Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

FRAGMENTOS DEL LIBRO “VEN A LA MESA”. SEGUNDA PARTE. DE JOSEPH PRINCE





ES EL DESEO DE TU PADRE CELESTIAL QUE ESTÉS COMPLETAMENTE SANADO DE TODA ENFERMEDAD.

Jesús dijo que fue el Padre quien obró (a través de Él) maravillosos milagros de sanidad en todas partes donde anduvo. ¿Puedes ver que es realmente el deseo de tu Padre celestial que estés completamente sanado de toda enfermedad? El diablo puede haber robado la confianza del hombre en un Dios bueno, pero cuando Jesús vino, no solamente restauró la imagen de un Dios bueno, sino que también nos reveló a un Dios que es un Padre amoroso.

TU PADRE TE QUIERE SANADO

Como padre, siempre me duele ver a mis hijos sentirse mal. Mi hija primogénita, Jessica, ya ha crecido, pero recuerdo cómo me rompió el corazón verla llorar cuando sufrió de fiebre viral cuando era bebé. Recuerdo acunarla en mis brazos y orar por ella mientras paseaba por su habitación toda la noche. Mientras ella estuviera enferma, yo no podía descansar.

Esponjé su cuerpo febril una y otra vez. Le canté en un intento de calmarla. Odiaba la fiebre que causaba que mi bebé tuviera convulsiones de dolor. Hubiera hecho cualquier cosa para aliviar su incomodidad. Si hubiera podido tomar su fiebre y ponerla en mi propio cuerpo para que no tuviera que pasar por dolor, con mucho gusto lo habría hecho.

Lo que siento cuando mis hijos no están bien es solo un reflejo micro cósmico de lo que nuestro Padre celestial siente por nosotros cuando no estamos bien. Él quiere que estemos llenos de salud y vida. Él odia las enfermedades y los padecimientos por lo que nos hacen. Pero la diferencia es esta: Él fue capaz de tomar nuestras enfermedades y las puso en el cuerpo de Jesús mientras colgaba de la cruz, para que no tuviéramos que sufrirlas. La Biblia nos dice:

El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias. (Mateo 8:17)

¿Por qué nuestro Señor Jesús hizo eso? Porque nos ama mucho. No pudo descansar hasta hubo asegurado nuestra salvación, nuestra salud y nuestra completitud. Finalmente, cuando hubo soportado todo pecado, toda enfermedad y todo padecimiento sobre su propio cuerpo, gritó: "¡Consumado es!" (Juan 19:30) y descansó.

Él LIBREMENTE TE DA SANIDAD

Isaías 53:5 nos dice que por las llagas de Jesús hemos sido curados. Cada azote que soportó mientras lo azotaban fue para nuestra sanidad. Y Él voluntariamente permitió que un azote tras otro rasgara su cuerpo para que tú y yo pudiéramos estar bien. Nunca creas la mentira del enemigo de que Dios te quiere enfermo o que no está dispuesto a curarte. En la cruz, nuestro Señor Jesús demostró de una vez por todas que Él te quiere bien.

La Biblia incluso nos dice que le agradó al Señor "machacarlo" (Isaías 53:10 NASB). Me preguntaba cómo podría haber complacido al Señor machacar a Su propio Hijo. Entonces, un día, el Señor me lo mostró.

CADA AZOTE QUE ÉL SOPORTÓ FUE PARA NUESTRA SANIDAD.

Mi esposa, Wendy, y yo fuimos a un centro comercial y el estacionamiento más cercano que pudimos encontrar estaba bastante lejos. Hicimos muchas compras ese día y antes de darnos cuenta, teníamos las manos llenas de bolsas de compras. Para entonces, mi Jessica, que era un querubín de dos años, estaba cansada y quería que la cargaran. La levanté con un brazo y estaba tan exhausta que se durmió en mi hombro casi de inmediato.

Mientras caminábamos hacia nuestro automóvil, sentí que mi brazo se dormía, y me di cuenta de que el automóvil estaba mucho más lejos de lo que pensaba. Sentía como un millón de alfileres y agujas perforando mi brazo, y sabía que podía detener el dolor ardiente simplemente bajando a Jessica y haciéndola caminar el resto del camino. Pero ella estaba durmiendo tan profundamente que no podía soportar bajarla. La amaba tanto que estaba dispuesto a "machacarme" el brazo para que mi amada pequeña pudiera seguir durmiendo.

