POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL Por Claudia Juárez Garbalena
Hay dos hermosísimas oraciones de nuestro
Señor Jesucristo registradas en la Palabra de Dios que conmueven profundamente
a aquellos que amamos a Dios. La primera de ellas está registrada en Juan 17, y
la otra en Mateo 26. Esta última la podemos considerar como la oración más
sublime que nadie haya hecho jamás al Padre:
Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y
diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo
quiero, sino como tú.
Jesús se encontraba a punto de enfrentar los
momentos más demandantes de su vida. Él, como Mesías, entregaría su preciosa
vida en rescate por muchos. Él sufriría en su cuerpo injustamente el escarnio, la
humillación y la agonía más perversa para lograr la costosa redención de la
humanidad.
2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Nuestro Señor Jesucristo es llamado en la
Biblia “el Segundo Adán”. El Primer Adán fue formado del polvo de la tierra,
Dios sopló en él aliento de vida, y le dio un espíritu que lo conectaba
con Él. Después de la desobediencia de Adán, la humanidad quedó en un estado
caído y tremendamente lastimoso. Entonces Dios, nuestro amado Dios, ideó el
plan de redención para la humanidad enviando a un ‘Segundo Adán” para que
redimiera a la humanidad. Dios
mismo creó vida dentro de María por segunda vez desde Génesis 1, y así llegó a
existir el Hijo Unigénito de Dios. Jesucristo fue un hombre en toda la
extensión de la palabra, nacido de María, pero engendrado por el Espíritu
Santo, como lo fue el primer Adán.
La desobediencia del primer Adán, trajo cataclísmicas
consecuencias a la humanidad, sembrando el pecado y la muerte en toda la
Creación. La obediencia del segundo Adán (Jesucristo) trajo redención, tremenda bendición
y liberación a todo aquel que cree en él, y nos abrió la puerta de acceso, El Camino
a Dios, que había sido cerrado por la desobediencia del Primer Adán.
¡Jesucristo jamás pecó! Jamás desobedeció a
Dios, y él por su propia voluntad, entregó su preciosa vida para rescatarnos
del estado de muerte espiritual y separación que había entre Dios y el hombre.
Así nosotros fuimos hechos ‘justicia de Dios en él”.
Dios, a través de Jesucristo, nos vistió con
la misma dignidad y honor con la que vistió a Su Hijo por su obra completa y
finalizada. El que Dios nos hiciera “justicia de Dios en él”, quiere decir que
podemos pararnos delante de Dios, sin ninguna conciencia de pecado, culpa o
condenación. En Cristo somos perdonados y libres de la esclavitud del pecado.
Isaías 53:4 Ciertamente llevó él [Jesús] nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido.
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido [aplastado, desgarrado]
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por
su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Jesucristo, nuestro glorioso Salvador, fue
nuestro sustituto por el castigo que merecíamos como humanidad entera. Él fue
quien pagó con su sufrimiento nuestra redención. “Fuimos comprados por precio”
(1 Corintios 7:23).
Al Jesús encontrase en el huerto de Getsemaní frente
a aquel tan demandante momento en que debía, por voluntad propia, sacrificarse
como el Cordero pascual de Dios por la humanidad, tenía la opción de decir “sí
o no” al tremendo reto que tenía delante de permitir ser castigado como
representante de toda la humanidad. Él, que fue completamente inocente enfrentó
y pagó en la cruz por todos nuestros pecados. ¡Eso es algo asombroso y
estremecedor! ¡Nadie en esta tierra nos ha amado así! ¡Jesucristo es nuestro
glorioso Salvador y Redentor!
Veamos ahora otros registros de la Escritura
que agregan detalles a este estremecedor momento de atravesó Jesús:
Marcos 14:32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a
sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.
33 Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse
y a angustiarse.
34 Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y
velad.
