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¿PENITENCIA?

CARTAS ENTRE CREYENTES
----- Mensaje enviado ----
De: Juan Luis Molina
Para: La Iglesia de Dios
Enviado: Jueves, 13 de enero, 2011

"Recuerdo, ¡Oh reverendo Padre! que en una de tus dulcísimas y provechosas conversaciones, con las que con Tu espíritu me sueles maravillosamente consolar, me hiciste una vez mención de la palabra penitencia. Compadecido entonces de muchas conciencias a quienes sus verdugos con preceptos infinitos e insoportables les enseñan (así dicen) el modo de salvarse, escuché sin embargo Tu voz venida del cielo, afirmando que la verdadera penitencia no es sino la que nace del amor, de la justicia y de Dios:  Todo eso trae tu Cristo consigo, y éste es el verdadero principio de la penitencia, Me dijiste: No lo que otros tienen por su fin y coronamiento.
Esa palabra Tuya se me clavó en el corazón como una flecha de vigoroso saetero, y desde entonces comencé a consultar los lugares de la Escritura que hablan de la penitencia; y he aquí que, como en un juego agradabilísimo, risueñas y saltarinas me venían de todas partes sentencias que se armonizaban perfectamente con lo que me mostrabas en el espíritu."
Martin Lutero

         Preciadísimos del Padre y míos:
                                                      Me bendicen mucho este tipo de monólogos que tenía Lutero con el Padre. Sabe bien el Espíritu Santo darSe a conocer a Sí Mismo. Él solo Se basta para hacerte saber Sus cosas e iluminarnos a cada uno el entendimiento. De Dios, de Él, y sólo de Él procede toda la fuente de la sabiduría, y ha puesto toda Sus sabiduría en Cristo, y la ha dado por sobre todas las cosas a la Iglesia, la cual es su cuerpo, el cuerpo de Cristo.  No en hombre alguno o en instituciones religiosas ha desbordado Dios Su sabiduría, sino que todos los miembros reciben la misma medida  en Cristo sin ningún tipo de diferencia. Si tienes a Cristo contigo, posees la plenitud de la vida eterna: el conocimiento del Padre te ha sido otorgado directamente desde el cielo. No tienes, si quieres, que mirar a éste o aquel hermano para que te explique Quién es tu Abba Padre: Él sabe muy bien, y  Él solo Se basta para decírtelo. Mira sólo al Padre y te irá mostrando el lugar que destinó para ti específicamente en el Cuerpo. Ya verás como te sorprende. Siempre es mucho más hermoso el lugar que nos predestinó nuestro Abba, de todo lo que nos podríamos haber imaginado nosotros o que nos podrían decir los hombres.
            Qué enorme privilegio es poder disfrutar juntos de toda la sabiduría de lo alto. Esta sabiduría de lo alto está regando toda la tierra y haciéndola germinar en este preciso momento, porque así Le place al Padre. Sí, Padre, sí...!cuanto antes!! - ¡Es tan nuevo y fresco todo lo que estamos viendo y palpando con los ojos de Cristo!! Están sucediendo cosas maravillosas desde que Le plació al Padre revelarSe con él en nosotros.  Aunque a nosotros nos parezca algunas veces que se encuentra lejos, Él nos asegura que siempre nos lleva acurrucaditos en Su seno, y mucho más cercanamente que nuestra propia respiración. Este espíritu vive en el medio de los milagros. Dios sólo parece distante cuando tenemos los ojos enfocados en cualquier otra cosa. Pero nuestro Cristo vive fundido y mirando sólo al Padre, y se embelesa en todas Sus cosas veinticuatro horas al día.
Sí, es cierto, hasta que no nos vemos fuera y libres de la jaula o cajas donde pensábamos que se guardaba a Dios, hasta ese bendito día no podemos apreciar bien en toda su plenitud a Cristo. Sabíamos que lo teníamos, sí, pero sólo se manifestaba en nosotros a veces. Sólo de vez en cuando. Pensábamos que si obedecíamos de todo corazón a los programas y agendas que había en el sistema de la caja, entonces alguna vez se nos manifestaría Dios.  Los sistemas religiosos tienen todos un sentido contrario al de la gracia del Padre, porque nos dicen que nosotros llegaremos a Dios atendiendo a sus voces y programas. No enseñan nunca a que miremos sólo a Dios, sino que nos dicen que Dios se manifestará en nuestras vidas, de acuerdo a nuestra fidelidad en el sistema programado. Y así hemos vivido muchos un montón de años. ¿Te das cuenta? Es el sentido opuesto y contrario al de la gracia.
