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LA GRAN NUBE DE TESTIGOS (Introducción 1a. parte). Por E.W. Bullinger


Por E.W. Bullinger
Traducción: Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez G.


1.      El Alcance de Hebreos Once.

Estamos seguros de que nuestros lectores, a estas alturas, ya deben ser conscientes del hecho de que no debemos dar una interpretación de ningún pasaje de la Escritura, e incluso de un capítulo, aparte de su contexto.

También hemos aprendido que el alcance del pasaje debe ser deducido de su Estructura. En otras palabras, debemos saber de qué se está tratando todo lo que leemos antes de que podamos hallar una clave para el entendimiento de las palabras: y esta clave solo la podremos sacar exponiendo la Estructura de todo el contexto.

Una vez que nuestro objetivo aquí consiste de un capítulo entero, será necesario que veamos el exacto lugar en que se encuentra en relación a la Epístola en su totalidad. Debemos, por tanto, dar la Estructura de toda la Epístola de Hebreos:

A.| caps. 1 y 2 Instrucción Doctrinal
    B.| 3:1—4:13 La Misión de Cristo
         C| 4:14-16  Aplicación General
 (Teniendo por tanto…) Acceso con confianza al Dios del Cielo.
    B.| 5:1 – 10:18. El Sacerdocio de Cristo
         C.| 10:19 – 12:29. Aplicación Particular
 (“Teniendo por tanto,”) Acceso con confianza al Dios del Cielo
A.| cap. 13. Conclusiones Prácticas

La primera cosa que aprendemos por esta Estructura es que el capítulo que estamos considerando no ha sido “correctamente dividido” por el hombre. El tema que tiene no comienza en el versículo primero del capítulo 11, sino en el versículo diecinueve del capítulo anterior (cap.10), el miembro o elemento del cual forma parte. Es decir, comienza en el cap. 10:19 y termina con el capítulo 12:29.

Hebreos 11, por tanto, viene en medio, y forma parte de una porción más larga de la Epístola. Consecuentemente, ninguna exposición que se haga de él puede estar completa si trata su comienzo solamente en 11:1. Debemos regresar a 10:19 si queremos ver la parte que contiene en relación a la totalidad.
El comienzo de este miembro o elemento, C, se halla señalado por las palabras “teniendo por tanto”; estas son las mismas palabras con las cuales comienza el miembro correspondiente C (cap.4:14-16). El primero de estos miembros (4:14-16) contiene la conclusión que sigue al establecimiento del argumento concerniente a La Misión de Cristo (cap.3:1—4:13); mientras que el posterior (caps.10:19 – 12:29) contiene la conclusión que sigue al argumento concerniente al Sacerdocio de Cristo (caps. 5:1 – 10:18).

Ahora será necesario que observemos la Estructura de la segunda de estas conclusiones, para que podamos, por su segmentación, ver cuál es el Alcance de la totalidad, y cuál es el lugar especial del capítulo que vamos a considerar. Cada uno de los grandes miembros ofrecidos anteriormente tiene su Estructura adecuada y peculiar, y es capaz de ser explicado, y de tener sus varios sub miembros exhibidos a la vista. La sub estructura de (cap.10:19 – 12:29) es la siguiente:

C.| Aplicación Particular de caps. 5:1—10:18
     D.| 10:19-23. Exhortación a presentarnos ante Dios, y a “mantener firme sin fluctuar la profesión de nuestra esperanza”, porque Cristo el Sumo Sacerdote está disponible en el cielo y porque “fiel es el que lo prometió”.
          E| 10:24-25. Deberes para con los hermanos, exhortaciones.
               F| 10:26-31. Avisos teniendo en cuenta que Dios es “El Dios Viviente”
                   G.a.| 10:32-37 Exhortación a la paciencia, en vista de la promesa.
                       G.b.| 11:1-40 Ejemplos de vivir por la Fe.
                     G.a.| 12:1. Exhortación a la paciencia en vista de los ejemplos de fe y promesa.  
       D.| 12:2-3. Exhortación a seguir a Jesús por los ejemplos anteriores, el que Comienza y Termina “el ejemplo de fe”, porque él sufrió, y está disponible en el Cielo.
           E.| 12:4-54. Deberes como hijos, a soportar la disciplina.
                 F.| 12:25-29. Aviso, teniendo en cuenta que Dios es: “un fuego consumidor”.

