Jesús es el fin de tus luchas. Segunda Parte. De Joseph Prince
¡Muy feliz año nuevo
amados en Cristo! ¡Feliz 2017! ¡Gracia y paz a sus vidas de nuestro Dios y Padre
y de nuestro Señor Jesucristo! ¡que este año sea el mejor de sus vidas! ¡Que
esté lleno de bendiciones y especialmente lleno de entendimiento,
discernimiento, luz y sabiduría en Su Palabra, que Su perfecta voluntad se
cumpla en sus vidas! ¡Que salud y todo bien sobreabunde en sus hogares, que
sean guardados bajo el amparo del Altísimo ustedes y sus amados, y que Dios les
ayude a realizar sus metas y les dé muchísimo más allá de lo que puedan pedir o
entender!
Con amor en Cristo,
Claudia Juárez Garbalena
Jesús es el fin de tus
luchas.
De Joseph Prince
SEGUNDA PARTE
David oró en los salmos: “pon
tus ojos en el ungido y bendíceme”, “pon tus ojos en el Mesías y bendíceme”.
Dios está mirando a Jesús como la base para bendecirte. Él lo está viendo a ti,
como quien tú eres. “¿Dios está viendo toda mi imperfección, Pastor Prince?”
Dios está viendo los perfectos pensamientos de Jesús, porque él eres tú, ahí es
donde estás confundido, Dios te está tratando como a Jesús, y tú te estás
tratando a ti mismo como… basura. No nos damos cuenta de que nuestra liberación
está fuera de nosotros mismos, en otra persona, en Cristo mismo, ¡guau! “¿Cómo
puede ayudarme esto en mi tentación?” cada vez que seas tentado, date cuenta de
que esto no tiene nada que ver contigo, que has muerto en Cristo.
En nuestra vieja
naturaleza podemos cometer un asesinato o cometer adulterio, todos nosotros
potencialmente podemos hacer estas cosas en nuestro viejo hombre, pero ese
viejo hombre ha sido crucificado, no somos más ese hombre, en Cristo hemos muerto
y nuestra identidad delante de Dios es
Cristo mismo.
1
Juan 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es [tiempo
presente], así somos nosotros en este
mundo.
¿Cuándo será esto? ¿cuándo
vayamos al cielo? No, como él es, así soy yo, en este mundo. Esto no es un
juego, no es que pretendas ser como él, no dice “haz tu mejor para ser como
Cristo”, es una declaración divina de fe: “como Jesús es, así somos nosotros en
este mundo”. Esto es el por qué no podemos ser ya más condenados. Porque Cristo
no puede ser condenado otra vez. Dios no puede ver pecado en Jesús, entonces
tampoco puede verlo en ti, esta es la razón por la que no hay condenación en Cristo Jesús.
Así que, de la misma
forma que aceptas a Cristo como tu sustituto en salvación, también debes
aceptar hoy a Cristo Jesús como tu verdadero “yo” ante Dios. ¿Entienden esto?
Si no entendemos esta lección, vamos a seguir tratando de hacer nuestro mejor,
vamos a seguir pensando, “yo puedo hacer mi mejor, yo puedo vencer la
tentación, puedo vencer el enojo”, siempre vas a estar dando vueltas alrededor,
alrededor, sintiéndote desilusionado, sintiendo que estás alejado de Dios (esto
es solo un sentimiento), y vas a seguir viviendo en esta lucha que describe
Romanos 7.
La forma en que puedo salir
de esto es saber que yo he muerto, porque cuando Cristo murió, yo morí; cuando
él resucito, yo resucité; cuando él se sentó a la diestra de Dios, yo también
me senté. Cristo es “yo” hoy. La Biblia dice que nosotros somos transformados
¿cómo? ¡al contemplar la gloria del Señor! Mientras contemples a Jesús a la
diestra de Dios, el espíritu va a trabajar en ti, en cada situación en cada
lucha que tengas. La lucha no la vas a sobrepasar por tu propio poder o fuerza,
ya vimos esta lucha que sostuvo Pablo: él se veía una y otra vez haciendo lo
que no quería.
Entonces, la solución
está en contemplar a Jesús, y el espíritu santo trabaja para transformarte de
gloria en gloria. Incluso en la enfermedad, escuchen con atención, mucha gente
no entiende la divina sanidad, ellos imponen las manos sobre los enfermos, pero
no entienden esto, que cómo Jesús es, así somos nosotros. ¿Saben que él no
tiene enfermedad hoy? ¿Cuántos de ustedes entienden y creen que Jesús no tiene
enfermedad hoy?1 Juan dice “pues como él es, así somos nosotros en este mundo”.
Si tienes una condición en tu cuerpo, entonces lo que necesitas hacer todos los
días es mirar al cielo y decir “Señor Jesús, como tú eres ahora mismo, libre de
esta enfermedad -y puedes nombrar tu enfermedad- así soy yo en este mundo”. No
es tu parte hacer que esto suceda porque mientras pongas tus ojos en Jesús
¿quién es quién va a trabajar? El Espíritu Santo, te va a transformar de gloria
en gloria.
