Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

PORQUÉ Y PARA QUÉ NOS REUNIMOS. Por Claudia Juárez Garbalena


ARCHIVO DE ARTÍCULOS ANTERIORES
Publicada el 17 de febrero de 2014
Amada Iglesia de Dios:

Deseo compartir con ustedes algo de lo que Dios me ha enseñado recientemente de cuál es, o cual debería ser el propósito y corazón para reunirnos como iglesia.

Al yo participar unos pocos meses atrás en unas reuniones en casa muy amorosas a través de Skype con unos amados hermanos en Nueva York, nuestro amado Dios me mostró que está absolutamente disponible tener el privilegio de disfrutar un oasis en una reunión cálida, sanadora y amorosa en medio de este mundo enfermo, lleno de maldad y corrupción. Esto fue algo que me impactó poderosamente. Cuando hijos de Dios se reúnen haciendo a su Dios y a Su amor el centro de sus reuniones, y se juntan para amarle, alabarle y adorarle, y para amarse, consolarse, sanarse y edificarse los unos a los otros, ¡esto es absolutamente poderoso y muy sanador!!! ¡Ese debería ser el objetivo primordial de nuestras reuniones!: ¡AMARLO A ÉL! ¡MAGNIFICARLO A ÉL, GLORIFICARLO A ÉL! ¡QUE SU AMOR Y VOLUNTAD BRILLEN EN TODO!

Hace más de 30 años que he asistido a reuniones en casa. Hoy puedo decir que la diferencia que hay entre este tipo de reuniones, es EL CORAZÓN con el que se llevan a cabo: Unas son para glorificar a Dios y otras son para glorificar al hombre. Cuando el hombre es quien quiere ser exaltado exhibiendo su conocimiento, aptitudes y habilidades, la gente no es ni por sombras tan sanada, edificada y consolada, como cuando se reúnen los cristianos POR AMOR, para dar gloria y honor al Dios eterno, y para amarse los unos a los otros como nuestro Señor Jesucristo nos instruyó a hacer. Adquirir y acrecentar conocimiento de las Sagradas Escrituras es maravilloso, pero si ese es el único objetivo de una reunión, ésta se queda muy corta con el oasis que los hijos de Dios podrían disfrutar al permitir que la Presencia de Dios gobierne las reuniones y Su Espíritu se mueva entre Sus hijos para edificación de todos los presentes.

Lamentablemente en muchísimas reuniones (grandes o pequeñas), se habla de Dios o acerca de Dios sin invitar a Dios mismo a estas reuniones, no se le hace a Él parte presente y activa, ni mucho menos EL CENTRO de ellas. Se habla acerca de Dios, pero el Espíritu de Dios no se mueve entre los presentes de esas reuniones. Lamentablemente también, muchos hijos de Dios se reúnen para simplemente llevar a cabo un club social, o peor aun para juzgarse, criticarse y morderse unos a otros poniendo como pretexto que se reúnen por y para Dios. Nos es necesario tomar consciencia de que al reunirnos venimos ante la majestuosa Presencia del Todopoderoso, ante el Creador de los cielos y la tierra, y nuestro corazón debería ser acercarse para adorarlo y alabarlo, y para escuchar lo que Él quiere mostrarnos y para ser edificados, consolados y sanados por Él. Ante El Todopoderoso nos es necesario presentamos con gran reverencia, dando honra, honor y alabanza a Su Santo Nombre ofrendándole adoración, amor e inmensa gratitud por Su infinita bondad, amor y gracia. Ante Su Presencia SIEMPRE HAY SANIDAD. Cuando estamos repletos de Dios nos acercamos a Él y a nuestros hermanos con el deseo de DAR y también de recibir de Él.

Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos. Salmos 63:1-4

Las reuniones de Iglesia deberían llevar a la gente de Dios A DIOS, y no a seguir a los hombres. Quienes participan en ellas, deberían salir sanados, edificados, consolados y conociendo cada vez, un poquito más íntimamente a su Padre celestial. Las reuniones deberían ser para ayudar al creyente a estrechar su relación con Dios, y no solamente para adquirir conocimiento, y mucho menos para cumplir un ritual.

