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Sintoniza con la paz. Capítulo 9 de "Vive la vida dejando ir" de Joseph Prince

https://youtu.be/MfXcoCFmMMc

Una gran multitud surge alrededor de un Hombre. Con sus rostros difuminados, sus voces levantándose con curiosidad y demanda, la multitud lo presionaba. Clamando por Su atención, todos se esforzaban por mirar más de cerca. Habían oído hablar de cómo Él tenía el poder para sanar enfermedades y arrojar demonios, y ahora era su oportunidad de verlo. Ocasionalmente, los gritos de “¡allí está!” se levantaban por encima de la cacofonía y el sonido de las voces que gritaban Su nombre irrumpiendo la escena caótica. De vez en cuando lo vislumbraban y luego era tragado nuevamente por los cuerpos marcados por el sudor que se empujaban unos contra otros para tener la oportunidad de acercarse un poco más.

Entonces la mano frágil de una mujer se extiende. Se acerca a Su persona. Toca el borde de Su manto.

De repente, hay silencio. La multitud sigue presionando, presionando hacia dentro, presionando hacia adelante, presionando en contra él. Pero por un momento, todos los demás sonidos se suspenden cuando Él se da la vuelta y pregunta: “¿Quién tocó mis vestidos?”

Así, el sonido vuelve una vez más, las numerosas voces se elevan con impaciencia y excitación, hasta que uno de sus discípulos finalmente le dice con una incredulidad sin disimulo: “Ves que la multitud te aprieta, y dices: '¿Quién me ha tocado?'”

Ya sabes lo que pasó después. La mujer se dio cuenta de que había sido sanada milagrosamente en el instante en que ella tocó Su ropa. Ella había tenido un flujo de sangre durante doce años y había sufrido muchas cosas de muchos médicos. Nada de lo que había intentado hacer para ser curada había funcionado y ella había quedado en bancarrota intentando una y otra vez obtener su sanidad. Pero cuando ella escuchó acerca de Jesús, se dijo a sí misma: “Si tan solo pudiera tocar Su manto, seré sana”. Y así, aunque ella sabía que era considerada “impura” debido a su flujo de sangre y que podría ser apedreada si la gente lo supiera, aun así se abrió paso entre la multitud y se acercó a Jesús.

Cuando Jesús se detuvo y miró a la multitud para ver quién lo había tocado, ella sabía que él la estaba buscando a ella. Ella cayó ante Él en adoración y agradecimiento y le dijo toda la verdad.

No tengo dudas de que habrás escuchado muchos mensajes maravillosos predicados basados en esta increíble historia de sanidad en la Biblia (véase Marcos 5:25-34). Cómo el toque de fe de esta mujer se destacó del de las masas que estaban presionando contra nuestro Señor Jesús, tirando, jalando y haciendo todo lo posible para llamar Su atención.

Pero quiero que te enfoques en lo que Jesús le dijo a la mujer. Nuestro Señor Jesús le dijo: “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34). Un día, el Señor me dijo: “Hijo, busca esta frase, ‘ve en paz’ en el griego original”. (Nuestro Nuevo Testamento no fue escrito en español, fue escrito originalmente en griego.) Nunca había pensado en buscar esta frase porque siempre había asumido que “ve en paz” era simplemente una frase de despedida, como “Luego nos vemos” o “que tengas un buen día”.

 

Entra en la paz

¿Sabes lo que encontré cuando estudié la frase? Descubrí que nuestro Señor Jesús no dijo “ve en paz” como dice en nuestra traducción al español, sino “entra en la paz”. En el texto griego original, la palabra utilizada es eis, que significa “dentro”. Si “en” hubiera sido el significado previsto, la palabra griega en habría sido utilizada. Así que lo qué nuestro Señor realmente dijo que era “ve eis eirene” o “entra en la paz”. Él no estaba simplemente dándole una despedida. Le estaba diciendo que entrara en el reino de la paz, de la forma en que puedes entrar en una casa.

Amigo mío, puedes estar atravesando una temporada prolongada de desafíos en que nada de lo que has hecho parece funcionar. La mujer con flujo de sangre había estado sangrando por doce años. Había gastado todo su dinero en médicos, y solo había empeorado. Quizá podrías estar lidiando con una condición crónica y cada cura y método recomendado te ha fallado. Quizá eres padre o madre soltero luchando para llegar a fin de mes y parece que has extenuado toda tu energía y recursos y no tienes nada más que dar. O tal vez has hecho todo lo que puedes por reparar esa relación rota con tu hijo, pero todos tus esfuerzos han sido inútiles y parece que las cosas solo se han puesto peor. Mientras te extiendes al Señor en fe, permitiéndole hacer un milagro en tu situación, Él está invitándote a salir de tu lugar de temor, preocupación y ansiedad, y entrar al reino de la paz. Él te está pidiendo que entres en la paz.

