JESUCRISTO: LA PALABRA DE DIOS ENCARNADA (AUDIO). Por Claudia Juárez Garbalena
La forma tan
maravillosa en la que nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos amó es
simplemente indescriptible. Él manifestó una clase de amor desconocida para el
mundo: el amor de Dios, un amor que nace y florece sólo del espíritu. Al nacer
desde lo alto, recibimos el potencial para amar con este mismo amor con el que
Cristo nos ha amado, un amor que le llevó a ofrendar su vida en la muerte más
espantosa y humillante para redimir a toda la humanidad, para que ahora
nosotros podamos vivir de victoria en victoria. Su perfecto sacrificio
restableció la conexión al Padre que Adán y Eva habían perdido. Cuando Cristo
colgado en aquel madero dijo “consumado es” y entregó el espíritu, consumó
nuestra eterna redención, abrió la puerta, el camino para llegar a Dios y nos
dio la bendición de ser llamados hijos de
Dios.
Romanos:
5:5… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo [espíritu santo, el don] que nos fue dado.
La siguiente es una
traducción de Juan capítulo 4 de la versión en inglés “The Message”. Es muy
hermoso ver como nuestro precioso Señor Jesucristo amaba a uno a la vez, a
aquellos que tenia frente a él con tanta dedicación, atención y esmero.
JUAN 4 (MSG).
La
Mujer En El Pozo
Juan
4:1-3 Jesús se dio cuenta de que los fariseos estaban llevando la cuenta de los
bautismos que él y Juan hacían (aunque fueron sus discípulos, no Jesús, quienes
realmente hicieron el bautismo). Ellos habían hecho notar el resultado de que
Jesús iba al frente, convirtiéndolos a él y a Juan en rivales a los ojos de la
gente. Entonces Jesús dejó la región de Judea y volvió a Galilea.
4-6
Para llegar allí, tuvo que pasar por Samaria. Vino a Sicar, una aldea de los
samaritanos que bordeaba el campo que Jacob había dado a su hijo José. El pozo
de Jacob todavía estaba allí. Jesús, agotado por el viaje, se sentó junto al
pozo. Era medio día.
7-8
Entonces una mujer, una samaritana, vino a sacar agua. Jesús le dijo: "¿Me
puedes dar un poco de agua?" (Sus discípulos habían ido al pueblo a
comprar comida para el almuerzo.)
9
La mujer samaritana, sorprendida, preguntó: "¿Cómo es que tu, un judío, me
está pidiendo a mí, a una mujer samaritana, un poco de agua?" (Los judíos
en esos días no se atreverían a hablar con los samaritanos.)
El siguiente es el
fragmento de un pequeño estudio que habla de lo que representó en su época el
que Cristo se acercara a conversar con esta mujer samaritana:
Problema
1: Ella era samaritana.
La mala voluntad que se
tenían judíos y los samaritanos se remontaba, 700 años atrás al tiempo de la
cautividad de los israelitas en Babilonia.
Muchos de los que se quedaron en la tierra de ellos, se habían casado
con personas de otras nacionalidades, diluyendo así sus características
nacionales y culturales como hijos de Israel. Cuando los judíos de Babilonia
regresaron a Jerusalén a reconstruir el templo, ellos evitaron relacionarse con
los de su raza que se había quedado en la tierra.
Con el tiempo, lo
samaritanos que sufrieron el ser esquivados o excluidos por los judíos,
construyeron su propio templo sobre el Monte Gerizim, el monte que el Antiguo
Testamento señala como Monte de la Bendición. Los dos grupos se guardaban gran
recelo entre sí, y en el año 128 -A.C., un grupo de judíos redujeron a cenizas
el templo samaritano. Este lamentable evento, no es de sorprender dado el
proceder de los maestros judíos para con los samaritanos. Esto es lo que el
Mishnah dice: “Las hijas de los samaritano son consideradas mujeres
menstruantes desde que nacen". En otras palabras, las samaritanas eran
consideradas inmundas por naturaleza. El Mishnah también incluye el siguiente
dicho de Eliécer: “El que come el pan de los samaritanos, es como el que come
carne de cerdo". La declaración (4:9), en el sentido de que "judíos y
los samaritanos no se tratan", probablemente signifique: "los judíos
no usan utensilios con los samaritanos", o tal como se lee en la versión
de la Biblia NRSV:" los judíos no tienen cosas en común con los
samaritanos". Con todo el anterior trasfondo, es causa de asombro que
Jesús le hablara a una mujer samaritana. Es causa de conmoción que él le
pidiera de beber en el cántaro de ella, pero ¡lo asombroso es que le ofreciera él
a ella el "agua viva" de Dios!
