Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

PERMANECE QUIETO. Capítulo 13 del libro "Vive una vida dejando ir" de Joseph Prince

https://youtu.be/p1pUDOPqGVY

El capítulo doce de Éxodo cuenta la historia de cómo, después de más de cuatrocientos años en Egipto, los hijos de Israel fueron finalmente liberados en la noche de Pascua. Faraón se había negado obstinadamente a liberar al pueblo de Dios de la esclavitud a pesar de las repetidas advertencias. Pero en la décima y última plaga, cada hijo primogénito en la tierra de Egipto fue muerto, y esa misma noche, Faraón ordenó a Moisés que saliera de Egipto con los israelitas.

Pero cuando faraón recibió la noticia que todos los israelitas realmente se habían ido de Egipto, su corazón se endureció y lamentó haber liberado a los israelitas de la esclavitud. Movilizó todos sus carros, jinetes y tropas, y fue tras los israelitas que huían, empeñado en mostrarles quiénes eran sus amos.

¿Te imaginas cómo debieron haberse sentido los hijos de Israel? Apenas habían saboreado la libertad y ahora los antiguos amos que los esclavizaron los perseguían con toda la fuerza del ejército de faraón. Probablemente recordaron los constantes azotes y castigos brutales que habían sufrido durante años al ver los carros de guerra y las tropas rugían cada vez más cerca, acercándose para matarlos. Cuando estaban en este punto en su viaje, no había escapatoria. Detrás de ellos, el ejército despiadado estaba a punto de atacar, y tendido frente a ellos una tumba acuosa, era el Mar Rojo. Parecía que estaban condenados.

Aterrorizados, clamaron al Señor y se quejaron con Moisés: “¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios?  Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto” (Éxodo 14:11-12).

Cuando Moisés fue confrontado por las tropas enemigas con la intención de vengarse de los Israelitas, habrías esperado que él guiara al pueblo a tomar las armas que tenían para poder defender a sus familias. Sin embargo, mira qué sucedió:

Éxodo 14:13-14 (negrillas mías) Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

Los hijos de Israel se quedaron quietos. Y la columna de nube que los había conducido al desierto se movió detrás de ellos y se interpuso entre ellos y el ejército egipcio. Como tal, los enemigos de Israel no pudieron acercarse a ellos en toda la noche. Pero Dios no solo detuvo a los enemigos de Israel. El intimidante mar que había bloqueado su camino se partió en dos cuando Dios abrió el Mar Rojo para Su pueblo.

Qué espectáculo debió haber sido ver las aguas del mar dividiéndose y ser retenidas como paredes a cada lado para que los israelitas caminaran “en medio del mar en tierra seca” (Éxodo 14:22). Sin embargo, una vez que se levantó el pilar de nube, los enemigos de Israel determinaron ir detrás de los israelitas y continuar su feroz persecución. Todos los caballos, carros y jinetes de faraón fueron tras los Israelitas en el camino seco que se había abierto en el Mar Rojo. Algunos de los israelitas pudieron voltear y ver al formidable ejército que los seguía de cerca y desesperarse. Pero no necesitaban hacerlo, porque Dios estaba firmemente en control.

La Biblia nos dice cómo Dios puso al ejército egipcio en un estado de confusión e hizo que sus carros fueran difíciles de manejar. Los egipcios mismos reconocieron que el Señor estaba luchando por los israelitas (ver Éxodo 14:24-25). Finalmente, cuando todos y cada uno de los israelitas cruzaron al otro lado del mar, el mismo mar que se había dividido para ellos cubrió al gran ejército de Egipto que los seguía y lo destruyó. Ni siquiera uno de los enemigos que los israelitas habían temido tanto solo unas horas antes, sobrevivió.

Tu Dios pelea por ti

Amigo mío, quizá el Señor te había rescatado de una situación, pero ahora te encuentras atrapado en otra dificultad que hace que tu situación anterior se vea fácil. Quizá estés en una situación en la que parezca que has quedado atrapado y no hay salida. Tal vez tomaste algunas malas decisiones y ahora parece que no puedes libérate de ellas. Puede ser que estés en una atadura financiera, y todas las opciones que has explorado parezcan conducir a callejones sin salida. O tal vez has sido empujado a una esquina, y cualquier decisión que tomes en un área probablemente tendrá un efecto perjudicial en otra área. Si es así, quiero que sepas que la situación no ha terminado. Dios todavía puede cambiar las cosas para ti, tal como lo hizo para los hijos de Israel.

No tienes que temer a los problemas en tu mañana porque tienes un Dios que va delante de ti para guiarte y despejarte el camino. No tienes que temer a los ataques que vienen detrás de ti porque el Dios de Israel también es tu retaguardia (ver Isaías 52:12).

Incluso si parece que hay enemigos y desafíos por venir contra ti desde todas direcciones, no tienes que temer. El Señor puede preparar una mesa delante de ti en presencia de tus enemigos (mira Salmos 23:5). El Mar Rojo no desapareció, así como tus problemas no simplemente se desvanecerán. Pero incluso si te enfrentas con un mar de problemas, el Señor puede abrir ese mar para ti. ¡Tu parte es quedarte quieto y ver la salvación del Señor!

No tienes que temer a los problemas de tu mañana porque tienes un Dios que va delante de ti para guiarte y despejarte el camino.

La palabra hebrea para salvación es Yeshua. Entonces, en Éxodo 14:13, la Biblia está diciendo quedarte quieto y ve a Jesús. Fija tus ojos en Él y no en tus desafíos. Deja que tu mente se establezca en Su bondad y fidelidad. Consigue sermones que revelen a Jesús. Escúchalos día y noche, porque sólo contemplando a Jesús, las aguas se partirán delante de ti. Solo con contemplar a Jesús, saldrás de tu Egipto.

La gente del mundo exclama: “¡No te quedes ahí parado, haz algo!” Cuando ellos se quedan quietos, nada pasa. Pero tú no eres del mundo. Tú eres un creyente en nuestro Señor Jesús, quien ha dado su vida por ti. Cuando te quedas quieto en Él, poniendo tu confianza en Él, ¡Él pelea tus batallas por ti! Incluso cuando parece que no hay un camino para un avance en tu negocio, tus finanzas, tu salud, tu matrimonio o en tu vida como padre, no permitas que tu corazón se turbe.

Los hijos de Israel se adentraron en medio del mar en tierra seca. Yo estoy creyendo contigo para que se abra la tierra seca en medio de cualquier situación aparentemente imposible en la que puedas estar. Estoy creyendo contigo para que el Señor mismo peleé por ti. ¡Estoy creyendo contigo porque ese ejército de problemas que piensas que te va a destruir sea completa e irrevocablemente destruido en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesús!

De esto se trata la vida de dejar ir. De quedarse quieto y permitirle a Él pelear tus batallas. Se trata de dejar ir y permitir que Su abundante provisión fluya. Nuestra preocupación no puede añadir ni siquiera un codo a nuestra estatura, pero nuestro confiar en Él puede resultar en milagros. No estoy diciendo que debas acurrucarte en la cama todo el día y no hacer nada. En medio de tu tribulación, quédate quieto interiormente y ve al Señor pelear por ti.

La preocupación no puede agregar ni siquiera un codo a nuestra estatura, pero confiar en Él puede resultar en milagros

Sé que esto va en contra de todo lo que está en nuestra naturaleza humana, pero eso es precisamente por qué estoy escribiendo este libro: ¡La vida de dejar ir va contra la corriente de la naturaleza humana! Nuestra naturaleza humana es responder, luchar, discutir y estar en un estado de estrés, agitación e inquietud. Pero los caminos de Dios son mejores. Sus caminos son caminos de paz-shalom y quietud, ¡y oro para que comiences a caminar en ese shalom hoy!

 

Las bendiciones de Dios son prácticas

El Señor es tan práctico en la forma en que Él provee para nosotros. Mira cómo proveyó para los hijos de Israel en medio del árido desierto. Cuando tuvieron hambre Él envió tantas codornices que cubrieron el campamento. Él también envió maná del cielo para alimentarlos (ver Éxodo 16:13-15). En otra ocasión, cuando tenían sed, le dijo a Moisés que golpeara una roca con su vara y salió agua para que la gente la bebiera (ver Éxodo 17:6).

Dios no envió oro o piedras preciosas cuando los israelitas tenían hambre y estaban sedientos. Él salió a su encuentro en su punto de necesidad, entonces puedes confiar en Él hoy para que Él provea prácticamente para tus necesidades. Si tú estás confiando en Él por una mejor clientela o para que te guíe a más negocios, Él puede hacer que sobrenaturalmente se abran puertas de oportunidad para ti. Si un particular flujo de ingresos se ha secado, o quizá necesites creatividad e ideas que fluyan para ese próximo proyecto o campaña comercial, el Señor puede causar que lo que tú necesites fluya de fuentes inesperadas. Pon tu confianza en Él, y Él va a proveer mucho más abundantemente de todo lo que pidas o pienses (ver Efesios 3:20)!

Pon tu confianza en Él, y Él proveerá mucho más abundantemente de todo lo que le pidas o pienses.

Confía en el Señor, no en tus esfuerzos

Pero hay otra verdad que quiero resaltar aquí. Solo imagina si los israelitas hubieran tratado de buscar su propia comida. ¿Cuántas codornices crees que habrían atrapado en el desierto? Del mismo modo, ¿cuánta agua piensas que Moisés podría haber obtenido si hubiera andado por ahí tratando de sacar agua de las rocas todo el día?

Lo que quiero que veas es esto: Mientras que es importante que hagamos nuestro mejor esfuerzo y seamos excelentes en todo lo que ponemos nuestras manos, nuestra confianza y dependencia tienen que estar en el Señor, y no en nuestro arduo trabajo y esfuerzo. Nuestras bendiciones no dependen de la economía, del estado del mercado inmobiliario o del mercado de valores. Dios puede bendecirnos en medio de nuestro desierto y Él puede bendecirnos en presencia de nuestros enemigos. Pero si nuestra dependencia está en nosotros mismos y no en Él, ¡podemos golpear o exprimir rocas todo lo que queramos y lo único que fluirá es nuestra propia sangre!

Si bien es importante hacer nuestro mejor esfuerzo y ser excelentes en todo lo que hacemos, nuestra confianza debe estar en El Señor.

No sudarás

Déjame mostrarte algo interesante acerca de las instrucciones de Dios a Sus sacerdotes en el Antiguo Testamento:

Ezequiel 44:17-18 Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa. Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga sudar.

A los sacerdotes no se les permitía ceñirse con nada que causara sudor. En este momento, déjame declararte, ¡que no sudarás! Si hay un área en tu vida donde no ves la manifestación de las promesas de Dios, ¿puedo decirte que es porque estás “sudando” y preocupándote en esa área? Dios quiere que Sus sacerdotes usen turbantes de lino porque Él no quiere que nuestras cabezas suden con inquietudes y preocupaciones. Deja de preocuparte. Él alimenta incluso a las aves del cielo y viste los lirios del campo. Él cuidará de ti. Puedes descansar tu mente y dejar de permitir que la ansiedad dicte cómo vives tu vida. Deja de aferrarte a todas tus preocupaciones con tanta fuerza, ¡y ​​déjalas ir a las manos amorosas de tu Salvador!

Cada vez que el enemigo viene a ti y te demanda: “¿Qué vas a hacer al respecto?” ¿Sabes cómo debes responder? Cuando el acusador de los hermanos exige saber qué vas a hacer sobre esa situación en la iglesia, o ese conflicto en el trabajo, o con los problemas de comportamiento de tu hijo, dile esto: “¡No voy a preocuparme por esto! Mi Señor Jesús se va a encargar de esto”. ¿Amén?

Una vez más, permíteme clarificar que estoy hablando de un descanso interno. Yo predico múltiples servicios cada semana. A veces, cuando hablo en conferencias, tengo que predicar varias sesiones en diferentes lugares el mismo día. Si pongo la demanda en mí mismo, estaría completamente agotado en poco tiempo. Pero he aprendido a descansar y a permitir que el Maestro se haga cargo. A veces, mientras dirijo a la iglesia antes de predicar, le digo al Señor: “Señor Jesús, hoy eres mi orador invitado. ¡No puedo esperar a escuchar lo que tienes que decir a la gente!” Honestamente (y por favor debes saber que no digo esto con orgullo), hay momentos en que tengo ganas de tomar notas sobre lo que estoy predicando porque sé que no hay forma de que se me ocurran esas revelaciones: ¡Él se hace cargo mientras yo descanso! Eso hace el ministerio muy divertido: No depende de mí ¡Todo depende de Jesús!

Redimido de sudor

¿Sabes cuál es la primer área de la que nos redimió nuestro Señor Jesús? Antes de que Él nos redimiera del pecado en la cruz, antes de que fuera al lugar de flagelación y cargara nuestras enfermedades, incluso antes de ser arrestado, primero derramó Su sangre por nosotros en el huerto de Getsemaní.