Él te está invitando a salir de tu lugar de miedo y ansiedad y a un reino de paz.

¿Quieres saber más acerca de esta “paz” que la que Señor quiere que entremos? No es una paz ordinaria, sino una paz que Él mismo nos ha dado. Quiero que leas esto por ti mismo:

Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.

¿Sabes cuándo nuestro Señor Jesús pronunció estas palabras?

Durante la Última Cena.

Él sabía que Su muerte era inminente. Y en Sus últimos momentos, la herencia que Jesús eligió dejarnos, el precioso regalo que nos legó, fue la paz. Y no cualquier paz, sino Su paz. Una herencia no se pone en vigencia hasta que hay muerte, y es por eso que nuestro Señor Jesús dio su vida sobre la cruz, para que hoy podamos recibir Su paz como nuestra herencia. ¡Lo que sea que puedas estar pasando en tu vida, oro para que camines en Su paz hoy y no permitas que tu herencia comprada con precio de sangre se desperdicie!

 

Él nos dio su paz

El mundo tiene su versión de “paz” que trata de lograr a través de diferentes medios. Algunas personas toman tranquilizantes y medicamentos para calmar sus ansiedades. Algunas personas visitan los spas, usan aromaterapia o practican yoga. Algunas personas recurren al alcohol para adormecer el estrés que sienten, o incluso recurren a tratamientos de choque en hospitales psiquiátricos cuando parece que no pueden liberarse de los pensamientos opresivos y depresivos que tienen.

Pero, ¿qué sucede cuando se desvanecen los efectos del medicamento o tratamiento? ¿Qué pasa cuando estamos atrapados en un embotellamiento de tráfico con el estruendo de las bocinas de los coches constantemente atacando nuestros sentidos? Amigo mío, nuestra paz no puede depender de la música suave ni de la postura física en la que estamos. Por eso Jesús dijo que la paz que Él da “no es como el mundo la da”. La aromaterapia, las técnicas de relajación y todo eso pueden tener su lugar, pero la paz que Él nos ha dado no se ve afectada por factores. Su paz es una paz robusta y estable, una paz que supera a la comprensión humana, una paz que guarda nuestros corazones y mentes (ver Filipenses 4:7).

La paz que Jesús nos da es una paz que supera la comprensión humana, una paz que guarda nuestros corazones y mentes.

 

¿Te sientes abrumado? Tienes un Ayudador

Echa un vistazo al contexto en el que Jesús dijo que nos ha dado Su paz:

Juan 14:25-27 Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Si te sientes abrumado por las demandas que están puestas en ti, quiero que sepas que nuestro Señor Jesús no nos dejó para que nos las arregláramos por nosotros mismos en este mundo. Él nos dio un “Ayudador”: el Espíritu Santo. Un ayudador es alguien que nos ayuda. De hecho, la palabra griega para “ayudador” aquí es parakletos, significando alguien que está “llamado a estar al lado de alguien” para ayudar. Tienes un Ayudador que te enseñará todas las cosas. Esto significa que en lugar de estar estresado o ansioso, puedes pedirle al Espíritu Santo que te enseñe cómo manejar esa situación.

¿Sabes lo que “todas las cosas” significa? Significa todas las cosas. El Espíritu Santo no solo nos enseña cosas espirituales. Si sólo hiciera eso, entonces ¿dónde podríamos aprender sobre cómo tener un matrimonio exitoso? ¿Dónde aprenderíamos a criar a nuestros hijos? Nos volveríamos al mundo en busca de respuestas, y si bien hay buenos principios que podemos tomar, como creyentes en Cristo, tenemos algo mejor. Dios nos ha dado Su Espíritu Santo, quien nos enseñará todas las cosas.

Puedes pedirle que te enseñe cómo manejar la situación en tu matrimonio. Puedes pedirle que te enseñe cómo manejar tus finanzas o cómo enfrentar tus objetivos de ventas. Puedes pedirle que te enseñe cómo manejar a tu adolescente rebelde. Él te enseñará todas las cosas. Si has recibido a Jesús como tu Señor y Salvador, tienes el Espíritu Santo y Él te enseñará todas las cosas.

La longitud de onda de la paz

¿Quieres saber cómo puedes aprender a ser guiado por el Espíritu Santo? Mira Isaías 55, que nos dice cómo podemos participar de todo lo que nuestro Señor Jesús hizo en la cruz como fue profetizado en Isaías 53.

