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UN ESTUDIO DE 1 CORINTIOS 14. Capítulo 13 de "Recibiendo el espíritu santo hoy". Por Victor Paul Wierwille

Este decimocuarto capítulo de 1 Corintios es el único capítulo de la Biblia que discute el uso y mal uso de las manifestaciones de adoración del don proveniente del Espíritu Santo, pneuma hagion, espíritu santo, en la Iglesia.

Las manifestaciones de adoración son tres: hablar en lenguas, interpretación de lenguas y profecía. Estas tres manifestaciones pueden usarse en una reunión de creyentes para traer edificación, exhortación y consolación a la Iglesia. Este capítulo decimocuarto trata casi exclusivamente sobre el orden y el uso apropiado de estas manifestaciones.
La Iglesia de Corinto había estado usando mal estás manifestaciones, y por tanto Dios, por medio de Pablo, las pone de nuevo en orden y uso apropiados en este capítulo. Quiero que noten y estén alertas a las palabras exactas que se usan a través del capítulo.

1 Corintios 14:1:
Seguid el amor [el amor de Dios en la mente renovada en manifestación en la Iglesia]; y procurad los dones espirituales [manifestaciones sobrenaturales], pero sobre todo que profeticéis [en la Iglesia].

Se nos instruye específicamente que en la Iglesia debemos seguir el amor, pues el amor de Dios en la mente renovada debe estar en manifestación entre los creyentes para bendecir a todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Debemos procurar con anhelo (la palabra griega para “procurar” es zēloō, entusiasmo celoso) manifestaciones espirituales o sobrenaturales. Debemos ansiarlas y hacer un esfuerzo por poner en evidencia todas las manifestaciones que pertenecen a, son determinadas por, influenciadas por o que proviene del Espíritu. La palabra “dones” la discutimos antes en 1 Corintios 12:1 y sabemos que no está correcta “Dones” debe ser suprimida en este versículo.

En lo que concierne a una reunión de creyentes en la Iglesia, la manifestación que más se desea en uso es profecía. Esta manifestación del espíritu santo no es lo que en la Biblia se conoce como el oficio de un profeta. Eso es algo completamente diferente. La manifestación de profecía es poner de manifiesto, en el idioma de la mayoría de la gente en la Iglesia, un mensaje directo proveniente de Dios o en nombre de Dios que edificará, exhortará y consolará al cuerpo de santos. La profecía siempre hará una o más de estas cosas, y siempre fluirá con la Palabra de Dios, nunca en contra de ella.

La Palabra dice: “Procurad los dones espirituales [pneumatikos, cosas espirituales], pero sobre todo que profeticéis”. ¿Por qué se prefiere aquí la profecía sobre los otros “asuntos o cosas espirituales”? La profecía* edifica declarando, exhortando y consolando. Si todos en la Iglesia están “completamente instruidos” que es nuestra mayor meta y deseo, entonces naturalmente que Dios preferiría “sobre todo que profeticéis”. Por lo tanto, la profecía se prefiere en  la Iglesia, lo cual indicaría un cuerpo de creyentes “completamente instruido”.



*Un hombre de Dios que opera el ministerio de un profeta puede declarar o predecir. El declarar  es su operación de la manifestación de profecía: Su predecir es la operación del ministerio de un profeta. Un profeta siempre tiene la posibilidad de hacer ambos. La manifestación de profecía de un profeta tiene las mismas características, de acuerdo con los sentidos, que la de cualquier otro creyente. Sin embargo, la profecía del ministerio de un profeta no sería por inspiración, sino por revelación, y por lo tanto podría tener predicción. Para el creyente, tanto la manifestación de profecía como el ministerio de profecía le sonarían igual de acuerdo a los sentidos, pero la diferencia se puede conocer por el contenido del mensaje.


Las palabras “sobre todo” son en griego la palabra mala y quiere decir “más y más”. * Mala usada con de significa “más apropiadamente”. Esta palabra aumenta lo precedente. No degrada ni niega. La palabra “que”, hina, introduce una cláusula de propósito – profecía en la Iglesia.

Una traducción literal de 1 Corintios 14:1 de acuerdo con el uso sería: “Seguid el amor de Dios en la mente renovada en evidencia en la Iglesia, y haciendo esto desearán con anhelo manifestaciones sobrenaturales en la Iglesia, y más apropiadamente profecía será puesta en manifestación en la Iglesia”.

Versículo 2:
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu [pneuma] habla misterios.

La Palabra de Dios define claramente el hablar en lenguas. Primero que todo, aclaremos que lenguas es desconocido al que habla. La Palabra “habla” es la palabra griega laleō que quiere decir “usar la voz sin referencia a las palabras dichas”. El hombre que habla en lenguas no entiende lo que está hablando. Si entendiera, no sería lenguas sino un idioma conocido para el que habla. Por ejemplo, si el español es el único idioma que usted conoce,  y bajo la inspiración del Espíritu Santo usted habla en un idioma desconocido por usted, entonces usted está hablando en una lengua.

Hablar en lenguas es el hombre hablando lo que el Espíritu Santo tiene que decir, lo cual sobrepasa el entendimiento del hombre que habla. No las facultades mentales, sino el espíritu en el que habla se edifica. Cuando un hombre habla en lenguas no le está hablando a los hombres sino a Dios. Esto no niega la verdad de que el mensaje total – lenguas con interpretación en la Iglesia – va a ser un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios a la gente. Algunos puede que digan que es el hombre hablando a Dios solamente. Permítanme preguntarles algo. Cuando ustedes dicen que le hablaron por teléfono a su vecino, ¿qué quieren decir? Ustedes quieren decir que cuando le hablaron, él también les habló. Ustedes no fueron los únicos que hablaron. Esta verdad aquí en la Palabra es la misma. Hablar en lenguas es el don de Dios a ustedes, espíritu santo, en comunicación directa con Dios.

La palabra “entiende” es la palabra griega akouō, que quiere decir “oír”, que en este caso es una figura de construcción conocida como una expresión idiomática. En Hechos 9:7 ellos oyeron el sonido de la voz, donde akouō, “oir” está seguido por el caso genitivo, mientras que en Hechos 22:9, ellos no entendieron, no oyeron el asunto de que hablaba, sólo la voz.


