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LA COMPASION - Por Claudia Juárez Garbalena

ARCHIVO DE ARTÍCULOS ANTERIORES
CARTAS ENTRE CREYENTES

Escrita el 19 de octubre de 2010.
Por tanto, al REY de los siglos, inmortal,
Invisible, al único y sabio DIOS,
Sea honor y gloria
Por los siglos de los siglos. Amén.
1Timoteo1:17

Amadísima familia de Dios:
¡Dios los bendiga sobreabundantemente en el maravilloso y precioso nombre de Jesucristo!
Reciban un caluroso abrazo cada uno lleno del amor de Dios.
Hoy me hacia meditar nuestro maravilloso Padre  en un matiz maravilloso que tiene la más bella joya de nuestro "tesoro", Cristo en nosotros: El amor de Dios. El matiz del que les hablo es la compasión.
La Palabra habla de nuestro Hermoso Padre como un Dios compasivo, que alejó de nosotros nuestras rebeliones cuanto está lejos el oriente del occidente. El capítulo 9 de Nehemías resume muy bellamente la historia del pueblo de Dios desde Abram, hasta los días en que narra este libro en la reconstrucción de Jerusalén. Ese capítulo describe a nuestro Dios como un Dios que siempre es justo, un Dios poderoso, que perdona, clemente y piadoso, tardo para la ira y grande en misericordia. Por las muchas misericordias de nuestro Dios no fue consumido el pueblo de Israel en su idolatría y rebeldía constante, así da testimonio este libro de Nehemías y en toda la Biblia. Nuestro Dios es en sumo amoroso y tierno.
Pero, ¿Qué es la compasión? El diccionario dice:

“Sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias.”

Esto es en el mundo, porque la compasión de Dios, la compasión que vivió Cristo y que puede manifestar el espíritu que llevamos dentro es muchísimo más elevada que esto.
Conocemos gracias a Dios mucho más cada día del corazón misericordioso y compasivo de nuestro maravilloso Padre Celestial, y los evangelios nos muestran el amor y compasión tan grande que Jesús manifestó en ésta tierra. Veamos algunos ejemplos de este bello matiz del amor que manifestó nuestro precioso salvador.

Mateo 15:32
Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: TENGO COMPASIÓN DE LA GENTE, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.
33 Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?
34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.
36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.
37 Y COMIERON TODOS, Y SE SACIARON; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.
38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
La compasión llevó a nuestro Señor Jesucristo a alimentar a esta gran multitud, y todos se saciaron y sobró de lo que Dios había provisto. La compasión sacia a la gente en necesidad. Aquí fue físicamente, pero como veremos enseguida, también nos lleva a saciar a la gente con el Pan de Vida.
El siguiente versículo lo hemos escuchado mucho en  los últimos años, veamos el contexto, ¡es simplemente maravilloso!
Mateo 9:36
36 Y al ver las multitudes, TUVO COMPASIÓN DE ELLAS; PORQUE ESTABAN DESAMPARADAS Y DISPERSAS COMO OVEJAS QUE NO TIENEN PASTOR.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.

El amor de Dios, la compasión, nos lleva a orar por obreros para que aquellos que aun no han escuchado del evangelio de salvación vengan, reciban vida eterna y conozcan al Dios Vivo y Verdadero y así sean libres de la esclavitud que impone este mundo.
Hay otro registro similar de una alimentación a una multitud en Marcos, pero ahí el número de los que comieron y se saciaron fue de cinco mil hombres, así que claramente se aprecia que es un relato diferente.

Marcos 6: 33
34 Y salió Jesús y vio una gran multitud, y TUVO COMPASIÓN DE ELLOS, porque eran como ovejas que no tenían pastor; Y COMENZÓ A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS.

Después de horas de enseñanza, Jesús instó a los discípulos a darles de comer a esta gente y nuestro salvador volvió a multiplicar panes y peces para alimentar a esta gran multitud.
Pero aquí dice que “tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas que no tenían pastor; Y COMENZÓ A ENSEÑARLES MUCHAS COSAS.

La compasión llevó a Jesucristo a alimentar a muchos, a enseñarles muchas cosas porque los vio dispersos como ovejas sin pastor, y a rogar al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Veamos también un registro en Lucas 7:

12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
13 Y cuando el Señor la vio, SE COMPADECIÓ DE ELLA, y le dijo: No llores.
14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
16 Y todos tuvieron miedo, y GLORIFICABAN A DIOS, DICIENDO: UN GRAN PROFETA SE HA LEVANTADO ENTRE NOSOTROS; Y: DIOS HA VISITADO A SU PUEBLO.

Esta mujer había quedado en el total desamparo. Ser viuda era una terrible desgracia en el oriente, mucho peor que en nuestros días por la condición de la mujer en esa época, pero el que esta mujer, que ya era viuda, perdiera a su único hijo, ¡era una situación espantosa! El relato de ninguna manera dice que ella pidió a Jesús que resucitara a su hijo, sino que Jesús se compadeció de ella y en conexión con su Padre, resucitó al joven. ¿No es maravilloso lo que la compasión condujo a hacer a nuestro hermoso salvador?