Si el Padre no me lo dice primero, dice mi Cristo, yo, pura y simplemente no me dejaré fácilmente mover de Su manera de pensar, aunque me lo digan bernabés y pablos.
¡Oh Dios del cielo!!!!  Cuan agradecidos y llenos de esperanza nos encontramos escuchando Tu voz, pero únicamente a través de nuestro Cristo en la pluma de Pablo, o en las cartas de Gracinha, o en las alabanzas y adoraciones verdaderas de Claudia.... porque con ellas, con esas dulces palabras, nos confirmas lo que primeramente escuchamos de nuestro Cristo, y comprobamos que hay muchos otros escuchando la misma voz Tuya por todo el Orbe. Se nos desnudaron Tus palabras por boca de Cecilia Peñaranda, y de Mercedes Bastida, y Lucecita del alma y mil hermanos más, que, si no son tantos, si indican en numero la esencia de los que está levantando Dios.  Todo Su orbe se está iluminando con Sus estrellas y a todas ellas es el Espíritu Santo Quien las está guiando a la verdad. Padre mío, ¡qué hermoso es verte resplandecer en Tu Gloria!! Disuelve con este Tu vientecillo suave y apacible toda humareda de los hombres. Todas las pretensiones con Dios que tiene el hombre en sus cajas,  no pasan de ser humareda, que se derriten como la cera al fuego cuando Les sopla Dios de Su espíritu santo.  Vayan desapareciendo todas las vanaglorias mundanas, y sigan brillando más y más las glorias divinas de nuestro Todopoderoso Abba Padre por todo Su orbe
¿Sabéis porque es bueno sentarse en la última fila del templo que Dios está irguiendo ahora? pues, sencillamente, es porque el escenario en este Reino nuevo y fresco, se encuentra por detrás. De suerte que los que estaban sentados en las primeras filas, ahora tienen que ponerse de pie si quieren ver el espectáculo. Pero, los que se encontraban detrás, ahora se sientan descansados sin tener ya obstáculo alguno que se entrometa para ver al Padre.
            No puede uno gozar tanto aprendiendo la verdadera sabiduría de lo alto, sino escuchado la voz antes de tu Cristo, en la íntima compañía del Amado Padre. A ti y a mí, primeramente nos instruye nuestro Abba Padre, diciéndonos Sus cosas en Su cámara más secreta, y luego, por añadidura, nos la confirma maravillosamente por medio del Cristo de Claudia, de Mercedes y de Cecilia, y por medio de Su preciosa flor Gracinha o de cualquier miembro conectado a la Cabeza. Y sin nosotros buscar o edificar esta unidad en el espíritu, saltamos de alegría reconociendo el Cristo en tantos hermanos. Nos ocurre como al bebé en la barriga de Elizabeth, la madre del bautista, que dio un salto de alegría dentro del vientre cuando reconoció la presencia del primo cerca en el vientre de María. Así salta de alegría nuestro Cristo cuando oye la voz del Padre por boca y vida de alguno de Sus amadísimos embajadores.
Comentarios como el que expuse al principio de la carta, eran frecuentísimos en la vida de Martín Lutero en sus charlas con el Padre. Es curioso, fueron escritos inspirados por el mismo espíritu santo que tenemos nosotros hoy en día, pero escritos en los principios del siglo XVI por la pluma de Lutero - hace por tanto unos 600 años. Cuando Martín Lutero se dio cuenta de que la unción del santo (su Cristo adentro) le había sido otorgada para que conociese las cosas íntimas del Padre, desde ese día se dedicó a escuchar la Palabra Viva que Dios le encendía en el corazón a través de su Cristo, y luego se la confirmaba el Padre también, en la que había dejado por escrito a través de la pluma de Pablo o de algún otro de los santos hombres de Dios que escribieron con Su espíritu santo.
 Vuelve a leer el texto, y verás que todo lo que Lutero había aprendido en sus años de disciplina y azotamientos del cuerpo, no le sirvieron de nada al lado de Su sabiduría. A la hora de Dios exponerle el verdadero significado de uno de Sus Términos, Lutero, como cualquiera de Sus hijos, se quedó boquiabierto. A menudo tenemos que echar a la letrina todo lo que nos dieron a digerir los hombres  y volver a beber de nuevo de la fuente divina Sus Términos. Nuestro Cristo es la fuente que nos enseña los propósitos del Padre, pero no ya sólo en la Palabra escrita que puede llegar a ser letra muerta en nuestras vidas, sino escrita ahora en nuestros corazones con su cincel divino: Cristo en nosotros. 
