Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

Vive una vida dejando ir. De Joseph Prince


De Joseph Prince
Siendo libre del estrés, preocupaciones y ansiedad
INTRODUCCIÓN

Parece que nuestro mundo de hoy está girando más rápido que nunca en su propio eje y tomando más impulso con cada día que pasa. En un abrir y cerrar de ojos, nos deseamos "Feliz año nuevo" y, antes de darnos cuenta, nos estamos preparando para el día de Acción de Gracias. El desfile estará de vuelta en televisión y regresaremos al ático para buscar la caja de adornos navideños que parece que habíamos guardado ayer. ¿A dónde se fue todo ese tiempo?

Muchos factores se suman a este frenético ritmo de vida. Están surgiendo nuevas demandas en los lugares de trabajo que cambian rápidamente, y casi todas las industrias se han enfrentado a dificultades. Muchos están luchando con la necesidad de mantenerse al día con nuevos conocimientos y están siendo entrenados o reubicados para mantenerse en la competencia, mientras hacen malabares con las demandas en el matrimonio, la crianza de los hijos y su iglesia. Y todo esto sucede en un contexto de agitación política, incertidumbre económica, fluctuaciones monetarias, la amenaza real de terror en nuestra vida cotidiana, de desastres naturales y nuevas cepas de virus mortales. La inmediatez de las comunicaciones en tiempo real a través de varios medios como mensajes de texto, Facebook y chats de grupos de WhatsApp también ha creado una nueva normalidad donde cualquier persona, independientemente de su jerarquía de importancia en nuestras vidas personales, tiene el poder de poner una demanda inmediata en nuestro tiempo y posiblemente distraernos e incluso descarrilarnos de nuestros planes.

Es fácil ver por qué tantas personas hoy en día están experimentando ataques de estrés, preocupación y ansiedad. Desafortunadamente, estos no son simplemente estados inofensivos de emoción: pueden desarrollarse insidiosamente en depresión crónica, enfermedades psicosomáticas e incluso tendencias suicidas. Los estudios han demostrado que las personas que se encuentran bajo altos niveles de estrés tienden a involucrarse en comportamientos poco saludables para enfrentarlo. Estas conductas van desde pasar tiempo excesivo navegando en Internet o viendo la televisión, hasta comer en exceso, abusar del alcohol, fumar, depender de las drogas e incluso ver pornografía. El estrés también podría terminar siendo una puerta de entrada al pecado, ya que alguien que está bajo una tremenda presión puede tomar decisiones irracionales e incluso moralmente cuestionables en un intento por escapar de las realidades que enfrenta.

No subestimes el poder destructivo del estrés. El estrés, que se ha denominado como un "asesino silencioso", puede afectar nuestro sistema inmune y provocar consecuencias graves, como insomnio, depresión, bulimia, problemas estomacales e incluso cáncer. El estrés puede paralizarnos y hacernos incapaces de funcionar normalmente en la sociedad. El estrés agota y puede aniquilar por completo nuestras reservas de energía. El estrés puede volvernos indefensos, sin la fuerza o determinación de decir no a las tentaciones. El estrés puede ser debilitante y hacer que nos autodestruyamos por completo.

Es por eso que escribí este estudio con un gran sentido de urgencia en mi corazón y en el espíritu. En esencia, el estrés se trata de demandas, demandas que no podemos sostener ni satisfacer. ¡Pero la gracia del Señor se trata de provisión! Dios quiere enseñarte cómo caminar en una mayor medida y profundidad en Su suministro, y formas prácticas de permitir que Su suministro fluya sin cesar en tu vida. El estrés, la preocupación y la ansiedad ahogan el suministro del favor, la sabiduría y el éxito de Dios. Cuanto más aprendas a soltar tus ansiedades, más verás Su flujo de suministro. Es por eso que titulé este estudio “Vive una vida dejando ir”. No tengo ninguna duda de que Dios te alentará y fortalecerá enormemente a medida que aprendas poderosas verdades bíblicas de cómo lidiar con el estrés.

