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Por las llagas de Jesús tú has sido curado. Por Joseph Prince



Isaías 53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Tú sabes, una de las mayores quejas contra la película de Mel Gibson, La Pasión de Cristo, fue que era demasiado violenta, especialmente la parte donde Jesús fue flagelado.

Permíteme decirte esto: ¡No fue lo suficientemente violenta! La Biblia dice que en la cruz, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres (Isaías 52:14). [La versión “The Message” en inglés, dice que quien lo miraba estaba horrorizado y que ni siquiera parecía humano. Nota de traductor]. En la película, incluso después de todos los golpes, el actor James Caviezel, que hizo el papel de Jesús, todavía lucía algo apuesto.

Pero la realidad es que cuando Jesús estuvo colgado en la cruz, él no tenía "parecer ni hermosura... le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos" (Isaías 53:2). ¡Él fue golpeado hasta que su rostro parecía gelatina despedazada!

En la película, cuando lo azotaron, sólo una pequeña porción de sus huesos quedó expuesta, todo estaba en su lugar. Pero los salmos mesiánicos dicen: "Sobre mis espaldas araron los aradores; hicieron largos surcos" (Salmo 129:3), y "Contar puedo todos mis huesos; entre tanto, ellos me miran y me observan" (Salmo 22:17). ¡Todos sus huesos quedaron expuestos!

Amigo mío, él estaba pensando en ti cuando los soldados lo amarraron a ese poste para flagelarlo. Mientras ellos levantaban sus látigos, Jesús dijo: "¡Que todo venga sobre mí!"

Pero lo que vino sobre él no fue solamente el látigo arrancando la carne de su espalda desnuda, sino tus enfermedades y tus padecimientos. Cada vez que él fue azotado, todas las formas de enfermedades y padecimientos, incluyendo artritis, cáncer, diabetes, gripe aviar y dengue, vinieron sobre él. "El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por Su llaga fuimos curados".

Hoy, la sanidad es tu derecho porque Jesús ha pagado el precio por tu sanidad. Así que si el diablo te dice: "No puedes ser sanado", simplemente declara: "Jesús ha pagado por mi sanidad. La enfermedad no tiene derecho a estar en mi cuerpo. ¡He sido sanado en el nombre de Jesús!"

Cada maldición de enfermedad que se supone debía caer sobre ti, cayó sobre Jesús. Él llevó cada una de esas llagas, para que puedas caminar en salud divina todos los días de tu vida. ¡El precio ha sido pagado para que puedas levantarte y salir de tu lecho del dolor!

Traducción por Claudia Juárez Garbalena

Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”



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