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Las bendiciones de Deuteronomio 28. Por Claudia Juárez Garbalena



Quiero que leamos los siguientes versículos primero a la luz de que fueron escritos bajo la Ley y dirigidos a los judíos. Sin embargo, tengamos en cuenta que el tema de TODA la Palabra de Dios es CRISTO. Cristo representa o es tipificado en muchos temas del Antiguo Testamento. En Deuteronomio, Cristo representa entre otras cosas “las leyes y los mandamientos”.

Deuteronomio 28:1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

28:2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

Dios pidió obediencia a los hijos de Israel para ser bendecidos, y, ¿qué debían obedecer? La Ley de Moisés, los mandamientos de Dios. Hoy vivimos bajo una administración diferente, la Era de gracia, en donde el hombre es salvo y justificado por creer en Jesucristo, ¡hoy vivimos por creer en la obra finalizada de nuestro glorioso Salvador! Ahora, ¿Dios haría menos por nosotros Sus hijos que por los hijos de Israel? Observemos este pasaje y veamos las bendiciones que, si estuvieron disponibles para los hebreos, también están disponibles para nosotros hoy porque la naturaleza de Dios es siempre bendecir a Su gente. ¡Dios es luz! ¡Dios es amor, misericordia, bondad! ¡GRACIA! ¡Que es el FAVOR INMERECIDO! ¡Vivimos en un tiempo en que el favor de Dios nos es otorgado al CREER lo que Cristo ya logró por nosotros en Su perfecto sacrificio!

Veamos en Hebreos una sección que habla de estos dos pactos. Cuando la Ley fue dada en el Monte Sinaí, la gente no podía ni acercarse a aquel monte lleno de humo y fuego, y 3 000 mil hombres murieron por su desobediencia (Éxodo 19 y 32). Cuando la gracia fue derramada en el día de Pentecostés, 3 000 hombres fueron salvos y hablaron en lenguas (Hechos 2:41). Así que hay una notable diferencia entre estos dos pactos.

Hebreos 9:1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

9:2 Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.

9:3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,

9:4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;

9:5 y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se puede ahora hablar en detalle.

9:6 Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto;

9:7 pero en la segunda parte, sólo el sumo sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo;

9:8 dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.

Hay dos partes del Templo descritas aquí: el Lugar Santo, donde los sacerdotes ofrecían continuamente sacrificios por los pecados del pueblo; y el Lugar Santísimo, que representaba la presencia misma de Dios y en donde solo una vez al año podía entrar el sumo sacerdote para ofrecer un sacrificio “por sí mismo y por los pecados de ignorancia del pueblo”. Desde la caída de Adán, el libre acceso a Dios estaba cerrado.

Recordemos que cuando Cristo exclamó colgado en el madero “¡Consulado es!”, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, significando que esa separación que había entre Dios y el hombre, Cristo la solucionó con Su sacrificio. Como gentiles que éramos, estábamos sin Dios, sin esperanza y destituidos de la gloria de Dios, y aun los mimos hebreos no tenían acceso al Lugar Santísimo, no tenían acceso directo a Dios. Cristo, quien es El Camino, La Verdad y La Vida, nos dio ese libre acceso a Dios POR GRACIA. Ningún ser humano por obras podría ganar jamás este privilegio. Solo el hombre Jesucristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, entró al lugar Santísimo con Su propia sangre y obtuvo para nosotros eterna redención.

Hebreos 9:11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.

9:13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

9:14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

9:15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

¡En Cristo hemos recibido una herencia eterna!

Romanos 10:1-4 Nueva Traducción Viviente (NTV)

1 Amados hermanos, el profundo deseo de mi corazón y mi oración a Dios es que los israelitas lleguen a ser salvos. 2 Yo sé que ellos tienen un gran entusiasmo por Dios, pero es un fervor mal encauzado. 3 Pues no entienden la forma en que Dios hace justas a las personas ante él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a su propio modo de hacerse justos ante él tratando de cumplir la ley. 4 Sin embargo, Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, a todos los que creen en él se les declara justos a los ojos de Dios.

Lamentablemente muchos cristianos hacen lo mismo que los judíos: quieren seguir la Ley, aceptan la salvación por gracia, pero piensan que deben hacer algo para retenerla o algo para ganar el favor de Dios, “no entienden la forma en que Dios hace justas a las personas ante él. Se niegan a aceptar el modo de Dios y, en cambio, se aferran a su propio modo de hacerse justos ante él tratando de cumplir la ley. Sin embargo, Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, a todos los que creen en él se les declara justos a los ojos de Dios.”

Romanos 3:19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

3:20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

3:21 Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;

3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,

3:23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

3:24 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

3:25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

3:26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Entonces, si no vivimos más bajo la ley y sus ordenanzas, ¿qué rige la vida un cristiano? ¿Es acaso la gracia un pretexto para pecar y vivir desenfrenadamente?

Romanos 13:7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.

