Nuestra vida escondida en Cristo. Por Claudia Juárez Garbalena
Gracia y paz a sus vidas.
La siguiente enseñanza es parte de una clase que estoy preparando titulada
“Delicias a Tu diestra para siempre”, cuyo objetivo es conocer más de cerca el
corazón de nuestro Padre celestial, crecer en una íntima relación con Él,
conocer más a nuestro Señor Jesucristo y conocer nuestra identidad en Cristo. Próximamente
la clase estará disponible para aquellos que deseen tomarla a través de Skype.
Esta es la quinta sesión, y es para mi un gozo compartirla con ustedes. ¡Dios les
bendiga!
Nuestra vida escondida en Cristo
Por Claudia Juárez Garbalena
Muchos cristianos están
totalmente familiarizados con su salvación por gracia para vida eterna. Han
confesado Romanos 10:9 y 10 y saben con certeza que son hijos de Dios por
simiente incorruptible, y que ni todo el infierno puede detener su camino a su
hogar celestial. Esta preciosa verdad es el bendito cimiento de muchos
creyentes cristianos hoy. Nuestra salvación para vida eterna es sanidad y
liberación, certeza para nuestras vidas.
Pero, ¿qué hay de nuestra
vida en esta tierra mientras esperamos ese Gran Día? ¿Con nuestro propio esfuerzo
debemos librar nuestras luchas, moldear nuestro carácter cristiano y salir adelante
de todas nuestras debilidades y flaquezas?
Hay declaraciones en la
Escritura que deben cimbrarnos como creyentes. Juan 10:10 dice:
El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo [Jesucristo] he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
3ª Juan 1:2 dice:
Amado,
yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu
alma.
Juan 14:12 dice:
De
cierto, de cierto os digo: El que en
mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará,
porque yo voy al Padre.
¿Por qué estas palabras
habladas por nuestro SEÑOR Jesucristo se vuelven poco nítidas y tangibles en las
vidas de la mayoría de los cristianos? Leemos en Efesios que somos coherederos
con Cristo, que estamos sentados con él a la diestra de Dios, leemos que
tenemos gran poder y autoridad en Cristo, y una gloriosa esperanza. Y Pablo
oraba por un espíritu de sabiduría y revelación para la iglesia, para que
viéramos con nitidez estas verdades.
¿Por qué muchas veces hay
un gran hueco o espacio entre la “teoría” que vemos en la Palabra, y la Palabra
viva y poderosa que manifestamos en nuestras vidas? ¡Juan 14:12 es verdad! ¡3ª
de Juan 1:2 es verdad! ¡Nuestra
posición en Cristo es REAL y VERDADERA, más real y
verdadera que lo que vemos y tocamos en este mundo! Entonces… ¿qué nos ocurre
como creyentes?
¡Tenemos
una gran falta de entendimiento sobre lo que somos y tenemos EN CRISTO! Hemos
sido instruidos a mirarnos a nosotros mismos. Pensamos que si leemos la Biblia lo
suficiente, que si oramos lo suficiente, si diezmamos debidamente, que si estudiamos
y asistimos a toda clase de servicios, seminarios y cursos, y leemos libros cristianos,
es decir, si hacemos obras, tendremos
esa vida abundante prometida en las Escrituras. Hemos sido enseñados que
manifestaremos esa vida abundante tan solo si tenemos el suficiente empeño y nos
disciplinamos a las cosas de Dios. Todas esas cosas son parte de nuestra vida
cristiana, pero no son un pase a nuestra vida abundante. El justo vive por la
fe, no por obras.
Nuestra real y verdadera vida abundante tiene todo qué ver con el
entendimiento y creencia correcta que lleguemos a tener en nuestras
vidas, y es nuestro deber como creyentes buscar ese conocimiento con
la guía de Dios. Pero, sabes amado hermano, hermana, ¡no son nuestras propias
obras las que nos darán una vida abundante! ¡La gracia de Dios que Él nos
brinda, es SU FAVOR TOTALMENTE INMERECIDO HACÍA NOSOTROS! Es Su
gracia, y no nuestro buen
comportamiento lo que nos abre puertas de bendición.
La religión cristiana de
los llamados “protestantes”, erra al enseñarnos a enfocar todo nuestro esfuerzo
y lucha en nosotros mismos. Eso nos hace tender al orgullo y a la condenación.
