ECLESIASTÉS 6. Anotaciones de K.C. Pillai
Las siguientes son anotaciones de alumnos de las clases
del Obispo K.C. Pillai sobre Eclesiastés capitulo 6.
¡Dios los bendiga!
Con amor en Cristo,
Claudia Juárez Garbalena
Eclesiastés
6:1 Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres:
2 El del
hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo
que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo
disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.
3 Aunque
el hombre engendrare cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad
fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de
sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él.
4 Porque
éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es
cubierto.
5 Además,
no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél.
6 Porque
si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al
mismo lugar?
7 Todo el
trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia.
En el versículo 2 donde dice: “pero Dios no le da
facultad de disfrutar de ello” no habla
literalmente que Dios sea quien le impide disfrutar de lo que le ha dado
primeramente, no es Dios quien hace que el hombre rompa sus mandamientos. Dios
es el responsable por dar Sus preceptos y mandamientos, pero el hombre es
responsable de llevarlos a cabo. (Cuando dice en Mateo 6:13, “No nos metas en
tentación” debería decir: “No nos dejes entrar o caer en tentación”.) Es el
hombre por su libre voluntad quien entra en la tentación y viola las leyes y
mandamientos de Dios. Salomón obedeció las leyes de Dios y cosechó los frutos
de ello. Este hombre que describe Eclesiastés, por su pensamiento negativo
afectaba su mente y su ser entero, por lo tanto, no podía comer o digerir sus
alimentos apropiadamente. Estaba molesto con todo, no podía disfrutar ni
siquiera de comer debido a sus pensamientos negativos. Toda bendición
disponible llega a ser nuestra cuando renovamos continuamente nuestras mentes a
cada promesa de Dios. El diablo quiere que creas que esas promesas no son tuyas.
Renovar la mente cada minuto del día es absolutamente necesario para todo
creyente.
En el versículo 7 donde dice: "Todo el trabajo
del hombre es para su boca”, habla del egoísmo, de estar centrado en uno mismo
y no en Dios. Y “con todo eso su deseo no se sacia” habla de que cuanto más el
hombre tiene, más quiere, Dios dijo que no sólo de pan vivirá el hombre (Mateo
4: 4), así que estar centrado en sí mismo no es estar vendido o entregado a
Cristo.
Gandhi enseñó a la gente que quería servir a su
país (y él estaban pensando solo en beneficios materiales): “Sal a la calle y
sirve a las personas. Ayúdales de alguna manera”. Su exhortación no fue bien
recibida. Como cristianos, es el amor lo que debe constreñirnos (“obligarnos”
por “deber” amoroso) a servir. Proponte servir como si sirvieras a Jesucristo.
Si el centro de nuestras vidas es uno mismo, nuestra sed de satisfacción nunca
se saciará sin importar el ingreso que tengamos, y siempre nos llevará a la
ruina. Lo que tu gastes, inviertas o des a los demás (dinero, tiempo o talentos
de ti mismo, etc.) lo recuperaras.
Un viejo dicho hindú dice: “Trabajar para la boca
aprovecha poco, trabajar para Cristo aprovecha mucho, satisface”. La motivación
del hombre natural para trabajar es meramente para saciar cuestiones físicas.
Es por eso que todo su trabajo es para su boca, es decir, solo para sí mismo.
El hombre no es sólo cuerpo, él tiene un alma y algunos hombres tienen también
espíritu, y el hombre debe satisfacer cada aspecto de su vida. Es por esto que
su deseo centrado en sí mismo no le sacia. Sin embargo, un hijo de Dios con la
mente renovada puede ser satisfecho con mucho menos que el que se centra en sí
mismo porque su dependencia está en Dios. Él tiene un sustento en el interior.
Marcos 11:24 Por tanto,
os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
¡Cuando ores, cree! Cuando
estés creyendo y des gracias en tu corazón, estarás seguro de que has recibido
la respuesta a tu oración. Si estás seguro en lo más profundo de ti de que Dios
escuchó tu oración, eso automáticamente será evidenciado exteriormente,
físicamente. Primero sacia tu interior, tu espíritu. Asegúrate de saber cuál es
la buena Voluntad de Dios. Mantente firme sabiendo que lo que Dios ha dicho, Él
lo hará, eso es creer. Dios es poderoso y deseoso de llevar a cabo cada una de
Sus palabras y promesas. Permanece absolutamente confiado de que la respuesta a
tu oración aparecerá en el plano físico. ¡Ten expectativa de recibirla! Si no estás
seguro en el fondo de tu corazón de las promesas de Dios, no actuaras confiado
externamente. ¡Reposa en la fidelidad del Padre! ¡Confía en Él, y Él hará!
Traducción: Claudia Juárez Garbalena
Fuente:
http://eternallyblessed.org/
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