Es por eso, que lo que necesitamos
en el púlpito, no es gente que predique acerca de política, de lo que está
ocurriendo en el mundo, acerca de ti o de mí, simplemente de ti y de mí, de ti
y de mí, ¡no! todo se trata de Jesús, porque lo más que ves a Jesús en toda su
hermosura, si tus ojos están centrados en un interés mayor, eso va a edificarte
porque como él es, así eres tú en este mundo. Así que necesitamos más
revelación de Jesús en el púlpito, porque lo más que miras a Jesús, lo más que
llegas a ser cómo él. Si tú puedes ver lo hermoso que él es, el Espíritu Santo te
transforma de gloria en gloria.
Voy a decirles cual fue
el problema de Pedro: autoconfianza.
Pueden anotar esto, ¿y saben cuál era la lucha que enfrentaba Pablo en Romanos
7, y que es la misma que enfrentamos todos nosotros? ¿saben cuál es la causa? La autoconfianza, todavía esperamos algo
de nosotros mismos. La autoconfianza es la raíz de toda falla, la autoconfianza
es la raíz de todo pecado cometido. Repito, la
autoconfianza es la raíz de todas las fallas, o de todos los pecados cometidos.
Mucho antes de que el
pueblo de Israel hiciera un becerro de oro, Israel llegó a ser auto confiado.
Ellos dijeron: “todo lo que Dios nos ha ordenado, nosotros podemos hacerlo”. Ahí
está la raíz de ese becerro de oro.
Jesús se dio cuenta de que
esta raíz estaba en Pedro. Y no veas a Pedro y digas: “Pedro me recuerda a mi
mejor amigo”, no mires a Pedro y digas: “ah, sí, Pedro me recuerda a mi suegro
o a otra persona”. ¿Saben de quien es una representación Pedro? de ustedes y de
mí en nuestro yo natural, en nuestro viejo hombre. ¡Vamos! ¡por favor!, todos
somos auto confiados, todos tenemos confianza en nosotros mismos.
Dijo Jesús en Lucas
22:32: Pero yo he rogado por ti, que tu
fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Aquí estaba Jesús profetizando
que Pedro iba a pasar por una prueba y que iba a fallar, que iba a caer, él
dijo: “oro porque tu fe no te falte”, y no solamente eso, también está
diciendo, “pero vas a ser fortalecido y cuando seas fortalecido, vas a
fortalecer a tus hermanos”. Mucho antes de tu caída, ¡Dios ha profetizado tu
victoria!
Y veamos en el versículo
33 cómo contestó Pedro:
33
El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino
también a la muerte.
Esto es una clara muestra
de su autoconfianza, y es curioso, ustedes nunca van a escuchar esta clase de
predicación en ningún seminario de motivación personal, nunca van a escuchar
cosas como “la autoconfianza es la raíz de toda falla”. Te van a decir: “necesitas
confiar más en ti mismo”. En el único lugar que vas a escuchar esto, es aquí,
en la casa de Dios, y no piensen por un momento que esto es para que te sientas
miserable, ¡no! porque cuando Jesús es tu identidad eso te da la dignidad real
de quién tú verdaderamente eres. Voy a decirles esto: Cristo es tu identidad.
Yo solía ser muy tímido,
muy inseguro, muy reticente cuando estaba en la escuela, hoy soy un hombre con
denuedo, pero no por confianza en mí mismo, porque si me miro a mi mismo, no
haría lo que hago ahora. ¡Mis ojos están puestos en Cristo! ¡él es mi
identidad! él es el real “Joseph Prince”. Dios ha hecho a Jesús el nuevo “tú”,
el nuevo “yo”, ¡amén!
Así que, aquí estaba
Pedro aprendiendo esta lección, él dijo “!Si! yo estoy listo, ¡por supuesto! ¡voy
a ir por ti a prisión, incluso voy a morir por ti! en el versículo 34:
Y
él [Jesús]
le dijo: Pedro, te digo que el gallo no
cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
Este es el registro de la
última cena y Juan añade algo más, en Juan:
Juan
13:38 Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te
digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
Juan
14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
Muchos de nosotros nos
detenemos en el último versículo del capítulo 13, y no leemos esta primera
parte del capítulo 14 porque está en un nuevo capítulo, pero nosotros debemos
entender que los capítulos en la Biblia han sido hechos por el hombre, no
estaban originalmente en los textos originales. En el último versículo de
Juan13, Jesús le está diciendo a Pedro “vas a negarme tres veces antes que el
gallo cante”, pero en el capítulo 14:1 está diciendo “no permitas que tu corazón
se turbe, ¿crees en Dios? cree también en mí, nunca voy a dejarte” ¡Aleluya!
