se le apareciese en el camino a Damasco, fuese tan celoso por la Ley. Hasta tal punto era Pablo celoso por la Ley, basado en toda su preparación y entrenamiento, a los pies de Gamaliel (no a los pies de Cristo), que perseguía encarnizadamente y sin tregua a los cristianos renacidos que vivían en la Gracia. Y además, estando persuadido de que hacía un tremendo servicio "para" Dios. Pero, cuando se le cayeron las escamas de sus ojos, y vio y conoció la gracia que habitaba en Cristo, nos dice en una de sus epístolas que echó a la basura todo su "currículum vitae." Pasó a considerar toda su preparación y todo su entrenamiento como si fuese algo "viejo," una carga y obstáculo para alcanzar elverdadero conocimiento.

Hermano mío, ese "currículum" de Pablo es el que le cuesta tanto dar por muerto y considerarlo como basura a nuestro viejo hombre, pero con él solo se emiten juicios humanos acumulados. Si andamos en el "conocimiento acumulado”, se precisan "treinta años," para hacer lo que estos creyentes de India y Valencia hacen desde el primer día con su espíritu, e hicieron los discípulos de Jesús el mismísimo día en que lo recibieron, como testifica el libro de Hechos.

Cuando no dejamos "nuestro currículum" de lado, hablando de Dios,  sólo emitimos juicios teológicos, y no sana doctrina. Por eso se dedican tanto a juzgarse los hermanos entre sí, hipnotizados por la religión, y a perseguirse los miembros del Cuerpo. Mirando siempre lo que “hagan” o “dejen de hacer.” Despistados de lo que les dijo Dios: Que Todo Ha sido Hecho Nuevo en Cristo. Y quieren disciplinar a los miembros según les enseño su particular Gamaliel. No estoy hablando de los "incrédulos." Esos ni tan siquiera nos "persiguen" como “deberían” hacerlo. Sino que me estoy refiriendo a las "persecuciones" que se han sufrido siempre, en el mismísimo seno de la Iglesia.

E.W. Bullinger sostiene en su libro “How To Enjoy the Bible (“Cómo disfrutar la Biblia"), que, ésta persecución, estos juicios entre hermanos, son constantes desde la Caída hasta los días de hoy. El asesinato de Caín sobre su hermano Abel, es una ilustración clarísima de lo que está sucediendo hoy en día, y ha sucedido desde entonces. Caín creía que se acercaba a Dios, no era un "incrédulo."  Pero el que se presentaba a Dios por "el fruto de sus manos," no pudo tolerar las bendiciones que recayeron sobre quien se presentó ante Dios, sólo con el "cordero" en sus manos vacías. Y dice Bullinger, por la boca de su Cristo, que, los que viven en la Gracia hoy en día, están en todo momento en peligro de muerte, no por manos de los incrédulos, sino por manos de "creyentes" celosos por la ley. Porque no hay nada más cruel en este mundo que la religión.

En las páginas 56 y 57 de nuestra traducción de este el libro, hablando Bullinger de la Administración Patriarcal que sucede a la Caída, dice lo siguiente:

Lo primero que hizo Dios en esta nueva administración fue apuntarle EL CAMINO DE VUELTA al hombre a Sí mismo y a la paz con Dios.
Inmediatamente después de la Caída, y de la perdida de la presencia de Dios y de sus consejos, el camino de vuelta a Su favor fue abierto por Él mismo.
(1) Es evidente que el camino de vuelta fue declarado ser por sacrificio, por un sustituto, y por sangre.
Los que creyeron a Dios, obedecieron a los mandatos que Él les dio a conocer.
Fue “por fe” que Abel trajo su sustituto -el Sacrificio del Cordero- en vez del suyo propio. Pero la “fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos – 10: 17). Abel por tanto, como el resto de la humanidad, debe de haber oído y conocido los mandamientos de Dios. Abel los obedeció, y fue “por fe”: de otra manera hubiera sido por su propia imaginación. Por eso, Abel “alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas” (Hebreos 11: 4).
Dios testificó de la ofrenda de Abel al ser consumida con “fuego del cielo”.
Solamente por aquel fuego y prueba sabemos que “aceptó” Dios su sacrificio (Salmos 20: 3, y compare con Levítico 9:24. Jueces 6: 21. 1ª de Reyes 18: 38. 1ª de Crónicas 21: 26. y “2ª de Crónicas 7: 1): no por ningún fuego que emanase proveniente de los hombres que había sobre el mundo. Solamente con aquella aceptación formal del “fuego del cielo” hizo Dios Su “testificación” y tuvo respeto por la ofrenda de Abel. Sólo por aquella formal aceptación “alcanzó testimonio de que era justo” Abel. Sólo por aquel testimonio que mostró Dios, y del cual Caín tenía conocimiento, es que “no vio con agrado” la ofrenda que Caín trajo también a la presencia del Señor.
El fuego se abatió sobre el cordero de Abel, en vez de sobre la ofrenda de Caín; sobre el sustituto, en vez de sobre la obra del pecador.
No se abatió sobre la ofrenda de Caín - porque no fue de Su agrado. Fue del “fruto de la tierra” (Génesis 4: 2 y 3), el fruto proveniente de lo que, justo antes, Dios había declarado, “maldita será la tierra” (Génesis 3:17).
Una vez que el camino de vuelta a Dios fue abierto y mostrado claramente; se manifestó la desobediencia del hombre y no quiso entrar por él, quiso entrar por sus propios caminos.
Había el camino de Dios, que Abel tomó; y había el camino del hombre, que Caín se inventó. Y hay solamente estos dos caminos de vuelta a Dios desde aquel día hasta hoy.

