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¿VES ESTA MUJER? (Audio). Por "Mick"




Juan 9:40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?

Algunas personas se preguntaban qué quiso decir Jesús cuando preguntó: "¿Teniendo ojos no veis?" Los fariseos, por supuesto, pensaron que podían ver mejor que nadie, que tenían tan buena vista que podían ver cada pecado en el mundo; eran expertos en ver al pecador entre la multitud. ¿Esto sería quizá lo que causó que ellos fueran ciegos?

Cuando Jesús miraba a la gente de su tiempo, no veía 'pecadores', en vez de eso, él veía a las ovejas perdidas que Dios amaba tanto, que había enviado a Su Hijo al mundo para rescatarlos. Jesús miró a las personas con una perspectiva diferente a la de los fariseos:

Mateo 9:36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Cuando Jesús fue invitado a cenar a la casa de un prominente fariseo llamado Simón, la cena fue interrumpida por una mujer, que habiendo sido conmovida por sus interacciones con Jesús, cayó a sus pies cubriéndolos de lágrimas y los secó con sus cabellos. ¿Qué vio Simón? No vio lo que Dios quería que él viera, él estaba ciego a la verdadera obra de Dios. La perspectiva de Simón fue la siguiente:

Lucas 7:39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.

Simón vio a la pecadora, pero no vio a la mujer. La puso en una categoría inhumana en su mente que le permitió emitir su juicio sobre ella sin consultar su corazón, o el corazón de Dios. Pero Jesús era diferente, el no vio a la pecadora, vio a la mujer. Vio a la persona real, no el dolor y la corrupción a la que la vida le había empujado. Vio a la niña. Vio a aquella a quien él vino a rescatar. La mujer, ahora en libertad, estaba rebosante de gratitud. El cielo estaba en erupción de alegría y danzando. Dios se regocijaba, pero Simón, se perdió de todo esto. Jesús le preguntó: "¿Ves esta mujer?"

Y tú hermano, ¿Ves esta mujer? ¿Ves este hombre? ¿Los ves como ovejas perdidas? ¿Los ves como la razón por la que Jesús vino? ¿Ves el plan de Dios para la restauración? ¿Ves el dolor en el que se encuentran? ¿Ves su necesidad de amor?, ¿O ves al pecador? Las palabras de Jesús resuenan en mi corazón todo el tiempo: "¿Ves esta mujer?"

Es fácil ver al pecador, pero ¿ves a la persona? ¿Ves a la oveja perdida que pertenece a Dios, y que Dios vino a buscar? ¿Ves a la oveja perdida, desamparada y dispersa, como oveja que no tiene un Pastor?

Simón, el fariseo que era el anfitrión de la fiesta, estaba ciego ante el milagro, tenía ojos, pero no podía ver. Sólo vio la pecadora, el vio sus pecados, él vio su pasado, pero no vio lo que verdaderamente cuenta, no podía ver el gran amor que Jesús tenía por esta mujer. No podía ver la aceptación que Jesús le ofreció. No podía ver cómo el amor de Dios había llevado a esta mujer a la libertad. Él se perdió todo esto, porque solemos enfocar sólo "al pecador". El estaba ciego a la transformación que había sucedido en el corazón de esta mujer a través del amor y la bondad de Jesús.

Las multitudes se admiraban de cómo Jesús multiplicó unos pocos peces y panes en un festín para 5.000 personas por la mano milagrosa de Dios, sin embargo el cambio en esta mujer que lloraba a los pies de Jesús, lavando sus pies con lágrimas de alegría, era mucho más asombroso. Fue maravilloso cómo Jesús transformó su corazón a través de su amor y gracia. Una vida y un corazón transformado, que es recibido (reconciliado) libremente a través de la gracia de Jesús, es la mayor obra de Dios que existe.

Cuando vemos a las personas de la manera como Jesús las ve, entonces realmente vemos. El amor es la forma en la que ven los ojos de Dios. El amor es Su opinión de cada ser humano. El amor es Su camino. El rescate, la salvación, la reconciliación y la vida nueva es la agenda de Dios. En efecto, Jesús no vino para condenar al mundo, sino para salvar al mundo a través de sí mismo. Servimos a un rey que salva, a un rey que ama. Veamos nosotros también a aquellos que todavía no lo han conocido y lo están buscando, como ovejas perdidas, que nuestro gran Pastor está tratando de salvar. 

A través del poder infalible de su amor, haremos precisamente eso.

Traducción: Claudia Juárez Garbalena.
Publicado originalmente el 29 de diciembre de 2012.




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Comentarios

  1. Maravillosa traducción, muchas gracias

    desde Chile.
    Dios los Bendiga

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  2. @Anónimo

    Muchas gracias!!! Es un gozo que poder bendecir a nuestros hermanos!
    Saludos hasta el hermoso Chile con el amor de Cristo!
    Claudia Juárez

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