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LA HIGUERA, EL OLIVO Y LA VID Por E. W. Bullinger

Extraído de “Things to Come” – “Las Cosas Por Venir”
Vol. II, No. 2 - Agosto 1895

  La enseñanza simbólica, típica y figurativa de la Palabra de Dios es una fuente ilimitada de delicias para aquellos que en ella meditan de día y de noche, los que consideran sobre las infinitas bellezas y la variedad de sus ideas escritas, así como en la sabiduría de Aquel cuyas palabras están llenas de espíritu y de vida.

  Pero el fundamento sólido e inamovible de la verdad de Dios debe ser bien procurado antes de que sus ilustraciones simbólicas y figurativas, y minuciosos detalles puedan con seguridad y toda certeza ser aprendidos o enseñados.

  ¡Sí! Hay un cuadro completo que puede ser imaginado, pero solo cuando todo la esencia de la verdad espiritual es comprendido y disfrutado. Solo cuando la sana doctrina de la fe por fin se hace luz en la mente de los santos, solo entonces se afirma y arraiga en nuestros corazones. Solo cuando las Epístolas de S. Pablo, S. Juan, y S. Pedro son del todo conocidas y creídas, así como las Palabras del Señor Jesús según se registran en los Cuatro Evangelios, solo entonces desaparece el temor que surge por darle rienda suelta a la imaginación en la interpretación de la enseñanza que está por detrás del típico y figurativo lenguaje de la Escritura.

  Si nosotros tenemos la mente de Cristo, y estamos siendo enseñados por el Espíritu Santo, también seremos capaces de extraer lecciones y poesías espirituales de la flora y fauna de la Naturaleza;  de los altos cedros en las nevadas cimas del Líbano y del húmedo hisopo que crece en el muro.

Cuando la Sabiduría es justificada de sus hijos (Mt.11:19 y Lc.7:35), se descubren a sus ojos las delicias de la Sabiduría que se hallan en el Libro de Proverbios y el Cantar de los Cantares de Salomón, así como por todas partes, así como en toda la Palabra de Dios; y una infinita gama de asuntos y joyas celestiales se extienden delante y a la vista de Aquel que se halla a la puerta abierta del Tesoro de Dios.

Aquel que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre (Ap. 3:7), Él Mismo permanece en pie a la puerta, y guardará el corazón de Su siervo para que no se aleje demasiado en la divagación de su imaginación, pues aun no sabe ni la mitad de la historia, y aun cuando Él le diese al siervo la totalidad de los Tesoros de su casa, a cambio de Su amor, para él serian totalmente despreciablesLa Sabiduría es más hermosa que los rubís, pero incluso los tesoros escondidos de la casa de la Sabiduría no satisfacen a quien conoce algo del amor, del amor de Aquel en quien se encuentran escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

  Todo es vanidad de vanidades  si el corazón  está dispuesto y ocupado sobre cualquier cosa debajo del sol, pero hay Uno por encima del sol, que es el verdadero objetivo y fuente de un regocijo y delicia interminable.    
  
 “La Higuera, el Olivo y la Viña

Cada uno de estos tres hermosos árboles cuando se estudia por separado en su simbólica conexión con los caminos y pensamientos de Jehová, concerniente al pueblo y la historio de la Tierra de Emmanuel, nos sugerirán mucha e instructivas ideas y pensamientos, y cuando se toman en conjunto como símbolos asociados, tienen una enseñanza todavía más profunda para aquellos que tienen ojos para ver y corazones para entender.

  En la primera Parábola en la Escritura, pronunciada por Jotán a los hombres de Siquem desde la cumbre del Monte de Gerizim (Jueces 9:8-15) leemos:

Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al Olivo: Reina sobre nosotros. Mas el Olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y dijeron los árboles a la Higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y respondió la Higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego los árboles a la Vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la Vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ser grande sobre los árboles? Dijeron entonces todos los árboles a la Zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. Y la Zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la Zarza y devore a los Cedros del Líbano.

  La Higuera, el Olivo, y la Viña son tipos simbólicos de aquella Nación a la cual Dios les dio la tierra de abundancia y en la cual esos árboles fueron el producto y fruto. Pero ese pueblo altamente favorecido menospreció aquella fértil tierra y no creyó Su Palabra. Y cuando ya estaban en posesión del territorio, con sus ciudades y árboles frutales que no habían sido edificados ni plantados, se olvidaron malvadamente del Señor su Dios que los había redimido de Egipto y los había puesto en esta hermosa tierra de abundancia; y por eso, después de tener con ellos una gran paciencia y bondad, los echó fuera de ella y los esparció entre los gentiles.  

  La Higuera y la Viña

  La Higuera y la Viña son modelos o tipos de Israel bajo el primer Pacto – sin embargo el Olivo es un modelo de Israel en cuanto a la cierta y segura promesa y bendición de Dios, una figura de aquel lugar privilegiado en la gracia de Dios, de quienes ahora están en posesión de las infalibles promesas de Dios y entre quienes mora Su gran honor.
  Hiciste venir una Vid de Egipto. Echaste las naciones y la plantaste. Limpiaste sitio delante de ella. E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra. Los montes fueron cubiertos de su sombra, y con sus sarmientos los cedros de Dios. Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos (Salmos 80:8-11).