Uno era de Dios, y el otro de los hombres.
Uno era por fe, y el otro por obras.
Uno era Cristo, y el otro era Religión.
Uno era por la gracia de Dios, y el otro por los méritos humanos.

Nunca hubo otros además de estos dos caminos.
Este es el camino de Dios ahora, por fe a través de la Gracia – fe en Cristo – el Salvador que Dios ha providenciado, este camino se resume en las palabras,

“NADA traigo en mis manos.”

Todos los otros caminos son uno; pues aunque puedan diferir, todos declaran igualmente,

“ALGO traigo en mis manos.”

La única diferencia que tienen está en lo que sea aquel “algo”; y aquellos que piensen de manera diferente, como hizo Abel, que no traía nada de su parte, están siempre en grave peligro de ser asesinados, como lo fue Abel. Pues no existe nada más cruel que la “Religión.”



LAS INSTITUCIONES

En las instituciones llamadas “cristianas,” constantemente se promueven programas con el fin de preparar líderes para el servicio a Dios. ¿Qué tipo de Dios seria este que no instruye directamente a Sus ministros?  Este no es el mismo Dios que vimos en Valencia y en la India, porque en aquellas iglesias, por la instrucción que recibieron, sabían muy claramente, desde el principio, que su instrucción se las daría el Padre. A partir del momento que entendieron que tenían a Cristo dentro, ya no se ocupan ni en entrenamientos ni en demasiados seminarios, sino en conectarse directamente cada uno con el Padre. Por eso en India y Valencia se ven señales, milagros y maravillas de lo alto, y en estos programas de las instituciones, sólo "buenas intenciones." Además, es muy probable que, el tipo de ministros del Padre que se han levantado en Valencia y la India, no pudieran asistir a esos programas de entrenamiento, porque no tienen ni siquiera las "clases fundamentales." Muchos de ellos son sólo personas que el mundo ha excluido, pero que ha levantado Dios, y algunos son totalmente iletrados. Así que, aquellos programas, se forman para "liderar" a este tipo de creyentes, juzgan ellos: para "instruirlos" correctamente, de manera exacta y matemática según saben ellos, los "instructores" de Dios.

Pero, o se acepta o se "persigue" el Evangelio de la Gracia que predicó Pablo. Pero, si se acepta, hay que aceptar mansamente que, esta "nueva vida," ya viene completa desde el primer día que se recibe. No precisa de más seminarios ni entrenamientos. La confirma Dios con muchas señales y maravillas en quien la desborda naturalmente por la fe sola.
 La vida de quien cree que Cristo vive ahora su vida en sustitución suya, por la fe sola, viene ya totalmente equipada. Es como el Barco en que nos está transportando Dios a Su Reino. Y no se hace más equipado ni con disciplinas, ni menos capacitado sin esfuerzos. A pesar de los programas de entrenamiento, Cristo en ti es la única unción que nos enseña TODASLASCOSAS, para que el hombre de Dios sea perfecto. Cristo Jesús es el marinero que va al timón de Su Barco y Su capitán.
 Esta nueva vida que desbordamos, si se lo permitimos, con sus características propias, y sin mezclarle nada humano, es la misma vida sobrehumana del Cristo resucitado y sentado a la diestra del Padre. ¿Qué podríamos nosotros acrecentarle con nuestras propias habilidades? ¿En qué seminario o universidad se aprende todas las riquezas que hay en este tesoro llamado Cristo, si dice Dios que entre los ignorantes del mundo y los niños se manifiesta Su gloria, la gloria que envanece y confunde a los sabios de este mundo?