Entiendo lo que significa estar bajo una tremenda presión. Ser el pastor principal de una iglesia que tiene una asistencia promedio de más de 30,000 personas cada domingo definitivamente tiene sus demandas. Hubo un período en mi vida en que desarrollé síntomas en mi cuerpo que los médicos me dijeron que eran causados por el estrés.

Pero el Señor es tan bueno. Él pacientemente me mostró cómo Su Hijo ya pagó el precio de nuestra paz. Debido a su sacrificio, tú y yo podemos vivir una vida victoriosa libre de estrés y preocupación hoy, incluso cuando nos enfrentamos a demandas abrumadoras. Hago oración para que las verdades y las herramientas prácticas en este estudio te liberen de la misma manera en que el Señor los ha usado para liberarnos a mí y a muchos otros.

He recibido tantos testimonios de preciosas personas que han recibido la liberación que nunca pensaron que fuera posible. Sus historias pueden ser diferentes, pero todas señalan al mismo Dios que las sacó de su depresión, al mismo Dios que les quitó la ansiedad y les dio Su paz, al mismo Dios que les dio gozo y puso una canción de alabanza en sus bocas. Comparto algunas de sus historias en este estudio porque quiero que veas que si Dios pudo hacerlo por ellos, también puede hacerlo por ti.

Mi querido lector, no fuiste diseñado por Dios para vivir bajo estrés; fuiste llamado a vivir una vida de descanso. Una vida de descanso es una vida de victoria. ¡así que, amigo mío, comencemos a vivir la vida de dejar ir todas tus ansiedades, una vida de calidad libre de estrés, preocupación y ansiedad!

I
¿Te sientes abrumado? ¿Bombardeado por demandas, responsabilidades y plazos interminables en responsabilidades que debes cubrir? ¿Estás bombardeado por facturas que se deben ser pagadas, por deudas de tarjetas de crédito por liquidar, con problemas de salud qué atender, por problemas con tus hijos que necesitan tu atención inmediata, y un sinfín de montañas de correos electrónicos y mensajes de texto que deben ser respondidos?

Quizá todo parece estar gritándote y diciendo tu nombre. Tal vez te dejan sin aliento mil asuntos resueltos a medias que esperan su finalización y exigen respuestas, cosas como:

¿Qué tengo que hacer?
¿A qué debería dar prioridad?
¿A quién debo llamar?
¿A dónde debo ir?
¿Cuándo debe ser resuelta esta necesidad?

Tu lista de tareas pendientes no completadas puede llevarte en veinticinco direcciones diferentes.
Cuando llega la noche, ¿es difícil dejar todos esos pensamientos y cargas? ¿El sueño se vuelve difícil de alcanzar, y cuando finalmente te encuentras en un sueño irregular, te despiertas una y otra vez, con el corazón acelerado por la ansiedad?

Con todo lo que está sucediendo, sé que probablemente estés pensando, ¡no tengo tiempo para leer este estudio!

Créeme, lo entiendo. Con todas las demandas a las que me enfrento en mi mundo -desde la iglesia hasta los programas de televisión, pasando por conferencias en todo el mundo y mi querida familia-, honestamente, no tengo tiempo para trabajar en este estudio Sin embargo, aquí estoy.
¿Por qué? Porque creo que todos debemos presionar un botón Pausa.

Necesitamos hacer una pausa, dar un paso atrás a todo el ajetreo y el bullicio, y escuchar. Escuchar el sonido de los pájaros cantando su saludo al sol de la mañana. Escuchar el sonido de las olas abrazando suavemente la orilla del mar. Escuchar el sonido de la lluvia danzando a través de las copas de los árboles.