Se nos ha dicho que “escuchemos atentamente”, que “inclinemos nuestro oído” y que “escuchemos” (ve Isaías 55:2-3). Mientras escuchamos a nuestro Señor a través de leer la Palabra, orando y escuchando sermones sobre su obra finalizada, la Biblia nos dice: “Saldrás con alegría, y con paz seréis vueltos” (Isaías 55:12). Mientras escuchamos Su Palabra en el camino al trabajo, mientras hacemos las tareas del hogar, o mientras damos un paseo por el parque, el gozo y la paz nos guiarán. Seremos guiados fuera de problemas y preocupaciones. Saldremos con gozo y seremos guiados adelante por Su paz en cada área de nuestras vidas.

Muchas veces, el Espíritu Santo, que nos enseña todas las cosas y nos recuerda todas las cosas que el Señor nos ha hablado, nos enseña a través de la presencia o ausencia de paz. He estado en situaciones donde las opciones que se me presentan parecían muy razonables, pero me contuve porque no había paz para seguir adelante con ellas. Por el contrario, también me he encontrado con oportunidades que no parecían tener sentido, pero las tomé porque sentí la paz para hacerlo así.

El Espíritu Santo nos enseña a través de la presencia o ausencia de paz.

Le doy gracias a Dios porque todo ha salido bien en aquellos momentos en los que seguí la dirección de Su paz. Incluso han resultado milagros. Entonces no es difícil seguir a Dios. No tienes que ser un científico espacial o un genio para seguir al Espíritu Santo. Sólo tienes que seguir la presencia o ausencia de paz, como lo que Kenneth, un hermano de mi iglesia, hizo:

Me gustaría dar gloria y alabanza a mi Señor Jesús. Su inmerecida bondad y fidelidad estuvieron conmigo a través de una temporada difícil en mi carrera. Como resultado de varios ejercicios de reducción de personal y nuevas estrategias comerciales implementadas, tuve que trabajar con cuatro gerentes de líneas diferentes en un año, y temía por mi seguridad laboral.

Durante este período, tuve la oportunidad de cambiar de trabajo cuando recibí una referencia para un nuevo puesto en una nueva empresa. En la primera entrevista, me dieron inmediatamente una “oferta verbal” y me invitaron a una reunión de seguimiento. La oferta me atrajo mucho, ya que significaba un aumento de sueldo inmediato y un cambio de entorno. Me di dos semanas para considerar la oferta. Sin embargo, no importa cuánto intentaba convencerme a mí y a mi esposa, había una ausencia de paz en el fondo de mi espíritu para aceptar.

Le pedí al Señor que me diera una respuesta a través de la Biblia y me mostró que la razón principal por la que me encontré con ganas de seguir esa oportunidad se debía en gran medida al beneficio monetario. Poco después, mi esposa y yo nos reunimos con nuestros líderes de la iglesia para cenar y lo que compartieron confirmó más mi falta de paz para aceptar la nueva oferta de trabajo.

Cuando finalmente establecí en mi corazón el quedarme en mi trabajo, comencé a experimentar el favor de mis clientes y las puertas de oportunidades rápidamente se me abrieron. Dios realmente me bendijo en un año de sequía. A través de Su provisión, me convertí en el mejor ejecutante de mi equipo. En un año cuando el número del personal promovido se redujo significativamente en un 60 por ciento, y cuando la mayoría no recibió incrementos y experimentó cortes del 20 por ciento o más en sus bonos, yo recibí un incremento de dos dígitos en mi salario mensual y un pago de bonificación que fue mejor que el de mi año anterior. ¡Toda la gloria sea a nuestro Señor Jesús!

Aunque Kenneth recibió una oferta que era muy atractiva en lo natural, eligió no tomarla debido a la falta de paz. Poco después de su decisión de permanecer en su compañía actual, experimentó un favor sobrenatural y progresos y fue verdaderamente bendecido a pesar de la sequía que otro personal en la compañía estaba experimentando. Además, quién sabe de lo que el Señor lo protegió cuando él eligió escuchar la dirección del Espíritu Santo para no unirse a una nueva empresa. ¡Que siempre seamos sensibles a Su dirección y seamos encontrados en el lugar correcto en el momento correcto!

Sintoniza su longitud de onda

Tal vez te estés preguntando, ¿por qué parece que el Espíritu Santo no les está enseñando a algunos cristianos, que están siendo derrotados en algunas áreas de sus vidas? Es porque el Espíritu Santo enseña en la longitud de onda de la paz. Tal como no puedes escuchar un canal de radio en particular si no está en la longitud de onda correcta, el Espíritu Santo no puede enseñarte si no estás sintonizado con Su paz.

¿Por qué digo esto? Porque justo después de que nuestro Señor nos dijo que el Espíritu Santo nos enseñaría todas las cosas, Él dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Los versículos 26 y 27 están unidos en el mismo contexto y deben ser estudiados juntos. El Espíritu Santo enseña sobre la longitud de onda de la paz. Él te enseña todas las cosas cuando entras en la paz que el Príncipe de Paz te ha dejado a ti, y la forma de entrar en esa paz es evitar que tu corazón se turbe y tenga miedo.