Así que, yendo un poco
atrás con la historia de Pedro, la primera vez que Pedro conoció a Jesús fue a
través de su hermano Andrés, y se llamaba Simón, y Jesús le dijo: “desde ahora serás
llamado Cefas”, es una palabra para “piedra”, “tú vas a llegar a ser una piedra
sólida”, esa es la primera vez que Pedro se encontró con Jesús.
La segunda vez, habían
estado en el mar toda la noche y ellos no habían pescado nada, ahí estaba con
sus compañeros de pesca lavando sus redes en el mar de Galilea, y Jesús estaba
predicando a una multitud, y él se estaba haciendo hacia atrás para poder
abarcar a toda la multitud, y vio el bote de Pedro, (¿y sabes una cosa?, cuando
Jesús viene a ti y te dice que le sirvas, no tienes idea de cómo quiere
bendecirte), Jesús entró al bote de Pedro, y después que terminó su prédica le
dijo “boga mar adentro y arroja tus redes”,
plural, “redes” para una gran pesca. Dios siempre va a decirte que hagas cosas
grandes, la fe nunca es demasiado denodada para agradar a Dios. Pide a Dios una
cosa grande, y Él te va a decir: “Yo amo esto”. Pide a Dios en grande. No le
pidas un empleo, pide una posición. Él le dijo a Pedro: “boga mar adentro y
echa tus redes”, y Pedro le dijo: “Señor, hemos estado toda la noche y no hemos
pescado nada, pero, bueno, en tu palabra voy a echar la red”, una red, y ¿qué
creen?, Todos los peces que había en el mar vinieron hacia el Maestro, cuando
el Maestro estaba en ese bote. Cuando Jesús está en tu vida, todo viene a tu
favor, incluso “ten cuidado” cuando tienes a Jesús en tu vida, porque grandes
cosas vienen hacia ti, bendiciones aún de tierras lejanas van a venir hacia ti,
como cuando aquellos sabios del oriente vinieron a bendecir a José y a María
con presentes costosos dignos para un Rey.
Entonces Pedro le dijo al
Señor, “hemos estado toda la noche y no hemos pescado nada, que, ¿no sabes?
¿qué no estás consiente de las crisis en Europa? ¿no has visto lo que está
pasando en Israel? ¿nadie te ha dicho?, pero bueno, porque tú lo dices, en tu
palabra voy a echar la red”. Y la Biblia dice que la red se rompía con la pesca,
no podían sujetarla. ¡Claro! la bendición siempre es más grande que tú fe, y Pedro
tuvo que llamar a sus compañeros para que le ayudaran y con dificultad pudieron
subir todos aquellos peces al barco, y la Escritura dice que el barco comenzó a
hundirse. A mí me encanta este humor de nuestro Padre en las Escrituras, el
barco comenzó a hundirse, ¡amo esto! ¡me encanta! ¡me hubiera gustado estar ahí!
Y Pedro cae a los pies de Jesús y le dice: “Señor” -y por primera vez le llama
a Jesús, Señor- “apártate de mí, porque soy hombre pecador”.
Yo siempre le hago un
reto a la gente donde quiera que voy, donde sea que predico en el mundo les
pregunto ¿qué viene primero la bendición o el arrepentimiento? ¡La bendición es
primero! ¡es la bondad de Dios lo que nos guía arrepentirnos! tenemos un Dios
bueno que envío a Su Hijo a morir por nuestros pecados. Los teólogos están tan
ocupados dando vueltas alrededor para llegar a este punto, simplemente hay que
brincar y llegar a este punto: Es la bondad de Dios la que nos guía al
arrepentimiento. La bondad de Dios guio al arrepentimiento a Pedro.
Otra ocasión en que vemos
a Pedro, fue en Cesárea, en Filipos, y Jesús preguntaba a sus discípulos: “¿quién
dicen los hombres que soy?” Y le dijeron “algunos dicen que eres Juan el
Bautista que has resucitados de entre los muertos, algunos dicen que eres
Jeremías, algunos dicen que eres Elías”, y él les dijo “bueno ¿y quién dicen
ustedes quién soy?”. Hoy no importa qué es lo que dice el Pastor Prince, o qué
es lo que dicen tus padres, ¿quién dices tú, que es Jesús? Así que Jesús les
preguntó a sus discípulos “¿quien dicen ustedes quien soy yo?” y ¿saben quién
respondió? ¡Pedro!, ¿y saben qué respondió? le dijo: “Tú eres el Cristo el Hijo
del Dios viviente, el Mesías, el "Mashiaj", el hijo del Dios viviente”, y
Jesús estaba impresionado.
