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Valiente como un león. De Joseph Prince

 

Proverbios 19:12 Como rugido de cachorro de león es la ira del rey, y su favor como el rocío sobre la hierba.

Hoy somos beneficiarios del favor de Dios porque Su ira contra nuestros pecados ya fue completamente satisfecha en el Calvario. En hebreo, la palabra que se usa para “favor” es ratsown, que significa Su placer, deleite, buena voluntad y aceptación.

Nuestro lugar de protección fue comprado con la sangre de nuestro Señor Jesucristo. En Él, hemos sido hechos justos, y todas las bendiciones de los justos, incluyendo protección, provisión y largura de días, son nuestra herencia. Ese es el lugar en el que estamos hoy. ¿No es hermoso?

No es de extrañar que las Escrituras nos digan: “Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el justo está confiado como un león” (Prov. 28:1). También nos dice: “La oración eficaz y ferviente del justo puede mucho” (Santiago 5:16 KJV). Un hombre (o mujer) justo es quien tú eres en Cristo, y cuando haces la oración de protección en el Salmo 91, ¡tus oraciones valen mucho porque Dios contesta tus oraciones!

Recibí un testimonio de la protección divina de Dios de parte de Sally que vive en Sudáfrica. Sé alentado al leer cómo ella oró por protección sabiendo que ella es justa en Cristo:

Conducía un auto alquilado cuando escuché un fuerte golpe. En unos momentos, el auto estaba en llamas. Inmediatamente apagué el motor para salir. ¡Pero para mi horror, no pude quitarme el cinturón de seguridad ni abrir la puerta! Estaba atorada.

Finalmente, logré abrir la puerta. Para entonces, las llamas amenazaban con entrar al auto y tuve que volver a cerrar la puerta porque estaba atrapada por el cinturón de seguridad.

Clamé a mi Abba Padre y simplemente declaré: “Soy Tu justicia. ¡Tú eres el único que puede salvarme!” Mientras esas palabras resonaban en mis oídos y en mi corazón, escuché un clic cuando se soltó el cinturón de seguridad. Salí corriendo del auto.

Cuando llegó el cuerpo de bomberos, pudieron detener el incendio. ¡Alabo al Señor por sacarme a salvo de esta situación peligrosa! Me di cuenta de que el diablo ha sido derrotado hace ya mucho tiempo y ya no tenemos nada que temer.

Alabado sea el Señor por Su liberación y protección. ¡Me regocijo de que estamos protegidos del peligro por la justicia que tenemos en Cristo!

Este devocional es adaptado del libro “La oración de protección” de Joseph Prince

 

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