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No te sobrevendrá mal. De Joseph Prince

 

Salmos 91:9-10 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada.

Cuando era estudiante, acepté un trabajo a tiempo parcial en una fábrica que manufacturaba refrigeradores. Como cualquier adolescente, solo quería ganar algo de dinero extra. No era un trabajo complicado. Yo era parte de una línea de ensamblaje y todo lo que tenía que hacer era usar un taladro eléctrico para hacer una abertura y sujetar un condensador de manera segura en la parte posterior de cada refrigerador. Estaba zumbando con el taladro eléctrico todo el día, ganándome el sustento.

En ese tiempo, tenía el hábito de llevar conmigo un pequeño cuaderno. Era mi librillo de versículos para memorizar de la Biblia, y lo leía y confesaba la Palabra de Dios 3 veces al día. Durante ese período, había un versículo en particular en el Salmo 91 que confesaba todos los días: “No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada” (Sal. 91:10). Era mi confesión diaria por la mañana antes de irme al trabajo, y durante mis descansos, mis compañeros de trabajo me veían sentado en algún rincón, confesando este versículo. Fue una revelación muy poderosa para mí, y realmente quería que Su Palabra, y en particular que esta verdad de la protección de Dios, cayera en mi corazón.

Un día, mientras armaba un refrigerador, perdí el control del taladro eléctrico. De alguna manera se me escapó de las manos y el taladro fue directo hacia mi estómago. Todo sucedió muy rápido. El taladro eléctrico, que giraba con toda su fuerza, golpeó mi estómago… y simplemente rebotó. Algunos de los trabajadores que vieron lo sucedido corrieron, preocupados por mí. ¡Fue entonces cuando me di cuenta de que estaba completamente ileso!

Lo único que me vino a la mente en ese momento fue la escritura en la que había estado meditando. Ese día, el versículo, “no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada", cobró vida para mí. Doy gracias por la protección divina del Señor sobre mi vida cuando era adolescente. ¿No simplemente amas a nuestro maravilloso y hermoso Salvador? Mientras meditas y declaras Sus promesas en Su Palabra, creo que también verás Su poder salvador y liberador obrando a tu favor.

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