** Romanos 8:34: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”.
Gálatas 4:9: “mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?”
Las palabras “más aun” y “más bien” en estos dos versículos es la misma palabra griega mala.


La palabra “le” no está en los textos griegos y si la leemos en este versículo saca fuera de orden toda la Palabra de Dios. Pues, en el día de Pentecostés los apóstoles hablaron en lenguas y los oyentes entendieron cada palabra. Si omitimos la palabra “le” tenemos la Palabra de Dios. “…Pues nadie entiende…” akouō; él oye el sonido pero el hombre que habla en lenguas no entiende lo que él mismo está hablando. Si lo entendiera, no sería lenguas sino un idioma conocido para el que habla.

A medida que un creyente habla en lenguas, habla misterios y la palabra “misterios” quiere decir “secretos divinos”. Hablar en lenguas es el espíritu santo en un creyente en comunicación directa con Dios por medio de la operación de la libre voluntad del creyente. ¿Hay algo más maravilloso que el que un creyente sea capaz de hablar secretos divinos? Hablar en una lengua es hablarle a Dios.

Una traducción literal del versículo 2 de acuerdo con el uso es: “El que usa su voz sin referencia a las palabras dichas está hablando en una lengua y no está hablando a seres humanos en lo absoluto sino al Padre. Pues nadie que hable en una lengua oye su propio hablar al punto de entender con su mente lo que habla; pues en el espíritu habla con su boca secretos divinos”.

Versículo 3:
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

Dentro de la Iglesia donde los creyentes renacidos se reúnen, la Palabra dice que la profecía, que es en el idioma de la mayoría de la gente, edificará, exhortará y consolará.

La profecía es una manifestación sobrenatural operada por el creyente. La palabra “habla” es laleō, explicada en el versículo 2. “Edificación” es la palabra griega oikodomē, que quiere decir “el acto de edificar a los hombres por medio de exhortación y consolación”. “Exhortación” es la palabra griega paraklēsis, que es “apelar a los hombres en una forma de instrucción o suplicando”. “Consolación” es la palabra griega paramuthia, que es “hablar tiernamente o con voz suave como para sanar dolores y heridas”. Así pues, la profecía edifica a los creyentes en la Iglesia exhortándolos y consolándolos.

Una traducción literal del versículo 3 de acuerdo con el uso es: “Pero el que profetiza, usando su voz sin referencia a las palabras dichas, habla a seres humanos edificándolos por medio de exhortación y consolación.

Versículo 4:
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.

Hablar en lenguas es la única manifestación del pneuma hagion, espíritu santo, mencionada en la Biblia que edifica al individuo que habla, no en su mente ni entendimiento, sino en su espíritu.

Hay una ley básica envuelta aquí, a saber: como el cuerpo físico debe ser alimentado con comida física, así el espíritu en un creyente debe ser alimentado con comida espiritual. Hablar en lenguas edifica, alimenta, al espíritu en el creyente. Sin embargo, dondequiera que los creyentes se reúnen, la necesidad primordial es el fortalecimiento de todo el cuerpo, no del individuo solo. Por lo tanto, el que profetiza, edifica a los creyentes, no en el espíritu sino directamente en la mente renovada.

Una traducción literal del versículo 4 de acuerdo al uso es: “El que habla en lenguas usa su voz sin referencia a las palabras habladas, de tal forma edificándose a sí mismo en su propio espíritu, pero el que profetiza lleva a cabo el acto de edificar a la Iglesia”.

Versículo 5:
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas...

Aquí hay un mandato directo de la Palabra de Dios a la Iglesia. El desea que todos los creyentes hablen en lenguas. Si ésta no es la voluntad de Dios para los creyentes, entonces, ¿cómo puede algún otro versículo en la Biblia ser la voluntad de Dios? Hablar en lenguas es hablarle a Dios. Hablar secretos divinos, ser edificado.

… pero más que profetizaseis…

¿Dónde? En la Iglesia. ¿Por qué? Porque la profecía es el traer un mensaje en el idioma de la mayoría de la gente presente a medida que es dado por inspiración directa proveniente de Dios y todos los creyentes serían instruidos completamente y entenderían esto.

… porque mayor es el que profetiza…

¿Por qué? Porque lenguas sin interpretación edifica sólo al creyente. Sin embargo, la profecía, siendo en el idioma de la gente, edifica a la Iglesia entera por medio de la exhortación y consolación que trae a todos los creyentes.

… que el que habla en lenguas…

Porque hablar en lenguas sin interpretación edifica sólo el espíritu del individuo que está hablando.

… a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

Cuando el mensaje en lenguas sea interpretado será en el idioma del cuerpo de gente presente. Edificará a la Iglesia edificando a los creyentes.

La palabra “interprete” es la palabra griega diermēneuō que quiere decir “declarar” o “hacer claro” (Lucas 24:27).

Una traducción literal del versículo 5 de acuerdo al uso es: “Quisiera que todos usaran su voz sin referencia a las palabras habladas, y hablaran en lenguas, pero más deseo que profeticen, pues mayor es la medida de calidad de la profecía, que la de hablar en lenguas, a menos que las lenguas sean interpretadas, hechas claras, de manera que la Iglesia pueda recibir edificación”.

Versículo 6:
Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas [en la Iglesia sin interpretación], ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?

No hay provecho en hablar en lenguas en la Iglesia a menos que el que habla dé la interpretación. Por lo tanto, sin interpretación no estoy edificando a los creyentes y, por consecuencia, no les estoy ministrando efectivamente a todos los miembros de la Iglesia. En una reunión de creyentes todo lo que se haga debe ser para el provecho de todos. Hablar con revelación, con sabiduría, con profecía o con doctrina, emplea el idioma del cuerpo de creyentes presentes y de este modo todos son bendecidos.