Suele pensarse erróneamente que si un creyente
está triste y/o angustiado es señal de su falta de creencia o hasta se traduce
como pecado para algunos. Bueno, nuestro Señor Jesucristo jamás pecó según da
testimonio las Escrituras, y él en este momento tan amargo “comenzó a
entristecerse y a angustiarse”.
35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese
posible, pasase de él aquella hora.
36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de
mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.
39 Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.
¡Sí! ¡Todas las cosas son posibles para Dios!
Pero en este momento y circunstancia, al Hijo del Hombre le era necesario
cumplir la misión por la que vino a esta tierra.
¡Sí! Todas las cosas son posibles para Dios,
pero Él tiene Su forma de trabajar, Sus propios lineamientos. Algunas veces no
entendemos el porqué atravesamos ciertas circunstancias, y aun el porqué
aparentemente no son respondidas nuestras oraciones. Pero aunque carezcamos de
entendimiento, lo que JAMÁS debemos perder de vista, es que ¡DIOS ES BUENO! ¡y
que Su amor y fidelidad nunca fallan! Nos es necesario conocer con dedicación
cada día más al Autor de la vida y cómo opera Él, para disfrutar cada día más
los beneficios de ser Sus hijos y herederos, ¡para entender Sus altísimos
caminos y pensamientos que siempre tienden a la abundancia! ¡Si leemos
detalladamente el libro de Proverbios, veremos las bendiciones prometidas a
aquellos que buscan la sabiduría de Dios que en este libro representa a Cristo!
Veamos nuestro relato en otro evangelio:
Lucas 22:41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de
piedra; y puesto de rodillas oró,
42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya.
43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.
44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como
grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
Su sudor
“era como grandes gotas de sangre”, ¡esto enfatiza su agonía, su angustia y el
inmenso dolor en su alma!
¡El ejemplo de amor, humildad y obediencia de
nuestro Señor Jesucristo es asombroso! El fue un ser humano en toda la
extensión de la palabra y se vio en esta agonía al enfrentar su tortuosa
muerte, pero él dijo “no sea como yo quiero, sino como tú mi Dios”. Esto denota
una entrega total de amor, sujeción y obediencia al Padre, a su Abba Padre. El
hizo la voluntad del Padre por encima de la suya propia y lo hizo POR AMOR.
¡Este es nuestro gran ejemplo! El sabía, por lo que las escrituras revelan, que
él sería golpeado, desgarrado, desfigurado, humillado, torturado salvajemente,
y por supuesto que él no quería morir así! ¡Pero fue obediente a Dios hasta la
muerte!
¡Esta ofrenda de amor por el pecado de nuestro
Señor Jesucristo, es el acto de amor más sublime que ha presenciado jamás la
humanidad! Aquel que nunca cometió pecado, se hizo ofrenda a sí mismo por el
pecado para llevar en él, la culpa, la vergüenza y la indignidad de todos nosotros sobre él. El
sublime amor de nuestro Señor Jesucristo no tiene precedentes, y su ejemplo es
realmente el más grande reto de todo aquel que dice amar a Dios.
Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; COMO
YO OS HE AMADO, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor
los unos con los otros.
¡Esta es realmente una declaración y un mandamiento
impactante!
La Palabra de Dios dice en Romanos 5:5 que en
el momento del nuevo nacimiento, aquellos que confiesan a Jesús como en Señor y
Salvador de sus vidas, les es derramado el amor de Dios “apapē”, una clase de
amor que no es de este mundo, que vino a través de nuestro señor Jesucristo, y que mora en cada hijo de
Dios y es evidenciado cuando renueva su mente a la Palabra de Dios haciendo la
mente de Cristo su propia mente y andando en la nueva naturaleza. Un hombre de
cuerpo y alma simplemente NO puede amar con este amor.
