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POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL Por Claudia Juárez Garbalena

Hay dos hermosísimas oraciones de nuestro Señor Jesucristo registradas en la Palabra de Dios que conmueven profundamente a aquellos que amamos a Dios. La primera de ellas está registrada en Juan 17, y la otra en Mateo 26. Esta última la podemos considerar como la oración más sublime que nadie haya hecho jamás al Padre:

Mateo 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

Jesús se encontraba a punto de enfrentar los momentos más demandantes de su vida. Él, como Mesías, entregaría su preciosa vida en rescate por muchos. Él sufriría en su cuerpo injustamente el escarnio, la humillación y la agonía más perversa para lograr la costosa redención de la humanidad.

2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros [Dios] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Nuestro Señor Jesucristo es llamado en la Biblia “el Segundo Adán”. El Primer Adán fue formado del polvo de la tierra, Dios sopló en él aliento de vida, y le dio un espíritu que lo conectaba con Él. Después de la desobediencia de Adán, la humanidad quedó en un estado caído y tremendamente lastimoso. Entonces Dios, nuestro amado Dios, ideó el plan de redención para la humanidad enviando a un ‘Segundo Adán” para que redimiera a la humanidad. Dios mismo creó vida dentro de María por segunda vez desde Génesis 1, y así llegó a existir el Hijo Unigénito de Dios. Jesucristo fue un hombre en toda la extensión de la palabra, nacido de María, pero engendrado por el Espíritu Santo, como lo fue el primer Adán.

La desobediencia del primer Adán, trajo cataclísmicas consecuencias a la humanidad, sembrando el pecado y la muerte en toda la Creación. La obediencia del segundo Adán (Jesucristo) trajo redención, tremenda bendición y liberación a todo aquel que cree en él, y nos abrió la puerta de acceso, El Camino a Dios, que había sido cerrado por la desobediencia del Primer Adán.

¡Jesucristo jamás pecó! Jamás desobedeció a Dios, y él por su propia voluntad, entregó su preciosa vida para rescatarnos del estado de muerte espiritual y separación que había entre Dios y el hombre. Así nosotros fuimos hechos ‘justicia de Dios en él”.

Dios, a través de Jesucristo, nos vistió con la misma dignidad y honor con la que vistió a Su Hijo por su obra completa y finalizada. El que Dios nos hiciera “justicia de Dios en él”, quiere decir que podemos pararnos delante de Dios, sin ninguna conciencia de pecado, culpa o condenación. En Cristo somos perdonados y libres de la esclavitud del pecado.

Isaías 53:4 Ciertamente llevó él [Jesús] nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido [aplastado, desgarrado] por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

Jesucristo, nuestro glorioso Salvador, fue nuestro sustituto por el castigo que merecíamos como humanidad entera. Él fue quien pagó con su sufrimiento nuestra redención. “Fuimos comprados por precio” (1 Corintios 7:23).

Al Jesús encontrase en el huerto de Getsemaní frente a aquel tan demandante momento en que debía, por voluntad propia, sacrificarse como el Cordero pascual de Dios por la humanidad, tenía la opción de decir “sí o no” al tremendo reto que tenía delante de permitir ser castigado como representante de toda la humanidad. Él, que fue completamente inocente enfrentó y pagó en la cruz por todos nuestros pecados. ¡Eso es algo asombroso y estremecedor! ¡Nadie en esta tierra nos ha amado así! ¡Jesucristo es nuestro glorioso Salvador y Redentor!

Veamos ahora otros registros de la Escritura que agregan detalles a este estremecedor momento de atravesó Jesús:

Marcos 14:32 Vinieron, pues, a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.

33 Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.

34 Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.

Suele pensarse erróneamente que si un creyente está triste y/o angustiado es señal de su falta de creencia o hasta se traduce como pecado para algunos. Bueno, nuestro Señor Jesucristo jamás pecó según da testimonio las Escrituras, y él en este momento tan amargo “comenzó a entristecerse y a angustiarse”.

35 Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.

36 Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.

39 Otra vez fue y oró, diciendo las mismas palabras.

¡Sí! ¡Todas las cosas son posibles para Dios! Pero en este momento y circunstancia, al Hijo del Hombre le era necesario cumplir la misión por la que vino a esta tierra.