Fácilmente pasamos de un extremo al otro. Nos vanagloriamos por lo que hemos
avanzado y logrado en conocimiento y creencia, y nos sentimos tremendamente
condenados y avergonzados cuando nos equivocamos, cuando nos encontramos en
falta, o cuando una adversidad golpea a nuestra puerta, ya que pensamos que
esto viene a nosotros por nuestra falta de creencia o por nuestra indisciplina.
Llevo mas de 31 años como
creyente cristiana, y más de 21 años viví bajo una mezcla de la ley y la
gracia. Fue hasta que Dios en Su bondad me comenzó a mostrar las profundidades
de Su gracia, que mi vida cambió radicalmente. LA GRACIA DE DIOS me ha liberado
de la condenación, de la constante conciencia de pecado, de la vergüenza que
produce la exigencia implacable del legalismo.
¡Entender la gracia de
Dios nos hace verdaderamente libres!
Hoy entiendo que no son mis obras y mi esfuerzo lo que “gana” las bendiciones de Dios. Creer lo que
DIOS YA HA HECHO EN CRISTO por mí sí lo hace.
Por muchos años me hice
esta pregunta: ¿¡por qué los creyentes no vemos fluir esa gracia a raudales en
nuestras vidas si hemos recibido una riquísima herencia en Cristo!? ¡Es
porque tenemos una imagen distorsionada de Dios, y de nosotros mismos!
Queremos merecer y lograr nuestras bendiciones por nosotros mismos, y no comprendemos
que peleamos
desde la victoria y no por la victoria.
La Escritura dice que
DIOS siempre
nos lleva en triunfo en Cristo Jesús, que somos más que vencedores, que
todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, que ninguna cosa terrenal, humana
o diabólica puede separarnos del amor de Dios, que a los que amamos a Dios,
todas las cosas nos ayudan a bien, la Escritura dice que ¡hemos sido redimidos,
santificados y justificados en él! ¡Y seguimos en una lucha como si
todo esto no fuera verdad! ¡Algo nos estamos perdiendo! Llevamos tan incrustada
la religión en nosotros que automáticamente caemos en la autojustificación.
Queremos como Caín, presentarnos a Dios no con la sangre del Cordero, ¡sino con
las obras de nuestras manos! ¡No hermanos! ¡No! El precio por nuestra redención,
justificación y santificación ya ha sido
pagado.
Tú eres justo, es decir
absolutamente digno de presentarte delante de Dios, POR LOS LOGROS Y MÉRITOS DE
CRISTO, no por tus propios logros y esfuerzos. No eres más que vencedor porque
te esfuerces lo suficiente, eres MÁS que vencedor POR MEDIO DE AQUEL QUE TE HA
AMADO.
¡Como creyentes
renacidos, nuestra NUEVA VIDA LITERALMENTE SE ENCUENTRA EN CRISTO, ¡NUESTRA
NUEVA VIDA ES CRISTO! Nuestra identidad espiritual no es que somos “mengano de
tal”, con tal o cual nacionalidad o profesión, edad y sexo, nuestra NUEVA IDENTIDAD ES CRISTO.
La humanidad por siglos
ha anhelado y perseguido la libertad de todo tipo de opresiones. Grandes
movimientos sociales y políticos se han desplegado persiguiendo la libertad de
la desigualdad social o del racismo, por ejemplo. El hombre y la mujer anhelan
ser libres. Quieren librarse de todo yugo que les ata, sin embargo, aunque
grandes injusticias y esclavitudes marcan la vida de este mundo, sólo en Jesucristo tenemos LA LIBERACIÓN
de la más cruel y dura de todas las esclavitudes.
En Romanos 7 Pablo
describe esa esclavitud de la cual hemos sido liberados:
Romanos
7:14 Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al
pecado.
15
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco, eso hago.
¡Como creyentes
entendemos esta lucha de la que Pablo habla! ¡Hemos sentido esta impotencia,
esta frustración, esta miseria! ¡Nos encontramos cayendo una y otra vez justo donde
no queremos caer!
Romanos
7:16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17
De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18
Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el
bien está en mí, pero no el hacerlo.
19
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20
Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21
Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta
ley: que el mal está en mí.