Una traducción literal del versículo 6 de acuerdo al uso es: “Ahora pues, hermanos, si yo voy a ustedes hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, a menos que les hable aquello que me ha sido dado por medio de sabiduría de revelación proveniente del Espíritu, o aquello que fuera dado por medio de un mensaje en profecía, o que les hable acerca de cómo creer correctamente?”

En una reunión de creyentes donde el amor de Dios en la mente renovada está en manifestación, lo que se haga será hecho para el beneficio de todos. Cada creyente debe ser edificado, y esto no podría hacerse si una persona hablase en lenguas a lo largo de toda la reunión. El que hablara se edificaría, pero, ¿qué hay del cuerpo de creyentes? Usada en esta forma, la manifestación estaría fuera de lugar, pues el amor no sería la motivación; si el amor fuera el factor motivante, el que hablara no sólo se preocuparía de su propia edificación, sino también de la edificación de toda la Iglesia.

Versículo 7:
Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara?

A menos que lo que se hable en lenguas sea interpretado en la Iglesia, todos los creyentes en la Iglesia no serán edificados.

Versículos 8-11:
Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?

Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.

Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo [idiomas es igual a lenguas], y ninguno de ellos [ninguno de estos idiomas que se hablen en lenguas] carece de significado.

Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla [Si yo no entiendo el idioma que el creyente está hablando, soy para él un extranjero], y el que habla [en una lengua desconocida, si no es interpretada] será como extranjero para mí.

Hasta aquí la Palabra ha dicho: “Quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas”, pero hablar en lenguas en la Iglesia debe ser interpretado. Si no es interpretado, la Palabra dice que hablar en lenguas es como si un hombre se pusiera de pie en una congregación de habla española y hablara en algún idioma extranjero. En lo que concierne a la gente en esa Iglesia en particular, el que hablara sería un extranjero, y no podrían entender lo que dijera a menos que hubiera alguien presente que conociera ese idioma y lo interpretara en español. Dentro de la Iglesia todo debe hacerse para la edificación de los creyentes.

Noten cuidadosamente que básicamente este capítulo catorce de 1 Corintios trata sólo de tres manifestaciones del espíritu: hablar en lenguas, interpretación de lenguas y profecía en la Iglesia. Lo que se haga en la Iglesia debe ser hecho para beneficios de todos. Hablar en lenguas en una reunión de creyentes siempre debe ser interpretado para que todos puedan ser bendecidos.

Versículo 12:
Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia.

Pablo no dice nada en contra de las manifestaciones espirituales, o de hablar en lenguas; pero en la Iglesia donde los creyentes se reúnen, la tarea y el deber primordial es sobresalir en todos los asuntos espirituales y usar aquellas manifestaciones que edificarán a los miembros de la reunión entera.

“Anheláis” es la palabra griega zēlotēs. Noten la explicación bajo el versículo 1. La palabra “dones” de nuevo no está en los textos y en este caso debe ser eliminada porque no estamos estudiando dones en la Iglesia, sino manifestaciones. “Para” es la preposición griega pros, que gobierna en tres casos: genitivo, dativo y acusativo. En el caso acusativo su uso es “con vistas a” cualquier cosa como fin, en otras palabras, “a fin de que” la Iglesia sea edificada.

Una traducción literal de acuerdo al uso del versículo 12 es: “Así también ustedes, ya que anhelan manifestar lo sobrenatural en la Iglesia, procuren abundar a fin de que se edifique la Iglesia”.

Versículo 13:
Por lo cual, el que habla en lengua extraña [en la Iglesia], pida en oración poder interpretarla [en la Iglesia].

Si un hombre va a hablar en una lengua en la Iglesia, él debe creer para interpretar lo que ha hablado; no orar la interpretación, sino orar para hablar la interpretación para que la congregación entera sea edificada. “Pedir en oración” es igual a “creer”.
Noten todos estos versículos muy cuidadosamente. Pablo les está hablando aquí específicamente a aquellos en la Iglesia, diciéndoles que ya que ellos anhelan tanto todos los asuntos espirituales, deben procurar edificar la Iglesia, así que cuando ellos hablen en lenguas deben también creer que pueden interpretar.

Una traducción literal del versículo 13 de acuerdo al uso es: “Por esto mismo el que use su voz sin referencia a las palabras habladas, hablando en lenguas, interprete de manera que pueda edificar a la Iglesia”.

Versículo 14:
Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto.

En este versículo Pablo no está hablando ya de creyentes en la Iglesia, sino de sí mismo. También cambia el uso de “hablar en lenguas” a “orar en lenguas”. La Palabra dice claramente: “si yo oro…” En otras palabras, él, la persona que habla, es el que ora. Lo que él ora no es escogido por él, pero el hecho de que él ore en lenguas sí es su elección. La libre voluntad del creyente le hace posible hablar en lenguas cuando él quiere. Es su parte. “Mi espíritu [pneuma] ora…” Cuando oramos en una lengua es nuestro espíritu, pneuma, que ora. Así que somos nosotros los que oramos. El idioma o la lengua en la cual oramos nos es desconocida; es un idioma sobrenatural dado por Dios. El hecho de que oramos en el espíritu es asunto de nuestras voluntades. “Yo oro”. El, Pablo, ora, no el Espíritu Santo.

Orar en lenguas es oración y alabanza a Dios de acuerdo a mi voluntad de hacerlo así. Resulta en alimentar mi espíritu, pero no le provee nada a mi mente. La mente se edifica poniendo la Palabra de Dios en ella; el espíritu se edifica con Espíritu, es decir, hablando en lenguas.

“Entendimiento” es la palabra griega nous, que quiere decir “mente”. “Sin fruto” significa “no provee nada”. La palabra “si” implica que yo puedo decidir hablar o no hablar. Yo, por mi voluntad, determino si voy a orar en lenguas o no.

Una traducción literal del versículo 14 de acuerdo al uso es: “Porque si escojo o deseo orar y alabar a Dios en una  lengua, mi espíritu ora a Dios, pero mi mente no gana nada”.

Versículo 15:
¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.

Pablo no puede estar hablando del uso de las lenguas en la Iglesia. Si así fuera hubiera dicho: “Oraré con el espíritu e interpretaré pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu e interpretaré pero cantaré también con el entendimiento”.