Cristo cumple la Ley, NATURALMENTE. Si dejamos desbordarse ésta nueva vida por nosotros con su fe sola, nos quedaremos tal y como se quedó reposada María a los pies del maestro, sin importarnos para nada el afán de Marta de la casa. Marta importunaba al maestro, para que su hermana se levantara y le ayudara en los "quehaceres" de la casa. Así perseguía los servicios de María, como perseguía Saulo a sus hermanos, pero María no dejó de embelesarse con lo que salía de la boca del Maestro. El Maestro se nos ha puesto a todos dentro, y canta mejor que el melodioso canario de la vecina.  No pararemos de deleitarnos oyendo la Voz que nos dice que: TODO HA SIDO CONCLUIDO POR DIOS, EN CRISTO, para Sus hijos amados. Cuando escuchamos absortos a Sus Pies este Su anuncio, ya no queremos otra cosa. ¿Qué podría haber mejor, que estar sentados a la derecha de nuestro Abba Padre, instruyéndonos en las cosas que están sucediendo, y siendo regados con todas Sus riquezas espirituales?

Amadísimo hermano mío, yo viví también treinta años asistiendo a todo tipo de programas, independientemente de lo que me decía el Padre en el Evangelio de la Gracia. Siendo sincero y honesto, estaba persuadido de que, en mí mismo, debía de haber algo de bueno para ofrecerle a Dios (fueran sacrificios, fueran disciplinas), y me regía por otro principio muy distinto del que reside en la gracia del Padre. Y en mi camino a Damasco siempre repetía: TODO TIENE QUE SER HECHO, POR NOSOTROS, PARA DIOS. Y en mi camino a Damasco, oí una voz del cielo que me dijo "lo contrario": TODO ESTÁ DE PARTE DEL PADRE CONSUMADO PARA NOSOTROS EN CRISTO. Bajo el punto de vista del Creador sólo existen estas dos vías o maneras por las cuales tendrán todos Sus hijos que decidirse. Uno es el camino de la religión, que siguen llevando los que, aun siendo “creyentes,”  NO le dan oídos a Dios cuando les dice que: la carne, PARA NADA APROVECHA EN SU REINO. Por muy sinceros que sean,  siguen viviendo independientes de Dios. Pero otro, y muy diferente, es el camino de Abel, que, haciéndole caso a Dios, depositan todo en las manos del "cordero." Ese cordero ya fue del todo "sacrificado" para que nosotros no tuviéramos que sacrificarnos. Si no se acepta así, nos caemos de la Gracia.  En la vida de la simiente prometida que te ha puesto Dios, gracias a Su sacrificio, somos muy conscientes de la deuda que saldó y satisfizo la sangre derramada del Cordero. Sabemos perfectamente, que la sangre de Jesucristo es lo único que nos acercó al Padre, y que ningún sacrificio o entrenamiento nuestro, podrá jamás perfeccionar ese Su sacrificio. Creemos que para escuchar la Voz de Dios, hay que SENTARSE primero a los pies del Maestro. Eso es lo que creemos, que todo lo ha consumado para nosotros Dios, en el único sacrificio válido ante Sus ojos. (Hebreos 10:11-24) y que con él solo nos hizo reposar a Su Diestra.

Antes de caer reposados en Sus brazos y esperar TODASLASCOSAS del Padre, siempre nos esforzamos por serle agradables, y nos imaginamos las "buenas" obras que para Él vamos a hacer, pero siempre nos hallamos en falta, y por eso creemos que no se nos responde a nuestras oraciones, así que redoblamos nuestros esfuerzos, y seguimos andando en el círculo vicioso. Pero, cuando por fin atravesamos esa penosa experiencia, y detectamos palpando nuestra absoluta "incapacidad," para hacer lo que sólo en nuestro Cristo es natural, entonces "desfallecemos" en los brazos del Padre y descansamos como muertos. Y Cristo resucita en nosotros "por experiencia," en toda Su Plenitud.

