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EL LIBRO DE HECHOS VIVO HOY

CARTAS ENTRE CREYENTES
Enviado: 22 de febrero de 2010.
De: Claudia Juárez
Para: La Iglesia de Dios

Amados de Dios:

¡Qué hermoso es el Cuerpo de Cristo del cual formamos parte! Nuestro amoroso Dios está dando el crecimiento a cada miembro en particular y en conjunto a la Iglesia.

Es una gran bendición ver hombres y mujeres Suyos levantándose por todo el mundo para vivir la vida  de Cristo en vez de sus propias vidas, y así glorificar a nuestro Padre. (Gálatas 3:20,21).

Hace más de 23 años conocí la Palabra de Dios, y aprendí tremendas verdades que trajeron gran liberación a mi vida. Sin embargo, al pasar del tiempo, me daba cuenta de que había un “abismo” entre el conocimiento teórico y la práctica en cuanto a la plena manifestación del poder de Dios. Yo leía el libro de Hechos y pensaba “!esto tiene que estar disponible!”, pero definitivamente no veía fluidamente en mi vida ni los milagros, ni señales, ni sanidades y maravillas que nuestro señor Jesucristo afirmó que siguen a los que creen y que claramente vivieron los creyentes del primer siglo.

Gracias a Dios que Su gran deseo es siempre alumbrarnos el entendimiento como la luz de la aurora: cada día más. Ahora, las obras portentosas del Cristo Resucitado son evidenciadas por toda la Tierra. ¡Bendita Era de Gracia!

El espíritu santo con el cual fuimos investidos (poder desde lo alto), se está manifestando cada vez con más fluidez. Para mí fue un impacto la primera vez que escuche a alguien hablar en lenguas y saber que eso era algo espiritual. Y pienso que juntos nos gozamos en manifestar interpretar lenguas y dar profecía en las reuniones y ahora, gracias a Dios, hemos sido alumbrados para  evidenciar las demás manifestaciones de este Cristo en nosotros con más frecuencia: Milagros, dones de sanidades, fe, palabra de ciencia, palabra de sabiduría y discernimiento de espíritus, ¡todas en evidencia! Lo que parecía un sueño en nuestras mentes hace años, ahora, gracias al Dios Todopoderoso, abunda cada día más en la Iglesia.

Qué maravilloso tiempo es el que estamos viviendo donde la Palabra, las manifestaciones y los frutos del espíritu abundan. Y donde la Gracia de Dios está siendo entendida y manifestada como nunca desde el primer siglo.

Después del derramamiento del espíritu santo, el mismo día de Pentecostés, cuando Pedro, lleno del espíritu santo dio aquel gran primer sermón a la Iglesia, dijo con gran denuedo:

                “Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

Más esto es lo dicho por el profeta Joel:

Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la Tierra…” (Hechos 2:15-19a).

Algunos que presenciaron aquel derramamiento del espíritu santo, escucharon hablar “las maravillas de Dios” a los apóstoles; pero otros, pensaron que estaban “llenos de mosto”.

Algunos entienden y creen que es posible que Dios hable con el hombre y que Él les exprese Su voluntad por medio de revelaciones, visiones y sueños. Algunos otros, pensaran que estas cosas son locura o producto del vino. Pero los testimonios de la Gracia de Dios y de una íntima relación con Dios también son necesarios en la Iglesia, tal como son necesarios los testimonios de liberación y sanidad. Es el espíritu en cada uno quien nos guía a qué decir, dónde  y cuándo.

Sólo el Dios Todopoderoso puede revelar a CADA UNO si estas cosas provienen de Él  o no. Pero ciertamente, el anhelo de nuestro Padre, es una intimísima relación con cada uno de sus hijos y eso por supuesto esto incluye que Su hijo le hable, pero que el Padre también le responda.

En esta maravillosa Obra de Dios -la edificación del Cuerpo- hay diferentes funciones y habilidades en las que cada miembro activo es diestro. Sabemos  de los benditos dones de ministerio que Dios Todopoderoso ha puesto para edificar al Cuerpo. 1Corintios 13:29,30 dice: “¿son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro una camino aun más excelente.”

El Dr. Víctor Paul Wierwille dice en su libro “Recibiendo el espíritu santo hoy” respecto a esta sección en particular de 1Corintos 13:29,30:

“La respuesta es: No, no todos hacen estas cosas en la Iglesia. Pero, no hay ninguna implicación ni sugerencia de que estas cosas no podrían estar sucediendo en las vidas de todos los creyentes cristianos individuales.” (pág. 206).

Y en la pág. 192 del mismo libro dice el Dr. Wierwille:

“Las evidencias del don, el espíritu santo, pneuma hagion, en el creyente lleno del espíritu en el mundo de los sentidos son de acuerdo a la creencia de cada hombre. Dios está más ansioso de dar que nosotros de recibir. En este momento, no es Dios, sino nuestra creencia, que hace posible la realidad de nuestro recibir en manifestación. Dios quiere que estas manifestaciones sean demostradas ahora en cada creyente de acuerdo con la creencia de cada hombre. Si un creyente no actúa, no manifestará nunca el don de Dios.”

Dios es el que produce en nosotros tanto el querer como el hacer por Su buena voluntad. Y precisamente una de las maravillas del Cuerpo, es que cada uno tiene su función única e irrepetible. Cada uno es especial y preciado ante los ojos de Dios y lleno a capacidad del mismo espíritu y con la misma medida de fe.

Agradezco al Todopoderoso el gozo y la bendición de pertenecer a esta única y maravillosa Iglesia Suya: El Cuerpo de Cristo.

¡Bendito Dios y Padre nuestro! GRACIAS por habernos dado  lenguas que provienen de nuestro espíritu para decirte todo lo que tenemos en el nuevo corazón de Cristo que nos has dado, porque no existen palabras suficientes en el mundo para reconocerte, alabarte, honrarte, adorarte y expresarte cuanto Te amamos.

¡Qué plenitud de gozo y descanso hay en Tu Presencia!

¡Abba Padre Tuyo es el Reino, la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.


Mirando sólo a Dios,
Claudia Juárez.


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