Aunque suele compararse el amor de Dios con el
amor de una madre, el amor de Dios es infinitamente más alto y sublime que
cualquier amor humano. Y nosotros, por la gracia de Dios, hemos recibido la
bendición, el privilegio y el honor en el nuevo nacimiento, de amar con este
amor “apapē”, que proviene de la naturaleza misma de Dios. Este es un amor espiritual
y lo pueden manifestar sólo los renacidos del espíritu de Dios.
Ahora, ¿Cómo pudo Jesús llevar a
cabo un acto de amor tan elevado? ¿Qué lo motivó a entregar así su vida en
ofrenda por el pecado? El mismo declaró que nadie le quitaría su vida, sino que
él la pondría de sí mismo.
Juan 10:17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para
volverla a tomar.
18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para
ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi
Padre.
¿Cómo se sometió Jesús a este acto de amor?
Hebreos 12:2b…el cual POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL SUFRIÓ LA CRUZ,
MENOSPRECIANDO EL OPROBIO, Y SE SENTÓ A LA DIESTRA DEL TRONO DE DIOS.
Nuestro señor Jesucristo pudo atravesar aquel
terrible dolor, toda esa vergüenza y humillación porque tuvo una meta más alta
delante de él. El tenía los ojos puestos en lo que lograría a través de su
sacrificio. Dios le había revelado y mostrado a través de las Escrituras, LA CONTUNDENTE VICTORIA SOBRE EL PECADO Y LA MUERTE que lograría al entregar su
vida en obediencia a Dios, y lo hizo POR AMOR a Dios y a nosotros. Él no fijó sus
ojos en las cosas temporales, sino que sabía perfectamente su altísima
misión y lo que lograría eternamente. No vivió en esta tierra acumulando bienes
o riquezas, sino siempre con la mirada puesta en la eternidad. El sabía LA
VICTORIA que traería su obra completada, conocía las promesas personales de
Dios a su vida y como sería glorificado y puesto a la diestra de Dios por su impactante
obra.
Hebreos 12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos
asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.
“La nube de testigos” de la cual habla Hebreos
12:1, son los ejemplos de creencia citados en Hebreos 11. Hombres y mujeres que
pusieron sus ojos en Dios y en las realidades de lo eterno, antes que basar
y edificar sus propias vidas en las cosas terrenales. Veamos brevemente el
ejemplo de Abraham:
Hebreos 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida
como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la
misma promesa;
10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios.
Este mundo nos condiciona para hacernos pensar
que lo que vemos con los cinco sentidos es todo lo que hay, pero sabemos de la
Palabra de Dios que hay una herencia eterna en los cielos reservada para
aquellos que creen. En cada administración la esperanza ha sido CRISTO,
esta ha sido la esperanza de cada creyente que ha amado a Dios desde la caída
del hombre. Abraham vivió como un extranjero en aquella tierra que había
comprado y que años más tarde sería la Tierra Prometida de sus descendientes,
del Pueblo de Israel. Abraham sabía perfectamente que su paso por este mundo
era solo temporal, vivió en tiendas de campaña esperando aquella ciudad que le
había sido prometida por Dios y que es descrita en Apocalipsis 21:1-4.
Nosotros también esperamos nuestra redención
eterna, y es privilegio de cada hijo de Dios decidir si vive para acumular
bienes en esta tierra o si acumula tesoros en el cielo poniendo primero la
voluntad de Dios en todo. No estoy hablando de la idea religiosa de que el
cristiano debe vivir pobre y miserable, puesto que la vida más que abundante está absolutamente disponible hoy a través de Cristo, de lo que si estoy hablando es de NO
PONER LA MIRA Y EL CORAZÓN en las cosas de esta tierra que NO ES nuestro hogar
final. 3 Juan 2 expresa claramente la voluntad de nuestro Dios para cada hijo
Suyo, pero nuestro Dios nos alienta a no centrar nuestra atención en las cosas
de esta tierra (Colosenses 3:1-3).
Mateo
6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y
donde ladrones minan y hurtan;
6:20
sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y
donde ladrones no minan ni hurtan.
