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EL CORAZÓN DE DAVID. Por Claudia Juárez Garbalena



Uno de los personajes que más me bendice de las Escrituras es el rey David, antecesor directo de nuestro Rey Jesucristo. A él le fue revelado que de su descendencia nacería el Cristo, lo cual debió ser una dicha inmensa para él.

1 Samuel 2:35 es una profecía dada por un varón de Dios al sacerdote Elí, habla del reinado de David:

Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días.

1 Samuel 13:14 Mas ahora tu reino no será duradero [habla a Saúl]. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.

Hechos 13:22 Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

David fue el segundo rey sobre Israel. Después que fue dada la ley, los hijos de Israel vivían en una “teocracia”, donde su rey literalmente era Dios, así transcurrió el periodo de los jueces en donde hombres de Dios, profetas, recibían un espíritu condicionado sobre ellos y mantenían comunicación entre Dios y Su pueblo. Dios hablaba con Su gente y les daba ordenanzas y los guiaba y amonestaba a través de estos jueces. Sansón fue uno de ellos, Gedeón, Débora y otros, el último de los jueces fue el precioso profeta Samuel.

Fue bajo la legislación de Samuel que Israel pide rey para ellos, Dios era su Rey, pero ellos desearon un rey terrenal, Dios se los concedió, pero ellos tuvieron muchos dolores de cabeza a causa de esa decisión. Esto es algo para reflexionar porque nos ocurre igual muchas veces, que en vez de buscar y tomar el consejo de Dios, queremos que Dios haga lo que se nos figura que es lo correcto. Dios nos responde, pero si buscáramos Su consejo, ¡Él nos dará LA MEJOR OPCIÓN para nosotros! ¡Dios siempre tiene la mejor opción para nosotros!

Israel tuvo su primer rey que fue un desastre: desobediente, no respetuoso de Dios, deshonesto y dado a la adivinación. Saúl terminó muriendo joven de una forma trágica junto con sus hijos.

Dios desechó a Saúl como rey y envió a Samuel a ungir a David como nuevo rey, en ese contexto, fueron reveladas estas palabras:

1 Samuel 16:7

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura [al hermano mayor de David], porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.

A Samuel le parecía que el hermano mayor de David sería el elegido, pero Dios le dijo que no mirara lo que tenía delante de sus ojos, porque Dios no mira lo que mira el hombre, Dios mira EL CORAZÓN de un hombre. Dios no llama a un hombre o mujer por su aspecto, educación, posición o apariencia. Dios ve lo profundo del hombre, y a Dios le agradaba el corazón de David y lo llamó para ser rey sobre Su pueblo.

David fue llamado “un varón conforme al corazón de Dios”, lo cual es en verdad una gran honora para él.

¿Qué particularidad tuvo el profeta y rey David? ¿Qué miró Dios en él que le hizo distinguirlo y honrarlo en su vida, en las Escrituras y por toda la eternidad siendo ascendiente directo de Jesucristo?
Sabemos sin duda que Dios vio su corazón, pero ¿qué había en el corazón de David que agradó tanto a Dios? ¿Sería acaso su buen comportamiento? ¿Su disciplina? ¿Qué vio Dios en David?

Este hombre se acercó a Dios, llegó a conocerle y confiaba en Él no ciegamente, sino con conocimiento de causa. Mientras más conoces a Dios más confías en Él. El Salmo 27 registra una oración de David:

Salmo 27:4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.

David no solo pidió a Dios conocerle, sino que se lo demandó. A Dios le agradan esas oraciones no altaneras, pero sí que tienen denuedo para pedir de Dios lo que a Él le agrada o ya hizo disponible. David le pidió a Dios poder conocerle y entenderle, y Dios se mostró a él, le mostró Su naturaleza, bondad y amor, Su sabiduría. David dijo:

Salmos 63:3 Porque mejor es tu misericordia [“hesed”- “gracia”, “amor”, “tiernas misericordias”] que la vida; Mis labios te alabarán.