De repente comencé a entender cómo pudo agradarle a Dios machacar a Jesús, a quien se describe en el mismo capítulo como "el brazo del Señor" (Isaías 53:1). Le agradó al Señor machacar a Su Hijo unigénito debido a Su gran amor por ti y por mí. Esa era la única forma en que Dios podía salvarnos del pecado y la enfermedad, y voluntariamente eligió entregar a Su Hijo.

Hoy puedes tener plena seguridad de que Dios quiere sanarte. La Biblia nos dice:

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:32)

Dios ya nos ha dado lo mejor del cielo cuando nos dio a Su querido Jesús. ¿Qué son nuestras necesidades temporales cuando Él nos ha dado ya un regalo que es eterno? Cualesquiera que sean tus necesidades, ya sea provisión financiera o sanidad para tu cuerpo, todas son menores en comparación con el don de Su Hijo. ¿Cómo no te las dará libremente también junto con Él? Dios no retiene Su sanidad de ti. De hecho, Él ya ha pagado el precio por tu sanidad. Tu parte es seguir creyendo y seguir confiando hasta que veas la manifestación completa de tu sanidad.

NUNCA ES LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TI QUE ESTÉS ENFERMO

Dios es un Dios bueno, y nos ama mucho. Es por eso que no puedo entender por qué hay quienes enseñan que Dios a veces usa la enfermedad para enseñarnos una lección o que necesitamos "orar mucho" por Su sanidad. ¿Te imaginas a algún padre terrenal infligiendo sufrimiento a su propio hijo? ¿Tú debes ser persuadido para aliviar el dolor de tu hijo? Incluso hay algunas personas que afirman que a veces es la voluntad de Dios que estemos enfermemos. Pero cuando sus propios hijos se enferman, hacen todo lo que está a su alcance para garantizar que sus hijos se recuperen. Si realmente fuera la voluntad de Dios que estuviéramos enfermos, ¡buscar la recuperación sería deliberadamente tratar de salir de la voluntad de Dios!

ÉL A HA PAGADO EL PRECIO. TU PARTE ES MANTENERTE CREYENDO HASTA QUE VEAS LA MANIFESTACIÓN COMPLETA DE TU SANIDAD.

Si los padres terrenales y falibles quieren lo mejor para sus hijos, ¿cuánto más nuestro Padre celestial? Él nos quiere fuertes, bien y disfrutando de la vida. Nuestro Señor Jesús lo dijo así: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" (Mateo 7:11).

Nunca encontrarás a Jesús mirando a una persona y diciendo: “Ven aquí. Estás muy saludable Recibe un poco de lepra". Nunca encontrarás a Jesús diciendo: "Mi Padre te está castigando, por eso estás enfermo". ¿Sabes por qué? Porque Dios no da enfermedades y padecimientos.

DEJA DE CREER QUE LA ENFERMEDAD ES PARTE DE LA VOLUNTAD DE DIOS. ¡DIOS TE QUIERE BIEN!

Jesús nos enseñó a orar: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mateo 6:10). ¿Crees que hay muerte o decadencia en el cielo? ¿Hay hospitales o cementerios en el cielo? Si la enfermedad, los padecimientos y la muerte fueran la voluntad de Dios, el cielo estaría lleno de ellos. Pero sabemos que no es así. Así que dejemos de creer que la enfermedad es parte de la voluntad de Dios. Si hay una condición en tu cuerpo, permite que esta verdad arda en tu corazón ahora mismo: ¡Dios te quiere bien!

(Págs. 50-54).
********
¿Sabes qué sucede si sostienes una pequeña moneda y la llevas directamente a uno de tus ojos mientras mantienes el otro ojo cerrado? Esa pequeña moneda de diez centavos parece tan grande que puede bloquear tu visión de todo lo demás. Mientras te sigas enfocando en esa moneda, estás efectivamente cegado. Eso, amigo mío, es lo que el enemigo está tratando de hacerte en este momento.