En el mundo natural vemos
leyes establecidas que funcionan indubitablemente como la ley de la gravedad. Si arrojas algo al cielo, si una
manzana cae de un árbol, si se nos cae algo de la mano, indudablemente caerá al
suelo. Esta ley ocurre invariablemente una y otra, y otra vez sin sombra de
variación. Pablo describe aquí que en él mismo encontró una ley: que el mal estaba en él. Continúa
diciendo:
Romanos
7:22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23
pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y
que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24
!!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
El pecado esclaviza al
hombre porque lo lleva incrustado en su naturaleza. El hombre es pecador no a causa
de sus pecados, aunque sí peca, sino a causa de la naturaleza de Adán de la
cual toda la raza humana es descendiente. Adán pecó y heredó a toda la
humanidad esa naturaleza de pecado. El hombre y la mujer viven esclavos del
pecado.
En Romanos 7:24, Pablo
describe la naturaleza de pecado con una figura que encierra una costumbre
romana antigua. Cuando un hombre había asesinado a otro, una de las condenas a
este delito era encadenarlo cara a cara a un cuerpo muerto, a un cadáver, y se
le dejaba morir con la descomposición del cadáver. Así de espeluznantemente
describe Pablo a ese “cuerpo muerto” que representa la naturaleza vieja de Adán
en nosotros.
Romanos
7:25a (PTP) ¡Doy muchas gracias a Dios, porque su gran poder finalmente ha
provisto una salida a través de nuestro Señor Jesús, el Ungido!
¡Nuestro Señor Jesucristo
nos ha librado ya de todas las formas en que necesitábamos ser librados! Como
veremos más adelante, Jesús proclamó nuestra libertad mientras vivió en esta
tierra.
Romanos
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús.
[El resto del versículo,
la mayoría de los estudiosos concuerdan que fue añadido]
2
Porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
3
Porque lo que era imposible para la ley,
por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne;
4
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Romanos
5:15 Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de
aquel uno murieron los muchos, abundaron
mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre,
Jesucristo.
16
Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pecó; porque
ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenación, pero el
don vino a causa de muchas transgresiones para justificación.
17
Pues si por la transgresión de uno solo
reinó la muerte, MUCHO MÁS REINARÁN EN VIDA POR UNO SOLO, JESUCRISTO, LOS QUE
RECIBEN LA ABUNDANCIA DE LA GRACIA Y DEL DON DE LA JUSTICIA.
18
Así que, como por la transgresión de
uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres
la justificación de vida.
19
Porque así como por la desobediencia de
un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por
la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.
La obra de Cristo es
mucho más grande que la transgresión de Adán. Su impacto y permanencia son
eternas. Su obra en nosotros no se puede perder, deteriorar, modificar o
cancelar. ¡Irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios! La obra de
Jesús en nosotros simplemente PERMANECERÁ ETERNAMENTE.
De esta forma proclamó
nuestro Señor Jesucristo nuestra libertad:
Lucas
4:16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17
Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el
lugar donde estaba escrito:
18
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a
los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los
cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los
oprimidos;
19
A predicar el año agradable del Señor.
20
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en
la sinagoga estaban fijos en él.
21
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido
esta Escritura delante de vosotros.
Jesús leyó en la apertura
oficial de su ministerio, una sección del libro de Isaías que justo tocaba leer
ese día en la sinagoga. Los judíos leen porciones de la Escritura cada sábado
en sus sinagogas, ese día, Jesús leyó una profecía escrita cientos de años
antes sobre
sí mismo, y esa profecía se estaba cumpliendo delante de sus compatriotas.
En otra ocasión Jesús
dijo:
Juan
8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos;
32
y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres.
33
Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie.
¿Cómo dices tú: Seréis libres?
34
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado.
35 Y el esclavo no queda en la casa
para siempre; el hijo sí queda para siempre.
36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Los judíos no
comprendieron la magnitud de las palabras de Jesús. Esta verdad está claramente
revelada en los escritos de Pablo. Los judíos dijeron “jamás hemos sido
esclavos de nadie, ¿Cómo dices tú: Seréis libres?”, pero Jesús dijo: “De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado… Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
¿Qué nos liberta del
pecado, del “cuerpo muerto”, de esa ley que nos arrastra a pecar una y otra, y
otra vez? Porque esto no es algo que ocurra automáticamente al renacer del
espíritu de Dios. El libro de Romanos describe la causa de nuestra liberación:
NUESTRA JUSTIFICACIÓN.
Romanos 5:1 Justificados, pues, por
la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
2 por quien también tenemos entrada
por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios.