Mateo
16:17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Jesús estaba impresionado,
“eres bienaventurado Simón, no llegaste a esta conclusión por ti mismo, mi
Padre te lo reveló”. En otras palabras, le dijo “no hay forma de que tú
tuvieras esta información por ti mismo”, y Pedro estaba seguramente alardeando
con miradas a los otros apóstoles, diciendo, “si, lo hice, si, lo hice”, y en
Mateo 16:
21
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario
ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y
de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
22
Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten
compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
En inglés dice que Pedro
tomó aparte a Jesús, y comenzó a reprenderlo, “no Señor, que esto no te pase
nunca a ti”. Escuchen con atención, después de que Jesús le dijo “guau Pedro,
carne no te revelo esto, sino mi Padre que está en los cielos, Él te mostró esto”,
y de que Pedro estaba muy orgulloso de sí mismo, Jesús les dice “voy a ir a
Jerusalén y a ser muerto y voy a resucitar al tercer día” y no había otro
camino, porque Dios es un Dios justo e hizo esto para hacernos a todos nosotros justos, de una forma justa,
judicial y no había otra forma más que la cruz, por eso Dios envió a Su Hijo,
era necesario.
Después que Pedro escuchó
que era necesario que él muriera y resucitara, Pedro les dijo: “esperen aquí un
momento. Jesús, ven conmigo por favor”, puso su brazo sobre sus hombros y le
dijo: “Sabes Jesús, Señor, todo esto de morir en la cruz y de resucitar de los
muertos, por favor no lo vuelvas a decir, no lo repitas”. ¿¡Se imaginan a un
hombre alardeando de reprender al Señor!? Permíteme decirte esto, cuando tienes
esta confianza en ti mismo, el orgullo te eleva, el criticismo hace lo
contrario, te aplasta, ese es el problema con nosotros mismos.
Este hombre, Pedro está
reconviniendo, está reprendiendo a Jesús, “no vuelvas a decir esto, no lo digas
otra vez”, y ¿qué le dijo Jesús? “Oh gracias Pedro, aprecio de verdad que me digas
estás cosas” ¿Jesús hizo esto? ¿qué fue lo que Jesús dijo?
23
Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !!Quítate de delante de mí, Satanás! me
eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres.
Le dijo a Pedro que no
ponía la mira en las cosas de Dios y que lo estaba ofendiendo. Permítanme
darles este registro en otro evangelio, que es muy hermoso, cuando Pedro comenzó
a reconvenir a Jesús en Marcos 8:32:
32
Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a
reconvenirle.
33Pero
él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo:
!!Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de
Dios, sino en las de los hombres.
Dice en el versículo 33
que Jesús se volteó, miró a sus discípulos y que así reprendió a Pedro. Permítanme
explicarles qué es lo que está sucediendo aquí. Pedro tomó a Jesús y le dijo “Jesús
no vayas a la cruz”, y Pedro no se dio cuenta de que estaba hablando por el
mismo satanás. Satanás puso este pensamiento en su mente, y su autoconfianza lo
hizo ciego. Muchos de nosotros, en nuestra autoconfianza pensamos que sabemos
más que Dios, por eso no leemos la Biblia, ¿para qué? si tenemos la filosofía
humana, si tenemos enseñanzas y conocimiento humano, tenemos parábolas, tenemos
refranes, ¿para qué necesitas la Biblia? ¿quién la necesita? Muchas veces
pensamos que podemos corregir a Dios, que sabemos más que Él.
Así que aquí Pedro está
reprendiendo al mismo Hijo de Dios, ¿saben lo que Jesús hizo cuando Pedro le
dijo no vayas a la cruz? Jesús se volteó y miró a todos sus discípulos, en
otras palabras, está diciendo “¿Si yo no voy, que va a pasar con todos ellos?”
En otras palabras, era el Pastor cuidando de sus ovejas, “si yo no muero, si yo
no me desgasto a mí mismo, ¿dónde van a estar todos ustedes?”. Amo tanto ver
los detalles de estos registros de nuestros Señor, y el amor que él tenía, amo
ver su hermosura, su gloria, su excelencia, ¿nos les parece? ¡Amén!
Ahora ustedes saben la
historia después de Mateo 16, él tomo a Juan, a Pedro y a Jacobo en el monte de
la transfiguración.
Mateo
17:1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los
llevó aparte a un monte alto;
2
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos se hicieron blancos como la luz.
3
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
4
Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si
quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra
para Elías.
El rostro de Jesús estaba
brillante, el Padre estaba hablando con él y apareció Moisés y Elías, era una
visión asombrosa, y Pedro abrió su boca. Yo nunca vi en ningún registro que
alguien le preguntara algo, pero Pedro habló, Pedro dijo: “Señor es bueno para
nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para
ti, otra para Moisés, y otra para Elías”. Está hablando sin ningún sentido, no
podrían construir eso en tan poco tiempo. La gente con autoconfianza termina
actuando de las más estúpidas formas, dicen las cosas incorrectas en el momento
incorrecto. Así que veamos lo que ocurrió en el versículo 5:
5
Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la
nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
Dios mismo, el Padre,
está reprendiendo a Pedro, dijo “a él oíd”.