El evangelio de Lucas registra lo que sucedió: “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Los médicos nos dicen que es posible que los vasos sanguíneos capilares que alimentan las glándulas sudoríparas se rompan cuando uno está en condiciones de estrés físico o emocional extremo, causando que exuden sangre. Esta condición es conocida como hematidrosis.

Creo que el primer lugar de donde nuestro Señor Jesús derramó sangre fue en su frente. Ahora, ¿por qué es esto significativo? Porque lo que trajo el primer Adán en el primer huerto tuvo que ser terminado en otro huerto por el postrer Adán. Cuando Adán cayó, Dios le dijo: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan” (Génesis 3:19). ¡Entonces el que Jesús sudara grandes gotas de sangre de su frente significa que hemos sido redimidos del estrés en nuestras mentes! ¡Aleluya! ¡Somos redimidos del estrés, de la ansiedad y de todo pensamiento opresivo y mentira paralizante que atormenta nuestras mentes!

En hebreo, la palabra para sudar es ze'ah. La palabra raíz de ze'ah es zuwa', que significa “temblar, estremecerse, convulsionarse, estar aterrorizado” o “agitado (como con miedo)” o “afligido, impaciente”. En otras palabras, el sudor implica agitación y estar enfadado. Incluso si no estas temblando físicamente, podrías estar temblando en tu mente. Podrías estar acostado despierto por la noche, molesto y preocupado por el futuro y preguntándose, ¿y qué pasa si…? Esto es sudar en tus pensamientos y esta es la primera área de la cual Jesús nos ha redimido con Su sudor mezclado con sangre cayendo de Su frente.

Hay una cualidad redentora en la sangre de Cristo. El momento en que el sudor del Hijo de Dios se mezcló con su sangre, nos redimió a todos de la maldición de sudar. No me estoy refiriendo al sudor físico. Estoy hablando de un trabajo que está lleno de estrés y problemas pero sin resultados. Estoy hablando de trabajar duro y luchar. ¡Nosotros podemos trabajar pero estando relajados! Deja que el mundo sude. Deja que el mundo se una a la carrera desenfrenada y extenuante por competir. Tú puedes trabajar sin estrés y disfrutar de tu Salvador. ¡No sudes con afán!

Podemos trabajar pero estar relajados. Podemos trabajar sin estrés y disfrutar de nuestro Salvador.

La Biblia también dice que Su sangre cayó a tierra. Leemos en el libro de Génesis que la tierra en el jardín del Edén estaba maldita (ver Génesis 3:17). Pero cuando la sangre que redime cayó a la tierra en otro huerto (Getsemaní), la tierra fue redimida de la maldición para aquellos que creen en Él, por lo tanto, ¡la tierra que pisas es tierra redimida, tierra bendita, tierra de gracia!

Una palabra para aquellos que están creyendo a Dios por un hijo

Si estas creyendo a Dios por un hijo, quiero compartir esto contigo: Cuando el Señor visitó a Abraham y a Sara, y le dijo a Abraham: “¡Volveré a ti por esta época el próximo año, y tu esposa, Sara, tendrá un hijo!” (Génesis 18:10 NLT). Sara estaba espiando desde la puerta de la tienda y se rio dentro de sí misma, diciendo: “¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?”  (Génesis 18:12, negrillas mías).

El Señor dijo que Sara tendría un bebé. Ella debió decirse a sí misma, “¿Voy a tener un bebé a esta edad?” Pero ella no dijo eso. Ella dijo: “¿Tendré deleite?” Verás, ella ya no estaba mas preocupada por tener un bebé. Ella estaba más interesada en el proceso. Durante años, Abraham y Sara intentaron tener un bebé, pero no hubo resultado. Sin embargo, cuando Sara ya no estaba enfocada en producir y estaba más interesada en tener deleite con su esposo, su gran avance vino.

Un reconocido ginecólogo que asiste a mi iglesia en Singapur compartió conmigo como muchas parejas que están tratando de concebir terminan haciendo que el matrimonio se vuelva laborioso y estresante. Estas parejas monitorean sus “períodos fértiles” tan de cerca que se ponen bajo mucha presión. Algo que fue dado por Dios para ser precioso, íntimo y hermoso se convierte en un laborioso “sudor”, y a menudo no hay resultados.