“Oraré con el espíritu” quiere decir que él, por su libre voluntad, escogerá continuar orando con el espíritu, que es orar en lenguas. La Palabra dice claramente cómo se hace este orar con el espíritu. Pablo mismo lo hará. El, usando su voluntad, determina que él orará con el espíritu, y por su propia voluntad orará en lenguas.
“Oraré también con el entendimiento” quiere decir que él, por su libre voluntad, escogerá orar en su propia lengua, que es orar con su entendimiento. Pablo aclara que él puede escoger el método de oración que el desea usar, pues ambos están bajo el control de su voluntad y son llevados a cabo por su propia voluntad.

“Cantaré con el espíritu [pneuma] quiere decir que él decidirá y deseará cantar en lenguas, y añade: “cantaré también con el entendimiento”. Así, Pablo indica que él cantará en una lengua, pasando por alto el entendimiento; y él cantará en su propia lengua, o con su entendimiento, también. Este versículo contesta la pregunta que surge algunas veces: “¿Qué hay acerca de este hablar y cantar con el espíritu?” Pablo lo usaba ambos, pero él no cantaba ni hablaba en lenguas en la Iglesia a menos que fuera seguido de la interpretación.

Una traducción literal del versículo 15 de acuerdo al uso es: “¿Qué hay de todo esto, pues? Yo por mi libre voluntad decidiré orarle a Dios en el espíritu y le oraré a Dios con mi mente también. Le haré melodía a Dios en el espíritu y le haré melodía a Dios con mi mente también, en mi vida privada”:

Versículo 16:
Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.

La palabra “porque” es igual a “de otro modo”, que ata este versículo directamente al anterior con respecto a orar y cantar con el espíritu y orar y cantar con el entendimiento. La palabra “si” es la palabra ean en griego.

“Bendecir con el espíritu” es orar en el espíritu o en lenguas. ¿Cómo puede otra persona en la habitación decir “amen” a mi “acción de gracias” mientras yo “bendigo con el espíritu” si él no sabe lo que se ha dicho? Por lo tanto, refiriéndose a la gente de nuevo aquí, Pablo dice que deberían orar con el entendimiento y no con el espíritu si hay alguien más presente.

Los “simples oyentes” son aquellos que son renacidos, pero que aún no han aprendido a andar por la Palabra de Dios porque les falta instrucción. Los “simples oyentes” no están instruidos. La palabra “bendecir” es igual a “alabar a Dios”.

Una traducción literal del versículo 16 de acuerdo al uso es: “De otro modo, si ustedes por su voluntad escogen alabar a Dios con el espíritu orando y cantando en lenguas, ¿cómo podrá el que no está instruido personalmente en el entendimiento del significado de las lenguas decir: Amén, Amén, a su agradecimiento ya que él no entiende que hablar en lenguas es oración o alabanza a Dios?”

Versículo 17:
Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.

Orar en el espíritu, bendecir en el espíritu, es “dar gracias bien”, pero si hay alguien más presente no le es de valor a él: él no es edificado.

Versículo 18:
Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros.

Esto no puede ser en la Iglesia, pues en la Iglesia las lenguas siempre deben interpretarse. Pablo dice aquí específicamente que él habla en lenguas a menudo. Si el gran Apóstol Pablo era tan bendecido y edificado por el hablar en lenguas, quizás nosotros necesitemos hacerlo también. ¿O es que hemos alcanzado alturas y revelaciones espirituales más allá de las del más grande de los apóstoles? Si “Dios no hace acepción de personas”, y es la voluntad del Señor que “todos hablaseis en lenguas”, entonces hablar en lenguas debe ser importante para nosotros. En el segundo versículo de este capítulo se nos dice: “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios:…habla misterios [secretos divinos]”. El versículo 4 dice que “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica”. Esta era la Palabra de Dios y la enseñanza de Pablo, y él practicaba lo que enseñaba. Pablo le daba gracias a Dios de que él hablaba en lenguas más que cualquiera en la Iglesia en aquel tiempo. Pablo quería que otros creyentes se beneficiaran también por medio de esta manifestación del espíritu que él usaba y encontraba tan valiosa. Reconociendo los problemas que habían surgido en la Iglesia en Corinto por causa del uso erróneo de hablar en lenguas,  Pablo da una enseñanza detallada sobre el asunto.

Versículo 19: 
pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.

Noten que Pablo le está hablando ahora directamente a la Iglesia. El no dice que no hablará en una lengua desconocida. El nos acaba de decir en el versículo 18 que él desea hablar y sí habla en lengua desconocida más que todo los otros. Pero cuando él, Pablo, está en una Iglesia donde hay creyentes presentes, él prefiere hablar cinco palabras con su entendimiento de modo que todos los que estén presentes puedan ser edificados por su hablar, que diez mil palabras en una lengua que nadie podría entender sin interpretación y por lo cual nadie excepto él sería edificado. En este versículo hay una expresión idiomática, un uso peculiar o poco usual de “palabras”. Aquí “palabras” significa específicamente “oraciones”.

Noten que en este versículo 19 Pablo no dice nada en contra de hablar en lenguas de la manera y en el lugar correcto. Pero él explica que dentro de la Iglesia no es la voluntad de Dios que la gente se quede sin entender el mensaje. Por lo tanto, vemos claramente que a menos que un mensaje en lenguas sea interpretado para edificación, exhortación y consolación de la gente presente, el mensaje debe ser en el idioma y entendimiento de ambos, el cuerpo de creyentes y el que habla.

Versículo 20:
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia [malas intenciones], pero maduros en el modo de pensar.

Con respecto al uso de hablar en lenguas y orar en el espíritu o en lenguas, se nos da instrucciones de crecer y madurar. En el entendimiento de cosas espirituales debemos ser más maduros que niños; pero en malicia debemos permanecer como niños que no tienen malicia.