Amada Iglesia,  para eso nos puso  nuestro Abba Padre a Cristo dentro, porque sabía que ni la suma total de lo que pudieran enseñarnos los hombres, le llegaría a los calcañares a Su verdadera sabiduría. La sabiduría de lo alto la empapó Tu Dios y Padre en el Cristo que te puso dentro, para que sepas Sus cosas. Aprende ya sólo de Él, ya es hora de que le mires por ti mismo a través de tu Cristo. Preséntate aprobado delante de Él y dile que quieres recibir todo lo que tiene a Su diestra. Dile que es tuyo todo por derecho de sangre y ya verás si no te enciende Él en tu entendimiento mientras te sienta en Su regazo.  Te sorprenderás con la frescura y hermosura de todas Sus cosas, todos los días, en los buenos y en los malos momentos. En Su regazo, ese es el mayor deseo que tiene el Padre: enseñarte lo que para ti preparó desde antes de la caída del hombre. Ni tú, ni yo, ni ninguno de Sus hijos precisamos ya de cajas o jaulas que digan contener a Dios, porque a Dios no le puede contener los cielos de los cielos, cuanto más las cajitas de los hombres. Ya hemos sido librados de ellas y ya hemos sido revestidos de Sus bendiciones celestiales en Cristo Jesús. Por él vivimos ahora y ya no queremos dejarnos robar de este privilegio divino, porque fue demasiado alto el precio que pagó nuestro Abba Padre para volvernos a mecer en Sus tiernísimos brazos. De aquí nadie puede sacarnos.  Si no queremos, ni el gusano con todas sus moscas puede robarnos de lo que es nuestro por derecho de sangre.
Hace ahora unos 600 años, fueron proferidas aquellas palabras de Martín Lutero. Si quieres, vuelve a leerlas y te darás enseguida cuenta, de que “la penitencia divina” es algo que nos constriñe. Es decir, si hay un Padre que haya hecho el Universo y que nos ama de esta manera entrañable, yo quiero conocerlo, porque me inunda de pleno de gozo todo lo que me muestra: Rebosa mi copa -me hace desbordar de gozo deleitándome con Su Vida, me ha traído a Sus delicados y verdes pastos: esto es lo que quiere decir que Cristo con "nos constriñe," el corazón Dios en Su regazo. Nos sana el alma y el cuerpo y ya no queremos otra cosa. ¿Te das cuenta? esa es la verdadera "penitencia" a la que nos ha llamado el Padre. Así de diferentes son los Términos en las dos esferas. ¡Cuan distinta es de las "penitencias" de los sistemas mundanos!
¡Que fidelidad tan asombrosa!!! Verdaderamente, cuando en Malaquías nos dijo nuestro Abba Padre que no cambia nunca, no lo entendíamos como ahora lo entendemos en Cristo. Es que en Cristo es el amor eterno que le tiene el Padre a Su hijo amado, el mismísimo que nos tiene a cada uno de nosotros y nos lo derrama continuamente cuando le miramos. Nuestro Padre en este incondicional amor por nosotros no muda ni un ápice. Aunque nosotros quisiésemos, nuestro Abba Padre ya no nos suelta de Sus brazos por nada de éste mundo. ¿Te das cuenta? Por eso no hemos sido destruidos, porque el amor que nos tiene nuestro Abba Padre  a todos y cada uno de Sus hijos  es incondicional y nada tiene que ver con el amor que enseñan en las cajas aquellas. Su gracia nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y nos ha trasladado al Reino de Su amado Hijo. De aquí no nos movemos, anhelamos permanecer firmes en la Brecha.
Más aún, nos ha hecho ser parte de  Su Hijo amado, porque Le plació y porque nos ha amado desde antes de la fundación del mundo. ¿Lo ves?  no depende de nuestras costumbres o hábitos, ni conductas ni méritos. Sino porque Le plació así a Él, a nuestro Abba Padre, antes de que Adán corrompiera nuestra sangre en su caída. Nadie puede verse libre de esta miserable vida –la vida heredada de Adán. Hay que reconocer que fue crucificada y vestirse de Cristo por la fe sola, como nos garantiza el Padre en Su Palabra escrita que llega a ser tan VIVA en nuestros corazones cuando morimos y dejamos vivir a Cristo! Para disfrutar de este amor con el cual nos envuelve el Padre en Sus brazos, tenemos que ser revestidos de Lino y de Oro antes. Tú, vestido de Cristo, eres muy agradable en la presencia del Padre y no tiene Él mayor placer que coronarte con todos Sus favores divinos.  En Cristo habita Su vida y tú la tienes en sello y garantía por toda la eternidad - de él aprendemos ahora "todaslascosas."
Mirando sólo a Dios,
Juan Luis Molina.
  

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