6:21
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
1
Timoteo 6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
6:7
porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
6:8
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
6:9
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
6:10
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Hablando de nuestro precioso Señor Jesucristo:
Hebreos 12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de
pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el
pecado.
Nunca hemos atravesado una tribulación como la
que nuestro Señor enfrentó, y debemos mirar su ejemplo de obediencia y sus
logros para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Nuestro paso por esta
tierra es totalmente temporal, apenas una gotita en el océano de la eternidad. La Palabra nos alienta a vivir como vivió
nuestro Señor Jesucristo, por amor y para amar a Dios, a nuestros hermanos y a
todos los que Dios nos acerque.
Jesús se hizo un siervo a sí mismo por amor. El
apóstol Pablo se hizo un dulos [uno
que se hace a sí mismo esclavo por amor] por la misma razón. Quien CONOCE
verdaderamente al Padre, se hace esclavo Suyo porque comprende que no hay mejor
camino que seguir, que el camino que nos marca nuestro Padre. Vivir el camino
de Adán (ser nuestro propio dios) nos conduce constantemente a la frustración y
derrota, y a una pérdida eterna de los tesoros celestiales. Aparentemente ese
ofrecimiento que la serpiente hizo a Eva “y seréis cono Dios”, trae “libertad”,
pero esa libertad nos esclaviza al pecado y a las cosas de este mundo. La
Verdadera Libertad, la que viene a través de nuestro Señor Jesucristo (Juan
8:34-36), nos liberta del pecado, de las presiones, de toda clase de miedos (al
pasado, al presente, al futuro, a la muerte, etc.), nos liberta de las
angustias y zozobras de este mundo, ¡en Cristo y sólo en Cristo encontramos
PLENA Y VERDADERA LIBERTAD!
Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí;
el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí [detrás de mí], no
es digno de mí.
39 El que halla su vida, la perderá; y el que
pierde su vida por causa de mí, la hallará.
39 El que antepone a todo su propia vida, la
perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará.
La expresión “el que no toma su cruz y sigue
en pos de mi” del versículo 38, se ha interpretado erróneamente como el sufrimiento
y congojas que como cristianos "debemos soportar", este no es de ninguna forma su
significado. Veamos la cruz que cargó Jesucristo para entender más esta
expresión en particular:
Juan 19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese
crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le
llevaron. 17 Y él, cargando su cruz,
salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; 19:18 y allí le
crucificaron…
Las siguientes Escrituras dicen que fue Simón
de Cirene quien cargó la cruz:
Marcos 15:21: Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de
Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.
Lucas 23:26: Y llevándole,
tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la
cruz para que la llevase tras Jesús.
Jesús había sido te tal forma torturado tan
salvajemente, que la evidencia de la misma Palabra de Dios es que “el fue
llevado”, fue literalmente arrastrado hasta el lugar donde fue crucificado.
Aunque aquí hay una aparente contradicción entre Juan, con Marcos y Lucas, lo
que en realidad sucede es que cuando dice en Juan que “él, cargando su cruz,
salió al lugar llamado de la Calavera”, habla de la culpa y el pecado que cargó
sobre sus propios hombros por amor de nosotros. No está hablando del madero en
el que fue crucificado, sino de algo mucho más profundo. “Jehová cargó en él el
pecado de todos nosotros”, ¡esa fue la cruz que nuestro Señor Jesucristo cargó!
Esto también se refiere a hacer la voluntad de otro (en este caso, de Dios) por
encima de la suya propia. Entonces, regresando a Mateo:
Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí;
el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;
No dice que no debemos amar a nuestros
padres o a nuestros hijos, sino que “el que ama más a padre o a hijo más
que a mí, no es digno de mí”, está hablando de prioridades. Si Jesucristo no es
solo el Salvador de nuestras vidas, sino también nuestro SEÑOR, haremos su
voluntad que es la voluntad del Padre, y nuestra prioridad será vivir para
seguirlo a él antes que todo y todos en este mundo, incluyéndonos a nosotros mismos.
10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí [detrás de mí], no
es digno de mí.
La Palabra de Dios no habla de cargar los
sufrimientos del mundo en nuestros hombros. Pero si habla de “hacer la voluntad
de otro (de DIOS), por encima de la nuestra”, a eso se refiere nuestro Señor
Jesucristo cuando dice “el que no toma su cruz y sigue en pos de mi.
Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo
digo?
Pablo se declaraba a sí mismo un “devoto siervo”,
un “dulos” (un esclavo marcado por
amor a Su Amo) de Jesucristo (Romanos 1:1), el dejó a un lado toda su posición
social, económica y los ventajosos privilegios que tenia de ser un hebreo de hebreos,
un fariseo reconocido, ¡y todo eso lo tuvo por basura, para ganar a Cristo, a
fin de conocerle y conocer el poder de su resurrección! Cuando le fue revelada La
Gracia del Padre manifestada en Jesucristo, tuvo por basura toda su posición y
credenciales humanas, ¡y se extendió adelante sólo para seguir a su Señor y
Salvador Jesucristo! ¡Puso sus ojos sólo en la meta final!
Mateo 10:39 El que halla su vida,
la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Cuando por la gracia de Dios logramos ver al
menos un atisbo de Su gracia y contemplamos el VALOR del sacrificio único y
perfecto que Cristo hizo por nosotros. Cuando por experiencia propia somos
envueltos en y con el amor del Padre, nuestra reacción natural y lógica es la
que tuvo Pablo al considerar todo en este mundo como basura en comparación a
seguir a su Señor Jesucristo. No estoy hablando que todos debemos abandonar
nuestras casas y posesiones en esta tierra. ¡Pablo recibió ese llamamiento y
con gozo lo hizo! ¡Y debió producirle una plenitud gloriosa cada día de su vida!
¡De lo que estoy hablando es de PRIORIDADES! ¡De hallar nuestra verdadera y real
VIDA EN CRISTO! ¡Hablo de seguir al SEÑOR DE NUESTRAS VIDAS!
¡LA VIDA que está “escondida” en Cristo es
sublimemente más brillante, hermosa y preciosa que cualquier riqueza, posesión
y posición en este mundo! “!Mas preciosa es
que las piedras preciosas! ¡Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a
ella” (Proverbios. 3:15) ¡Por gracia hemos sido hechos coherederos con
Cristo! ¡Hemos sido hechos participes de su rica herencia en los cielos! ¿No es
esto glorioso? ¿No es maravilloso? ¿No nos detiene la respiración tanto amor y la
bendita gracia de Dios???
No hay mejor tesoro encontrado para aquel que
ama sobre todas las cosas a Dios, que “hallar” su VIDA en Cristo perdiendo la
suya propia y anteponiendo la voluntad de Dios por encima de la suya. No hay
mejor elección. No hay mejor camino que seguir a Cristo, el buen Pastor de las
ovejas. Él siempre, por voluntad del Padre, nos guiará a lugares de delicados
pastos, donde nos hará descansar.
Mateo 10:38 (MSG) Si tu primera preocupación es centrarte en ti mismo,
nunca te encontrarás. Pero si te olvidas, si te abandonas a ti mismo, si dejas
de ser prioridad tu mismo y me miras, te centras en mí, te encontrarás a ti
mismo y a mí.
Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar.
29 Llevad [tomad] mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
En el arado se juntan a dos bueyes por el cuello
con un yugo que los sujeta fuertemente, suelen colocarse juntos a un animal
viejo y experimentado, con uno joven, así el viejo dirige al joven para que
ambos realicen bien el trabajo. Al colocar este yugo sobre ambos animales, se
vuelven inseparables, y al joven no le queda más remedio que seguir al viejo y
aprender.