Es interesante e ilustrativo notar que varios versículos indican que un mensaje en lenguas debe ser interpretado; pero no tenemos ningún versículo que diga que cuando oramos en lenguas el mensaje debe ser interpretado. Todo orar en el espíritu es hablar en lenguas, pero no todo hablar en lenguas es una oración en el espíritu. Orar en el espíritu está diseñado exclusivamente para su propia vida de oración privada para edificar su espíritu. Hablar en lenguas con interpretación está diseñado para una reunión de creyentes como un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios para la edificación del cuerpo entero, no en espíritu sino en su mente renovada.

Versículo 21:
En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.

El apóstol está citando el Antiguo Testamento, específicamente Isaías 28: 11 y 12. La cita difiere de ambos textos hebreo y arameo así como de la versión griega Septuaginta. Está acomodada a las nuevas circunstancias por medio de la omisión de la sección del centro que era en aquel momento irrelevante. Dios ha dicho que los hombres hablarán con otras lenguas, y que este hablar en lenguas es el descanso que “dará reposo al cansado; y este es el refrigerio” para los cansados. ¡Qué maravilloso! Y sin embargo ni aun esta poderosa bendición en presencia y en medio de la gente les hará oír al Señor. Debiera hacerlo, pero no es así. En este versículo tenemos la figura de construcción, synonymia – palabras sinónimas que tiene el mismo significado pero con diferentes en sonidos, “lenguas” y “labios”.

Versículos 22:
Así que, las lenguas son por señal [en la Iglesia], no a los creyentes, sino a los incrédulos...

Este versículo está dirigido a la Iglesia, y la Iglesia está compuesta de creyentes renacidos. Sin embargo, en la Iglesia hay algunos cristianos renacidos que son “simples oyentes” (versículos 16) y son todavía “niños en el modo de pensar” (versículo 20). Ellos han llegado a ser miembros de la Iglesia y han sido instruidos, pero no lo suficiente como para creer completamente. Ellos son “bebes en Cristo”, aquí la Escritura se refiere a ellos como “los incrédulos”.

“Incrédulos”, * es la palabra griega apistos: habiendo sido instruido pero no lo suficiente como para creer completamente.

“Señal” es la palabra griega sēmeion: indica el significado de la obra forjada.


*Apeithēs, otra palabra griega traducida “incrédulo” y que quiere decir “instruido de lleno, pero rehusando creer o ser persuadido”. No se usa en esta escritura.


“Indocto” es la palabra griega idiotēs: creyentes no instruidos, un bebé.

“Por” es la preposición griega eis: gobierna sólo el caso acusativo e indica moción hacia un objeto con el propósito de alcanzarlo o tocarlo.

“No” es la palabra griega ou, que significa “absolutamente no”, al igual que en el versículo 2.

Las lenguas son por señal en la Iglesia a los incrédulos, aquellos que han sido instruidos pero no lo suficiente como para creer y andar en luz. Para ellos, las lenguas son por señal del objeto, diseño y enseñanza de una obra significativa del Espíritu Santo dentro de la Iglesia. La señal es para inspirar a estos cristianos no instruidos a hacer un esfuerzo mayor para entender y experimentar esta manifestación espiritual; pues la habilidad de hablar en lengua es dada divinamente para el propósito de comunicación directa e íntima con Dios en todo momento. Por lo tanto, esta manifestación divina es una señal a aquellos en la Iglesia que todavía no manifiestan completamente el grande y eficaz poder de Dios.

Versículos 22:
Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.

La profecía es presentar un mensaje, dado divinamente por Dios, proveniente de o en nombre de Dios a la gente en el idioma de la gente, que edificará su creencia por medio de la exhortación y consolación del cuerpo de creyentes. La profecía es una señal a los creyentes instruidos y practicantes, los fieles, a causa del significado de la obra forjada por la manifestación de profecía.

Una traducción literal del versículo 22 de acuerdo al uso es: “hablar en lenguas indica el significado de la obra forjada, no a los fieles, aquellos instruidos y que están andando en la luz, sino a los infieles; mientras que la profecía indica el significado de la obra forjada, no a aquellos que son infieles, sino a aquellos que son fieles – aquellos instruidos y que están andando según la Palabra de Dios”.

Versículo 23:
Si, pues, toda la iglesia [Noten que la palabra “toda” incluye a los fieles, los infieles y los indoctos] se reúne en un solo lugar, y todos [Noten la palabra “todos”.] hablan en lenguas…

El que todo el mundo hable en lenguas al mismo tiempo en la Iglesia, sin interpretación, ha desacreditado de tal manera el hablar en lenguas ante algunos cristianos renacidos, que ellos se han rehusado a creer que nada de mérito o bueno pudiese resultar de hablar en lenguas o recibir el don proveniente del Espíritu Santo. Pero noten lo que a Palabra dice:

…y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?

Los indoctos son aquellos que, aunque renacidos, todavía no han sido instruidos lo suficiente como para ser transformados por medio de la renovación de sus mentes. Los incrédulos son aquellos que han sido instruidos pero no lo suficiente como para creer al punto de manifestar. Cuando ellos, los indoctos y los incrédulos, oyen a todo el mundo hablando en lenguas al mismo tiempo, verdaderamente dirán “que estáis locos”. El que toda la Iglesia se reúna y que todos hablen en lenguas al mismo tiempo, o uno tras otro sin interpretación, constituiría un gran tumulto de ruidos sin ninguna edificación para el cuerpo entero. Los no instruidos al igual que los infieles dirán todos: “Ustedes están fuera de juicio”.

Versículo 24:
Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;

Si los creyentes fieles profetizan, todos serán edificados, exhortados y consolados. Tal bendición vendrá a la Iglesia que los verdaderos creyentes serán inspirados de tal manera que su testimonio, su testificación y su compartir instruirá a los no instruidos. Indicarán a los infieles sus faltas, y así por medio de la examinación y averiguación, todos los indoctos y los infieles serán convencidos y llegarán a darse cuenta de la gloria y el poder maravillosos del cuerpo de Cristo de “un espíritu y una mente”.