Problema
2: Era mujer.
Cuando los discípulos
regresaron de comprar pan en la ciudad, ellos “se maravillaron de que Jesús
hablara con una mujer” (4:27). La sorpresa de ellos no tenían nada que ver con
esta mujer en particular; ¡Ellos estaban
asombrados por el hecho de que estaba hablando con una mujer!. Era de mal gusto
para los discípulos ver a Jesús sentado conversando con una mujer samaritana, y
no se imaginaban que a su regreso lo iban a encontrar hablando con una mujer
samaritana.
Una vez más, las
enseñanzas de los israelíes condenaban a la mujer samaritana. El Talmud cita a
un rabí, el cual alentaba a sus oyentes a no hablar mucho con las mujeres ni
siquiera con la esposa de uno. A las mujeres las consideraban moralmente
inferiores.
10
Jesús respondió: "Si conocieras la generosidad de Dios y quién soy yo, tú
me pedirías de beber, y te daría agua fresca y viva."
11-12
La mujer dijo: "Señor, ni siquiera tienes un cubo con qué sacarla, y el
pozo es profundo. Entonces, ¿cómo vas a conseguir esta "agua viva"?
¿Acaso eres tú un mejor hombre que nuestro padre Jacob, quien cavó este pozo del cual bebió él
y sus hijos y el ganado, y nos lo heredó a nosotros? "
13-14
Jesús dijo: "Todo el que beba de esta agua tendrá sed una y otra vez.
Cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed, nunca jamás.
El agua que yo le daré será de un pozo de gran profundidad, insondable del que
brotan fuentes de vida eterna."
15
La mujer dijo: "Señor, dame esa agua, y así nunca más tendré sed, ¡no
tendré que volver a este pozo de nuevo!"
16
Él dijo: "Ve, llama a tu marido y vuelve."
17-18
"No tengo marido", dijo ella.
"Bien
has dicho: ‘No tengo marido.’ "Has tenido cinco maridos y el hombre con el
que vives ahora no es ni siquiera tu marido. Ciertamente has dicho la verdad.
"
La RV60 dice:
18 Respondió la mujer y
dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; Porque
cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto
has dicho con verdad.
Y la mayoría de las
versiones dicen lo mismo que la Reina-Valera. El Obispo K.C. Pillai afirma en su estudio “La mujer en el
pozo” en su libro “Luz a través de una
ventana oriental”, que esta mujer no tenía mala reputación. Para más detalles
dejo aquí el enlace a dicha enseñanza:
En todo caso este habría
sido un problema mas por el cual no seria bien visto que Jesús hablara con ella.
Sea el caso o no, nuestro precioso Salvador se tomó el tiempo de hablar con
ella y ministrar su corazón con tremendas verdades de la Palabra de Dios.
Después la mujer dijo:
19-20
"¡Oh, así que eres un profeta! Bueno, dime esto: Nuestros padres adoraron
a Dios en este monte, pero ustedes los judíos insisten en que Jerusalén es el
único lugar para adorar, ¿Es cierto?"
21-23
"Créeme, mujer, se acerca el tiempo cuando ustedes los samaritanos
adorarán al Padre, y no lo harán ni aquí en este monte ni en Jerusalén. Ustedes
adoran lo que se imaginan en la oscuridad; nosotros los judíos adoramos en la
clara luz del día. El camino de Dios a la salvación está disponible a través de
los judíos. Pero viene el tiempo – y este tiempo de hecho, ya ha llegado-
Cuando la forma en que tú seas llamado (siendo judío o samaritano) no será
relevante, y el lugar donde vayan a adorar, tampoco será relevante.