Muchos
hijos de Dios oran y viven con una mentalidad del Antiguo Pacto. Piensan que
deben ganar el favor de Dios, su posición delante de Dios y sus bendiciones.
Pero la revelación que se le dio a Pablo sobre la nueva posición de los
creyentes en la Era de Gracia, nos dice que somos justificados por la fe, y que estamos en paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo.
Nuestra deuda ha sido totalmente pagada, aun con un sobrepago. ¡Simplemente somos aceptos en el Amado!
Romanos
6:1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia
abunde?
2
En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún
en él?
3
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte?
4
Porque somos [fuimos] sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo,
a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en vida nueva.
5
Porque si fuimos plantados juntamente
con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su
resurrección;
6
sabiendo esto, que nuestro viejo
hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea
destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7
Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8
Y si morimos con Cristo, creemos que
también viviremos con él;
9
sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte
no se enseñorea más de él.
10
Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive,
para Dios vive.
Colosenses
2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
2:14
anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era
contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.
El Obispo K.C. Pillai
maestro de costumbres orientales, describe aquí un orientalismo. A las puertas de
la ciudad eran puestas notificaciones con las deudas de los habitantes, así, un
comerciante podía fácilmente ver el estado financiero de una persona y saber si
hacia tratos de compra venta con él o no. Si alguien pagaba la deuda impagable
de otro, la hoja puesta a las puertas con los nombres de los acreedores era
doblada, eso significaba que la deuda había sido totalmente liquidada. Eso fue
justamente lo que Jesús hizo cuando “anuló el acta de los decretos que había
contra nosotros”, el pagó en el madero con su propia sangre toda deuda que
teníamos. Pagó por todos nuestros pecados: pasados, presentes y futuros porque
su obra en la cruz del calvario está totalmente fuera del tiempo y es eterna.
Romanos
8:11 Así también vosotros consideraos
muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
12
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis
en sus concupiscencias;
13
ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
14
Porque el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
15
¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En
ninguna manera.
16
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos
de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia
para justicia?
17
Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de
corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados;
18
y libertados del pecado, vinisteis a ser
siervos de la justicia.
19
Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad
presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad,
así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la
justicia.
Las epístolas a la
Iglesia escritas por Pablo describen esta gracia de Dios. Tristemente muchas
porciones de la Escritura escritas bajo la era de gracia, se usan para
esclavizar más que para traer libertad. La intención del ministerio de nuestro
Señor Jesucristo es CLARA: ÉL VINO A LIBERARNOS DEL PECADO Y TODAS SUS
CONSECUENCIAS, incluyendo la enfermedad y la muerte. Sin embargo, aun en los
días en que le fue revelado a Pablo el gran misterio de la Iglesia que es que
Cristo moraría en nosotros, gente se volvió a la ley y le hizo una lucha
encarnizada por volver a las obras.
El hombre tiene la
naturaleza de Adán que busca su autojustificación por todas las formas
posibles. Se requiere mansedumbre para reconocer y CREER
que hemos sido librados y justificados POR PURA GRACIA DE DIOS. Al hombre
natural le cuesta mucho recibir y aceptar la simple gracia de Dios.
¡Hemos sido hechos justos
hermanos, hermanas!, esto fue una promesa dada a Abraham miles de años antes de
Jesús y de nuestra existencia. La libertad que hemos recibido en Cristo es
plena, rica y asombrosa, y también nuestra
nueva identidad.
1
Juan 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este
mundo.
¡Con Cristo fuimos juntamente
crucificados, fuimos enterrados, resucitamos, y se nos hizo sentar en los
lugares celestiales con él! Esta es una realidad espiritual de la cual
necesitamos revelación de Dios para entenderla. Jesús no solamente murió por nosotros, sino en vez de nosotros.
El
lugar de castigo que merecíamos fue tomado por él.
Jesús fue el
representante de toda la humanidad para pagar por nuestros pecados y
trasgresiones.
En el madero ocurrió un
intercambio divino. Nuestro pecado por su justicia. Así nosotros llegamos a ser
“justicia de Dios en él”.
Si tu mejor amigo salda
una deuda tuya, ¿es correcto que quieras seguirla pagando porque te de
vergüenza o porque pienses que quizá no está pagada? ¿No sería ofensivo para tu
mejor amigo que quisieras pagar algo que él ya pagó? Nosotros hacemos esto
cuando pensamos que para presentarnos delante de Dios debemos hacer obras de
buen comportamiento o un esfuerzo para ganar Su favor.