“Convencido”,, la palabra griega elenchō, se usa diecisiete veces y se traduce en la Versión Reina-Valera “acusar”– una vez ; “convencer” – tres veces; “convicto” – una vez; “poner en evidencia” – una vez; “redargüir” – dos veces: y “reprender” – nueve veces. Así pues quiere decir “convencer por medio de reprensión o corrección amorosa”.

“Juzgado”, la palabra griega anakrino, quiere decir “examinar al punto de averiguar, sin pronunciar sentencia”.

“Por”, la palabra griega hupo, gobierna dos casos en el Nuevo Testamento: genitivo y acusativo. Aquí, con el genitivo, marca el agente instrumental debajo del cual (de su mano, de su poder o de su obra) procede la acción del verbo.

Una traducción literal del versículo 24 de acuerdo al uso es: “Pero si todos (todos los fieles son inspirados) profetizan y de tal manera son edificados siendo exhortados y consolados por medio de una palabra proveniente de o en nombre de Dios, y hay en la reunión uno que está instruido pero que es infiel, o uno que no está instruido, a ese se le dirán amorosamente sus faltas y será examinado al punto de averiguar su dificultad y ser ayudado por todos”.

Versículo 25:
lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros.

Esto demuestra los resultados de la operación apropiada de las manifestaciones del espíritu en la Iglesia – lo que hará y logrará.



Versículo 26:
¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación en la Iglesia.

Pablo está diciendo: “Ya que ustedes saben esto, ¿por qué es entonces, hermanos, que cuando todos ustedes se reúnen en la Iglesia, cada uno de ustedes quiere tener un salmo, y así sucesivamente? Esta conmoción causa tanta confusión como todos queriendo hablar en lenguas al mismo tiempo. Durante el servicio en la Iglesia, debemos asegurarnos que todas las cosas sean hechas para edificar el cuerpo de la Iglesia entero, en vez de tener a todo el mundo haciendo lo que le plazca”.

Versículo 27:
Si habla alguno en lengua extraña [en la Iglesia], sea esto [el hablar] por dos, o a lo más tres, y por turno [en orden]; y uno [el mismo o cada uno]* interprete.

Cuando se hablan lenguas en la Iglesia nunca deben haber más de tres mensajes dados, y la interpretación debe ser dada después de cada mensaje para que todos los creyentes puedan ser edificados. El que hable en lenguas siempre debe estar dispuesto, y debe creer, para dar la interpretación. Porque noten lo que el próximo versículo dice:

Versículo 28:
Y si no hay intérprete, calle [quien esté hablando o haya hablado en una lengua] en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.

Si al que desea hablar en una lengua en la Iglesia le falta la creencia en su habilidad o la buena voluntad para interpretar lo que está a punto de hablar, éste debe permanecer en silencio. Ya que no está listo para interpretar, a causa de su instrucción insuficiente o su negativa a decir la interpretación, hay razón para que él permanezca en silencio en la Iglesia. El puede, en tal caso, hablar silenciosamente para sí mismo y para Dios en lenguas, que es “orar en el espíritu”. Esto es comunicación privada con Dios, edificante para su propio espíritu pero no para la Iglesia. Es la voluntad de Dios que todo hablar en lenguas en la Iglesia sea seguido por interpretación a fin de que todos puedan ser edificados.

La palabra “hay” está en la tercera persona singular, presente del modo subjuntivo, en griego; y cuando “haber” se usa con “si”, ean, forma una cláusula condicional, que debería ser traducida literalmente: “pero si le falta la voluntad para interpretar”. El modo subjuntivo se usa cuando el sujeto de la oración tiene duda o le falta deseo. En este versículo la usanza subjuntiva es: “si él no tuviera la voluntad o el deseo de ser un intérprete”.

Versículo 29:
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.


* El griego utiliza la palabra heis que quiere decir “el uno y el mismo”, no otra persona. Así, “cada uno que hable en lenguas, ése, ése mismo, interprete”. 1 Corintios 14:5,13; Lucas 12:52; Romanos 3:10.
Si hay dones de ministerios de profetas en manifestación dentro de la Iglesia, a lo sumo ha de haber dos o tres profetas que hablen y los otros ponderan sus mensajes el ministerio de un tal profeta tendrá las mismas características en evidencia que la manifestación de profecía en cualquier creyente lleno del espíritu, con esta excepción: la profecía de un profeta es por revelación y no inspiración y tendrá declaración y podría predecir aquello que no ha sido dicho al creyente o los creyentes anteriormente; pero la información predicha estará de acuerdo con la Palabra de Dios revelada y nunca irá en su contra.

Por ejemplo, Hechos 21:10 y 11 dicen: “Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamada Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles”. El profeta Agabo predijo por medio de revelación lo que le pasaría a Pablo si éste iba a Jerusalén.

Versículos 30,31:
Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero [el profeta que esté hablando].

Porque podéis profetizar todos [los profetas] uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.

En la Iglesia todo profeta puede traer un mensaje en profecía que él haya recibido por revelación, el propósito del cual es, repito, que todos aprendan y sean exhortados en la Iglesia. Porque  la Iglesia debe ser edificada por medio de las manifestaciones o la Palabra de Dios directa según es dada por el profeta.

De acuerdo al uso, los versículos 29-31 de 1 Corintios 14 podrían ser traducidos: “Hablen dos o tres profetas pero los otros consideren, evalúen o digieran lo que ellos estén diciendo. Si algo le es revelado a otro profeta que estuviere sentado, calle el profeta que esté hablando y permita al otro profeta hablar, porque todos los profetas pueden profetizar por turno para que todo creyente en la Iglesia aprenda y sea exhortado”. Este versículo contiene instrucción concerniente a la profecía de un profeta y no se aplica a la manifestación de profecía ni se aplica a la prédica. La Palabra quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir.

Versículo 32:
Y los espíritus [pneumata] de los profetas están sujetos a los profetas.