Por la anterior Estructura vemos el verdadero lugar del capítulo 11. Además, vemos también el lugar que ocupa el miembro “G.b.” y la relación que tiene en el contexto.
El Alcance del pasaje completo es una exhortación a la paciencia en el padecimiento, teniendo en cuenta y en vista las promesas. Esta exhortación se basa en la fidelidad del Promisor (10:23), y los ejemplos o ilustraciones de Fe se muestran en aquellos que “vivieron por la fe” (cap.11.)
El punto principal sobre lo que todo gira es la cita que se hace de Habacuc 2:4: “El justo…por la fe vivirá.”
Esto se cita tres veces en el Nuevo Testamento, y en cada ocasión el énfasis se halla en una palabra diferente:
En Romanos 1:17: “el justo vivirá por la Fe”. (Hebreos: el justo vivirá en (o por) su fe (o fidelidad).
En Gálatas 3:11. “El Justo por la fe vivirá”.
En Hebreos 10:38. “El justo Vivirá por la fe”.
En la primera cita (Romanos 1:17) el tema principal es la Fe o el principio de la Fe como siendo el principio de la Justificación, en el Evangelio de Dios, que allí se ha revelado.
En la segunda (Gálatas 3:11) el tema es la Justificación, la cual viene por el principio de la Fe en contraste y oposición con el principio de la ley.
En la tercera (Hebreos 10:38) el tema principal es Vivir por fe en las promesas de Dios, de tal manera que podamos soportar con paciencia mientras aguardamos y contemplamos el cumplimiento de ellas.
Este es el tema de Habacuc 2:1, 3, 4, que comienza así “Sobre mi GUARDA estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y VELARÉ para ver lo que se me dirá…Aunque la visión tardará aún por un tiempo…Mas se apresura hacia el fin, y no mentiráaunque tardare ESPÉRALO, porque sin duda vendrá, no tardará…El justo por su fe vivirá”.

Este contexto es muy esclarecedor. Solamente la Fe en la palabra de Dios es lo que nos  permite esperar con paciencia el cumplimiento de Su promesa. Este es el peso que contiene el contexto de Hebreos 11, y por tanto, en Hebreos 10:37, el tercer versículo se cita del mismo modo  que el versículo 4, mientras que, en Romanos y Gálatas, éste versículo (vers.3) no se cita; porque la paciente espera no es el peso ni el objetivo del contexto en estas dos citas de Habacuc 2:4.

La exhortación (Hebreos 10:32-37) se dirige a esperar con paciencia a través de la Fe: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene gran galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. Y entonces es cuando se cita Habacuc: “porque aún un poquito de tiempo…etc.”

Todo el peso de Hebreos 11 es la paciencia de aquellos que soportaron por la fe, “no habiendo recibido la promesa” (vers.13); y de aquellos que, “alcanzaron buen testimonio a través de la Fe, y no recibieron lo prometido.” (Heb.11:39).

Ahora estamos listos para entender y apreciar:

(1)   La Definición de Fe en los versículos de 1-3, y
(2)   La Ejemplificación de Fe en los versículos de 4-39.
En Hebreos 11:1 Fe se define como:

“EL FUNDAMENTO de las cosas que se esperan,
La CONVICCIÓN de las cosas que no se ven”.

No hay duda alguna en cuanto al significado de la palabra traducida “sustancia” en la versión inglesa A.V.; la cual, al margen, pone “el suelo o base, confianza”, como una alternativa de traducción.
En la Versión R.V. se ha traducido “seguro, garantía”, con “sustanciando algo” al margen. La palabra griega es hipostasis, un asentar o emplazar sobre una base. Por eso, su significado primitivo es Fundamento. La traducción “Sustancia” proviene del latín, sub estans (asentado sobre). En los papiros se usó como documentos títulos de propiedad legal.

Todos nosotros aguardamos muchas cosas, pero la cuestión es la siguiente, ¿Cuál es el fundamento o base que tenemos como nuestra esperanza? ¿Cuáles son nuestros títulos de propiedad? Todo lo demás depende de eso.

En cuanto a nuestra esperanza de la eternidad, todo se basa sobre la fidelidad de la promesa de Dios. Si no hubiera Dios, o, si Su promesa fuese falsa, entonces no tendríamos fundamento alguno para nuestra esperanza; todo se desmoronaría porque no tendría base. Todo lo demás, por tanto, depende sobre el hecho de que Dios ha hablado, y de que todo lo que ha dicho es verdad.

De ahí, la definición de Fe en Romanos 10:17:

“La Fe viene por el oír, y el oír (viene) por la palabra de Dios”.

Si no hemos oído nada, entonces no puede haber nada que creer. Ni tampoco tenemos lugar o espacio para asentar la Fe. ¡Sí! Podremos llegar a pensarla, o a imaginarla, o a esperarla; pero no será posible creerla, porque nada hemos oído acerca de ella. Nuestras esperanzas y pensamientos e imaginaciones son todas vanas, ya que no tienen “fundamento” alguno.

Por eso, de la Fe de Abraham, el “padre de los creyentes”, se dijo así: “Abraham creyó a Dios”.

Dios primeramente habló; Abraham escuchó; y él entonces creyó a Dios.
Lo que él oyó provino “de la boca de Dios: y su fe vino por el oír”.

Abraham creyó lo que Dios le dijo; Dios “causó en él esperanza; y por eso mismo, creyéndole a Dios, su fe en la Palabra de Dios fue el fundamento o base de aquellas cosas por las que él esperaba.
Nadie que crea a Dios podrá jamás esperar en vano.

De ahí que la pregunta que escuchamos comúnmente, ¿Tú crees? Sea tan incongruente. La verdadera pregunta debería ser, no si nosotros creemos, sino ¿En QUÉ creemos? O mejor dicho ¿EN QUIÉN creemos?

