CADA MALDICIÓN EN TU VIDA HA SIDO DESTRUIDA. De Joseph Prince
Gálatas
3:13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero).
Muchos creyentes
probablemente saben que cuando Jesús murió, nuestros pecados fueron perdonados
debido a que él derramó su sangre. Sin derramamiento de sangre, no hay remisión
de pecados. (Efesios 1:7, Hebreos 9:22) ¿Pero por qué Jesús tuvo que morir en
la cruz, ya que la pena capital en Israel durante el tiempo de Cristo era morir
apedreado y no la crucifixión?
Jesús colgó y murió en la
cruz porque conocía la ley que dice que "…maldito por Dios
es el colgado" (Deuteronomio 21:23). Él quiso redimirnos de toda maldición
de la ley, así que fue a la cruz, "haciéndose por nosotros maldición".
¡Jesús tomó todas nuestras maldiciones en la cruz, para que podamos tomar todas
sus bendiciones!
En el momento en que
recibiste a Jesús, toda maldición en tu vida fue destruida. Y la forma en que experimentas
esto es simplemente creyendo y confesando lo que Jesús ha hecho por ti. Di:
"Por causa de Jesús, soy bendecido". Lo más que lo digas y lo creas, lo
más que lo experimentarás.
Así que si hay un área en
tu vida en la que te sientas oprimido, por ejemplo, una condición de la piel que
se niega a sanar, di: "Cristo me ha redimido de esta condición en la piel.
No la acepto y la rechazo en el nombre de Jesús, porque por sus llagas he sido
curado" (1 Pedro 2:24). ¡Créelo y dilo hasta que lo veas!
"Pero pastor
Prince, mi padre murió de cáncer. Mi abuelo murió de cáncer. Y mi doctor dice
que hay una probabilidad de que yo también lo tenga. ¡Está en la sangre de mi
familia!”
Amigo mío, la sangre de
Cristo derramada en la cruz te ha redimido de todas las maldiciones, ¡incluyendo
enfermedades como el cáncer! Dios puso la maldición del cáncer sobre Jesús en
la cruz. Y Dios puso todas las bendiciones de Jesús en ti. ¡Por lo tanto,
espera sólo que las bendiciones de Jesús vengan sobre ti y te alcancen!
El
pensamiento del día:
En
el momento en que recibiste a Jesús, toda maldición en tu vida fue destruida.
Extraído del sitio “Joseph Prince Ministries”
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