Este versículo afirma nítidamente que el hombre está en control absoluto de sus acciones en todo momento. El puede comenzar a hablar y dejar de hablar en cualquier momento, porque “los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas”. Lo que dice aquí se puede aplicar a todas las habilidades espirituales y las evidencias del espíritu santo. La libertad de voluntad nunca es traspasada a medida que una persona opera las manifestaciones del espíritu santo. El creyente nunca es usado, controlado, dominado o poseído por el Espíritu de Dios. Dios nunca sobrepasa el libre albedrío del hombre. El creyente no es un conducto o un instrumento impersonal. El es un hijo de Dios por medio de una decisión de su voluntad para creer. Por lo tanto, cada creyente es responsable por sus acciones en todo momento; y cuando está manifestando cualquiera de las habilidades espirituales en la Iglesia, todo debe ser hecho decentemente y en orden para la edificación del cuerpo de creyentes entero.

Versículo 33:
pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos.

Nunca debe haber confusión alguna dentro de la Iglesia, porque la Iglesia es la comunión de los redimidos. Es la comunión de los creyentes que están viviendo en amor y que se han juntado en comunión para su mutua edificación, exhortación y consolación. Si hay confusión entre los creyentes – y lo habrá si los creyentes no andan según la Palabra de Dios revelada – esta confusión es proveniente de Satanás (Santiago 3:13-18).

Versículos 34 y 35:
vuestras mujeres [las esposas de los profetas] callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.

Y si quieren [las esposas de los profetas] aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer [las esposas de los profetas] hable en la congregación.

La palabra “indecoroso” es aischros que quiere decir “ofensivo a la modestia, falta de decencia”. El significado implicado es que simplemente no es apropiado que la esposa de un profeta se comporte así. “Hablar” es laleō, “decir palabras con la boca sin prestar atención a lo que está diciendo”. Las esposas de los profetas en la Iglesia corintia estaban haciendo lo que ninguna esposa de un profeta debería haber hecho en público. Estaban portándose de un modo indebido, estaban degradando a sus esposos como hombres de Dios.

Versículo 36:
¿Acaso ha salido de vosotros [las esposas de los profetas] la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado?

La Palabra de Dios no fue dada por la esposa, sino por el profeta, porque él es el santo hombre de Dios que habló la Palabra de Dios siendo inspirado por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21).

Los versículos 34 y 35 han causado mucha consternación en las Iglesias que los interpretan como si dijeran que todas las mujeres siempre deben callar en la Iglesia. Pero cualquiera puede ver que en su contexto estos versículos indican claramente que “mujeres” solamente se puede referir a las esposas de los profetas.

Versículo 37:
Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor.
¡Maravilloso! No puede haber ningún desorden o confusión si los mandamientos del Señor son seguidos con respecto a la operación de las evidencias de adoración provenientes del Espíritu Santo dentro de la Iglesia. Todo el decimocuarto capítulo de 1 Corintios es específicamente los “mandamientos del Señor”. Se refiere a las manifestaciones definidas minuciosamente y notando la diferencia específica entre hablar en lenguas u orar en el espíritu en la adoración privada de uno, y hablar en lenguas en una reunión de creyentes o cuando otras personas están presentes. Todas las tres manifestaciones – hablar en lenguas, interpretación de lenguas y profecía – son proferimiento inspirado, operadas por un creyente lleno del espíritu santos. Según son inspirados ustedes dan hacia fuera, y como Juan 7:38 dice: “de su interior correrán ríos de agua viva [no hacia su interior, sino de su interior]”.

Versículo 38:
Mas el que ignora, ignore.

Pablo dice, en efecto: “Yo ciertamente, y por mandamiento del Señor, he expuesto claramente el carácter y el uso de las manifestaciones provenientes del Espíritu Santo dentro de los confines de la Iglesia, de la comunión de los creyentes y en la vida personal de uno mismo. Ahora, si algún hombre todavía quiere ser ignorante después de todo esto, a pesar del hecho de que Dios ha dicho que no debemos ser ignorantes acerca de las cosas espirituales, sea ignorante el hombre”. No se puede hacer nada si alguien no quiere recibir y  practicar las evidencias del espíritu santo o si no anhela seriamente cosas espirituales y la operación apropiada de éstas en la Iglesia. Así que permitan que esa persona permanezca ignorante y dejen de agitarse a causa de su falta de interés o conocimiento. Aunque es el mandamiento del Señor, cada creyente debe querer recibir y operar, de otro modo las manifestaciones no estarán en evidencia.

Versículo 39:
Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas [en la Iglesia].

Pablo dice que cuando ustedes estén en la Iglesia, su gran anhelo y deseo y oración debe ser traer un mensaje directamente proveniente de Dios o en nombre de Dios a los creyentes en el idioma de la gente presente a causa de la razón expuesta en el versículo 24.

Por lo tanto, ¿quién se atreve a decir que no se debe hablar en lenguas en la Iglesia? La Palabra de Dios dice específicamente: “no impidáis el hablar en lenguas”. Recuerden, Pablo ha mencionado anteriormente que en la Iglesia la manifestación de lenguas debe ser interpretada, de otra manera el  que desee hablar en lenguas debe hablar silenciosamente para sí mismo y para Dios.

Versículo 40:
pero hágase todo decentemente y con orden [en la Iglesia].

En el versículo 33, siendo la Palabra de Dios, se nos dice que Dios no es Dios de confusión. Ahora esto es repetido para enfatizar Su mandamiento de orden y para grabar en las mentes de aquellos que han transgredido el uso apropiado de las manifestaciones en la Iglesia: todo debe hacerse decentemente y con orden.

Yo quisiera ahora atar unos cuantos cabos sueltos, reiterando y llamando a su atención, primero que nada, que las manifestaciones mencionadas, incluyendo el hablar en muchas lenguas, la interpretación de lenguas y profecía, son evidencias de inspiración o adoración. Son manifestaciones del espíritu santo para adoración a causa de su uso en la adoración pública de acuerdo con las instrucciones en los capítulos 12, 13 y 14 de 1 Corintios, y vienen directamente de Dios por medio de inspiración. Estas manifestaciones son también manifestaciones de proferimiento que el creyente habla según es inspirado, por lo tanto, son proferimiento inspirado.