Otro versículo de la Biblia lo establece así: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (Colosenses 3:15, negrillas mías). La palabra griega para “gobierne” aquí es brabeuo, que significa “arbitrar, decidir” o “actuar como árbitro”. En otras palabras, debemos permitir que la paz de Dios gobierne nuestros corazones. Debemos dejar que la paz de Cristo gobierne o decida como un árbitro. En un partido de tenis, un árbitro decide cuándo la pelota está “adentro” o “afuera”. Si el árbitro decide que la pelota está “fuera”, no tiene sentido discutir o tirar nuestras raquetas en protesta. El árbitro tiene la última palabra. Del mismo modo, permitamos a la paz de Cristo reinar o tener la última palabra en nuestros corazones y en todas nuestras decisiones. ¡Amén!

Desafortunadamente, en lugar de permitir que la paz de Dios gobierne sus corazones muchos creyentes están dejando que los titulares de las noticias o sus cuentas bancarias gobiernen sus corazones. Están permitiendo que los informes de sus médicos o los rumores de despidos gobiernen sus corazones. En resumen, están permitiendo que el estrés, el miedo, las preocupaciones y las ansiedades gobiernen sus corazones.

Amado, si eso te describe, oro para que a medida que vas a través de las páginas de este libro, aprendas a sintonizarte con Su paz y liberarte de toda preocupación y ansiedad. Quiero que sepas esto: si eres un hijo de Dios, no tienes que intentar obtener Su paz, es un regalo que el Señor ya te ha dado. Su paz es nuestra porción y nuestra herencia. La misma paz que posee nuestro Señor Jesús te ha sido dada.

Oro para que mientras permites que la paz de Dios gobierne y arbitre tu corazón, experimentes gran libertad y gozo mientras tu corazón deja de estar preocupado y aprendes a apoyarte en la dirección del Espíritu Santo para tomar decisiones sabias de manera descansada.

La misma paz que posee nuestro Señor Jesús te ha sido dado.

 

Entra en la total plenitud

Volvamos a la historia de la mujer con el flujo de sangre, porque hay otra poderosa revelación que quiero compartir contigo. ¿Recuerdas las últimas palabras que Jesús le dijo a la mujer?

Marcos 5:34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

¿Recuerdas lo que te mostré antes? Jesús le dijo a la mujer que entrara en la paz y fuera sanada. Ahora, no olvides que ella ya estaba sanada: “tu fe ha hecho salva”. Entonces, ¿qué significa cuando Jesús le dice de nuevo: “Ve en paz y queda sana de tu azote”?

Si estudias los tiempos griegos para este pasaje, verás que la acción “te ha hecho salva” están en el tiempo perfecto en el griego. Esto significa que la sanidad de la mujer ya se había completado en un momento específico en el pasado, cuando ella tocó el manto de Jesús. Pero las siguientes frases “ve en paz” y “queda sana” están en el tiempo presente en el griego: indican una acción continua. Entonces Jesús en realidad estaba diciendo: “Ya estás sanada. Entra en la paz y permanece en paz, y tu sanidad será permanente”.

Yo estaba tan emocionado cuando el Señor abrió mis ojos a esta poderosa verdad. Me sentí como si estuviera saltando en mi estudio. Él le dio el secreto no sólo para recibir sanidad, ¡sino también para permanecer sanada y caminar en salud divina! Tú puedes confiar en el Señor por sanidad divina cuando tú o tus seres queridos no se encuentran bien, pero ¿sabes que es mejor que la sanidad divina? ¡Es vivir en salud divina! ¡Lo mejor de Dios para nosotros es caminar en Su salud divina y Él nos mostró cómo hacerlo: entrando en Su paz y permaneciendo ahí!

Lo mejor de Dios para nosotros es caminar en Su salud divina a través de entrar en Su paz y permanecer ahí.

Creo que el problema de flujo de sangre de la mujer fue causado por la falta de paz. En nuestro lenguaje moderno, los médicos no te dirán que tu condición es causada por “falta de paz”. Te dirán que es causado por el estrés, ya que el estrés severo puede conducir a muchas afecciones psicosomáticas, como presión arterial alta, síndrome de intestino irritable, depresión y problemas cardíacos. Si la falta de paz había causado la condición de la mujer, la condición volvería. Entonces nuestro Señor le estaba mostrando cómo mantener su sanidad y caminar continuamente en salud divina. De la misma manera, oro para que mientras sintonizas con Su paz, tú también experimentes un milagro de sanidad sobrenatural y continúes caminando en salud divina.


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