Y tenemos que entender que la gente en el Antiguo Testamento cuando veían una
nube, sabían que muchas ocasiones, si la nube de Dios venía a ti, si tú habías
hecho algo malo tenías que tener cuidado. Eso le ocurrió a Miriam, cuando habló
en contra del líder, Moisés, quien, de hecho, era su hermano, ella murmuró
contra él, y se apareció una nube y vino sobre ella y cuando la nube se fue,
ella estaba leprosa, ¿recuerdan ese relato? así que la gente judía conoce estos
registros.
6
Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran
temor.
El Padre dijo: Este es mi
Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
En el versículo 7 dice:
7
Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
¿Por qué? ¿por qué no
debían temer? porque no hay juicio cuando la gracia y la verdad están presentes:
nuestro Señor Jesucristo mismo. El Padre dijo “escuchen a mi Hijo”. ¿Y cuáles
fueron las primeras palabras que escucharon de Jesús después de esto? “No
teman”, y los levantó. ¡No es de extrañarse que amemos tanto a Jesús!
Hay gente muy sobresaliente
en el mundo, la gente les llama “ídolos” y la gente dice, “¡ah! este atleta es
mi ídolo”, “este personaje es mi ídolo”, y lo próximo que saben es que se
divorció, ¿dónde queda tú ídolo? O dicen “esta otra persona es mi ídolo”, y la
próxima cosa que saben es que estaba en drogas. Todos los hombres caen, todos
los hombres tienen cosas erróneas en sus vidas. Hay un solo hombre que cuando
tú lo miras atentamente, de la forma en que lo mires, es muy hermoso. Cuando él
es firme, no lastima, cuando él es amable o gentil, no es demasiado suave. ¡Él
es tan encantador! ¡él es todo amor! él es como dice Cantares, “codiciable”, el
Rey de Reyes, el Señor de Señores, ¿Su nombre es? Jesús, El hombre entre todos
los hombres. Él habló una palabra: “¡síganme!” cuando llegó con esos pescadores
y los hombres dejaron sus redes y le siguieron. ¿Se imaginan de qué forma les
habló Jesús? No les dijo, “¿quieren seguirme?” en forma endeble y sin carácter.
Él es Jesús, él es un HOMBRE ¡Amén! Él simplemente dijo: “síganme”, con toda
firmeza, con todo denuedo, y estos pescadores dejaron todo, y le siguieron.
O qué tal esta
experiencia cuando estaba él en el jardín, en Getsemaní y cuando llegó toda
esta compañía de soldados, y él les dijo “¿a quién están buscando? y dijeron “a
Jesús de Nazaret”, y él dijo: “Yo soy”, y la Biblia dice que todos cayeron al
suelo con todas sus espadas y antorchas, esos hombres de guerra cayeron ante
él, ¡y él, que era el cautivo esperó a que ellos se pusieran de pie” y dijo “bueno,
me encontraron, dejen ir a los demás”, y lo capturaron. ¿Saben? Nadie podía
tomar su vida, ¡él entregó su vida, porque te amo a ti y a mí! ¡Él es el hombre
entre los hombres! ¡Amén! Él estuvo ahí siendo golpeado, masacrado. Mucha gente
moría simplemente al recibir esos latigazos, y él soportó toda esta tortura;
Simón de Cirene tuvo que cargar su cruz, y él permaneció vivo para pagar por
nuestros pecados en la cruz, y cuando todo estuvo concluido clamó “¡Consumado
es!” y no con una voz suave o baja, sino con un gran grito, clamó “¡Consumado
es!” ¡Aleluya!
Mateo
17:8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.
Ese es el lugar a donde
Dios quiere llevarnos a todos nosotros, no más, “yo mismo”, “mis miedos”, “mis preocupaciones”,
“mis depresiones”, “mis adicciones”, “mis malos hábitos”, sino solamente Jesús,
él es quien yo soy, ¡él es quien tú eres! ¿Puedo tener un gran amén?
Ustedes conocen la historia
de las negaciones de Pedro. Pedro negó a Jesucristo maldiciendo y jurando que
no lo conocía. La primera negación que hizo, fue con una chica, ella le dijo: “yo
te reconozco”, estaba con un grupo alrededor del fuego, ellos se estaban dando
un poco de calor en esa noche fría, y ella le dijo: “tú eres uno de sus
discípulos”, y él le dijo: “no, eso no es cierto, yo no soy, yo no sé de qué
estás hablando”; y alguien más le dijo: “tu acento es como un galileo, tú eres
unos de sus discípulos” y él dijo, “no, no lo soy”, maldiciendo y negando,
jurando que no lo conocía, y la tercera vez que lo negó esta en:
Lucas
22:59 Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también
éste estaba con él, porque es galileo.
60
Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía
hablaba, el gallo cantó.