La evidencia de hablar en lenguas es la habilidad dada por Dios para que un creyente lleno del espíritu hable, en una lengua desconocida para sí mismo, un mensaje para Dios o, en una reunión de creyentes, un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios.

El don proveniente del Espíritu Santo es el mismo en todas las nueve manifestaciones; el don es la habilidad espiritual dada por Dios para ejecutar el acto. El acto varía de acuerdo con la evidencia que esté en manifestación. Por ejemplo, en la manifestación de lenguas, el don es la habilidad dada por Dios para hablar en lenguas; el hablar es el acto. En la manifestación de profecía, el don es la habilidad dada por Dios para profetizar; el profetizar es el acto; y lo mismo para las otras siete manifestaciones y la evidencia de ellas.

El acto de interpretación de lenguas es el dar en el idioma de aquellos presentes, que es también el idioma del intérprete, la esencia, la suma y substancia de lo que se ha acabado de hablar en una lengua. El que está interpretando no entiende lo que se ha dicho y no sabe de antemano qué palabras él estará diciendo. La interpretación le es dada por inspiración según él la da, y el cuerpo de creyentes es edificado. Interpretación nunca es revelación.

En la manifestación de profecía, el don es la habilidad dada por Dios para traer en el idioma de la gente (que habla también usted), un mensaje directamente proveniente de Dios o en nombre de Dios para edificar, exhortar y consolar. El acto es cuando ustedes dan por su propia voluntad, en el idioma de aquellos presentes, un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios que les ha venido a ustedes por inspiración y sigue viniendo según ustedes lo están dando.

Estas tres evidencias del espíritu santo para adoración en un creyente son operadas todas por inspiración. El creyente nunca sabe el mensaje de antemano. Los proferimientos de profecía no son premeditados, ni son modelos de pensamientos de la mente. La profecía siempre va de acuerdo con la Escritura y muchas veces consiste de porciones de Escrituras.

Según ha sido expuesto anteriormente, lenguas es hablar un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios y siempre debe ser interpretado en una reunión de creyentes. Cuando un creyente habla en lenguas u ora en el espíritu en su vida privada de oración, él nunca interpreta. Interpretación es la manifestación compañera de hablar en lenguas que la completa entre los creyentes en la Iglesia. Sin interpretación, hablar en lenguas está limitado a la vida de oración del creyente, edificándose a sí mismo espiritualmente.
El duodécimo capítulo de 1 Corintios da los dones y las manifestaciones provenientes del Espíritu Santo que están disponibles a los miembros de la familia de la fe – los creyentes.

El decimotercer capítulo nos informa específicamente que estas manifestaciones, como ministerios del espíritu santo en un creyente, no le son de ningún valor al creyente si son operadas fuera del amor de mente renovada. Dentro de la Iglesia siempre debe haber el amor de Dios en la mente renovada en manifestación, porque el amor es la gran idea fundamental de la filiación y la comunión cristianas.

El decimocuarto capítulo de 1 Corintios da los detalles particulares concernientes a la operación de las evidencias del pneuma hagion para adoración dentro de la comunión de los creyentes.

Pablo, bajo la dirección del Espíritu Santo, asentó tan bellamente estas cosas en orden y secuencias apropiados. ¿No es extraño que tantos de nosotros a través de los años hayamos dejado de ver que el decimotercer capítulo de 1 Corintios sigue perfectamente tras el duodécimo, explicándolo con naturaleza y preparándonos para el decimocuarto capítulo en el cual la operación de las evidencias de adoración dentro de la Iglesia son discutidas?

El amor de Dios en la mente renovada en manifestación es el mayor de todos. El amor es el poder activante y motivante detrás de todos los charismata, dones de gracia. Si uno tuviese todas las cosas espirituales, pero no tuviese amor, el individuo llegaría a ser nada. Las habilidades espirituales de por sí permanecerían iguales. Pero operadas fuera del amor, las evidencias no tiene provecho para el hombre que las esté operando.

Es maravilloso ver qué tan clara es la Escritura y darse cuenta de que ningún hombre tiene por qué tener duda alguna o caprichos de conciencia o estar mal informado o descaminado. Si él quiere leer estas Escrituras claramente, de seguro que puede entender. Pero, como dijo el Apóstol Pablo, si alguien quiere ser ignorante después de oír todo esto, que permanezca ignorante. El oyente ahora tiene que escoger.

Yo sé que cuando vi la importancia de leer estos capítulos a la luz de la Iglesia, insertando las palabras “en la Iglesia” una y otra vez, esta sección de Escritura calzó como anillo al dedo, y ya no se hizo necesario descartar con explicaciones uno u otro versículo. Los versículos encajaron todos en unión perfecta, entereza perfecta.

La Biblia es la Palabra de Dios; por lo tanto, es la Voluntad de Dios. Los versículos no se pueden contradecir y siempre deben permanecer en su contexto para traer el mensaje que está ahí. Cuandoquiera que uno tiene que remover un pasaje fuera del contexto, ya no estamos en el campo de buena exégesis bíblica, porque los pasajes en la Biblia se deben interpretar a sí mismos y deben encajar uno con otro en un patrón perfecto sin ninguna añadidura o substracción ya que estas palabras forman toda la Palabra de Dios.

Confío que ustedes ahora lean los capítulos duodécimo, decimotercero y decimocuarto de 1 Corintios en secuencia. Su entendimiento tomará una nueva y mayor profundidad de significado resultando en una nueva vida para usted. ¿Lo leerá usted bajo la dirección del Espíritu Santo, a la luz de sus propias declaraciones? Léanlo una y otra vez hasta que ustedes también se hayan asegurado de que Dios quiere decir lo que dice: que la Iglesia de hoy no ha de ignorar acerca de las habilidades espirituales. Entonces, ustedes también verán como en la mayoría de nuestras Iglesias hoy en día seguramente se nos están escapando muchas de las bendiciones de Dios porque hemos, por decirlo así, proscrito la presencia de las poderosas evidencias del don proveniente del Espíritu Santo dentro de la comunión de la Iglesia. Para rendir fruto, debemos andar en Cristo Jesús y en la Palabra de Dios.



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