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Habla tu autoridad. De Joseph Prince

1 Juan 4:4 (AMPC) El que vive en ti es más grande (más poderoso) que el que está en el mundo.

Mucha gente piensa que Dios tiene el control total sobre el mundo de hoy y por eso le echan la culpa por los desastres, accidentes trágicos y enfermedades. Algunas personas se vuelven ateas porque dicen que no pueden adorar a un Dios caprichoso que permite que los niños sufran enfermedades terminales.

Lamentablemente, lo que no entienden es que hay un diablo que es muy real, activo y destructivo en este mundo. Dios no es el autor de calamidades y enfermedades.

¡Nuestro Señor Jesús vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia! Pero el diablo es un ladrón. Viene a hurtar, matar y destruir (Juan 10:10).

El mundo en el que vivimos hoy es un mundo caído.  Dios le dio a Adán y Eva el dominio sobre este mundo, pero en el momento en el que Adán y Eva mordieron el fruto prohibido, el pecado y la muerte lo corrompieron.

Adán y Eva cedieron el control de este mundo al diablo. Satanás es llamado “el príncipe de la potestad del aire” en Efesios 2:2, “el dios de este siglo” en 2 Corintios 4:4, y “el príncipe de este mundo” en Juan 12:31.

Ahora bien, esto no significa que Satanás gobierna el mundo por completo y tiene un poder ilimitado en el mundo. Por favor, presta absoluta y mucha atención a esto. Es muy importante que sepas y entiendas que los creyentes del Señor Jesucristo ya no están bajo el dominio del poder y la influencia de Satanás en este mundo.

En Cristo, podemos estar en este mundo, pero no somos de este mundo (Juan 17:11,14).  Pertenecemos a un poder superior y Su nombre es Jesús. La Biblia también nos dice que: “El que está en vosotros es mayor que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Es por eso que podemos mantenernos firmes, fuertes y orgullosos de las promesas de Dios, y decir: “Todo estará bien” en cada área de nuestras vidas. ¡Somos Suyos! No somos como ovejas sin pastor.

Todas las bendiciones, promesas y protección que pertenecen a los justos “son en Él, Sí y Amén” (2 Corintios 1:20). Solo necesitamos recibirlas por gracia a través de la fe. No se reciben a través de nuestras obras, para que ninguno pueda jactarse, sino puramente a través de la fe en Su favor inmerecido (Efesios 2: 8-9).

Solo toma la promesa en Proverbios 11:21 (RV) que dice: “La descendencia de los justos será librada”. Esto significa que tus hijos e hijas serán mantenidos a salvo y serán protegidos en el nombre de Jesús.

Cuando el miedo se abre paso en tu corazón y comienzas a preocuparte por la seguridad de tus hijos, simplemente reclama esta promesa en la Palabra de Dios y di: “Señor, te doy gracias porque soy la justicia de Dios en Cristo, y Tú prometiste en Tu Palabra que la descendencia de los justos será librada.”

Cuando vengan a tu mente preguntas que traten de poner en duda tu corazón acerca de tu justicia y calificación en Cristo, te aliento a decir: “Por la fe he sido hecho justo, y la descendencia de los justos será librada”. Además, el Salmo 112:2 declara esto del creyente: “Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los justos será bendita”. ¡Amén!

Quiero alentarte a que tomes seriamente el evangelio de la gracia. Hay un enemigo real y su objetivo es engañarte para que pienses que tienes que trabajar por tu justicia, para que él pueda mantenerte constantemente sintiéndote inadecuado y descalificado. Pero la verdad es esta: la justicia del nuevo pacto es un regalo recibido por fe, ¡y la sangre de nuestro Señor Jesús te ha calificado!

Hoy, la Palabra de Dios, el poder de Dios y la protección de Dios sobre ti son mucho más fuertes que cualquier cosa que el enemigo pueda arrojarte. El diablo es el gobernante de este mundo, pero no olvides lo que la Palabra de Dios proclama sobre ti: “El que vive en ti es mayor (más poderoso) que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4 AMP).

Estás tan completamente limpiado por la sangre de nuestro Señor Jesús que hoy el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Dios, vive en ti. Y Aquel que está en ti es mayor que cualquier demonio, cualquier adversidad y cualquier esclavitud.  ¡Amén!

 

 

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