Lo más importante es que debemos hacer una pausa y escuchar las palabras eternas de Aquel que nos ama. Esto se trata de ser refrescado. Se trata de tomar una caminata nocturna con nuestro Señor. Esto se trata de escucharlo susurrándonos hoy:

Salmos 46:10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.

Hoy en día, hay un movimiento minimalista moderno que trata de simplificar y ordenar tu entorno. La premisa detrás del movimiento es que si puedes ordenar tu exterior, encontrarás la paz en el interior.

Este libro tiene un enfoque contrario. La premisa de vivir una vida dejando ir toda preocupación, es que si puedes remover lo negativo que está dentro de ti, en tu corazón, tu alma y tu mente, se atenderá el desorden que está afuera.

El Espíritu del Señor trabaja desde adentro hacia afuera. Sí, es posible que te enfrentes a una montaña de demandas que harían que el Monte Everest pareciera una montaña de arena. Pero cuando hay una canción en tu corazón, cualquier montaña puede ser superada. Cuida los nudos en el interior y los nudos en el exterior se desatarán de forma sobrenatural.

Toma cuidado de los nudos de tu interior y los nudos en el exterior se desatarán de una forma sobrenatural.

¿Creerías que la respuesta a todos tus problemas se encuentra en dejarlos ir? Dejar ir tus preocupaciones no es un acto irresponsable. De hecho, es lo más poderoso que puedes hacer cuando dejas que tu situación caiga en manos de Aquel que creó el universo. Al hacer esto estás reconociendo que tú no puedes, pero que Él sí puede, y te haces a un lado para que Su suministro pueda fluir en cada área de tu vida. Estás tomando la decisión de estar quieto y dejar que Él sea Dios (Sal. 46:10), de permanecer quieto y ver Su salvación (Ex. 14:13). Cuando dejas ir tu situación, estás diciendo con eficacia: "Señor, pongo en ti mi fe para que tomes cuidado de mi situación. Yo no puedo, pero Tú sí puedes. Confío en ti. Elijo dejarla ir y liberar todo mi estrés, preocupaciones, miedos y ansiedades en Tus manos porque sé que Tú me amas".

Las Escrituras lo dicen de esta manera:

1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Quiero ver este versículo en la Versión Amplificada en inglés:

Echando todas tus preocupaciones [todas tus ansiedades, todas tus angustias y todos tus desasosiegos, de una vez y para siempre] en Él, porque Él se preocupa por ti [con el más profundo afecto, y te cuida muy esmeradamente].

Amado, puedes poner todas tus preocupaciones en Él de una vez por todas porque Él se preocupa por ti. No importa la razón por la cual estés ansioso. Ya sea que tengas miedo de perder tu empleo, o estés estresado por tu próxima entrevista, o estés preocupado de que termines solo y sin ser amado, tú puedes tomar esa preocupación y ponerla en Sus manos. Tu Padre te ama con el más profundo afecto y te cuida con gran dedicación. Él está esperando que lo dejes hacerse cargo de la situación.

Muchas veces, nos cuesta dejar ir nuestras situaciones porque pensamos que si las dejamos ir, no pasará nada. Pensamos que no preocuparse por algo, es ser irresponsable. Así que lo agarramos con tanta fuerza que nuestros nudillos se ponen blancos. ¡Nos angustiamos y nos preocupamos porque creemos que eso es ser responsable! Pero nuestro Señor Jesús planteó una pregunta retórica muy importante para todos nosotros:

¿Y quién de ustedes, al preocuparse, puede agregar una hora al lapso de su vida?
Lucas 12:25 (Versión Amplificada)

Nuestro Señor nos está diciendo que no nos aferremos a nuestras preocupaciones porque todas nuestras preocupaciones y ansiedades no pueden cambiar ninguna situación. Ninguna preocupación exagerada de nuestra parte puede hacernos vivir incluso un poco más. De hecho, la preocupación y el estrés pueden ser perjudiciales para nosotros y acortar nuestras vidas.