Otra cosa que quiero observar, es que por muchos años canté por cantar en las reuniones a las que asistía. Fui enseñada que las canciones eran un marco que preparaba a la gente de Dios para recibir Su Palabra. Francamente, esa es una muy pobre explicación del por qué cantamos mientras estamos reunidos. ¡Se puede cantar con el corazón a Dios para brindarle gratitud y amor! ¡Para elevar nuestro espíritu hasta Él como una ofrenda de amor, alabanza y adoración! David, “el dulce cantor de Israel” escribió y cantó a su Dios cosas tan hermosas como:

Salmos 139:14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.

!Nosotros como hijos de Dios salvos por gracia, comprados por precio de la sangre de Cristo, ¿tenemos menos que agradecer al Eterno de lo que tenía el rey David!?...

Cuando Dios nos enseña el más sublime propósito para reunirnos, la conciencia de Su Presencia entre nosotros, nos permite destilar las palabras más sublimes de amor y gratitud a Dios, y de amor y edificación los unos con los otros. No deberíamos reunimos ni por deber, ni por obligación, sino POR AMOR Y PARA AMAR A DIOS Y A NUESTROS HERMANOS. Nos es necesario cuando nos reunimos como hijos de Dios, disponer el corazón ¡sabiendo que ÉL ESTÁ AHÍ! ¡QUE EL CENTRO, LA PREEMINENCIA, EL REINADO Y EL GOBIERNO DE LA REUNIÓN LO TIENE NUESTRO MAJESTUOSO Y TODOPODEROSO DIOS Y PADRE! ¡Reunámonos para adorarlo! ¡Para magnificar y dar gloria a Su nombre! ¡Para edificación y sanidad mutua! No para solamente acumular conocimiento, no porque ‘tenemos’ que hacerlo. Reunámonos conciertes de que somos una familia amada por Dios y necesitada de Él.

Es muy lamentable y triste cuando un líder, coordinador o ministro de una reunión impone su propia voluntad a aquellos que vienen buscando a Dios. Él, en contraste, debería ser el conducto, la dirección amorosa en espíritu para que Dios sea glorificado en estas reuniones, siempre con la conciencia de que la Cabeza de la Iglesia es Cristo, y de que todos nosotros no somos más que hermanos los unos de los otros. Las Escrituras dicen:“¿Quién es Pablo, Apolos o Cefas, sino servidores por medio de los cuales hemos creído?” y también: “Cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”.

Como ministros de Dios, no hemos sido llamados a dirigir las vidas de Sus hijos, hemos sido llamados a amarlos llevándolos A Dios, enseñándoles a nuestros hermanos cómo acercarse a Él para obtener guía y respuestas. Cada hijo de Dios tiene el mismo espíritu santo dentro de él, y ese espíritu le conecta directamente a su Padre. Un hombre jamás debería ser intermediario entre Dios y sus hermanos (esto quedó atrás en la época de los Jueces), sino simplemente debería amorosamente apuntar el camino hacia donde está Dios para que ellos coman y beban de las palabras que salen de Su boca. Un líder puede ser muy sincero queriendo dirigir a la que considera “su gente”, pero puede estar muy equivocado intentando guiar a la gente DE DIOS conforme a su propio juicio, criterio y entendimiento. Cristo es la Cabeza y el puede guiar a su gente sin nuestras buenas intenciones. Debería ser el espíritu de Dios quien guíe a aquellos que coordinan o sirven, y a aquellos que escuchan y reciben.

Algo más que quisiera apuntar, es que lastimosamente la Iglesia de Dios está muy acostumbrada a estar dividida entre los que participan activamente, y entre los que solo se sientan a escuchar. Sin embargo, todos podríamos tener la actitud de, en amor participar y compartir de nuestro corazón lo que Dios nos ha mostrado y así ser edificados mutuamente. Sé que hay reuniones específicas con ciertos propósitos como clases o seminarios, pero, cuando nos reunimos como familia, ¿por qué no “sentarnos frente a la chimenea de Dios” y todos ser cobijados por Su calor, consuelo y edificación mientras abrimos nuestro corazón mutuamente?