El enemigo quiere que te concentres intensamente en la enfermedad, el informe médico devastador, el pitido incesante de los monitores que te rodean y en el olor a esterilizado de la habitación del hospital. Él quiere que estés completamente obsesionado con los miedos y las preguntas que siguen gritando en tu mente. Mientras todo lo que puedas ver sea tu dolor, tu temor, tu decepción y tu sufrimiento, él tiene la ventaja. ¿Y sabes por qué el enemigo está decidido a mantenerte absorto en el desafío que enfrentas? Porque tiene miedo de que veas que ya ha sido derrotado.

MIENTRAS TODO LO QUE PUEDAS VER SEA TU DOLOR Y SUFRIMIENTO, EL ENEMIGO DOMINA LA SITUACIÓN.

La Biblia nos dice que en la cruz, nuestro Señor Jesús desarmó a todos los principados y poderes, hizo un espectáculo público de ellos y triunfó sobre ellos (Col. 2:15). El enemigo ha sido desarmado. Ha sido despojado de sus armas (esto incluye todo tipo de enfermedades y padecimientos) contra ti. ¡No necesitas temerle, hijo del Altísimo!

El diablo seguirá intentando engañarte y distraerte de esta verdad. Seguirá intentando que te concentres en las cosas temporales y visibles que te rodean. Él no quiere que veas las cosas que son eternas, como los ángeles que han recibido instrucciones de cuidarte y mantenerte en todos tus caminos (Sal. 91:11). Al igual que la Palabra de Dios que nunca pasará (Mateo 24:35) y declara que por Sus llagas tú has sido curado (Isaías 53:5).

Joseph Prince. “Ven a la mesa” (págs. 60-61)
.
MÁS SON LOS QUE ESTÁN CONTIGO QUE CONTRA TI

La Biblia registra lo que sucedió cuando los enemigos de Israel intentaron capturar al profeta Eliseo mientras estaba en la ciudad de Dotán. Un gran ejército con caballos y carros llegó de noche y rodeó la ciudad. Cuando el criado de Eliseo se despertó, se desesperó y gritó: "¿Qué haremos?" (2 Reyes 6:14-15).

¿Puedo invitarte a leer por ti mismo lo que sucedió después?

2 Reyes 6:16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.
17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

Puedes sentir que un ejército formidable de síntomas, informes negativos, y tal vez incluso deudas financieras te hayan rodeado. Pero, amado, no temas, porque los que están contigo son mucho más que los están con ellos.

En este momento, oro para que el Señor te abra los ojos para que puedas ver las legiones de ángeles posicionados a tu alrededor. Quita tus ojos de tus enemigos. La capacidad de tus enemigos para dañarte no es nada en comparación con la grandeza de tu Dios y Su poder para salvarte.

Quita tus ojos del enemigo para que puedas ver la grandeza del poder de Dios hacia ti. El mismo gran poder que levantó a nuestro Señor Jesús de la tumba, el mismo poder que lo sentó a la diestra de Dios en los lugares celestiales, muy por encima de todos los principados, potestades, poderes y dominios, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el siglo venidero (Ef. 1:19–21), ¡está trabajando para ti y para tu ser amado!

(Págs. 61-62).

CÓMO GUARDARTE A TI MISMO EN SU PERFECTO AMOR

Sé que puede ser muy difícil sentir el amor de Dios por ti cuando te enfrentas a múltiples síntomas en tu cuerpo, estas acumulando deudas de facturas médicas y preocupaciones acerca de tu futuro. Vivimos en un mundo donde estamos gobernados por nuestros cinco sentidos, y la verdad es que hay momentos en los que es difícil creer en el amor de Alguien que no podemos ver, tocar u oír. Pero no podemos depender de los sentimientos y las circunstancias externas (que pueden variar) para estar seguros del amor de Dios por nosotros. Es tan importante que fijemos nuestros ojos, en cambio, en nuestro Señor Jesús, cuyo amor por nosotros es perfecto, nunca cambia y nunca falla.

¿Puedo compartir contigo algunas de las cosas que puedes hacer que creo que te ayudarán a mantenerte en Su amor?

NUNCA JUZGUES EL AMOR DE DIOS POR TI BASADO EN TUS CIRCUNSTANCIAS.