Ahora, él estaba fuera
del edificio donde Jesús estaba siendo torturado y juzgado, y:
61
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del
Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
El Señor estaba
enfrentando al sumo sacerdote, Caifás, mientras Pedro estaba afuera en el
jardín, la puerta se abrió, y en el momento en que el gallo cantó, Jesús volteó
y miró a Pedro ¡De qué forma debieron cruzarse esas miradas! eso rompió el
corazón de Pedro, esto era como “Pedro recuerda, no corras de mí, no huyas de
mí, mis ojos están en ti”. Jesús incluso en ese momento, no estaba pensando en
sí mismo, él estaba enfrentando un juicio y en ese momento pensó en Pedro, se
rompió el corazón de Pedro, pero el Señor nunca rompe nuestro corazón.
Y vean lo que ocurrió con
Pedro:
62
Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
¿Y que paso con Jesús en
la parte interior?
63
Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban;
64
y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo:
Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?
Una de las últimas cosas
que Jesús vio antes de que fuera molido y golpeado de esta manera, antes de que
sus ojos estuvieran completamente hinchados por estos golpes, fue a Pedro,
antes de que toda esta golpiza comenzara. Es como si él hubiera pagado el
precio por esa negación de Pedro, él estaba pagando el precio por nuestros
pecados para ser perdonados, ahí comenzó todo.
Iglesia, presten atención,
todo esto comenzó en Getsemaní y culminó en la cruz, y voy a decirles algo:
¡Jesús los ama! y los ama muchísimo, él sabe acerca de tus fracasos antes de
que fracases. ¿Saben lo que Jesús le dijo a Pedro? “Cuando seas fortalecido,
fortalece a tus hermanos”, eso le dijo a Pedro. Así que ahí estaba Pedro
llorando amargamente.
Jesús murió en la cruz,
dio su vida. Al tercer día Jesús resucitó de entre los muertos y entonces algo
pasó en esa tumba vacía, miremos en:
Marcos
16:5 Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado
derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron.
¿Cómo sabemos que en el
cielo todos los ángeles son jóvenes? porque está registrado en la Palabra que
en el cielo no hay gente vieja. En el cielo nadie envejece, el envejecimiento
es parte de la maldición, eso no es parte del cielo en la tierra, nadie en el
cielo es viejo, los ángeles son como jóvenes.
6
Mas él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el que fue
crucificado; ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron.
7
Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis, como os dijo.
De en medio de todos los
discípulos allí, Jesús dejó esta instrucción al ángel de que cuando resucitara
de los muertos, mencionara a los discípulos, y a Pedro. Esto es una forma de
decir “tu pecado nunca pasó”.
Voy a decirles algo,
recuerdan lo que Jesús dijo: “que el que me niegue delante de los hombres, yo
le negare ante el Padre que está en los cielos”, algunas personas me han
enseñado cosas acerca de estos pasajes difíciles de entender. Todo debe ser
interpretado a la luz de la cruz. Pedro negó maldiciendo que él no conocía a
Jesús, ¡eso es negar a alguien! ¿Jesús lo va a negar a él? no, porque Jesús
derramó su sangre por Pedro. Los pecados no son recordados en el cielo. Si van
a los registros de Hebreos 11, todos estos héroes que están registrados ahí,
pecaron, pero no están registrados sus pecados, en el cielo no están registradas
nuestras fallas, no te preocupes.
Yo sé que algunos de
ustedes han leído un panfleto llamado “Esta fue tu vida” donde dice que Dios,
después que mueras, vas a ir al cielo y van a tener una pantalla grande donde
vas a ver todos tus días desde que naciste, y te van a enseñar lo que hiciste
mal, todo lo que tu hiciste, cuando estuviste comiendo palomitas enfrente de la
televisión, todo lo que estuviste haciendo tras puertas cerradas, todo lo que
pensaste. Después de leer ese panfleto, ¡imagínese!, yo estaba azorado, ¿cómo
puede ser esto de que me van a mostrar todo lo que yo he hecho mal? Eso,
simplemente no es verdad, no hay registro en el cielo, ¿por qué? porque la
sangre de Jesús ha borrado el casete. No hay registro de los pecados de todos
estos héroes en la fe. Y si leen todos los registros del Antiguo Testamento,
todos ellos fallaron. Incluso Abraham mintió, pero eso no está registrado en
Hebreos 11.
¿Recuerdan a los dos
discípulos en camino a Emaús?, Jesús se apareció a ellos en su cuerpo
resucitado, él habló con ellos, ellos nunca se dieron cuenta que era él, la
Biblia dice que ellos llegaron hasta casa, y tomaron la comunión y que cuando
él estaba partiendo el pan, ellos se dieron cuenta de quién era, y él desapareció
y después regresaron esa misma noche a Jerusalén. Caminaron setenta millas en
un solo día, y al llegar con los discípulos les dijeron:
Lucas
24:34 …Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
Este es el primer día de
su resurrección, y el Señor se le había aparecido a Simón, muchos no lo tomamos
en cuenta, hablamos de que se le apareció a María Magdalena, pero no nos damos
cuenta que la Escritura también menciona que se le apareció a Pedro. Jesús tuvo
una reunión privada con Pedro donde nadie más estuvo, y no hay un registro en
la Biblia de qué fue lo que hablaron en esa reunión, esta fue una reunión a
puertas cerradas, entre Jesús y Simón, ¿ven esto aquí? este fue el primer día
de la resurrección y Jesús ya se le había aparecido a Simón.