  Pero leamos ahora la triste canción del Amado con respecto a Su Viña. ¿Qué podría hacerse con las uvas salvajes cuando tanto amor y cuidado se habían depositado sobre aquella Viña? ¿Qué más se podría hacer a mi Viña, que yo no haya hecho ya en ella? la Viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá la planta deliciosa Suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor” (Isaías 5:4-7).

  Bajo el primer Pacto, la Higuera no había producido nada sino solo hojas; una gran dedicación pero sin fruto alguno: y de la Viña Escogida solamente se cosecharon uvas salvajes y agrias.                

  Tampoco produjo nada más, incluso cuando a la Nación Amada le fue enviada “el bien amado, el Hijo Único lleno de gracia y verdad, la Vid Verdadera, cuyo Padre era el Labrador (Juan 15:1).  Cuando entre ellos él creció como planta sensible y delicada y como raíz salida de la árida y seca tierra, aquella Nación altamente favorecida le menospreció y repudió sin contemplación alguna. No vieron ninguna hermosura en Él, el más Alto entre diez millares.   

  Pero hubo, sin embargo, unos pocos pámpanos que permanecieron en Él, en la Vid Verdadera, y produjeron mucho fruto; sus voces salieron por toda la tierra y sus palabras alcanzaron hasta el fin del mundo.

  Sin embargo Israel no conoció ni como nación escuchó la enseñanza del Espíritu Santo; no se arrepintieron ni la tuvieron en consideración.

  La Verdadera Vid se halla ahora en la viña celestial de Dios, y no sucederá sino hasta que haya venido desde Sion como su Libertador, para volver los impíos caminos de Jacob, que la Casa de Israel y la Casa de Judá se hallen nuevamente en posición de ser el pueblo terrenal de Dios. El Señor Dios elegirá entonces a Jerusalén, y Aquel que esparció por la tierra a Israel, volverá a reunir allí a sus ovejas de la manera que el pastor reúne a su rebaño.  

  Israel y el Olivo

  La Higuera se marchitó, y nunca más dio su fruto ni volvió a crecer. Israel fracasó estando debajo del primer Pacto, y es un nuevo Pacto el que hará Dios con la Casa de Israel y la Casa de Judá.

  A través de la Ley se llegó al pleno conocimiento de la terrible naturaleza de pecado; el poder o fuerza del pecado era la Ley, y por las obras de la ley ninguna carne – ni la de los judíos ni la de los gentiles – será justificada.

  La Higuera se esforzará una vez más para producir sus hojas, ¡pero no obtendrá fruto alguno! ¡Cuando estas cosas comiencen a suceder, entonces será el principio de dolores! Y el tiempo de la tribulación de Jacob estará muy próximo y a la mano, ¡incluso a las puertas!

Ningún fruto se producirá en el intento para renovar el primer Pacto – puesto que vergonzosamente quebraron ellos aquel Pacto, y Dios quebró Sus cayados, Gracia  y Ataduras, del Pacto que había hecho con el pueblo (Zacarías 11: 10 y14).  

  ¡Ay del pastor inútil a quien recibirán y los abandonará! (Zacarías 11:17).

  Escogerán la Zarza por su rey, de la manera como los de Siquem escogieron a Abimelec. ¿!Y no salió fuego de la Zarza y devoró los Cedros del Líbano!?

  Pero aunque la Higuera se marchitó y fue cortada – aunque la Vid Verdadera fue recogida en el cielo y no la volvieron a ver; sin embargo el Olivo todavía permanece y se mantiene, aun cuando algunas de sus ramas hayan sido cortadas, y así sucede todavía hasta los días de hoy.

  El Olivo salvaje fue injertado. Israel perdió por un tiempo determinado el privilegio especial de ser los poseedores y expositores de los oráculos de Dios. El Evangelio de la Gracia de Dios, la Salvación de Dios y el Misterio concerniente a Cristo y a la Iglesia fue predicado entre los gentiles – y así sucede también hasta los días de hoy.

  Pero los gentiles, como tales, tampoco están permaneciendo en la bondad de Dios, se están olvidando y dejando de lado el principio de la justificación por la sola fe, la doctrina que determina si una iglesia está firme o cae; los gentiles están menospreciando el principio de la gracia. Y del mismo modo que Dios no perdonó a las ramas naturales del Olivo, tampoco perdonará a los jactanciosos y vanos gentiles, que no hayan recibido el amor de la verdad por la cuan puedan ser salvos.

  Dios recibirá de nuevo a Israel en Su bondad, favor y misericordia – y la ley saldrá de Sión, y Su justo gobierno desde Jerusalén.

  El escriba instruido en los misterios del Reino de los Cielos debería ser capaz de sacar de sus tesoros las cosas Nuevas y Antiguas. Y entre estos tesoros se hallarán las solemnes lecciones de la Higuera, el Olivo y la Vid.

  E.W. Bullinger 

 Traducción Juan Luis Molina
Con la colaboración de Claudia Juárez       

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