Tú no eres acepto delante
de Dios por tus obras, sino por Aquel que te amó y derramó su sangre por ti en
el madero. Tú reinarás en vida cuando recibas la abundancia de la gracia y el
don (el REGALO) de la justicia de
Dios en ti.
La condenación es una de
las armas más letales que el enemigo usa contra el creyente. Un inconverso no
tiene esta lucha constante de conciencia de pecado, simplemente actúa según sus
impulsos y deseos y piensa que mientras actúe sinceramente o disfrute su vida,
todo estará bien. Pero una vez que el creyente renace, se da cuenta de sus
fallas y de sus pecados, y esto llena su vida de constante condenación cuando
no entiende que ha sido hecho justo en Cristo. Recibe la salvación para vida
eterna por gracia, pero aun se siente en necesidad de merecer el favor de Dios.
Tú
no tienes que ganar el favor de Dios porque estás identificado con Cristo en su
muerte y resurrección. Su vida ahora es la tuya, pero para que
esta realidad espiritual sea manifestada en tu vida, debes aceptarla y creerla,
simplemente recibirla de todo corazón. Puedes seguir intentando pagar tu deuda
que ya está saldada, pero eso no dará honra al trabajo finalizado de Jesús en
la cruz. No, Dios no es un mentiroso,
si Él dice que eres justicia de Dios en Cristo, simplemente recibe con
mansedumbre esta verdad.
Hemos visto el valor de
la humildad y de la mansedumbre, y como estas cualidades nos llevan a las
alturas con Dios. Entonces, nos es necesario recibir con mansedumbre nuestra
justificación.
Todavía tienes un caminar
en esta tierra, y si entiendes la gracia de Dios en su plenitud, aborrecerás
cada día más el pecado, huirás automáticamente de él y correrás hacia Dios
siempre en tus luchas. Tu nueva vida e identidad comenzarán a fluir de ti, y
eso te hará más y más como Cristo es: amoroso, paciente, amante de la verdad,
sabio, fuerte, gentil y poderoso: acero y terciopelo. Su naturaleza se revelará
a ti más y más, y se manifestará de forma fluida y natural.
¡Esto no ocurre por tu
esfuerzo humano! ¡El esfuerzo humano solo te hará intentar ser como Cristo,
pero no ser como él es! Si tu educas a un perro para que se siente en la mesa y
coma del plato y se comporte debidamente como una persona, ¿eso cambiará su
naturaleza de perro? ¡No! su naturaleza la lleva en él y puedes vestirlo con
ropa de ser humano, y sentarlo a la mesa, pero eso jamás lo hará un ser humano.
Tu vieja naturaleza arruinada es como ese perro, incapaz de ser otra cosa que
un pecador. SOLO EN CRISTO ESTÁ LA LIBERACIÓN AL PECADO Y A LAS CONSECUENCIAS
DEL PECADO. Tu nueva vida te hace MAS QUE VENCEDOR y no tu concentración o
disciplina mental. Necesitarás de disciplina para cambiar tu vida de
pensamiento, para creer lo que Dios dice que eres y tienes, pero nunca será a
través del viejo hombre que tu vida sea reformada y hecha justa y liberada.
Educar a la vieja naturaleza para que parezca como Cristo es como ese perro
vestido de humano sentado a una mesa, solo intenta ser algo que por naturaleza
no es.
¡Es mucho más simple de
lo que parece! Y solo requiere revelación de Dios entenderlo, es decir, que
Dios mismo te lo muestre a través de Su espíritu en ti. Y siempre debes
recordar que todo lo que le pidas a tu amoroso Padre celestial, Él simplemente
te lo dará.
La Escritura está llena
de tesoros y riquezas asombrosas que muchas veces no se ven a simple vista.
Todo el Antiguo Testamento nos habla de representaciones y tipologías de
nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia. El relato de la liberación de los hijos
de Israel de Egipto es muy poderoso, y retrata la liberación de los hijos de
Dios también: Fue enviado al pueblo de Dios UN SALVADOR que los sacó de la
esclavitud con mano poderosa después de señales, milagros y maravillas hechas
ante la dureza del faraón de Egipto.