Antes de que Dios
restaure tu exterior, tú misterio, lo que sea que tengas necesidad, Dios restaurará
primero tu conciencia de pecado. La mala conciencia es esa parte que te ata, es
como si caminaras con una piedra en tu zapato, no te sientes confortable, tú
estás viviendo con esa conciencia de pecado dentro de ti, y necesitas tener una
conciencia clara despejada. Debes saber con toda certeza que la sangre de Jesús
te ha perdonado, porque de tu conciencia interior viene la paz. Dios quiere
también restaurar tu corazón, ¿por qué? porque de tu corazón emerge la vida y
el gozo. La paz viene a tu conciencia sanada, y el gozo viene a tu corazón. Si
tu mente y corazón están sanados, vas a caminar con la paz unida al gozo,
siempre.
Ahora, Jesús restauró la
conciencia de Pedro en esa reunión dónde nadie más estuvo. Jesús habló con
Pedro y nadie sabe lo que ambos hablaron, pero ahora vamos a ver como Jesús
restauró a Pedro también abiertamente, delante de todo el mundo.
Para el resto de ustedes
que no han negado públicamente a Jesús, aquí, hay el hermoso ejemplo de una
restauración pública. Una semana después de la resurrección, Jesús iba
caminando por el mar de Galilea y algunos de los discípulos y apóstoles estaban
pescando, y Jesús les dijo: “¿Hijos, tienen comida?” y ellos dijeron: “nada,
hemos estado toda la noche y no hemos pescado nada”, y él les dijo “arrojen la
red al lado derecho, y hallarán”, y “entonces la echaron, y ya no la podían
sacar, por la gran cantidad de peces” (Juan 21:6), pero esta vez la red no se
rompía, ellos trajeron toda esta pesca, esto está registrado en:
Juan
21:9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y
pan.
Dice aquí que Jesús tenía
brasas puestas, y ahora van a ver como el Señor sanó la mente de Pedro. ¿Cuántos
de ustedes saben que cuando han hecho mal el perdón está allí y lo reciben?,
recibes el perdón de Dios, sabes que Dios te ha perdonado, pero algunas veces
el recuerdo de tu falla te lastima. ¿Saben lo que Jesús hizo? Él puso brasas,
la otra ocasión que está registrado un fuego, es justamente cuando Pedro negó a
nuestro Señor Jesucristo. Así que Pedro vio estás brasas y ese fuego en este
encuentro con Jesús. No hay otro lugar en los evangelios hablando de un fuego,
excepto aquí y cuando Pedro le negó. Son las únicas dos veces registradas con una
fogata. Así que el Espíritu Santo está poniendo estos dos acontecimientos
juntos. Pedro olió el fuego… ¡imaginen lo que trajo a su memoria! Él sabe en su
consciencia que ha sido perdonado, pero ahora va a ser restaurado su
ministerio, ahora va a ser restaurado su corazón, Jesús va a sanar su mente,
nuestro Señor Jesucristo va a restaurar su mente y corazón para que cada vez
que él piense en ese pecado no le duela.
Y en el versículo 10
Jesús les dijo: Traed de los peces que
acabáis de pescar.
11
dice: Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento
cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
El Hijo de Dios tiene el
poder de ordenar a los peces que venga hacia ti, aquí había ellos tenido una
gran pesca, pero ¿saben una cosa? No pongan los ojos en los peces, pongan los
ojos en Jesús. ¡Amén!
Juan
21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás,
¿me amas [“agapao”, es la forma más alta de amor] más que éstos?...
¿Por qué Jesús le dijo que
si lo amaba más que a todos ellos? porque Pedro había alardeado, “aunque todos
estos te negaren, yo no lo haré”, y ahora Jesús le estás diciendo “¿me amas con
la más alta forma de amor, con esa forma de amor que es sacrificio?, ¿tú me
amas con esa clase de amor? ¿Más que a todos estos?” Así que aquí está Jesús
trabajando con su autoconfianza, y en el mismo versículo 15 le dice:
“Sí
Señor; tú sabes que te amo”
Esta es la palabra “phileo”
que es la más baja palabra para el amor. “Phileo” significa: “Tú me caes bien”
“te amo como a un amigo”, y en ese nivel de amor que Pedro tenia por Jesús, y
en ese amor “fileo” que Pedro tenía por Jesús, Jesús le dice:
“Apacientas mis corderos”.