En lugar de permitir que el enemigo te alimente con mentiras que te causen miedo, ¿puedo animarte a seguir escuchando mensajes que te mantendrán con la conciencia del amor de Dios por ti? Abraza Su amor para expulsar todo temor. Cada vez que el enemigo intente atacarte con miedo, conéctate a un sermón que magnifique la bondad del Señor y Su amor por ti. En lugar de ceder ante las tácticas del enemigo, sigue escuchando sermones sobre la obra terminada de Jesús.

Siempre que el miedo intente serpentear en ti, ve a un lugar tranquilo y medita en cuánto te ama el Señor mientras participas de la Santa Comunión. Habla con tu Salvador, y cuando levantes el pan, dile: “Señor Jesús, gracias porque me amas tanto que permitiste que tu cuerpo fuera partido para que el mío pueda estar sano. En este momento, recibo tu completitud, tu fuerza y ​​tu salud divinas". Mientras levantas la copa, di: “Gracias por tu preciosa sangre, que me ha limpiado de todo pecado. ¡Ahora mismo, puedo acercarme con denuedo a Tu trono de gracia, sabiendo que soy completamente justo, sabiendo que mis oraciones son de gran provecho!”

Cuando participas de la Comunión, estás "proclamando la muerte del Señor" (1 Co. 11:26) y recordando al diablo y sus huestes su humillante derrota en la cruz (Col. 2:15). Estás proclamando al enemigo que no tiene derecho a poner síntomas o enfermedades en tu cuerpo porque tu Señor Jesús ya ha cargado toda enfermedad y dolor en Su propio cuerpo.

En lugar de leer artículos en Internet que te digan cuán grave puede llegar a ser tu condición, o leer tu informe médico una y otra vez, le testimonios de alabanza sobre el amor y la fidelidad del Señor. Resguárdate con la Palabra de Dios y mantente en Su amor.

La Biblia nos dice: “Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene por nosotros. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16). No es suficiente conocer versículos sobre Su amor. Mantente meditando en ellos hasta que creas que Él te ama. Cuando permanecemos conscientes del amor de Dios por nosotros, permanecemos en Dios. En otras palabras, le estamos haciendo a Él nuestra morada. Eso es muy poderoso porque cuando el Señor es tu morada, estás en un lugar seguro y de protección.

RESGUARDATE CON LA PALABRA DE DIOS Y MANTÉNTE EN SU AMOR.

Lee el Salmo 91 y declara sobre ti mismo que ningún mal caerá en ti, ni ninguna plaga se acercará a tu morada. A medida que permaneces en Él, el Dios todopoderoso se convierte en tu refugio y fortaleza. No importa cuántas personas hayan muerto por la enfermedad que te han diagnosticado. Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará (Salmo 91:7). E incluso si ya estás en problemas, el Señor está contigo y Él te librará.

(Págs. 64-65).


EL AMOR DE DIOS NO DEJA LUGAR PARA EL MIEDO

Tu Padre celestial se preocupa por cada detalle de tu vida. No hay nada demasiado grande o demasiado pequeño para Él. Ya sea una simple espinilla o un crecimiento perturbador en tu cuerpo, si es importante para ti, es importante para tu Papi Dios. Nuestro Señor Jesús nos dice: “Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis” (Lucas 12:7). Encuentro eso tan asombroso: ¡tu Abba te ama tanto que se toma el tiempo para contar los cabellos de tu cabeza!
Yo amo mucho a mi hija, Jessica, y a mi hijo, Justin, pero nunca he contado ni guardado un registro de cuántos mechones de cabello tienen en la cabeza. Aparentemente, la mayoría de las personas tienen un promedio de aproximadamente cien mil folículos capilares y pierden entre cincuenta y cien cabellos por día. Por lo tanto, incluso si yo tratara de contar cuántos cabellos tienen mis hijos, los números cambiarían constantemente. Pero, el Señor sabe con precisión cuántos cabellos tienen cada una de nuestras cabezas en cualquier momento.

CADA PEQUEÑO DETALLE SOBRE TU CUERPO LE IMPORTA A ÉL.

¿Cuánto más crees que le importa tu cuerpo cuando está bajo el ataque de una enfermedad que te roba la salud? Amado, Él te ama mucho, y cada una de tus células, cada tejido y cada órgano de tu cuerpo le importan. No temas, porque el Señor mismo, el que alimenta a las aves del cielo y viste las flores del campo, cuida de ti (Mateo 6:25–33). Cada vez que tengas miedo, pon tus ojos en Su perfecto amor que echa fuera todo temor.

