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No sudes, ¡descansa! Devocional. De Joseph Prince

Rut 3:18 Entonces Noemí dijo: Espérate [“quédate quieta”], hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy.

Dios no quiere que "sudes". El sudor aquí no se refiere a la transpiración de tu cuerpo, sino a tu autosuficiencia o auto-esfuerzo. Dios no quiere que creas que si no haces nada, nada sucederá. Eso puede ser cierto para alguien que no tiene a Dios en su vida, pero no es cierto para ti porque tienes a Dios. Y cuando Él está en escena, ¡el factor Dios lo cambia todo!

Cuando estás descansando en Dios, Él trabaja para ti. De hecho, cuando Él trabaja, terminas teniendo más. Él es quien te está dando a ti. No se trata de que trates de darte a ti mismo.

Esto fue lo que le sucedió a Rut en el Antiguo Testamento. Después de trabajar en los campos de cebada desde la mañana hasta la tarde, ella pudo cosechar una efa de cebada (Rut 2:17), que era equivalente a un suministro de 10 días de cebada. Ciertamente, esta cantidad fue una bendición para ella.

Pero cuando ella descansó a los pies de Booz, su pariente redentor, y no trabajó, ella recibió seis efas de cebada (Ruth 3:15), ¡lo que era equivalente a un suministro de 60 días! Cuando Rut buscó su propia bendición, obtuvo solo una efa. Pero cuando buscó Al que bendice, recibió mucho más.

Las bendiciones de Rut no se detuvieron allí. Mientras Rut descansaba y se quedaba quieta como su suegra Naomi le había instruido, Booz, que era el dueño del campo de cebada, se puso a trabajar, iniciando acciones, ejecutándolas y hablando en nombre de Rut. Mientras tanto, Ruth se quedó quieta y descansó. Finalmente, Booz, el mismo hombre dueño del campo de cebada, se casó con Rut (Ruth 4). ¡Eso significaba que su prosperidad ya no solo era una medida de seis efas, ¡sino la producción total del campo de cebada!

Booz es una imagen de Jesús, nuestro pariente-redentor celestial. Cuando descansamos en el Señor, él no descansará. Él trabajará a nuestro favor. ¿Y qué hacemos entonces? Solo confiamos y disfrutamos de su amor por nosotros.

Amado, deja de luchar y descansa. Si la salvación, la obra más grande, viene a nosotros descansando en la obra finalizada de Jesús, ¿cuánto más no tendremos todas las otras bendiciones?




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