En este mundo, la compasión es igual a lastima y hasta angustia por el dolor ajeno. Bueno, Cristo manifestó una clase de compasión muy elevada que es parte del amor de Dios, le llevó a saciar a los hambrientos en todos los aspectos, física, mental y espiritualmente y a traer liberación a aquellos que la necesitaban desesperadamente, incluso aunque ellos no se lo habían pedido. Me viene a la memoria el relato de la mujer adultera en Juan 8, donde ésta mujer había trasgredido la Ley de Moisés y debía morir, Cristo andando con el espíritu maravilloso que Dios le había dado, actuó sabiamente para salvar la vida de esta mujer y tocar su corazón, cuando dijo: “El que de vosotros este sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” Y claro que nadie se atrevió a hacerlo! Todos salieron de ahí acusados por su conciencia y Jesús le dijo a esta mujer:

Juan 8:10
10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

¡Esto es el gran amor de Dios! ¡Esto es compasión hermanos míos! ¡Es perdón, es amar al prójimo como a uno mismo!

Filipenses 2:3
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;
4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.

Este versículo no quiere decir que nos menospreciamos, que nos tenemos en poco, pero sí que miramos con amor y compasión las necesidades de nuestros hermanos, no nos dejamos ser robados de nuestra paz por sus situaciones, pero si tenemos compasión, amor, que nos lleva a considerar sus vidas, sus corazones, sus necesidades, nos lleva a amarlos con el espíritu de Dios y no con nuestro propio entendimiento de lo que creemos que es el amor.

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Sabemos que este amor y esta compasión fluyen naturalmente de nuestro Cristo. Es una característica que llevamos dentro y que vive en nosotros a medida que le permitimos a Cristo vivir su vida en nosotros.

1Juan 5:4b
“Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”.

¡Dios mío Todopoderoso! Nuestra fe vence al mundo! ¿! Y el amor de Dios!!!?

1Corintios 13:13
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; ¡PERO EL MAYOR DE ELLOS ES EL AMOR!!!!

¡Que gozo es nuestra bendita esperanza! ¡La fe es maravillosa! Con ella nos apropiamos de las benditas promesas de Dios, ¡vencemos al mundo! ¡Pero, mayor que la fe, es el amor!!!

¡Estoy conmovida de la capacidad que tenemos  ministrar el Pan de Vida sanando a la gente de la lepra de este mundo y de ir en victoria!

Como dije antes, el amor de Dios es la joya más hermosa que tenemos en nuestro Tesoro que está guardado en nuestros vasos de barro.

Jesucristo fue obediente hasta la muerte por amor a su Abba Padre y por el gozo puesto delante de él. Por amor y compasión a nosotros ¡OFRENDÓ SU VIDA!, sufrió el escarnio, la burla, la humillación, la más brutal y diabólica tortura, todo, porque nos amó, porque éramos ovejas que no teníamos pastor. Por amor a toda la humanidad él entregó su vida, nadie se la quitó, él la dio de sí mismo y aun estando en la cruz de su calvario, escuchando a los soldados romanos hacer escarnio y burla de él dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lucas 23:34).

¿No es hermoso y maravilloso nuestro amado salvador Jesucristo? Y ese amor y compasión que habitan el, también habitan en nosotros:

Romanos 5:5
… Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

¡Amados del Cielo los amo con el entrañable amor de Jesucristo!

Que nuestro amoroso, compasivo, misericordioso y Fiel Abba Padre siga mostrándonos Sus caminos y pensamientos para que a una sigamos alabándolo y adorándolo.

Bendigo  Dios Omnipotente, al Altísimo Creador y Dador de todo lo que existe. Alabo a nuestro maravilloso y amadísimo Padre por Su grandeza, Gloria y fuerza. Le doy las gracias hincada la rodilla por permitirnos contemplar Su Hermosura, la belleza y ternura de Su corazón. ¡Si Abba nuestro! Te amamos con cada célula de nuestro ser, con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas!

Te doy las gracias por regalarnos el honor de vivir para Ti, para adorarte alabando tu Santísimo Nombre.

¡Guíanos Padre!, por Tus sendas de verdad y que nuestros ojos sigan gozándose en la plenitud de gozo que hay en Tu majestuosa Presencia y Luz.

¡Te alaben los mares, te alaben los bosques, te alaben las bestias del campo, las flores, las aves, el viento, y con ellos nuestro respirar también te rinda honores  y alabanza Padre!!!

¡Todo lo que respira a Ti te alabe ABBA, amadísimo Padre nuestro!

¡Todo el honor y la gloria son solo tuyos!

Muy agradecida con nuestro amado Padre y adorándolo con todo el corazón,

Claudia Juárez.


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