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Apartado para vida y salud. Joseph Prince

 

1 Pedro 2:9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien las virtudes de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.

A algunas personas les desconcierta la palabra “santa” cuando hablamos de la santa Cena. Para ellos, la palabra parece anticuada y tal vez hasta irrelevante. Pero ¿sabías que ser “santo” simplemente significa ser “apartado para Dios” y ser poco común?

Esto habla de la naturaleza especial de la santa Cena. Cada vez que participas de la santa Cena, estás permitiendo que el Señor te aparte del mundo y le estás permitiendo tener un momento privado de intimidad y comunión contigo. Observa lo que Dios hizo por los hijos de Israel cuando las plagas cayeron sobre la tierra de Egipto. Él declaró:

Éxodo 8:22–23 Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra. Y yo pondré redención (“distinción”) entre mi pueblo y el tuyo.

De la misma manera, cuando tienes una percepción o agudeza divina del poder y el significado de la santa Cena, el Señor mismo te aparta y hace una diferencia entre tú y la gente del mundo. Eso significa que no eres como la gente del mundo.

Eso significa que puede ser común que la gente del mundo se contagie de “gripe común”, o que sea común que las personas de un grupo demográfico de una edad en particular experimenten ciertos síntomas o desarrollen ciertas afecciones. Pero no tienes que aceptar ninguna dolencia “común” porque Dios te ha apartado para que seas poco común.

En un mundo que se está deteriorando y muriendo por enfermedades, Él ha pagado el precio para que tú estés excepcionalmente saludable, entero y sanado. Mientras que el resto del mundo puede debilitarse con la edad, la Biblia declara que “como tus días serán tus fuerzas” (Deut. 33:25), y que incluso a medida que avanzas en edad, puedes regresar a los días de tu juventud (Job 33:25).

Oro eso por ti ahora mismo: que a medida que tus días aumenten, tu fuerza y ​​tu salud también aumenten, y que el Señor te devuelva los días de tu juventud y haga que tu carne sea joven como la de un niño. ¡Amén!


 

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