Hay muchos creyentes, y yo también lo creí durante muchos años, andando en el círculo vicioso, que se esfuerzan en "edificar" por sí mismos una unidad entre los hermanos, pensando que obedecen y practican  la voluntad del Padre establecida y que dice:

“Solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz”. (Efesios4:3).

Así, pues, muchos juzgan y sostienen que, si no discuten nunca y toleran y soportan toda injusticia, con tal de que no se rompa esa unidad, ya están haciendo la voluntad del Padre. Oh, hermano mío, nada más lejos de la realidad.  Si esto fuese cierto, cómo podríamos hacer que se armonice este versículo, con 1ª Corintios 11:19, donde Pablo escribe inspirado por el mismo espíritu que le dio a escribir Efesios que:

“Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que están aprobados.”

Amado de Dios, debe haber algo que no hemos entendido bien en todo esto. Medita lo siguiente: en un matrimonio, pueden suceder disensiones entre los cónyuges, y de hecho ocurre con bastante frecuencia, y sin embargo, la unidad en dicho matrimonio, no tiene porque verse afectada para nada, si los conyugues procuran honestamente saber cuál es la sana doctrina aprobada. Así pues, las diferencias de opiniones, cuando haya miembros que estén persuadidos en frente de Dios, sobre alguna materia, no tienen que ser motivo de divisiones en la Iglesia.  Pero, amado hermano, hagamos ahora esta distinción: una cosa son las "opiniones personales" de cada uno, y otra muy distinta la sana doctrina del Padre.  No es de opiniones personales que estoy hablando. Pero, en cuanto a la sana doctrina, me gustaría que meditaseis lo siguiente: si Pablo no se hubiese opuesto firmemente a Pedro y a los enviados por Jacobo (columnas de la Iglesia), como se nos refiere en la epístola a los Gálatas, si él se hubiese callado y sometido a sus "superiores," y no los hubiese reprendido delante de todos, jamás nos hubiese podido declarar el Evangelio de la Gracia que le fue revelado por el Padre. (Gálatas 2:11-21).  
¿Te das cuenta? Jamás debemos dejarnos mover fácilmente de lo que nos muestra el Padre en las Escrituras, pero sobretodo directamente a través de Su espíritu. Porque en el primer caso sólo pueden acudir los letrados, pero en el segundo los analfabetos y necios también pueden, y resulta que, su carencia, les sirve como beneficio. Es decir, como no tienen confianza, en su entrenamiento o habilidades, se ponen primero "del todo," en los Brazos del Padre. A los pies del Maestro. Mirando sólo a Dios, no buscan solo en "los rollos,” la Voz del Padre. ¡Estos hermanos de India y Valencia distinguen la Voz del Padre en su espíritu a la legua!

En cuanto a la sana doctrina, querido hermano, es de saber que, quien honestamente quiera aprender de Dios todas las cosas, debe mantenerse firme y arraigado en lo que el Padre le enseñe, y no contentarse con lo que le digan los hombres, aunque sean sus hermanos. Y no para contender sobre opiniones personales nos hace estar firmes Dios a Su lado, pues hay algunos, al lado de Dios, por ejemplo, que hacen diferencia entre día y día, y otros juzgan iguales todos días; y hay también los que comen de todo, y otros, que son débiles, comen sólo legumbres. Así que cada uno esté persuadido delante de Dios, y no juzgue a su hermano en cuanto a sus "opiniones personales." Pues, cuando eso sucede, y hay ese tipo de discusiones en la iglesia, sólo sirven de perdición para los oyentes. ¿Tienes tú fe? - Dice Dios - ¿Tienes tú fe?  Pues tenla contigo delante del Padre. ¿Por qué iríamos nosotros a juzgar al criado ajeno, si ha sido Dios Quien lo ha recibido? Poderoso es Dios para hacernos estar firmes a todos. (Romanos capitulo14 y capitilo15:1-6).

Ahora bien, sin contender con nuestros hermanos en cuanto a "opiniones," yo sí  tengo todo el pleno derecho de no dejarme mover fácilmente de mi manera de pensar, en cuanto a la sana doctrina. De eso estamos hablando, por eso tenemos a Cristo en nosotros, y le pedimos al Padre que nos abra con él nuestro entendimiento. Amadísimo hermano, no tiene mayor deseo que ese nuestro Abba Padre, el de derramar sabiduría de lo alto a quien se la pida, y no dude en su corazón, que Él es fiel galardonador de los que le buscan. Y es de saber que, tanto puede ser directamente Él Quien revele ésta sabiduría, a quien en Cristo se Le acerque, o puede también hacerlo enviando a alguno de Sus servidores. Pero será siempre el espíritu de Cristo quien lo pruebe todo y separe lo que proviene del Padre, de las opiniones personales.