David contempló algo de Dios que lo hizo alabarlo, adorarlo, anhelar estar en Su presencia y CONFIAR EN ÉL.

Salmos 27:8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová.

Fue una oración constante y repetitiva de David pedirle a Dios que le mostrara Sus caminos. En los Salmos está reflejado lo que David vivió y sintió y experimentó con Dios. Fue un ser humano como nosotros, con muchas flaquezas, errores, temores y dudas, tuvo momentos de gran aflicción y pérdida, sin embargo David fue alguien que llegó a estrechar una profunda conexión con Dios, y esto fue debido a la disposición de su corazón.

Hay muchas oraciones de David registradas en los Salmos que nos hacen ver qué pidió a Dios que le agradó a nuestro Padre. David pidió conocerlo, entenderlo, estar cerca de Su presencia, pidió una larga vida, pidió revancha sobre sus enemigos, pidió que Dios creara un corazón limpio en él. Observa los Salmos, porque una vez que Dios concede a un hombre algo, está disponible.

David experimentó a Dios en su andar, en medio de sus errores, en su corazón, en su vida, en su entorno. Al conocer profundamente a Dios, llegó a amar profundamente a Dios y a anhelar hacer Su voluntad.

David tuvo una firme convicción en lo que el Dios vivo es:

Salmos 27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
27:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
27:13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
27:14 Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;
Sí, espera a Jehová.

David tuvo una relación con Dios desde muy joven, y Dios le entrenó para ser rey sobre Israel. Cuando se enfrentó a Goliat, un gigante al cual todo el ejército de Israel temía, él tuvo la firme convicción de que Dios le daría la victoria. No era cuestión de que David confiara en su habilidad y/o fuerza, él confió en la fuerza y gracia y favor de Dios para con Su gente. Y así, siendo un muchacho hizo frente a un enemigo poderoso y lo derribó con una honda y una piedra y le cortó la cabeza.

1 Samuel 17:32. Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.

33. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.

34. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada,

35. salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba.

36. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.

37. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Vé, y Jehová esté contigo.

¡Nadie puede hacer cosa semejante sin el favor de Dios en su vida! ¡Esa fuerza y valor se los dio Dios Mismo! David era un muchacho y tenía una férrea convicción de Quien es Dios, y de lo que Él haría por él y por Israel. Todo esto agradó a Dios.

David fue un ungido de Dios, alguien a quien Dios apartó especialmente para ser rey de Israel y que tenía el favor de Dios sobre él. Dios no es un Dios que haga excepción de personas, Él no decide a quien darle una unción o cargo por capricho o solo preferencia. Dios es amor y Dios es justo. El llamado que hace Dios a un individuo en particular son debido a su corazón y disposición.

¡David tuvo una disposición asombrosa para Dios! lo buscaba de madrugada, leía las Escrituras, cantaba a Dios, meditaba en Sus preceptos, pero también David fue un hombre como ustedes y yo, con flaquezas, y los Salmos hablan de sus constantes luchas con su propia naturaleza.

Los seres humanos somos pecadores porque nacimos con la naturaleza de Adán, esa naturaleza de pecado viene incrustada en nosotros cuando nacimos. Jesucristo es el único que nació con una naturaleza diferente, pura, ya que fue engendrado por Dios en María. En él no había la naturaleza de pecado que nosotros tenemos, por eso la Biblia le llama “el segundo o postrer Adán”. David quería hacer la voluntad de Dios, pero se encontró una y otra vez fallando y su corazón le acusaba por ello. También aprendió a recibir el perdón de Dios y aprendió a tener a Dios como su fuente de suficiencia, sabiduría y poder.

La Escritura nos muestra sus errores, siendo el mas notable, el asesinato de Urías para quedarse con su mujer Betsabé. David codicio a una mujer casada mientras su marido estaba en medio de una guerra defendiendo a Israel, él la tomó y la embarazó. Para intentar cubrir su falta quiso tender una trampa al marido mandándolo llamar para que se acostara con su mujer y no fuera así evidente que había cometido adulterio. Este hombre honorable, Urías, rehusó acostarse con su mujer porque sus compañeros de milicia estaban en batalla. Al ver David que no lograba su objetivo, envió una carta por la misma mano de Urías al comandante en jefe para que pusiera a Urías en lo mas recio de la batalla y luego lo abandonaran dejándolo morir. Esta emboscada también cobró la vida de otros hombres. David cometió una terrible falta por dejarse llevar por sus emociones y pecó contra Dios.

Eventualmente tomó a Betsabé como una de sus esposas, y el hijo que esperaban, murió. Y en algún punto fue confrontado por el profeta Natán. Dios le dio de tal forma palabra y sabiduría a Natán que David reconoció su falta y se arrepintió. Los Salmos hablan de la culpa que a veces agobiaba su corazón, pero David aprendió que Dios es perdonador y rico en misericordia. Uno de los retos de un hombre o una mujer que han pecado, es recibir el perdón de Dios y perdonarse a sí mismo. David aprendió esto en su vida, y eso agrada a nuestro Dios porque a final de cuentas el perdón de Dios es un regalo divino que no debe ser menospreciado.

Hoy, nuestros pecados no son cubiertos como en el Antigua Testamento, han sido lavados por la sangre del Cordero, nuestro amado Jesús. Nuestro perdón es total y completo y hoy somos justicia de Dios en él. ¡Aprende a recibir Su perdón y seguir adelante cuando te has equivocado! ¡Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús!

¡David fue un hombre con el corazón dispuesto para Dios! valiente, manso, muy inteligente y noble, pero al final, un ser humano como cualquiera de nosotros. Buscaba el consejo de Dios diligentemente a cada paso del camino.

Un profeta de Dios es entrenado para escuchar la voz de Dios a cada paso del camino, hay cientos de ejemplos de esto en la Biblia, David también aprendió a consultar a Dios, a pedir Su consejo y a seguirlo:

2 Samuel 5:18 Y vinieron los filisteos, y se extendieron por el valle de Refaim.

5:19 Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová respondió a David: Ve, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano.

5:20 Y vino David a Baal-perazim, y allí los venció David, y dijo: Quebrantó Jehová a mis enemigos delante de mí, como corriente impetuosa. Por esto llamó el nombre de aquel lugar Baal-perazim.

5:22 Y los filisteos volvieron a venir, y se extendieron en el valle de Refaim.

5:23 Y consultando David a Jehová, él le respondió: No subas, sino rodéalos, y vendrás a ellos enfrente de las balsameras.

5:24 Y cuando oigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir el campamento de los filisteos.

5:25 Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.

¡Nuestro Dios es el más exacto y preciso Estratega! Él sabe lo que viene delante de nosotros y si dice “espera”, esperamos, si Él dice “ve”, entonces vamos.

Hay muchos relatos que son enseñanzas para nosotros. Mientras Saúl le perseguía encarnizadamente, Saúl buscó refugio en la misma cueva donde estaba David con sus hombres.

1 Samuel 24:4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.

24:5 Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl.

24:6 Y dijo a sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová.

24:7 Así reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino.

24:8 También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces detrás de Saúl, diciendo: ¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia.

24:9 Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

24:10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.

24:11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.

24:12 Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.

24:13 Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad; así que mi mano no será contra ti.

24:14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

24:15 Jehová, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.

24:16 Y aconteció que cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y lloró,

24:17 y dijo a David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal.

24:18 Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome entregado Jehová en tu mano.

24:19 Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo.

¡Un varón conforme al corazón de Dios tiene integridad en él y confía en Dios para que defienda su causa!

David aprendió a escuchar la voz de su Dios y seguirlo, aprendió a relacionarse con Él, aprendió a adorarlo. ¡Conoció Su gracia, Su bondad, Su hermosura, Su poder! Dios se mostró a David porque él se lo pidió. David aprendió algo muy importante de Dios que marcó su vida eternamente: ¡David aprendió a recibir de Dios!

David dijo de Dios cosas como:

Salmos 18:2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

David dijo cosas como “Jehová es mi Pastor”, “Él es la porción de mi herencia”, “eres la hermosa heredad que me ha tocado”, “Jehová mi luz y mi salvación”; “mi escudo alrededor de mi”, “No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí”, “Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre”.

Salmo 92:1 Bueno es alabarte, oh Jehová,
Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

92:2 Anunciar por la mañana tu misericordia,
Y tu fidelidad cada noche,

92:3 En el decacordio y en el salterio,
En tono suave con el arpa.

92:4 Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras;
En las obras de tus manos me gozo.

92:5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh Jehová!
Muy profundos son tus pensamientos.

92:6 El hombre necio no sabe,
Y el insensato no entiende esto.

92:7 Cuando brotan los impíos como la hierba,
Y florecen todos los que hacen iniquidad,
Es para ser destruidos eternamente.

92:8 Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo.

92:9 Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová,
Porque he aquí, perecerán tus enemigos;
Serán esparcidos todos los que hacen maldad.

92:10 Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo;
Seré ungido con aceite fresco.

92:11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos;
Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.

92:12 El justo florecerá como la palmera;
Crecerá como cedro en el Líbano.

92:13 Plantados en la casa de Jehová,
En los atrios de nuestro Dios florecerán.

92:14 Aun en la vejez fructificarán;
Estarán vigorosos y verdes,

92:15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto,
Y que en él no hay injusticia.

David, “el dulce cantor de Israel”, tuvo un corazón de adorador a Dios, un corazón humilde, manso, listo para aprender y cambiar, presto para estar atento y escuchar a Dios. Él está como un ejemplo de hasta donde nuestra humanidad puede arrastrarnos, y de como la bondad y grandeza de Dios prevalecieron en su vida porque él le dio el reinado a Dios en su vida.

Su misma esposa, Mical, lo menospreció por adorar a Dios públicamente con música y danza:

2 Samuel 6:16 Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón.

6:17 Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová.
6:18 Y cuando David había acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos.

6:19 Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
6:20 Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera!

6:21 Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová.

6:22 Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado.

6:23 Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.

David no se avergonzaba de amar y honrar a su Dios públicamente:

Salmos 57:9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.

57:10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.

57:11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.

David aun anhelaba mientras dormía quedarse con Dios:

Salmos 16:7 Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.

16:8 A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.

16:11 Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.

Muchos de sus salmos, que eran canciones, alabanzas que él componía y cantaba a Dios, hablan de lo que David tuvo en su corazón. Y están escritas para mostrarnos el deleite que David encontró en su comunión con Dios y que está absolutamente disponible para nosotros:

Salmos 63:1 Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,
63:2 Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
63:3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
63:4 Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
63:5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
63:6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
63:7 Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
63:8 Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me ha sostenido.

David sentía esa necesidad de cercanía con Dios, disfrutaba Su presencia, Su amor, Su compañía, disfrutaba saber de Él, meditar en Su Palabra. Ese deleite lo encontró al sumergirse en las profundidades del corazón de Dios, al pasar tiempo con Él, ¡al comprobar Su inmensa gracia y fidelidad! ¡David comprobó por experiencia propia Quien y cómo es Dios!

Aunque David deseaba mucho construirle un templo a su Dios, no se le permitió por la sangre que había derramado en sus batallas, pero él dispuso y preparó todos los recursos y riquezas para construirlo. El día que cedió su reinado a Salomón su hijo por mandato de Dios, hubo una gran celebración y en medio de esa celebración David dijo:

1 Crónicas 29:10 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo.
29:11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.
29:12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.
29:13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre.
29:14 Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos.
29:15 Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura.
29:16 Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.
29:17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.
29:18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

A David se le reveló en forma de profecías información sobre El Mesías que vendría y que sería de su descendencia. Le fueron revelados detalles del reinado del Mesías, del llamado Milenio:

2 Samuel 23:3 El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios.4 Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.

En Hechos están registradas unas palabras que dijo David referente al Mesías:

Hechos 22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

David hizo al Mesías su Señor habiendo visto su día por revelación de Dios.

La Biblia registra aciertos, errores y la pasión de David por su Dios, Dios lo hizo florecer y salir victorioso de sus batallas. Dios bendijo su vida y le dio el honor de ser antecesor directo del Cristo:

1 Crónicas 29:26 Así reinó David hijo de Isaí sobre todo Israel.

29:27 El tiempo que reinó sobre Israel fue cuarenta años. Siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres reinó en Jerusalén.
29:28 Y murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo.

David tuvo una esperanza en su corazón: la venida del Mesías, conoció la promesa de Dios de redención de la humanidad y Dios le mostró la eternidad. Un hijo de Dios no debe vivir solamente centrado en el hoy, sino con su expectativa en la eternidad. La vida que vivimos aquí es efímera y pasajera. Dios desea que la vivamos a plenitud en Su gracia, pero nuestra vida en Cristo se extiende por toda la eternidad. Gocémonos en esperar nuestra bienaventurada esperanza: el retorno de nuestro Señor Jesucristo.

David es un digno ejemplo a observar, sus palabras reveladas tienen por supuesto la autoridad de Dios, pero también de su propia vida y corazón que vivieron lo que él escribió. David narró los Salmos desde su propia comunión y vivencia con Dios. Te aliento a leer el libro de los Salmos y a disfrutar de esta comunión que David tuvo con Dios y que puede ser también tuya y aun mucho más, porque tú eres Su hijo amado, justificado por gracia y redimido por la sangre de Cristo.

Un consejo de David que es muy actual aun habiendo sido escrito miles de años atrás:

Salmos 37:1 No te impacientes a causa de los malignos,
Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
37:2 Porque como hierba serán pronto cortados,
Y como la hierba verde se secarán.
37:3 Confía en Jehová, y haz el bien;
Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
37:4 Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
37:5 Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará.
37:6 Exhibirá tu justicia como la luz,
Y tu derecho como el mediodía.
37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.
No te alteres con motivo del que prospera en su camino,
Por el hombre que hace maldades.
37:8 Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
37:9 Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.

Tener plena confianza en Dios y una relación estrecha con Él no es algo que surja de la noche a la mañana en la vida de una persona. Aprendemos a conocerlo tratándolo directamente y viéndolo moverse en nuestras vidas, viéndolo hablarnos y cumplir Sus promesas, sintiendo Su amor que se nos revela a través de las Escrituras y a través de Su espíritu en nosotros, ese espíritu que recibimos cuando renacemos en el momento en que confesamos a Jesús como nuestro Señor y creemos que Dios le levantó de los muertos. Ese espíritu nos hace hijos de Dios por simiente incorruptible (1Pedro 1:23), nos da un espíritu de poder, amor y dominio propio, es poder desde lo alto, la promesa del Padre, el Consolador (“Ayudador” en inglés).

Hoy tenemos una posición delante de Dios muchísimo mejor que la que tuvo el rey David. Él era un siervo con un espíritu condicionado, nosotros somos hijos de Dios con simiente incorruptible, con un espíritu que no se puede perder eternamente una vez recibido. David vivió bajo la ley, nosotros somos justos delante de Dios por la gracia de Dios y debido a la obra finalizada de Cristo, por tanto, podemos tener la misma comunión y aún mayor que tuvo David con nuestro Padre celestial.

¡Dios los bendiga!

Claudia Juárez Garbalena


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