De la misma forma, la
humanidad estábamos cautiva a la muerte y al pecado. El faraón de este mundo
nos esclavizaba con un cruel yugo que terminaba siempre en muerte. El Salvador,
nuestro Redentor, vino a rescatarnos de esa cruel servidumbre, y con su mano
poderosa nos hizo atravesar el Mar Rojo con el mar como pared a nuestros
costados, y quedamos asombrados del gran poder y gloria de nuestro Abba Padre,
pero al llegar a nuestra nueva vida del
otro lado, nos quedamos dando vueltas en el desierto, e incluso queremos
volvernos a la cautividad de Egipto muchas veces, representando el mundo, sus
deleites y sus cosas.
Estamos ya frente a la
Tierra Prometida, pero solo damos vueltas en el desierto y la contemplamos de
lejos aun sabiendo que está disponible. Sabemos que hay ahí una rica herencia
para nosotros, sabemos que es una tierra donde fluye la leche y la miel,
sabemos que nos pertenece ese territorio, pero nos quedamos pasmados en el
desierto. ¡Necesitamos de la valentía de Josué y del denuedo de Caleb para
tomar posesión de nuestra herencia! Y en realidad, solo con el liderazgo de
Cristo podemos tomar posesión de ella. Solo el espíritu nos da la revelación, y
la fuerza necesaria para tomar nuestra Tierra Prometida.
Algunos de nosotros ya hemos
estado mucho tiempo de pie frente a ella sin saber siquiera como entrar. Hoy
es tiempo de tomar nuestra herencia, de conquistarla con nuestra fe. No es a
través de obras que pisaremos ese lugar donde fluye la leche y la miel, sino
con denuedo
y creencia.
Caleb dijo a Josué en una
hermosa conversación:
Josué
14:10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y
cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando
Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y
cinco años.
11
Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza
entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar.
12
Dame, pues, ahora este monte, del cual
habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están
allí, y que hay ciudades grandes y
fortificadas… Jehová estará conmigo,
y los echaré, como Jehová ha dicho.
Josué y Caleb tuvieron la
paciencia para esperar el tiempo en que la Palabra de Dios revelada a ellos se
cumpliera, y ocurrió. Nuestro Salvador ya vino y proclamó y ejecutó nuestra
liberación cuando dijo “Consumado es”. Hemos recibido el espíritu de Dios en
nosotros, ¡Cristo en nosotros la esperanza de gloria! ¡Eso es un tremendo PODER
potencial según Hechos 1:8!
Tenemos la habilidad, la capacidad
y la fuerza en Cristo para tomar nuestra herencia. Nuestra creencia correcta
y nuestra
fe nos harán conquistar esos territorios altos y ser poderosamente
bendecidos, nos hará ser bendición para otros, y lo mas importante, daremos
gloria a nuestro a nuestro Todopoderoso Abba Padre y a nuestro glorioso Señor
Jesucristo.
¡Pide revelación, luz y
guía para tomar por posesión tu herencia hoy! ¡Tú eres justicia de Dios en
Cristo! ¡Esto te habilita, te capacita y te da el poder para tomar tu heredad
hoy!
increíble clase, con principios ""básicos"" que debemos adherirnos para ser parte activa del C A M I N O. NUNCA está de más REPASAR, re leer esto, todas las veces que sean necesarias, encontré varias cosas que no sabía o estaban olvidadas. He sido testigo como la Sagrada Escritura se moviliza (theopneustos) , nunca perseverar en doctrina es en vano
ResponderEliminarhola hermana , como puedo conectarme con vosotros en skipe , soy de España , espero tu respuesta con el amor de Cristo
ResponderEliminar@ischuo Bendiciones hermano! Saludos! Shalom!
ResponderEliminar@CRISTOBAL CAPOTE Dios te bendiga hermano! La clase estará lista en unas semanas, la estoy trabajando. Tengo una reunión en Skype los domingos, 11:00pm hora de España, puedes enviarme un mensaje privado por Facebook hermano, bendiciones!!
ResponderEliminarHola mi hermanita ! Dios te bendiga en el nombre de CristoJesus... donde puedo ubicar las enseñanzas sobre el tema anteriores a esta ?? Es decir, desde la 1era a 4ta ?? Estoy pendiente !! Un fuerte abrazo shalom!
ResponderEliminarDios te bendiga hermano, o hermana, como especifico al principio, esta enseñanza es parte de una clase que aún no termino de preparar. Cuando esté lista la haré disponible muy posiblemente a través de Skype o Zoom. La anunciaré a través de Facebook o YouTube. Bendiciones!
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