¡Sí! Todas las cosas son posibles para Dios, pero Él tiene Su forma de trabajar, Sus propios lineamientos. Algunas veces no entendemos el porqué atravesamos ciertas circunstancias, y aun el porqué aparentemente no son respondidas nuestras oraciones. Pero aunque carezcamos de entendimiento, lo que JAMÁS debemos perder de vista, es que ¡DIOS ES BUENO! ¡y que Su amor y fidelidad nunca fallan! Nos es necesario conocer con dedicación cada día más al Autor de la vida y cómo opera Él, para disfrutar cada día más los beneficios de ser Sus hijos y herederos, ¡para entender Sus altísimos caminos y pensamientos que siempre tienden a la abundancia! ¡Si leemos detalladamente el libro de Proverbios, veremos las bendiciones prometidas a aquellos que buscan la sabiduría de Dios que en este libro representa a Cristo!

Veamos nuestro relato en otro evangelio:

Lucas 22:41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,

42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Su sudor “era como grandes gotas de sangre”, ¡esto enfatiza su agonía, su angustia y el inmenso dolor en su alma!

¡El ejemplo de amor, humildad y obediencia de nuestro Señor Jesucristo es asombroso! El fue un ser humano en toda la extensión de la palabra y se vio en esta agonía al enfrentar su tortuosa muerte, pero él dijo “no sea como yo quiero, sino como tú mi Dios”. Esto denota una entrega total de amor, sujeción y obediencia al Padre, a su Abba Padre. El hizo la voluntad del Padre por encima de la suya propia y lo hizo POR AMOR. ¡Este es nuestro gran ejemplo! El sabía, por lo que las escrituras revelan, que él sería golpeado, desgarrado, desfigurado, humillado, torturado salvajemente, y por supuesto que él no quería morir así! ¡Pero fue obediente a Dios hasta la muerte!

¡Esta ofrenda de amor por el pecado de nuestro Señor Jesucristo, es el acto de amor más sublime que ha presenciado jamás la humanidad! Aquel que nunca cometió pecado, se hizo ofrenda a sí mismo por el pecado para llevar en él, la culpa, la vergüenza y la indignidad de todos nosotros sobre él. El sublime amor de nuestro Señor Jesucristo no tiene precedentes, y su ejemplo es realmente el más grande reto de todo aquel que dice amar a Dios.

Juan 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; COMO YO OS HE AMADO, que también os améis unos a otros.

35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

¡Esta es realmente una declaración y un mandamiento impactante!

La Palabra de Dios dice en Romanos 5:5 que en el momento del nuevo nacimiento, aquellos que confiesan a Jesús como en Señor y Salvador de sus vidas, les es derramado el amor de Dios “apapē”, una clase de amor que no es de este mundo, que vino a través de nuestro  señor Jesucristo, y que mora en cada hijo de Dios y es evidenciado cuando renueva su mente a la Palabra de Dios haciendo la mente de Cristo su propia mente y andando en la nueva naturaleza. Un hombre de cuerpo y alma simplemente NO puede amar con este amor.

Aunque suele compararse el amor de Dios con el amor de una madre, el amor de Dios es infinitamente más alto y sublime que cualquier amor humano. Y nosotros, por la gracia de Dios, hemos recibido la bendición, el privilegio y el honor en el nuevo nacimiento, de amar con este amor “apapē”, que proviene de la naturaleza misma de Dios. Este es un amor espiritual y lo pueden manifestar sólo los renacidos del espíritu de Dios.

Ahora, ¿Cómo pudo Jesús llevar a cabo un acto de amor tan elevado? ¿Qué lo motivó a entregar así su vida en ofrenda por el pecado? El mismo declaró que nadie le quitaría su vida, sino que él la pondría de sí mismo.

Juan 10:17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.

18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

¿Cómo se sometió Jesús a este acto de amor?

Hebreos 12:2b…el cual POR EL GOZO PUESTO DELANTE DE ÉL SUFRIÓ LA CRUZ, MENOSPRECIANDO EL OPROBIO, Y SE SENTÓ A LA DIESTRA DEL TRONO DE DIOS.

Nuestro señor Jesucristo pudo atravesar aquel terrible dolor, toda esa vergüenza y humillación porque tuvo una meta más alta delante de él. El tenía los ojos puestos en lo que lograría a través de su sacrificio. Dios le había revelado y mostrado a través de las Escrituras, LA CONTUNDENTE VICTORIA SOBRE EL PECADO Y LA MUERTE que lograría al entregar su vida en obediencia a Dios, y lo hizo POR AMOR a Dios y a nosotros. Él no fijó sus ojos en las cosas temporales, sino que sabía perfectamente su altísima misión y lo que lograría eternamente. No vivió en esta tierra acumulando bienes o riquezas, sino siempre con la mirada puesta en la eternidad. El sabía LA VICTORIA que traería su obra completada, conocía las promesas personales de Dios a su vida y como sería glorificado y puesto a la diestra de Dios por su impactante obra.

Hebreos 12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.

“La nube de testigos” de la cual habla Hebreos 12:1, son los ejemplos de creencia citados en Hebreos 11. Hombres y mujeres que pusieron sus ojos en Dios y en las realidades de lo eterno, antes que basar y edificar sus propias vidas en las cosas terrenales. Veamos brevemente el ejemplo de Abraham:

Hebreos 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa;

10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

Este mundo nos condiciona para hacernos pensar que lo que vemos con los cinco sentidos es todo lo que hay, pero sabemos de la Palabra de Dios que hay una herencia eterna en los cielos reservada para aquellos que creen. En cada administración la esperanza ha sido CRISTO, esta ha sido la esperanza de cada creyente que ha amado a Dios desde la caída del hombre. Abraham vivió como un extranjero en aquella tierra que había comprado y que años más tarde sería la Tierra Prometida de sus descendientes, del Pueblo de Israel. Abraham sabía perfectamente que su paso por este mundo era solo temporal, vivió en tiendas de campaña esperando aquella ciudad que le había sido prometida por Dios y que es descrita en Apocalipsis 21:1-4.

Nosotros también esperamos nuestra redención eterna, y es privilegio de cada hijo de Dios decidir si vive para acumular bienes en esta tierra o si acumula tesoros en el cielo poniendo primero la voluntad de Dios en todo. No estoy hablando de la idea religiosa de que el cristiano debe vivir pobre y miserable, puesto que la vida más que abundante está absolutamente disponible hoy a través de Cristo, de lo que si estoy hablando es de NO PONER LA MIRA Y EL CORAZÓN en las cosas de esta tierra que NO ES nuestro hogar final. 3 Juan 2 expresa claramente la voluntad de nuestro Dios para cada hijo Suyo, pero nuestro Dios nos alienta a no centrar nuestra atención en las cosas de esta tierra (Colosenses 3:1-3).


Mateo 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.


6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.


1 Timoteo 6:6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;

6:7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.

6:8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;

6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Hablando de nuestro precioso Señor Jesucristo:

Hebreos 12:3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado.

Nunca hemos atravesado una tribulación como la que nuestro Señor enfrentó, y debemos mirar su ejemplo de obediencia y sus logros para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Nuestro paso por esta tierra es totalmente temporal, apenas una gotita en el océano de la eternidad.  La Palabra nos alienta a vivir como vivió nuestro Señor Jesucristo, por amor y para amar a Dios, a nuestros hermanos y a todos los que Dios nos acerque.

Jesús se hizo un siervo a sí mismo por amor. El apóstol Pablo se hizo un dulos [uno que se hace a sí mismo esclavo por amor] por la misma razón. Quien CONOCE verdaderamente al Padre, se hace esclavo Suyo porque comprende que no hay mejor camino que seguir, que el camino que nos marca nuestro Padre. Vivir el camino de Adán (ser nuestro propio dios) nos conduce constantemente a la frustración y derrota, y a una pérdida eterna de los tesoros celestiales. Aparentemente ese ofrecimiento que la serpiente hizo a Eva “y seréis cono Dios”, trae “libertad”, pero esa libertad nos esclaviza al pecado y a las cosas de este mundo. La Verdadera Libertad, la que viene a través de nuestro Señor Jesucristo (Juan 8:34-36), nos liberta del pecado, de las presiones, de toda clase de miedos (al pasado, al presente, al futuro, a la muerte, etc.), nos liberta de las angustias y zozobras de este mundo, ¡en Cristo y sólo en Cristo encontramos PLENA Y VERDADERA LIBERTAD!

Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí [detrás de mí], no es digno de mí.

39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

39 El que antepone a todo su propia vida, la perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará.

La expresión “el que no toma su cruz y sigue en pos de mi” del versículo 38, se ha interpretado erróneamente como el sufrimiento y congojas que como cristianos "debemos soportar", este no es de ninguna forma su significado. Veamos la cruz que cargó Jesucristo para entender más esta expresión en particular:

Juan 19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. 17 Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; 19:18 y allí le crucificaron…

Las siguientes Escrituras dicen que fue Simón de Cirene quien cargó la cruz:

Marcos 15:21: Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.

Lucas 23:26: Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.

Jesús había sido te tal forma torturado tan salvajemente, que la evidencia de la misma Palabra de Dios es que “el fue llevado”, fue literalmente arrastrado hasta el lugar donde fue crucificado. Aunque aquí hay una aparente contradicción entre Juan, con Marcos y Lucas, lo que en realidad sucede es que cuando dice en Juan que “él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera”, habla de la culpa y el pecado que cargó sobre sus propios hombros por amor de nosotros. No está hablando del madero en el que fue crucificado, sino de algo mucho más profundo. “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”, ¡esa fue la cruz que nuestro Señor Jesucristo cargó! Esto también se refiere a hacer la voluntad de otro (en este caso, de Dios) por encima de la suya propia. Entonces, regresando a Mateo:

Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

No dice que no debemos amar a nuestros padres o a nuestros hijos, sino que “el que ama más a padre o a hijo más que a mí, no es digno de mí”, está hablando de prioridades. Si Jesucristo no es solo el Salvador de nuestras vidas, sino también nuestro SEÑOR, haremos su voluntad que es la voluntad del Padre, y nuestra prioridad será vivir para seguirlo a él antes que todo y todos en este mundo, incluyéndonos a nosotros mismos.

10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí [detrás de mí], no es digno de mí.

La Palabra de Dios no habla de cargar los sufrimientos del mundo en nuestros hombros. Pero si habla de “hacer la voluntad de otro (de DIOS), por encima de la nuestra”, a eso se refiere nuestro Señor Jesucristo cuando dice “el que no toma su cruz y sigue en pos de mi.

Lucas 6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

Pablo se declaraba a sí mismo un “devoto siervo”, un “dulos” (un esclavo marcado por amor a Su Amo) de Jesucristo (Romanos 1:1), el dejó a un lado toda su posición social, económica y los ventajosos privilegios que tenia de ser un hebreo de hebreos, un fariseo reconocido, ¡y todo eso lo tuvo por basura, para ganar a Cristo, a fin de conocerle y conocer el poder de su resurrección! Cuando le fue revelada La Gracia del Padre manifestada en Jesucristo, tuvo por basura toda su posición y credenciales humanas, ¡y se extendió adelante sólo para seguir a su Señor y Salvador Jesucristo! ¡Puso sus ojos sólo en la meta final!

Mateo 10:39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.

Cuando por la gracia de Dios logramos ver al menos un atisbo de Su gracia y contemplamos el VALOR del sacrificio único y perfecto que Cristo hizo por nosotros. Cuando por experiencia propia somos envueltos en y con el amor del Padre, nuestra reacción natural y lógica es la que tuvo Pablo al considerar todo en este mundo como basura en comparación a seguir a su Señor Jesucristo. No estoy hablando que todos debemos abandonar nuestras casas y posesiones en esta tierra. ¡Pablo recibió ese llamamiento y con gozo lo hizo! ¡Y debió producirle una plenitud gloriosa cada día de su vida! ¡De lo que estoy hablando es de PRIORIDADES! ¡De hallar nuestra verdadera y real VIDA EN CRISTO! ¡Hablo de seguir al SEÑOR DE NUESTRAS VIDAS!

¡LA VIDA que está “escondida” en Cristo es sublimemente más brillante, hermosa y preciosa que cualquier riqueza, posesión y posición en este mundo! “!Mas preciosa es que las piedras preciosas! ¡Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella” (Proverbios. 3:15) ¡Por gracia hemos sido hechos coherederos con Cristo! ¡Hemos sido hechos participes de su rica herencia en los cielos! ¿No es esto glorioso? ¿No es maravilloso? ¿No nos detiene la respiración tanto amor y la bendita gracia de Dios???

No hay mejor tesoro encontrado para aquel que ama sobre todas las cosas a Dios, que “hallar” su VIDA en Cristo perdiendo la suya propia y anteponiendo la voluntad de Dios por encima de la suya. No hay mejor elección. No hay mejor camino que seguir a Cristo, el buen Pastor de las ovejas. Él siempre, por voluntad del Padre, nos guiará a lugares de delicados pastos, donde nos hará descansar.

Mateo 10:38 (MSG) Si tu primera preocupación es centrarte en ti mismo, nunca te encontrarás. Pero si te olvidas, si te abandonas a ti mismo, si dejas de ser prioridad tu mismo y me miras, te centras en mí, te encontrarás a ti mismo y a mí.

Mateo 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

29 Llevad [tomad] mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

En el arado se juntan a dos bueyes por el cuello con un yugo que los sujeta fuertemente, suelen colocarse juntos a un animal viejo y experimentado, con uno joven, así el viejo dirige al joven para que ambos realicen bien el trabajo. Al colocar este yugo sobre ambos animales, se vuelven inseparables, y al joven no le queda más remedio que seguir al viejo y aprender.

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Jesucristo es el único camino para llegar al Padre, y aprender de su ejemplo de mansedumbre y humildad en obediencia, es la lección más grande por aprender para un hijo de Dios. Allí hallaremos descanso para nuestras almas, porque su camino, que es el camino de Dios, es mucho más fácil y ligero, que el camino que buscamos emprender nosotros con todas nuestras limitaciones de entendimiento y de previsión del fututo cercano y eterno.

Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. 

“Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”, y al igual que Pablo, nos es necesario no mirar atrás en el arado. En el oriente, según explica el obispo Pillai, no se considera un buen trabajador aquel que vuelve sus ojos atrás para ver lo que ha hecho. Pablo no volvió atrás ni para ver toda su posición y credenciales, ni tampoco para ver que había llevado a la muerte a muchos cristianos. El simplemente puso su vista en la meta, y esta es la misma exhortación a nosotros en la Palabra de Dios. A poner la mira en las cosas de arriba y a extendernos adelante.

Filipenses 3:13 Hermanos, yo mismo [Pablo] no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,

14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Abraham esperó una ciudad eterna cuyo Arquitecto y constructor es DIOS Todopoderoso. El vivió como extranjero y peregrino en una tierra que compró como posesión propia. El fue prosperado en esta tierra, pero su mirada estaba fija en lo eterno.

Nuestro Señor Jesucristo siguió ese mismo lineamiento. El pudo haber pedido miles de ángeles para que le rescataran de aquel terrible momento que vivió en su tortura y muerte, pero se sometió en obediencia hasta la muerte por el gozo puesto delante de sus ojos. Por el gozo puesto en lo que vendría, en la eternidad para él y para sus hermanos.

Jesús no actuó meramente por obligación y deber, sino por puro amor a su Padre a Quien conoció íntimamente y le amó hasta derramar la última gota de su sangre para obedecerle. ¡Qué ejemplo de amor, humildad, mansedumbre y obediencia tenemos!

…por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, Y SE SENTÓ A LA DIESTRA DEL TRONO DE DIOS.

¡Jesucristo fue hecho el Príncipe de la creación!

Filipenses 2:5 Haya, pues, en vosotros este sentir [esta manera de pensar] que hubo también en Cristo Jesús,

6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

8 y estando en la condición de hombre, SE HUMILLÓ A SÍ MISMO, HACIÉNDOSE OBEDIENTE HASTA LA MUERTE, Y MUERTE DE CRUZ.

9 POR LO CUAL DIOS TAMBIÉN LE EXALTÓ HASTA LO SUMO, Y LE DIO UN NOMBRE QUE ES SOBRE TODO NOMBRE,

2:10 PARA QUE EN EL NOMBRE DE JESÚS SE DOBLE TODA RODILLA DE LOS QUE ESTÁN EN LOS CIELOS, Y EN LA TIERRA, Y DEBAJO DE LA TIERRA;

2:11 Y TODA LENGUA CONFIESE QUE JESUCRISTO ES EL SEÑOR, PARA GLORIA DE DIOS PADRE.

¡Dios es galardonador de los que le buscan y recompensa generosamente a aquellos que le buscan y le obedecen! ¡El primer beneficiado y galardonado con esa obediencia, mansedumbre y humildad fue el propio Jesucristo! Lo mismo ocurre cuando tenemos ese “sentir que hubo en Cristo Jesús”

Proverbios 8:35 Porque el que me halle, HALLARÁ LA VIDA, y ALCANZARÁ EL FAVOR DE JEHOVÁ.

¡Dios te bendiga!

En Su amor,

Claudia Juárez Garbalena 


CONTACTO: mirasoloadios@live.com; o lealabibli@hotmail.com

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