Concordamos en que, la Palabra de Dios, Su verdadera Palabra es UNA SOLA. Así, pues, si cada miembro del Cuerpo, (sea recién renacido, o que lleve muchos años de entrenamiento) reconoce como única Cabeza a Cristo Jesús en este bendito Cuerpo, no puede suceder que un miembro reciba una doctrina, y otro miembro otra diferente, si es proveniente de la misma Cabeza. Eso sería imposible. Sería un cuerpo epiléptico y lleno de miembros con convulsiones.

Cuando Pablo por revelación divina escribió "guardar," yo no debo cambiarlo por "edificar," y, además, cuando habla de la "unidad del espíritu" yo no puedo tergiversar lo que dijo e imaginarme, por ejemplo, la "unidad de los hermanos." ¿Qué quiero decir con esto?  Quiero decir simple y sencillamente, que yo, jamás intentaré, ni me esforzaré en establecer, edificar, o defender unidad alguna en el Cuerpo, que además es inquebrantable. La UNIDAD que ha edificado Dios, no la podrán quebrar jamás los hombres. Su Palabra se cumple siempre. Ni una jota ni una tilde se pierde. Cuando le permito al espíritu que me revele lo que está escrito, en Cristo y en el Libro, sabiendo ya que yo, "en mí mismo" no puedo edificar nada,  entonces reconozco que, en el Cuerpo espiritual que Dios está edificando, Dios colocó a cada uno de los miembros como sólo a Él Le plació. Como quiso nuestro Dios nos juntó en el Cuerpo. Así de fácil y así de sencillo. Esa es la unidad que yo guardo NATURALMENTE, cuando Cristo vive su vida por mí, en sustitución de mi vida vieja. Quiero decir, que, siendo todos miembros los unos de los otros, y todos los miembros IGUALMENTE necesarios, YA TENEMOS esa unidad que ha establecido el Padre desde antes de la fundación del mundo. La Palabra de Dios es inquebrantable, y lo que ha juntado Dios, no lo podrán separar los hombres. La unidad que ha establecido Dios entre nosotros también es inquebrantable. Sin mancha ni arrugas. La Palabra de Dios sólo la puede dividir correctamente aquel que no le pone encima interpretaciones privadas. Cristo en ti la divide correctamente, y te enseña espiritualmente el significado de lo que está escrito. Ni los niños se pierden en Sus explicaciones.  

Así pues, ¿Qué puede significar “solícitos en guardar la unidad en el espíritu”?  Significa que, si Dios lleva siempre a cabo Sus propósitos, como sabemos ya en Cristo, estamos persuadidos de que ya está trazada Su Obra en el Cuerpo. O antes o después, así lo verá toda Su creación también. En este Cuerpo de Cristo, esta maravillosa unidad ha sido ya establecida por el Padre. Esta es la única UNIDAD que guardan y en la que permanecen naturalmente los miembros asidos de la Cabeza. Nunca de ella se olvidan, porque la llevan escrita en el código genético de Cristo. Así de fácil y así de sencillo. Yo no me esfuerzo por "mantenerme" unido o asido a mis hermanos, ni trato de edificar un vínculo más solido y fuerte que el que haya establecido ya Dios. Sino que, en Cristo, DIOS YA NOS HA JUNTADO a otros miembros por medio de Sus coyunturas espirituales. Yo, lo que haré, será procurar no soltarme de la bendita unidad con que me entrelazó el Padre con mis hermanos en Cristo, asiéndome a la Cabeza y mirando sólo al Padre hasta que vuelva el Amado en el aire. ¿Veis la diferencia?, porque esa es la diferencia que existe entre la sana doctrina de Dios, y las opiniones de los hombres.
Además, es muy hermoso comprobar que, cuando así estamos conectados a la Cabeza, y recibimos de ella todas las cosas buenas y agradables del Padre, sucede que, el mismo espíritu, nos muestra cuales son los miembros con los cuales nos ha colocado Dios más cercanos en el Cuerpo. Y esto es muy fácil entenderlo. En mi cuerpo físico, mi dedo meñique, se encuentra muy próximo de mi dedo anular, y muy próximo además de todos los dedos y demás miembros de mi mano. Entre todos los miembros que componen las manos, se realizan tareas que benefician a todo el Cuerpo, y que no se podrían realizar a través de otros miembros. Eso mismo es a lo que Dios se refiere, cuando dice que, colocó a los miembros en el Cuerpo, como Él quiso. ¿Podría yo decirle a Dios que me haga dedo meñique? ¿O que me haga más próximo del ojo? ¡No!, por supuesto que no. Cada uno debe saber, y nuestro Dios y Padre está deseando, darle a conocer a cada uno, cual es el  sitio de cada uno en el Cuerpo, y cuáles son los miembros que ha puesto entre sí más cercanos. Esto también hace parte de aquel maravilloso "guardar," "permanecer," "deleitarnos en recordar," y compartir  con el Padre la bendita unidad que ha establecido, y que nos está revelando en Cristo. 