(Págs. 65-67).

¿POR QUÉ NO SOY SANADO AUTOMÁTICAMENTE?

Tal vez te preguntes, “si Dios me ama, y ​​es Su voluntad sanarme, ¿por qué no soy sanado automáticamente? ¿Por qué tengo que orar o participar de la Comunión?”

Amigo mío, sabemos que es la voluntad de Dios que todos reciban la salvación, que reciban el don de la vida eterna que fue dada gratuitamente al mundo (Juan 3:16). Pero nadie se salva "automáticamente", porque todos tenemos la opción de aceptar o rechazar la oferta de Dios. Dios es un caballero, y no forzará Su salvación en nadie. No forzará Sus dones sobre nosotros. Él no forzará Sus bendiciones sobre nosotros. No forzará Su salud o bondad sobre nosotros.

¿CÓMO SABEMOS QUE JESÚS QUIERE QUE CAMINEMOS EN SALUD?
PORQUE LA BIBLIA ME LO DICE.

Cuando oramos y participamos de la santa Comunión, estamos liberando activamente nuestra fe para alinearla con la voluntad de Dios, con la Palabra de Dios y el poder de Dios. No le estamos rogando a Él que nos sane o tratando de persuadirlo para que sane a nuestros seres amados, ya sabemos que es Su voluntad sanar. La oración se trata de edificar una relación íntima con Él. Cuando oramos y participamos de la santa Comunión, estamos recibiendo Su amor por nosotros y Su poder sanador en nuestros cuerpos físicos. Habla con Dios hoy (eso es lo que la oración es) sobre tus desafíos de salud, y permite que Él te imparta denuedo y la confianza en tu corazón de que Él te quiere saludable.

(Págs. 68-69).


Traducido por Claudia Juárez Garbalena


Este libro está a la venta en español en lugares como Amazon y Mercado libre.

Comentarios

  1. Gracias estimada Claudia por tan valiosa traducción. Recibe bendiciónes Hermana, en el nombre de Jesucristo.

    ResponderEliminar
  2. MUCHAS GRACIAS MARTHA POR PERMITIR QUE LAS PERSONAS PODAMOS TENER A MANO ESTE MATERIAL.NECESITO MARTHA SABER UN POCO MÁS DE ESTE SIERVO DE DIOS ESPECIFICAMENTE COMO PUEDO PERTENECER A SU IGLESIA Y RECIBIR UN DISCIPULADO DE ELLA SOY DE ARGENTINA.Y DIOS ME YA HABÍA HABLADO A MI COROZON SOBRE UNA DOCTRINA COMO LA DE ESTE VARON DE DIOS.NO SABÍA QUE ALGUIEN MÁS YA ESTABA DERRAMANDO LA PALABRA DE LA GRACIA.FUE UNA SORPRESA PARA MI.DIOS ME DIO OTRO NOMBRE EL EVANGELIO DEL AMOR DE DIOS.PERO AL FIN ES EXACTAMENTE LO MISMO.NO SOY PASTORA Y NO ESTOY A PUNTO DE ABRIR UNA IGLESIA EN MI TIERRA.ME PUEDES ACONSEJAR?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas tardes Anónimo, no sé con quién habla, soy la administradora de este blog y la traductora de lo que ha leído y mi nombre es Claudia Juárez. El hombre de Dios que escribió esto, como lo dice el título del artículo, el Pastor Joseph Prince, puede buscarlo en Google, él vive en Singapur, y tiene en muchos países transmisiones televisivas y solamente habla inglés. Si usted habla inglés puede ir a sus sitios josephprince.com o josephprince.org, ahí encontrará su material y referencia a su iglesia. Tiene una filial en Dallas, Tx. Puede encontrar libros de él en Amazon y videos doblados al español en YouTube. Bendiciones.

      Eliminar
  3. Bendiciones mi querida Claudia! Soy tan bendecida con este blog! Y le pido a Dios que siempre derrame sus ricas bendiciones sobre su vida y ministerio. Reciba un abrazo inmenso de mi parte💖

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Rosita! Gloria a Dios! Abundantes bendiciones del cielo para ti!

      Eliminar

Publicar un comentario