Incluso cuando le está
amando a ese nivel le dijo “apaciente a
mis corderos”. Y en el versículo 16 volvió a decirle la segunda vez:
“Simón
hijo de Jonás ¿me amas? (“agapao”), Pedro le respondió: Si, Señor tú sabes que te amo (“phileo”, “tú me
agradas, me agradas como un amigo”. Pedro está siendo honesto,
está siendo humilde al reconocer esto), y Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”. Jesús le está enseñando “no se trata de tu
amor por mi Pedro, sino de mi amor por ti”.
Y en el versículo 17
dice: Le dijo la tercera vez: Simón, hijo
de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez:
¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo
sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
¿Por qué tuvo esta misma
conversación tres veces? Porque él había dicho “nunca voy a negar a Jesús”.
Jesús quería en realidad que recordara esas negaciones cuando sucedieron. Cuando
sucedió la primera negación era de mañana. Imagínense estamos aquí en el mar de
Galilea, también de madrugada, al amanecer, posiblemente había gallos cantando
y un fuego. Jesús está restaurando a Pedro porque lo que él quiere, es que
cuando él este frente a un fuego cuando él este en la madrugada, o cuando él
escuche al gallo cantar, ahora recuerde: “apacienta mis corderos Pedro, lo que
cuenta no es tu amor por mí, sino mi amor por ti”.
Así que Pedro tuvo que
aprender está lección.
Juan
21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas [phileo]? Pedro se entristeció de que le dijese la
tercera vez: ¿Me amas [phileo]? y le
respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo [phileo].
Jesús descendió al nivel
de Pedro diciéndole “tú solamente me amas como un amigo Pedro”, y Pedro le
contesto “tú sabes todas las cosas Señor, que solamente te amo a este nivel”. Y
Jesús le dijo al final del versículo 17:
…Apacienta
mis ovejas.
Él le está dando
confianza, le está dando un ministerio, está restaurándolo enfrente de los
discípulos. Nadie más podrá recordarle ahora aquellas negaciones, todo lo que
pudiera recordarle esa caída suya, ese tropiezo ahora va a recordarle el amor
de Jesús ¡Amén!
Así que en cualquier
recuerdo malo que tengas de tu pasado, mira a Jesús en esa situación. Quizá
fuiste abusado, trae a Jesús a esa situación, míralo abrazándote como si tú
fueras un niño, quizás tus padres no estaban allí, alguien más estaba al
cuidado de ti, y quizás sientes que has perdido el amor de tu padre y de tu
madre o la confianza en ellos, bueno, Jesús está ahí para ti, Dios está ahí
para ti también como un Padre y ellos te abrazan. Simplemente toma tiempo para
permitirle a Dios y a Jesús que te amen.
¿Saben algo gente? muchos
de nosotros hemos crecido sin esa confianza de que Dios nos ama. Nos enfocamos solamente
en nosotros, y pensamos que nadie va a cuidar de nosotros mismos, que lo que no
hagamos por nosotros mismos, nadie lo va hacer. El mundo te enseña que no te
preocupes por nadie más, y que mires por tu propia vida y que los demás no
importan. Eso es egoísmo. El mundo dice: “golpea antes de que te golpeen, gana
antes de que te ganen, mírate a ti mismo”, está es la filosofía del mundo. Dios
está diciéndote: “no vivas más una vida de esa forma, Yo cuido de ti” !Amén¡
De la misma forma que has
aceptado a Jesús como tu salvador, acéptalo como tu “yo” verdadero. Deja de
confiar en ti mismo, deja de dar vueltas y vueltas, alrededor de la misma
condición, tienes que reconocer que no puedes esperar nada de ti mismo sino
todo de Cristo, y acepta que Cristo, que está sentado a la diestra de Dios, es
tu verdadera identidad. Reconoce que Cristo es tu vida. La Escritura dice que
“Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria”.
Quiero orar por todos
ustedes. Donde sea que estés escuchando mi voz, esto es para ti que eres
creyente.
Que este siguiente año
Dios los bendiga a ustedes y a sus familias, que el Señor los guarde y los
preserve a través de Su poder, a través de Su gracia, que los proteja de todo
mal, que los proteja de toda enfermedad, de toda contienda. Que el Señor mismo
los preserve de cualquier padecimiento, que el Señor haga brillar Su rostro
sobre ti, porque el rostro de Dios está brillando en Jesús y tú estás bajo ese
brillo, bajo esa gloria, bajo ese favor, y que el Señor derrame este año sobre
ti todo ese favor. Que bendiciones vengan sobre ti y tu familia y que la paz
shalom esté en ti en el nombre de Jesús, amén.
Dios los bendiga y sigan
poniendo sus ojos en Jesús.
Traducción por Claudia Juárez Garbalena
Mi inmensa gratitud a Élida Scarano por su ayuda en la transcripción de este documento.
Comentarios
Publicar un comentario