Según los investigadores de la Clínica Mayo, el estrés crónico aumenta el riesgo de numerosos problemas de salud, incluidos trastornos de ansiedad, depresión, problemas digestivos, dolores de cabeza, enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta, problemas para dormir, aumento de peso y el deterioro de la memoria y la concentración.

Si estás sufriendo de estos síntomas debido al estrés, entonces no estás viviendo la vida abundante que nuestro Señor Jesús vino a darnos. Él vino para que tengamos vida y vida en abundancia (véase Juan 10:10). Dios no quiere que tengamos un chorrito de vida o una vida con solo lo indispensable. ¡Él quiere que tengamos una vida desbordante! Estar abatido por las preocupaciones, luchar contra la fatiga crónica o luchar contra el estrés y la enfermedad no es vivir la vida de forma más que abundante. Nuestro Señor Jesús te ama mucho y quiere que le des todas tus ansiedades porque no quiere que vivas una vida de preocupación.

Permite que Él tome cuidado de tu viaje

Hace algunos años, cuando estaba en un vuelo nacional en los Estados Unidos, me senté junto a una señorita. Estaba vestida como una ejecutiva de primer nivel; parecía preparada, capaz, profesional… y entonces me di cuenta de que su cara estaba llena de lágrimas. Alarmado, comencé a preguntarle si estaba bien y me di cuenta de que también temblaba y se agarraba los brazos con tanta fuerza que se le veían blancos los nudillos. Ella me miró y dijo: "Lo siento, es que tengo miedo de volar. Siempre paso por esto antes de volar ".

Le dije que era un ministro del evangelio y le pregunté si podía orar por ella. "Sí, por favor", dijo ella. Entonces oré por ella y compartí el evangelio con ella. Le dije lo maravilloso que es conocer a Dios no solo como Dios Todopoderoso, sino como nuestro Padre, y como no hay un Padre como Él en la forma en que cuida a Sus hijos. Y a miles de pies de altura, tuve el asombroso privilegio de llevarla al Señor y ver Su paz venir sobre ella.

Inmediatamente después de orar para recibir a Jesús como su Señor y Salvador, comenzó a dejar ir su angustia y a relajarse.

Querido lector, comparto esta historia para decirte que cuántos de nosotros somos como esa preciosa dama. No importa cuán equilibrados, bien parecidos y correctos podamos parecer en el exterior, todos tenemos problemas que solo Jesús puede manejar. Y no importa cuán fuertemente nos aferremos y sujetemos, toda nuestra fuerza no mantendrá al avión en el aire ni a salvo a través de una turbulencia. Olvidamos que si Dios no conduce nuestro "avión", toda nuestro empeño tratando de "volarlo" no va a ayudar. Hoy, déjame alentarte: cuando pones tu situación en manos de Él, puedes dejarla ir. Puedes relajarte por completo. Puedes recostarse en tu asiento, empujarlo hacia atrás todo el camino, cubrirte con una manta y simplemente relajarte porque Él lo llevará por ti. Puedes dejarla ir, confiar en Su pilotaje y disfruta el viaje.

Deja ir tus preocupaciones y ve como Su suficiencia fluye

Hace algún tiempo, tuve una visión dada por el Señor. En mi visión, vi tubos de oro flexibles que bajaban del cielo y derramaban aceite de oro sobre un creyente, cada tubería tenía un suministro constante para diferentes áreas en la vida de ese creyente. Poco después de tener esa visión, le pedí al Señor que me confirmara esto con las Escrituras, y me llevó a Zacarías 4:12, donde el profeta Zacarías vio tubos de oro de los que fluía aceite como oro. En mi visión, una de las tuberías de oro ministraba la salud del creyente, otra tubería de oro ministraba sus finanzas, mientras que otra tubería de oro ministraba su bienestar matrimonial. Otra tubería de oro ministraba su caminar con Dios, con “charismata”, unciones y dones espirituales que fluían del cielo. Otra tubería de oro ministraba su paz.