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es
fácil, y ligera mi carga.” Jesucristo es el único camino para llegar al Padre,
y aprender de su ejemplo de mansedumbre y humildad en obediencia, es la lección
más grande por aprender para un hijo de Dios. Allí hallaremos descanso para
nuestras almas, porque su camino, que es el camino de Dios, es mucho más fácil y
ligero, que el camino que buscamos emprender nosotros con todas nuestras
limitaciones de entendimiento y de previsión del fututo cercano y eterno.
Lucas 9:62 Y
Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es
apto para el reino de Dios.
“Ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús”, y al igual que Pablo, nos
es necesario no mirar atrás en el arado. En el oriente, según explica el obispo
Pillai, no se considera un buen trabajador aquel que vuelve sus ojos atrás para
ver lo que ha hecho. Pablo no volvió atrás ni para ver toda su posición y
credenciales, ni tampoco para ver que había llevado a la muerte a muchos
cristianos. El simplemente puso su vista en la meta, y esta es la misma
exhortación a nosotros en la Palabra de Dios. A poner la mira en las cosas de
arriba y a extendernos adelante.
Filipenses 3:13 Hermanos, yo mismo [Pablo] no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una
cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que
está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Abraham
esperó una ciudad eterna cuyo Arquitecto y constructor es DIOS Todopoderoso. El
vivió como extranjero y peregrino en una tierra que compró como posesión
propia. El fue prosperado en esta tierra, pero su mirada estaba fija en lo
eterno.
Nuestro
Señor Jesucristo siguió ese mismo lineamiento. El pudo haber pedido miles de
ángeles para que le rescataran de aquel terrible momento que vivió en su tortura
y muerte, pero se sometió en obediencia hasta la muerte por el gozo puesto
delante de sus ojos. Por el gozo puesto en lo que vendría, en la eternidad para
él y para sus hermanos.
Jesús no
actuó meramente por obligación y deber, sino por puro amor a su Padre a Quien
conoció íntimamente y le amó hasta derramar la última gota de su sangre para
obedecerle. ¡Qué ejemplo de amor, humildad, mansedumbre y obediencia tenemos!
…por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, Y SE SENTÓ A LA DIESTRA DEL TRONO DE DIOS.
¡Jesucristo fue hecho el Príncipe de la
creación!
Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir [esta manera de pensar]
que hubo también en Cristo Jesús,
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como
cosa a que aferrarse,
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, SE HUMILLÓ A SÍ MISMO, HACIÉNDOSE
OBEDIENTE HASTA LA MUERTE, Y MUERTE DE CRUZ.
9 POR LO CUAL DIOS TAMBIÉN LE EXALTÓ HASTA LO SUMO, Y LE DIO UN NOMBRE
QUE ES SOBRE TODO NOMBRE,
2:10 PARA QUE EN EL NOMBRE DE JESÚS SE DOBLE TODA RODILLA DE LOS QUE
ESTÁN EN LOS CIELOS, Y EN LA TIERRA, Y DEBAJO DE LA TIERRA;
2:11 Y TODA LENGUA CONFIESE QUE JESUCRISTO ES EL SEÑOR, PARA GLORIA DE
DIOS PADRE.
¡Dios es
galardonador de los que le buscan y recompensa generosamente a aquellos que le buscan y le obedecen! ¡El primer beneficiado y galardonado con esa obediencia, mansedumbre
y humildad fue el propio Jesucristo! Lo mismo ocurre cuando tenemos ese “sentir
que hubo en Cristo Jesús”
Proverbios 8:35 Porque el que me halle, HALLARÁ
LA VIDA, y ALCANZARÁ EL FAVOR DE JEHOVÁ.
¡Dios te
bendiga!
En Su amor,
Claudia
Juárez Garbalena
CONTACTO: mirasoloadios@live.com; o lealabibli@hotmail.com
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