Hay muchas cosas que creemos y son dichos de los hombres, y que son promesas de hombre. Pero la cuestión es esta, ¿Son verdaderas?

No es una cuestión de la sinceridad con la cual creemos, sino de la veracidad de aquello que creemos.

Mientras más sinceramente creamos lo que no es cierto, peor para nosotros. Esto es válido para todas las áreas de la vida. Si lo que escuchamos no es veraz, entonces, dudar de esa información, significa nuestra seguridad. Cuando le damos oído a los hombres, nunca podemos estar ciertos de que lo que están diciendo es verdad. Pero cuando le damos oído a Dios, podemos estar seguros que “Dios es veraz” en todo lo que Él dice; y que “Él es fiel” en todo lo que promete. La Fe es darle oído a Dios y creer lo que Él dice. Esta es la más sencilla definición. Pero existen varias expresiones conectadas con esta Fe.

Se emplea con la preposición “en”. Eso significa que nuestra fe descansa en la veracidad de lo que se haya dicho (Marcos 1:15, etc.). Es lo mismo que cuando se usa con el caso Dativo de la persona.
Se emplea también con “sobre”, lo que significa que la fe descansa sobre lo que se ha oído; y aquello que oímos es el fundamento sobre el cual descansa nuestra fe (Romanos 9:33; 10:11, etc.).

Se usa con “a” o “hacia” lo que significa que la fe se dirige, y va para Aquel de quien oímos, o aquello que oímos (Juan 2:11; 3:16, etc.).

            Así no podemos tener duda alguna de equivocarnos en cuanto al significado de la primera parte de la definición de Hebreos 11:1.
            En cuanto a la segunda parte: de la Fe se dice que es “La CONVICCIÓN de las cosas que no se ven”. La Versión A.V. traduce esto como la evidencia, mientras que la Versión R.V. lo traduce al margen como probado en la prueba (examen o evaluación).

La palabra griega es elengchos, una prueba,  por la cual, cualquier cosa es probada o examinada; una prueba lógica, una prueba que trasmite una satisfactoria convicción a la mente. Por eso, este es el mejor significado para darle aquí a la palabra. Es la convicción producida por la demostración.

En Juan 8:46 el Señor dice así: “¿Cuál de vosotros me redarguye de pecado? (no “convence” como en la Versión A.V., sino “redarguye” como en la R.V; igual que en Juan 16:8,“Cuando [el espíritu santo] venga convencerá al mundo en cuanto al pecado”,(no “reprenderá”, sino como tiene la A.V. al margen, convencerá), sino condenará, mostrará su culpabilidad. Nadie puede hacer esto a parte de Cristo; sino que el Espíritu Santo hace esto para el mundo. Le muestra su culpa, y convence o condena al mundo de pecado. ¿Por qué? Por la siguiente razón: “Por cuanto no Me creyeron”.

Este es el gran pecado. Y esto ahora nos lleva de vuelta a nuestro tema.

Dios ha hablado; y el pecado se define como la incredulidad, el no creer en lo que Él ha dicho: Que Cristo era la Palabra Viva, y a través de Él es por quien creemos en el Dios Viviente.

Por eso se declara en las palabras iniciales de Isaías cap.1, la gran acusación del pecado de Israel:
     “Oíd, cielos,
     Y escucha tú, tierra:
     Porque habla Jehová”.

Este es el hecho tan grande que tiene para nosotros la Palabra de Dios. DIOS HA HABLADO.

¿Creemos lo que ha dicho? Esta es la única cuestión que importa. Él nos ha dado, y nos ha hecho preciosas y grandísimas promesas. ¿Le creemos? Si le creemos, entonces, esta fe es el “fundamento” de todas las cosas que esperamos. Es la “convicción” de lo que, habiendo oído, todavía no hemos visto. Por eso la Fe es lo contario a lo que se ve. El hombre dice que “ver para creer”. Esta es una de sus muchas falacias. La Fe es la demostración o manifestación de aquello que aun no vemos. Por tanto, nosotros vivimos en, y por, esta Fe, “andamos por fe, y no por vista” (2ª Corintios 5:7).

Lo que vemos es lo que conocemos o sabemos.
            Lo que creemos es lo que oímos.

            De ahí que los ejemplos de fe que se nos dan en Hebreos son aquellos quienes, habiendo oído a Dios, creyeron lo que Él dijo. Cada ejemplo de fe en este capítulo se pone bajo de la categoría de “las cosas que se esperan” o de “las cosas todavía invisibles”.

            Noé creyó la verdad de “cosas que todavía no se veían” (vers.7).

            Otros por la fe vieron las promesas “de lejos” (vers.13). Moisés “se sostuvo como viendo al Invisible” (vers.27).

            Esto es Fe. Esta era la fe de Abraham. Él “se regocijó de ver el día de Cristo: y él lo vio, y se gozó” (Juan 8:56). Pero lo vio, por fe, “de lejos”.


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