Movido por el espíritu, no por miel humana. Devocional. De Joseph Prince
Levítico
2:11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de
ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.
Imagínate a ti mismo que
mientras caminas ves al hijo pródigo sentado en una pocilga. (Lucas 15: 11-24).
Lo miras y lo ves salivando por la comida de los cerdos. Creyendo que es bueno
mostrarle bondad, le das dinero para comprar comida.
Es la bondad humana que
dice: "Soy cristiano". Debo ser gentil, bueno y misericordioso".
Tal dulzura o amabilidad humana se puede comparar a la miel. Curiosamente,
mientras recalcamos esto, Dios le dice a Su pueblo que no le traigan una
ofrenda de grano con miel.
La ofrenda de grano habla
de la vida de Jesús en la tierra. No mezclar miel en la ofrenda de grano habla
de cómo la compasión y la bondad que vemos en Jesús durante su ministerio
terrenal fueron divinas. En él no había "miel" de bondad humana que
estuviera contaminada con debilidad humana.
En retrospectiva, lo peor
que uno podría hacer por el hijo pródigo era darle dinero cuando estaba en la
pocilga. No solo no se habría ido a casa, sino que lo que el Señor estaba
haciendo en su corazón también se habría echado a perder. Esto es lo que sucede
cuando nos guiamos por la bondad de nuestros corazones humanos en vez de la
bondad de Dios en nuestros corazones, que está dirigida por Su amor, sabiduría
y sincronización perfecta.
Amigo mío, Dios no quiere
que seas movido por lo que ves, sino por Su Espíritu. Hubo mucha gente
necesitada rodeando a Jesús durante su tiempo en la tierra. Pero no sanó a
todas las personas enfermas a su alrededor, no alimentó a cada estómago
hambriento que pasó, ni levantó a todos los que estaban muertos. Isaías 11: 2-3
nos dice que el Señor no se movió por lo que vio o escuchó. Él fue movido solo
por el Espíritu.
Tú también tienes el espíritu
en ti (1 Corintios 3:16). Sé movido por él. Sigue la paz que Dios pone dentro
de tu espíritu para hacer o abstenerte de hacer algo. Esa paz es la paz de
Dios. ¡Actuar en esa paz hará que Dios sea exaltado, y que Su bondad y gentileza
divinas sean realmente una bendición para ti y para los demás!
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