De repente, vi al creyente preocupado en un área particular de su vida y cómo apretaba el extremo de la tubería de oro que le estaba ministrando en esa área. El suministro seguía fluyendo desde el cielo, pero su preocupación había reducido la tubería en su extremo final. Para el creyente, parecía que el suministro se había detenido, pero todo lo que tenía que hacer era dejar de preocuparse y dejarlo ir. . . y el suministro fluiría de nuevo.

Cuando nuestro Señor Jesús murió en la cruz, pagó por nuestra sanidad. Él pagó por nuestra provisión. Él pagó por nuestra paz. Él pagó para que nuestros matrimonios sean bendecidos. Pagó por el bienestar de nuestros hijos. Pagó para que el suministro celestial fluyera en cada área de nuestras vidas, para que las tuberías de oro llenas de aceite de oro fluyan sin cesar sobre nosotros, trayendo constante suministro a nuestras vidas.

Nuestro Padre celestial siempre está supliendo. Él es el Dios que hizo llover pan del cielo y sacó agua de una peña. Jesús multiplicó el almuerzo de un niño para alimentar a cinco mil, y quedaron doce canastas llenas de sobras. Jesús convirtió el agua en vino y le dio a un pescador una red que se rompía con una gran cantidad de peces que arrastrar que incluso hundían su barca. ¡Amigo mío, no hay problema con el suministro! El problema está en el extremo receptor del suministro: cuando nos preocupamos, terminamos restringiendo el flujo de Su suministro en el área por la cual nos preocupamos. Terminamos como el creyente que vi en mi visión, sujetando la tubería con tanta fuerza que el flujo de aceite se estrangula. Dios no deja de suplir; Él siempre está abasteciendo por Su gracia. ¡Nuestra parte es soltar y dejar fluir Su suministro!

Dios siempre está proveyendo a través de Su gracia. Nuestra parte es soltar y dejar fluir Su suministro.

No te preocupes

Me gustaría compartir contigo un precioso testimonio que recibimos de Anita, que vive en Virginia:
Trabajé en una fábrica como supervisora de producción y me despidieron en enero. Cuando me llevaron a la oficina de recursos humanos para que me dieran la noticia, escuché en mi corazón: "Todas las cosas me ayudan a mi bien". Después de que me dieron la noticia, me levanté y les dije que esto iba a ayudarme para bien. Soy divorciada y madre de dos adolescentes. Yo era el único proveedor de mi hogar, o eso pensaba yo.

Continué concentrándome en la gracia de Dios que nos fue dada como creyentes. Grabé su programa todos los días y lo vi sin parar. Incluso lo ponía mientras dormía. El amor de mi Padre celestial y de Jesús llegó a ser tan verdadero en mi corazón que simplemente sabía que todo iba a estar bien. Cada vez que los pagos vencían, escuchaba a Dios diciéndome: "No te preocupes por el mañana; Mi gracia es suficiente para ti". Efectivamente, todo me ayudó para bien.

En julio, me ofrecieron un puesto como supervisora en una fábrica por aproximadamente el mismo sueldo que recibía en mi último trabajo, pero sabía en mi corazón que esa no era la posición que quería. Había orado y le pedí al Señor un puesto como gerente de recursos humanos, así que no acepté el puesto.

En noviembre, esa misma compañía me llamó, la gerente me dijo que estaba mirando a través del escritorio del ex gerente de recursos humanos y se topó con mi currículum. Ella dijo que sabía que era una cita divina porque había decidido que no iba a ocupar el puesto hasta el año siguiente, pero quiso entrevistarme. En la entrevista, ella me contrató de inmediato, dijo que el Señor me había enviado a ella. Cuando me preguntó acerca de mis expectativas salariales y yo respondí, ella respondió diciendo que me iba a dar significativamente más de lo que quería. Alabado sea el Señor. Ahora estoy empleada en el trabajo de mis sueños y sé que el Señor me envió ahí. Es maravilloso.