Es muy claro que el diablo ha emprendido una cruel y fiera batalla contra los hijos de Dios usando a los mismos hijos de Dios unos contra otros. Abundan los celos, la envidia, el juicio, la contienda, el desamor, la competencia, la arrogancia y, lastimosamente, el sentido de superioridad entre muchos que lideran…No ignoremos las maquinaciones de la astuta serpiente, y amémonos unos a otros con el puro amor de Cristo, ya que el amor cubre multitud de pecados. No hay nada más sanador que reunirnos por amor a Dios, y para ser amados por Él y por nuestros hermanos. Reunámonos buscando el dulce Rostro de nuestro Padre y para cobijarnos en Su tierno y dulce amor. Esta es mi amorosa exhortación.

Mateo 18:19,20 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Quiera Dios que no seamos objeto de la reprimenda que recibe la Iglesia de Éfeso en Apocalipsis:

Apocalipsis 2:2-4 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu PRIMER AMOR.

¡Ojalá que cuando nos reunamos, nuestras palabras sean miel los unos para con los otros y DEN GLORIA SOLO A NUESTRO DIOS Y A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO!

Enseguida les comparto la letra de una canción de un ministro y adorador de Dios con quien precisamente comparto reuniones desde Nueva York, y que mencioné al principio de esta carta. Creo que ejemplifica muy bien lo que puede llegar a ser una comunión entre creyentes.

AMÉMONOS UNOS A OTROS
De Sal Arico
Palabras amables, como un panal de miel
Son suaves al alma y medicina para los huesos.
Palabras amables de amor puede llenar el corazón
Pueden reconstruir un corazón que ha sido desgarrado

Así que andemos en amor como Cristo nos ha amado
Y se entregó a sí mismo en una ofrenda por nosotros
Esta fue una dulce fragancia de amor,
Todo por nuestro Dios

Seamos amables, unos con otros,
Misericordiosos, perdonarnos unos a otros
Así como Dios a través de Cristo nos ha perdonado
Andemos en el amor unos con otros,
En honor a prefiriéndonos los unos a otros,
De esta forma el mundo verá
Que Cristo está en ti...

El amor de Dios, durará para siempre
Es paciente y amable, no contiende con nosotros
Un amor fiel, que vive dentro de tu corazón
Nunca va a abandonarte, y nunca se apartará de ti
  
Todos los que viven en AMOR, cumplen el primer gran mandamiento
Todos los que caminan en paz, reconcilian al hijo descarriado
Permitamos que la mente de Cristo,
Nos de la fuerza para servirnos unos a los otros
Todos aquellos que viven en Su Palabra
Permanecen en la vid...
En la Vid Verdadera

Seamos amables, unos con otros,
Misericordiosos, perdonarnos unos a otros
Así como Dios a través de Cristo te ha perdonado
Andemos en el amor unos con otros,
En honor a prefiriéndonos los unos a otros,
De esta forma el mundo verá
Que Cristo está en ti...

Así es como el mundo va a conocer a Cristo,
Así es como este mundo verá a nuestro Señor,
Así es como el mundo verá el amor de Dios en Cristo en ti

¡Amémonos unos a otros!
Las palabras amables son como un panal de miel
Suaves al alma y medicina para los huesos.
¡Permite al mundo que vea a Cristo en ti!
¡Permite al mundo que vea a Cristo en ti!

Juan 13:34,35 UN MANDAMIENTO NUEVO OS DOY: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS; COMO YO OS HE AMADO, QUE TAMBIÉN OS AMÉIS UNOS A OTROS. EN ESTO CONOCERÁN TODOS QUE SOIS MIS DISCÍPULOS, SI TUVIEREIS AMOR LOS UNOS CON LOS OTROS.

¡Dios los bendiga!
Con amor en Cristo
Claudia Juárez Garbalena

Comentarios

  1. MIL BENDICIONES ,HERMANITA AMADA, ASÍ ES AMEN, AMEN.DIOS NOS AMA CON SU AMOR INCONDICIONAL,MIL BENDICIONESSSSS

    ResponderEliminar

Publicar un comentario