Pero muchas veces, cuando estas parejas dejan de estar estresadas por concebir un hijo y se olvidan de examinar los ciclos mensuales, por ejemplo, cuando van a unas vacaciones y disfrutar de la compañía el uno del otro sin el estrés de producir un bebé, ¡regresan y descubren que han concebido!

Bendecida con un bebé

Permítanme compartir con ustedes este precioso informe de alabanza que Felicia, de Canadá, me envió:

Después de tres años de matrimonio, mi esposo y yo comenzamos a creer a Dios por un bebé. En nuestro cuarto año, descubrimos que estaba embarazada. Sin embargo, yo sufrí un aborto espontáneo y quedé devastada.

Amigos a mi alrededor estaban teniendo hijos y el enemigo ponía pensamientos negativos en mi mente: ¿alguna vez será mi turno? Solo olvídate de tener un hijo, no está en mi destino. ¿Cómo podría el Dios que adoro hacerme esto a mí? Estos pensamientos corrían en circulo en mi mente, y yo me desgarraba.

Un día, leí la inspiración diaria de Gracia del pastor Prince para el día y aprendí esta frase: Yo no puedo, pero Dios puede. Esto me ayudó a dirigir mis preocupaciones, ansiedades y miedos a Aquel que podría hacer algo acerca de mi situación.

Cada vez que llegaban pensamientos negativos, yo decía: Yo no puedo, oh Señor, solamente Tú puedes. Ayúdame a tener hijos para tu gloria”. Después de eso, el buen Señor me ayudó a superar mi siguiente embarazo y a tener el parto exitoso de un bendecido bebé varón.

¡Estoy agradecida con Dios y por cómo la Inspiración Diaria de Gracia para cada día me inspira, alienta y fortalece cada vez que paso por un desafío!

 

Amado, sé que puede ser algo muy desalentador si has estado intentando tener un bebé por un tiempo. Quizá hayas probado todos los métodos que conoces, pero tu situación aún no ha cambiado. Felicia compartió que dirigió sus preocupaciones, ansiedades, y temores a Aquel que podría hacer algo con su situación. ¿Puedo alentarte que hagas lo mismo que hizo Felicia? ¿Puedo alentarte a que te quedes quieto y veas la salvación del Señor?

En lugar de estar estresado por tu situación, medita en cómo la preciosa sangre de Cristo te ha redimido del estrés. Deja ir tus preocupaciones y ansiedades al Señor. El Señor te ama. No tienes que luchar, ¡tienes un Dios que pelea por ti! Incluso si algo devastador te ha sucedido en el pasado como pasó con Felicia, no dejes que tu miedo te impida confiar en el Señor. No permitas que tu pasado te paralice de entrar en Sus promesas para ti hoy. El Señor te dice:

Isaías 43:18-19 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?  Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.

No permitas que tu pasado te paralice de entrar en Sus promesas para ti hoy.

Lo que sea que haya sucedido en el pasado, cualquier dolor o desilusión que hayas experimentado, oro para que Él te dé la gracia de olvidar las cosas pasadas porque Él se está preparando para hacer algo nuevo en tu vida.

Tal vez no es un bebé físico por el que has estado creyendo, pero tienes un sueño que estás esperando que suceda: Tener su propio automóvil, un compañero de vida, el comienzo de algo, un ministerio que Dios ha puesto en tu corazón. Lo que sea por lo que estés confiando en Dios, quédate quieto y mantén tus ojos en el Señor Jesús. Y no esperes hasta que veas la manifestación de Su promesa para regocijarte. “¡Canta, oh estéril!”, declara la Biblia (Isaías 54:1). Descansa y regocíjate en Su obra finalizada, incluso cuando las cuentas estén todavía mirándote a la cara, incluso cuando todavía ves ese informe negativo. ¡Estalla cantando y alabando a Dios aun cuando aún no hayas visto los resultados deseados todavía! Y entonces prepárate para tu milagro. Dios está por hacer caminos en el desierto y traer ríos en la soledad para ti. ¡Él hará un camino donde parece no hay camino!


Comentarios

  1. Simplemente Gracias amado Dios por tamaño e inconmensurable amor, y gracias amado Sr Jesús por tamaña entrega! No es que lo haya alcanzado ya, pero me extiendo aL supremo llamamiento con la certeza de que sus promesas son en el SÍ y en el AMÉN

    ResponderEliminar

Publicar un comentario