Solo quería compartir mi testimonio para alentar a aquellos que están desempleados a que realmente den a conocer sus peticiones a Dios y permitan que la paz de Dios proteja sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Que nuestro Padre celestial continúe bendiciendo su ministerio.

¡Alabado sea el Señor! Ten en cuenta que la respuesta a la necesidad de Anita no llegó de inmediato. De hecho, tomó casi un año antes que ella recibiera el trabajo de sus sueños. Pero, a pesar de todo, el Señor no dejó de recordarle que debía confiar en Él y que "no se preocupara". A través de todo el proceso, Dios siguió abasteciendo por Su gracia. Como madre soltera que tenía que ocuparse de las necesidades de dos hijos, a Anita le habría resultado tan fácil dejar que el estrés la consumiera, pero prefirió centrarse en el amor del Señor por ella. Ella eligió no preocuparse por cómo se las arreglaría con su familia y creía que todo le ayudaría a bien. Y como acabas de leer por sí mismo, Dios no solo le dio lo que ella pidió. ¡Le dieron un puesto con un salario que era "significativamente más" de lo que ella había pedido!

Amado, cualquiera que sea la adversidad con la que te enfrentas hoy, quiero desafiarte a que dejes de preocuparte por eso. Tu Dios es lo suficientemente grande y poderoso, y solo está esperando que le permitas que se ocupe de tu necesidad. ¡Él te proveerá de la misma manera que proveyó para Anita, mucho más abundantemente de lo que puedas pedir o entender!

Elige no preocuparte

Tal vez no estés confiando en Dios por un trabajo, sino por sanidad. Quizá un problema de salud ha estado afectando tu corazón y te preocupan los síntomas que has estado experimentando en tu cuerpo. Si es así, permíteme compartir otro testimonio contigo que creo que te bendecirá. Belinda de California escribió:

Hace algún tiempo, fui a ver a mi doctora para un chequeo regular después de mi mamografía porque hace cinco años me detectaron un caso temprano de cáncer de mama. La doctora que me había examinado dijo que había sentido un bulto. Ella procedió a realizarme una ecografía, pero debido a que el escaneo no fue muy claro, me pidió que me quedara para que un radiólogo realizase un nuevo escaneo más completo.

Estuve de acuerdo, pero comencé a confesar Escrituras sobre ese bulto, y me negué dejarme dominar por el miedo. Mientras esperaba, recibí en mi teléfono su correo de Inspiraciones Diarias de Gracia titulado “Elije no preocuparte”.

El mensaje me alentó a no preocuparme y citaba el versículo de Mateo 6:27: "¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?" En ese mensaje también estaba el testimonio de una mujer en su iglesia que fue diagnosticada con bultos en su pecho después de una mamografía. Ella creyó que estaba sanada e incluso escribió en su informe médico que Jesús es su sanador y que había recibido su sanidad. ¡Y una ecografía subsecuente el mismo día reveló que no había en ella ninguna evidencia de bultos!

Casi rompo en llanto porque sabía que el mensaje era para mí. Así lo clamé y también sustraje y medité las Escrituras de 1Pedro 2:24 y Nahum 1:9. Y aunque quería llamar a mi esposo y amigos para que oraran por mí, no lo hice porque sentía que Dios me estaba diciendo que confiara en él.

Una hora después, me escanearon dos veces. Sin embargo, la radióloga que realizó el examen no pudo encontrar el tumor y tuve que señalarle el lugar donde se suponía estaba. Sin embargo, todo lo que ella dijo fue: "¡No puedo encontrar nada! ¡No hay nada en las imágenes y no puedo encontrar nada!"