Amado hermano, nuestro Padre se está manifestando de una forma única y maravillosa en este día y hora, tal vez como nunca antes en la historia de la humanidad. Cristo es el fundamento del Cuerpo: del Cuerpo, y de toda la nueva creación del Padre. Es un privilegio enorme el que Dios nos ha concedido, injertándonos en Cristo y juntándonos en Su cuerpo. Dándonos de Su misma naturaleza. Esa naturaleza es perfecta y ya viene competa desde el primer día que la recibimos: Por tanto, ¿qué programa, con todas las buenas intenciones, podríamos nosotros sobreedificar encima del verdadero fundamento?  ¿De qué material queremos revestirlo? ¿Madera, heno, hojarasca, oro, plata o piedras preciosas?
La Palabra de Dios dice que, el Cristo con que nos embebió Dios a cada uno de los miembros y con el cual nos ha juntado ya, ya viene completamente, completamente, completísimamente completo. Pero Pablo escribió, por revelación de Dios que, cada uno mire como sobreedifica encima de éste fundamento. Es verdad  que todos pasaremos por el Bema, donde el fuego de Dios que profetizaba Bullinger,  probará todas las cosas que sobre Jesucristo hayamos sobreedificado. Si algo resiste, cuando por el fuego del cielo haya sido probado, el que lo haya edificado en Cristo con Dios recibirá recompensa. Pero si, después de ser probado, lo que haya edificado, "por sí mismo," se derrite, y queda sólo el Cristo que Dios le puso adentro, aunque  sea salvo, todo lo que haya sobreedificado desaparecerá y sufrirá pérdida. El oro, la plata y las piedras preciosas se limpian y purifican por el fuego, pero la madera, el heno y la hojarasca se deshacen cuando por él son probados. (1ª Corintios 3: 6- 15).

¿Quieres edificar con Dios y guardar la verdadera unidad del espíritu? Vístete del todo de tu Cristo y considérate muerto en "ti mismo," así resucitarás para que el espíritu te revele todas Sus cosas. Porque nuestro Cristo ya guarda en sí NATURALMENTE todas las cosas que son del Padre, y su función es repartir su sabiduría entre sus hermanos, los miembros del Cuerpo despiertos a Su Cabeza. Pero todo lo que edifiquemos con la carne no pasará de ser imaginaciones, espejismos que para nada aprovechan en Su Reino, no tendrán nunca ningún valor o provecho, y, antes o después, será derretido por el fuego de su espíritu. Pero, amado hermano, ese fuego ya se ha encendido en nosotros. Si permitimos que Cristo viva su vida por nosotros, se enciende un fuego permanente que desarraiga toda planta que no plantó en nosotros nuestro Padre Celestial. No es necesario esperar al Bema. Así de fácil y así de sencillo.  Ese fuego, Cristo en nosotros, está muchísimo más recalentado, y es muchísimo más poderoso que el horno que mandó encender  Nabucodonosor para Sadrac, Mesac y Abed-Nego. Cuando en él nos introducimos, siempre salimos de él purificados y sin olor a quemado, y toda influencia que no es para la gloria del Padre, desaparece de nosotros.

Yo te alabo Padre, porque escondiste esta bendita unidad y todas Tus cosas de los sabios y entendidos, y se las revelaste a los niños en Valencia, y en la India...y ahora por todo el mundo.




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