23-24
"Es lo que eres y la forma en la que vives lo que cuenta ante Dios.
Vuestra adoración estará unida a su espíritu en la búsqueda de la verdad. Esta
es la clase de personas que el Padre está buscando: Aquellos que son sencillos
y honestos ante Él en su adoración. Dios es verdadero y puro siendo Él Mismo
como es: Espíritu. Aquellos que lo adoran deben hacerlo fuera de su propio ser,
en su espíritu, en su verdadero yo, en veneración. "
25
La mujer le dijo: "Yo no sé nada de eso. Sé que el Mesías viene. Cuando él
venga, comprenderemos todas estas cosas."
26
"Yo soy él", dijo Jesús. "No tienes que esperar más o buscar
más."
27
En ese momento llegaron sus discípulos. Ellos se sorprendieron. No podía creer
que estaba hablando con ese tipo de mujer. Nadie dijo lo que todos estaban
pensando, pero la expresión de sus rostros lo dijo todo.
28-30
La mujer comprendió la indirecta y se marchó. En su confusión dejó su cántaro
de agua. En el pueblo le dijo a la gente: "Vengan a ver a un hombre que
sabía todo acerca de las cosas que hice, que me conoce por dentro y por fuera.
¿Creen que este podía ser el Mesías?" Y salieron a ver por sí mismos.
31
Mientras tanto, los discípulos le insistieron: “Rabbí, come. ¿No vas a
comer?"
32
Él les dijo: "Yo tengo un alimento que comer del cual no saben nada".
33
Los discípulos se quedaron perplejos. "¿Quién podría haberle llevado
comida?"
34-35
Jesús les dijo: "La comida que me hace seguir adelante es que haga la
voluntad de Aquel que me envió, terminar la obra que Él comenzó. Al mirar a su
alrededor en este momento, ¿no les parece que en unos cuatro meses será el
momento de la cosecha? Bueno, yo les estoy diciendo que abran los ojos y echen
un buen vistazo a lo que es evidente delante de ustedes. Estos campos
samaritanos están maduros. ¡Es tiempo de la cosecha!
36-38
"El Segador no está esperando. Está tomando su paga, recolectando el grano
maduro para la vida eterna. Ahora el Sembrador está brazo con brazo con el
Segador, triunfante. Esta es la verdad del dicho: "Uno siega lo que otro
cosechó”. Yo los envío a la siega a una tierra que jamás trabajaron. Sin mover
un dedo, ustedes han caminado en un campo que ha sido trabajado mucho y
fuertemente por otros”.
39-42
Muchos de los samaritanos de aquel pueblo creyeron en él a causa del testimonio
de la mujer: "Él supo todo acerca de las cosas que hice. Me conoce por
dentro y por fuera." Ellos le pidieron que se quedara, por lo que Jesús se
quedó dos días. Muchas más personas le confiaron sus vidas a él cuando oyeron
lo que tenía que decir. Y decían a la mujer: "Ya no estamos creyendo en
sus palabras por lo que dijiste. Ya hemos oído su mensaje nosotros mismos y lo
reconocemos como verdadero. ¡Él es el Salvador del mundo!
Como creyentes, lo más
relevante al estudiar las Escrituras debe ser conocer y comprender el corazón
de nuestro Padre, a Su hijo Jesucristo y quienes somos en él. El siguiente es
un comentario de mi amada hermana en Cristo, Gracinha Bento de Portugal,
referente a este relato:
“Jesucristo
vino para ganar “uno a la vez” y eso es algo que tiene realmente sentido, es
increíble como el acto de amor de Jesús (hablándole directamente del Padre
todas las cosas que estaban en el corazón de esta samaritana) irradió a toda
una ciudad, de tal forma que decían que ellos mismos habían recibido su mensaje
y sabían que no era solo la opinión de esta mujer. Estoy plenamente convencida
que el impacto de ser amado con el amor de Cristo, individualmente, puede
irradiar a toda una sociedad. Es un amor que no se puede contener, se extiende
naturalmente de quien ama con el amor de Cristo y luego una persona sólo puede
hablar de lo que ha visto y sentido como una ola de amor que no acaba nunca.”