¡Alabo a Dios por Su mano sanadora y Su amor en mi vida esa mañana y por el mensaje alentador de su ministerio! Entre el escaneo y la revisión, continué creyendo por mi sanidad, puse mis manos en el área afectada y reclamé la victoria en el nombre de Jesús. También hablé la Palabra sobre el bulto, todo el tiempo recordando el testimonio compartido en su correo electrónico.
¡GRACIAS!

¡Nos regocijamos con Belinda por la sanidad del Señor en su vida! Preocuparse por el bulto que su doctora le había encontrado no le habría servido de nada. Ella prefirió dejar esa preocupación y poner su confianza en el Señor, y Él realizó un milagro para ella. ¡Aleluya!

¿Notaste que tanto Anita como Belinda eligieron no preocuparse a pesar de que enfrentaron circunstancias desafiantes? Ellas estaban escuchando la voz de su Salvador. Ellas estaban dejando ir sus desafíos y aferrándose a Sus promesas.

No te estoy diciendo que dejes de preocuparte y que Dios entonces va a suplirte. Eso sería una mentira. Te estoy diciendo que Dios ya te ha provisto y que Él todavía te está supliendo. Tu preocupación está obstaculizando que recibas.

Deja ir tu preocupación.

Tu preocupación está obstaculizando que recibas. Déjala ir.

Déjalo ir y Permítele a Dios.

Una vez escuché la historia de un joven estudiante universitario cristiano que estaba muy estresado, ya que no sabía si tendría los suficientes recursos para terminar sus estudios. Durante una de las conferencias a las que asistió, el profesor le dijo a la clase: "Si permites a Dios que haga todo por ti, eso será perfecto. Permite que Dios lo haga. Permite que Dios te provea. Permite que Dios te bendiga. Permite que Dios te alimente. Permite que Dios te sane. Permite que Dios haga todo". Esto inspiró mucho al joven.

Cuando regresó a su dormitorio, tomó seis post-it y escribió una letra en cada uno de ellos, deletreando las palabras: P-E-R-M-I-T-E -A-D-I-O-S (“L-E-T G-O-D” en inglés). "Permite a Dios". Luego los colocó en la pared frente a su mesa de trabajo como un recordatorio diario para él. A partir de ese día, hizo todo lo posible por confiar en el Señor y dejar que Dios hiciera todo por él, y que fuera todo para él. Sin embargo, nada pareció cambiar. Él no sabía lo que estaba haciendo mal. El suministro no llegaba y no parecía tener el resultado que estaba esperando.

Finalmente, oró y le dijo al Señor: "No entiendo. ¿Qué está pasando? Estoy tratando de dejar que Tú te encargues y permitiéndote que proveas, pero nada parece estar sucediendo y sé que algo está mal. Entonces muéstrame, Señor".

Después que había terminado de orar, un viento sopló en su habitación y tiró uno de los post-it. Era el que tenía la letra “D”. Las letras en los post-its ahora deletreaban (en inglés) "Let Go" (En vez de decir “Permite a Dios”, ahora decía: “Déjalo ir”). El estudiante tomó eso como la respuesta del Señor: ¡la razón por la cual Dios no parecía estar trabajando en su vida fue porque él todavía estaba reteniendo la situación! ¡Tenía que dejarla ir y solo entonces podía "permitirle a Dios" que actuara!

En medio de tus preocupaciones, déjalas ir y permite que Dios sea Dios en tu vida. Déjalas ir y permite que Sus abundantes suministros de salud, fuerza, victoria, paz, provisión y mucho más inunden tu vida. Por lo que sea que estés orando, ¡estoy creyendo contigo porque milagros y liberaciones sucedan en tu vida mientras pones tu confianza en Él!

¡SOLO MIRA LAS AVES!

Hubo una vez un arqueólogo cristiano que descubrió un pozo abandonado en el desierto. La boca del pozo parecía haber sido deliberadamente cubierta por algunas rocas grandes, lo que sugería que no era solo otro pozo, sino un pozo que posiblemente contenía tesoros antiguos que esperaban ser descubiertos.