9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Vivimos por una ley más alta que sobrepasa la Ley de Moisés: la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús, y cómo dignos hijos de Dios y creyentes, deseamos ser seguidores y amantes de Jesucristo. Si verdaderamente le conocemos a él, queremos seguir sus pasos y hacer su voluntad.

Juan 6:28 Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?
6:29 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.

Juan 15:4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

No estamos hablando de salvación, pero sí de llevar fruto.

Si permaneces en Cristo sabiendo quien es él y qué ha hecho por ti, y crees lo que la Palabra de Dios dice que eres y tienes POR GRACIA, verás MUCHO FRUTO en tu vida. Mientras más conozcas a Cristo y su obra finalizada, y te centres en quién es él y quien te ha hecho ser, verás muchísimo fruto en tu vida, verás fluir la leche y la miel de la tierra prometida, que es CRISTO. Una forma correcta de creer, produce una forma correcta de vivir. Si crees lo que Cristo es y lo que Dios dice que tú eres en él, la Biblia dice que “llevarás mucho fruto”.

Nehemías habla de lo que los hijos de Israel heredaron con el favor de Dios:

Nehemías 9:25 Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad.

Los israelitas heredaron una tierra por la cual no habían trabajado y la cual no merecían. Cuando ellos CREYERON en la promesa que Dios les había dado, conquistaron, no con sus propias fuerzas, sino con el favor de Dios, la tierra prometida donde se deleitaron en la gran bondad de Dios.

Cristo es nuestra tierra prometida y desea que nos deleitemos en Su bondad también.

Así que ahora quiero leer con ustedes las bendiciones de Deuteronomio 28 a la luz de que vivimos en una administración diferente a la Ley que es la Gracia donde nuestras bendiciones ya han sido derramadas en Cristo. Como vimos en Romanos, no guardamos los mandamientos de Dios para justificarnos delante de Él, sino porque hemos sido redimidos, comprados y amados total e incondicionalmente. Como cristianos, seguimos a Cristo como una respuesta lógica al ENTENDER el amor con el que hemos sido amados. 1 Juan 4:19 dice que “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”.

Dios ya dio el más precioso y preciado tesoro del cielo para pagar el alto precio de redimirnos, y Su corazón, Su deseo ardiente es BENDECIRNOS MÁS ALLÁ DE NUESTROS MEJORES SUEÑOS ¡P-O-R  G-R-A-C-I-A!

¡El justo vive por la fe! Por creer en Aquel que murió por él y completó una obra que nosotros jamás podríamos haber completado. Vivimos para creer Su Palabra, ser bendecidos y a la vez ser bendición. El que cree la Palabra actúa y vive conforme a ella. La Escritura dice en Romanos 5:1 que estamos en paz con Dios por medio de lo que Cristo ha hecho por nosotros, y que no hay ninguna condenación en él. Reclamemos, recibamos y confesemos las bendiciones de Deuteronomio 28 que, aunque fueron dadas a Israel en otra administración, el deseo y corazón de Dios para darnos, sigue siendo el mismo:  

Deuteronomio 28:1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

28:2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

28:3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.

28:4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. [Todos los tuyos y lo tuyo].

28:5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. [Aquello que es tu instrumento de trabajo o forma de vida].

28:6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. [se refiere a ser bendecido en los asuntos de la vida diaria, ya sea dentro o fuera de casa].

28:7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

28:8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.

28:9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.

28:10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.

28:11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.

28:12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

28:13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas.

En algún momento, mientras los hebreos estuvieron en el desierto, fueron atacados por fieras serpientes que les causaban la muerte. Dios ordenó a Moisés construir una serpiente de bronce y colocarla en un hasta y Dios les dijo que todo aquel que pusiera sus ojos en esa serpiente de bronce, viviría.

Juan 3:14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Cristo es nuestra salvación para vida eterna, pero también nuestra liberación a cada y toda necesidad en la vida. CRISTO ES NUESTRA RESPUESTA PARA TODO. Su sangre nos ha lavado, limpiado, santificado, redimido. Él es nuestra protección, nuestro Pastor, nuestra sanidad, nuestra libertad.

Crezcamos en aprender quién es Cristo, lo que él ha logrado en su perfecta redención y quiénes somos en él por la gracia de Dios y veamos así cada día mas esa tierra donde fluye, no solamente hay, sino que fluye la leche y la miel.

Que el DIOS TODOPODEROSO te bendiga a ti, y a los tuyos y todo lo tuyo con las bendiciones de Deuteronomio 28, y con las bendiciones de Abraham, y que seas guardado bajo el amparo de la sombra del Altísimo. Shalom.



Comentarios

  1. Estimada Claudia Dios te bendice, hermosa enseñanza la que compartiste. Fue una gran bendicion para mi corazon, en verdad tenemos un Padre maravilloso el cual está en cada detalle atento a cubrir nuestras necesidades , tal cual lo hizo hoy una vez mas en mí.
    Shalom.


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  2. @Fe
    Gloria a Dios! Gracias! Saludos hermano o hermana! Dios te bendice!!

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