La Verdad que te libera. Joseph Prince
Juan 8:32 y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres.
¿Qué significa realmente
“la verdad os hará libres” en el versículo de Juan 8:32?
Examina el contexto de
este versículo y notarás que Jesús se dirigió a los judíos de su época. Eran
personas que, desde temprana edad, crecieron estudiando y aprendiendo la ley.
Sin embargo, estas personas, de maneras muy similares a nosotros hoy, aún luchaban
con miedos, ansiedades, enfermedades y todo tipo de opresión, ataduras y
adicciones.
Así que esta verdad de la
que hablaba Jesús claramente no puede ser la ley, porque estas personas no
podían encontrar libertad en la ley. De hecho, la verdad de la ley solo los
sumió en la esclavitud religiosa.
Amigo mío, la verdad que
te hará libre es la verdad de su gracia. Esta es la verdad que Él vino a
darnos. Su Palabra proclama que “la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo” (Juan 1:17).
La buena noticia es que
la gracia vino para liberarte de la maldición de la ley. La gracia no es una
doctrina ni un tema teológico. Cuando Jesús habla de la gracia, se refiere a sí
mismo. La gracia es una persona. La gracia es Jesús mismo.
La verdad que tiene el
poder de abrir de par en par las puertas de tu prisión es Su gracia. ¡Su gracia
es el antídoto para contrarrestar todo veneno en tu mente!
Cuando encuentras a
Jesús, pruebas Su amor y saboreas Su amorosa bondad y tiernas misericordias,
toda creencia errónea comienza a disolverse en la gloria de Su amor. Y todo
pensamiento oscuro y adicción maligna que te haya mantenido cautivo no puede
sino dispersarse al ser expuesto a la luz de Su gracia.
Tu libertad se encuentra
en creer correctamente en Jesús: Su favor y Su amor en tu vida. Cuando creas
correctamente en Su gracia, comenzarás a vivir correctamente.
Cuanto más veas en Su
Palabra lo que Su gracia ha hecho por ti, más miedos, condenación, depresión y
hábitos destructivos perderán su dominio sobre tu vida. Y cuanto más creas y
disfrutes de Su gracia y amor, más encontrarás la sabiduría, la estabilidad y
la paz del Señor guiando tus decisiones y acciones.
Creer correctamente
siempre produce vivir correctamente y los resultados correctos.
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