Cuando el arqueólogo arrojó algunas piedras en el pozo para medir su profundidad, oyó el tintineo distintivo de una piedra chocando contra el metal y pensó: ¿Será posible que haya encontrado oro arqueológico? ¿Podrá ser que artefactos preciosos yazcan en el fondo del pozo? El arqueólogo estaba tan entusiasmado con la posible magnitud de su descubrimiento que decidió bajar al pozo para investigar, a pesar de que no tenía el equipo adecuado con él.

Agarrando una cuerda larga, bajó por la abertura mohosa. No tenía su linterna con él, pero pensó que la luz del sol que se filtraba a través de ella sería suficiente para iluminar parte de su camino. Con cautela, se adentró cada vez más en las entrañas de la tierra, lleno de expectación ante el descubrimiento que lo esperaba. Pero el pozo resultó ser mucho más profundo de lo que había pensado. Había bajado tanto como le permitía la cuerda, pero aún no había llegado al fondo. Miró hacia el abismo debajo de él, pero todo lo que podía ver era una espesa negrura. No tenía manera de saber hasta dónde estaba el fondo del pozo o qué había debajo de él. Entonces el arqueólogo decidió que regresaría al pozo nuevamente cuando tuviera más herramientas con él y una cuerda mucho más larga.

Pero cuando trató de regresar, se dio cuenta de que no tenía más fuerza. Ahora, él estaba colgando al extremo final de la cuerda, sus manos apretaban fuertemente la cuerda sobre su cabeza. Ríos de sudor corrían por su cara, los brazos le ardían por el esfuerzo de soportar todo su peso. En su afán por descubrir lo que había en el fondo del pozo, había utilizado todas sus fuerzas para descender y no le quedaban reservas para hacer frente a la ardua escalada. Reuniendo todo lo que le quedaba de fuerza, gritó por ayuda incluso cuando se dio cuenta de la inutilidad de hacerlo, no había nadie cerca que lo escuchara siquiera. Todo lo que podía hacer era aferrarse tan fuertemente como pudiera el mayor tiempo posible y esperar que, de alguna manera, alguien viniera a rescatarlo antes de que la última gota de su fuerza se desvaneciera.

El tiempo pasó agonizante y lentamente. Su voz se había enronquecido de pedir ayuda a gritos. Dolorosamente y en carne viva por agarrarse a la áspera cuerda, sintió que sus dedos se debilitaban. A pesar del calor sofocante que lo envolvía, su cuerpo se heló de miedo cuando se dio cuenta de que ya no podía aguantar más. Él imaginó cómo su cuerpo se precipitaría en el abismo, rompiéndose sus huesos en pedazos al golpear el fondo del pozo. Cuando se había gastado la última gota de fuerza, le gritó a Dios: "¡Déjame caer en la eternidad!" Y finalmente permitió que sus dedos temblorosos soltaran la cuerda, y cayó. Después de aferrarse a la vida por lo que pareció una eternidad, se dejó caer, ¡y descubrió que en realidad estaba a solo tres pulgadas del suelo!

Muchos de nosotros somos como el arqueólogo en esta historia. Tenemos tanto miedo de soltar, de dejar ir nuestras situaciones, pensando que si lo hiciéramos, caeremos en un pozo sin fondo. Nos aferramos a nuestras preocupaciones, estrés y ansiedades de la forma en que él se aferró a su cuerda con todas sus fuerzas. Seguimos preocupados por nuestra salud, preocupándonos por nuestras finanzas, preocupándonos por nuestras familias, preocupándonos de que el peor escenario que pueda suceder, pueda ocurrir en nuestras vidas. Pero así no es como Dios quiere que vivamos...

1 Pedro 5:7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.



Comentarios

  1. Este libro es una bendición!!igual que todas sus enseñanzas llenas de revelación!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario