VOLVIÉNDONOS COMO NIÑOS PEQUEÑOS. Por Anthony Barbera
Tomado del blog “Seated In The
Heavenlies” (“Sentado en los lugares celestiales”):
Y (Jesús) dijo: De cierto os
digo, que si no os volvéis
y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos.
Mateo 18:3
No anticipar con certeza lo que
traerá cada nuevo día, es un signo de crecimiento espiritual. Estar seguros en
Él, en que Dios Todopoderoso utilizará nuestros servicios a Su buen parecer, es una sorpresa mas
grade que toda la planificación detallada de los hombres. ¿En realidad podemos
estar seguros de nuestro siguiente paso? La iniciativa mundana nos ha enseñado
que debemos planificar nuestra vida cotidiana minuciosamente, para saber
exactamente lo que vamos a hacer. Supuestamente para conocer el resultado, hoy,
mañana, el momento siguiente. A pesar de todo, realmente no estamos seguros.
Más allá de eso, siempre hay una nueva sorpresa esperándonos en el próximo
horizonte, a veces dulce, otras veces amarga. Ciertamente, nuestros mejores
planes palidecen en comparación con la inspiración de lo alto. Permanecer
ciertos en Dios nos permite descansar en Él y no en nuestras propias
capacidades. Si ponemos nuestra confianza en Él, Él (y no podemos tener duda
alguna en este punto) dirigirá nuestro camino.
El corazón del hombre piensa su camino: Mas Jehová endereza sus
pasos (Proverbios 16:9).
A medida que aprendemos a poner
nuestra confianza momento a momento en Él, actuamos más como un niño confiado.
Imitamos a nuestro Padre. Pablo nos dijo: "Por tanto, sed imitadores de
Dios, como hijos muy amados". Un imitador es diferente que un promotor.
Cuando no somos más que meros promotores y defensores, dejamos de ser
imitadores. Mientras imitamos a Dios exhibimos la naturaleza real de nuestro
espíritu (el fruto del espíritu). Cuando somos promotores nos convertimos
autoritarios y amargados.
Los niños pequeños tienen plena
confianza en su padre, al menos la mayoría lo hacen. Nosotros no somos
perfectos. Cometemos errores. Nuestros pensamientos son a veces incorrectos.
Ciertamente, Él no comete errores, ni
Él lleva cuenta los nuestros. Así pues, si simplemente imitamos Su naturaleza
en vez de estar constantemente tratando de demostrar nuestra valía ante Él, actuamos
como un niño lo hace. El enfoque cambia de hacer, a ser. Estaremos felices de
estar al lado de nuestro Padre, y estaremos llenos de reverencia, respeto y
espontaneidad. Tendremos un fuego por Él. Caminar como un niño, es muchas,
muchas veces no saber de qué manera, cómo, cuándo y a dónde vamos a ir, sólo
sabemos que su espíritu nos llena el corazón con la seguridad y confianza.
¡Podemos confiar en que nuestro Padre
sabe mejor lo que nos conviene!
“Dondequiera que vayas, predica el evangelio, y si es necesario, utiliza
palabras”.
Francisco De Asís
Agradeciendo a Dios por ti!
Anthony Barbera
Articulo original en inglés: