Cristo es nuestro propiciatorio. Devocional. De Joseph Prince
Salmos
91:1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del
Omnipotente.
En el Antiguo Testamento,
había un lugar donde Dios se encontraba con Su pueblo. En Éxodo 25:22, Dios
dijo: "Y de allí me declararé a ti [“me reuniré contigo” KJV], y hablaré
contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre
el arca del testimonio..." Este lugar estaba sobre el propiciatorio del
arca del pacto, bajo las alas de los dos querubines. El salmista lo llama
"el lugar secreto del Altísimo ... bajo la sombra del Omnipotente".
El propiciatorio cubría el
arca que contenía los tres emblemas de rebelión del hombre: el maná que
representaba la rebelión del hombre contra la provisión de Dios; las dos tablas
de piedra en las que Dios escribió los Diez Mandamientos, que representaban la
rebelión del hombre contra lo establecido por Dios; y la vara de Aarón, que
representa la rebelión contra la autoridad de Dios. Una vez al año en el Día de
la Expiación, el sumo sacerdote rociaba la sangre de un animal sacrificado
sobre el propiciatorio, y así haría propiciación por los pecados de Israel.
Hoy, no es la sangre de
animales la que hace propiciación por nuestros pecados, sino la sangre santa
del Hijo de Dios (Romanos 3: 24-25). La palabra para "propiciación"
en el texto original griego es “hilasterion”, que en realidad significa
"asiento de misericordia". Entonces, Cristo es nuestro propiciatorio
o asiento de misericordia. Su sangre habla por nosotros y pone a Dios de
nuestro lado. Dios no ve nuestra rebelión. ¡Él ve la sangre de Su Hijo y nos
acepta!
Es por eso que, en
Cristo, podemos acudir con todo denuedo al lugar secreto del Altísimo, y
sentirnos seguros de que tenemos todo el derecho de estar en la presencia de Dios.
Podemos acudir con denuedo a Él para obtener misericordia y encontrar gracia
para obtener ayudar en el tiempo de necesidad (Hebreos 4:16).
Y debido a que Cristo,
nuestro propiciatorio, nos cubre con su sangre, estamos bajo la protección de
Dios. Estamos en el lugar secreto del Altísimo, morando bajo la sombra del Todopoderoso.
Aquí, ningún mal nos alcanzará, ni plaga tocará nuestra morada (Salmo 91:9-10).
¡En el lugar secreto del Altísimo, somos favorecidos y protegidos de todo daño!
Extraído del sitio Joseph Prince Ministries:
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