Y el siguiente es un fragmento
del libro “Relaciones Autenticas”–Descubriendo el arte perdido de relacionarnos
los unos con los otros. (Págs. 27 y28), de Wayne y Clay Jacobsen:
UNO
A LA VEZ
Yo
había cesado de ver a la multitud como una masa humana sin rostros y en su
lugar los había visto individualmente con sus historias desarrollándose delante
de mí. Así es como Jesús amó. Él no vino a amar a la nación de los judíos o al
Imperio Romano. El amó a aquellos que conoció en Nazaret, Galilea, Samaria,
Jerusalén y en muchos otros lugares con nombres olvidados. El amó en singular
(particularmente) y participó en las vidas de los individuos que conoció, él
demostró su amor por todos nosotros.
El
primero de los versículos relacionados con el arte de relacionarnos los unos
con los otros lo dijo Jesús mismo en forma de un mandamiento: “Amaos los unos a
los otros, como yo os he amado, así también amaos los unos a los otros” El no
dijo a sus seguidores que amaran a todo el mundo, sino simplemente a las
personas que Dios pusiera frente a ellos. Como podemos ver, esta es la forma en
que Jesús amó. Esta clase de amor no funciona en masas; sólo puede ser aplicada
en un individuo a la vez. Todas las Escrituras que veremos en este estudio,
hablan acerca de cómo tratar “los unos a los otros”. Ellas no nos dicen que
alentemos a todo el mundo, que sirvamos a todo el mundo, que amonestemos a todo
el mundo, o que compartamos con todo el mundo. Eso sería agobiante. Algunas veces
escuchamos: “No hay manera de que pueda hacer esto por todo el mundo”. No
tenemos que hacerlo.
Sin
embargo, Jesús nos da libertad para demostrar amor en cualquier momento para
cualquier persona delante de nosotros. Nunca aprenderemos a amar a otros, si no
amamos a uno a la vez. Para ayudar a un individuo, no tenemos que comenzar un
ministerio y mirar por otros con las mismas necesidades. ¿No sería mucho mejor
tomar las circunstancias a la mano y hacer lo que podemos por esa persona?
Recuerdo
una historia familiar de un viejo científico que se lamentaba por un grandísimo
grupo de estrellas de mar que se habían varado durante una marea alta. El
científico impactado por la inmensa necesidad, estaba paralizado en la playa
hasta que notó a un niño pequeño agarrando estrellas de mar y arrojándolas de
nuevo en el océano.
Espiando
al viejo hombre, el niño corrió hacia él y le dijo: “Señor, usted tiene que
ayudarme. Vamos a regresar estas estrellas de mar al océano antes de que
mueran.” El chico se inclino para recoger otra y la arrojo a las olas.
“¿Ya
viste cuántas de ellas hay aquí?” Dijo el científico explorando la costa. “¿Qué
diferencia podríamos hacer?”
El
pequeño niño miró abajo a la estrella de mar que tenía en su mano, pensó por un
momento, y finalmente dijo: “Hace una diferencia para ella”. Entonces él la
arrojo al océano y se inclinó por otra.
La Escritura dice:
Juan
13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he
amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois
mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
En una relación intima
y vital con nuestro amado Padre y nuestro Señor Jesucristo, estaremos repletos
del amor de Dios y lo irradiaremos justo como lo hizo nuestro Salvador viviente
Jesucristo. Juan 14:12 dice: “De cierto,
de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará
también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.” ¿Habrá mayor obra que
tocar un corazón y traer sanidad completa a una vida con el bendito, puro y
sublime amor de Dios? No seremos reconocidos como discípulos de Jesucristo por
andar con una Biblia en la mano, ni por conocer las Escrituras a detalle, ni
por hablar de Dios todo el día. Aun 1 Corintios 13 afirma que podemos mover
montañas, hacer milagros y dar nuestras vidas en servicio, pero que sin amor…nada
somos. Irradiemos pues ese bendito amor del Padre que mora en nosotros.
¡Dios los bendiga!
Comentarios
Publicar un comentario