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Él va delante de ti. De Joseph Prince

 NOTAS OFICIALES DEL SERMÓN DE JOSEPH PRINCE

Él va delante de ti

Domingo, 13 de junio de 2021

Estas son las notas sobre el sermón, “Él va delante de ti”, predicado por el pastor Joseph Prince el domingo 13 de junio de 2021, en El Centro de Artes escénicas “The Star”, en Singapur. ¡Esperamos que las notas de este sermón te sean de gran aliento!

1.     Introducción: Jesús ya ha derrotado a tu peor enemigo en la cruz.

2.     Jesús vino personalmente para librarte y suplirte con Su gracia.

3.     A causa de la cruz, puedes acercarte denodadamente al trono de la gracia.

4.     El Señor ha hecho retroceder todos los juicios y angustias en tu vida.

5.     Cuando se levantan desafíos, recuerda que el Señor siempre va delante de ti para abrirte un camino.

6.     Cuando tienes a Jesús, no te perderás ni serás dejado atrás.

7.     Sigue a Jesús, tu buen Pastor, y vive sin miedo en tiempos oscuros.

8.     Elije a Jesús y ve Su paz shalom manifestada en tu vida.

9.     Oración de salvación

10.  Oración final

11.  POSEÉ LA PALABRA (aplicación en la vida)

Introducción: Jesús ya ha derrotado a tu peor enemigo en la cruz.

El sermón de hoy es una continuación del sermón de la semana pasada, “Puestos aparte para un éxito duradero”.

En Romanos 6, leemos acerca de cómo “nuestro viejo hombre fue crucificado” a través de la obra terminada de Cristo (Romanos 6:6). Cuando Cristo estuvo en la cruz, no solamente cargó con nuestros pecados, sino que también cargó la parte de nosotros que tiene naturaleza pecaminosa, la parte de nosotros en la que no mora nada bueno, la parte de nosotros que causa que estemos deprimidos y abatidos. Esta parte de nosotros, nuestro viejo “yo”, ha sido crucificado en la cruz. Es un hecho consumado. Ese es el “viejo hombre” que se describe en Romanos 6.

Hoy, el viejo hombre ya no está en nosotros. Pero todavía tenemos los efectos residuales de tener nuestro antiguo “yo”, todavía tenemos las tentaciones e inclinaciones del antiguo yo, y esto es llamado la carne. Aunque tenemos la carne en nosotros, no estamos en la carne. Dios no nos identifica en nuestra carne, sino que nos identifica en el Espíritu, que está en Cristo. ¡Nuestra verdadera identidad está en Cristo!

Dios nos dice que nos consideremos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo (Romanos 6:11). Aunque experimentamos los sentimientos residuales de nuestro viejo yo o del “viejo hombre” (en forma de tendencias pecaminosas), Dios nos dice que los reconozcamos como muertos. ¿Por qué? Porque Jesús ha conquistado el viejo yo en la cruz y nos ha dado un nuevo yo. ¡Somos una nueva creación en Él! En nuestra experiencia, el viejo yo, parece vivo, pero para la fe, está muerto. Debemos caminar por fe y no por nuestra experiencia.

Dos analogías para ayudarte a comprender la experiencia de la carne en tu vida diaria:

1.     Cuando te bajas de un bote después de un viaje agitado, aún puedes sentir los movimientos hacia arriba y hacia abajo después de regresar a tierra. De la misma forma, incluso después de que nuestro viejo yo ha sido crucificado, todavía podemos experimentar sus viejas tendencias pecaminosas (que es la carne).

2.     Después de escuchar una campana fuerte durante diez minutos, aún puede escuchar el sonido en tus oídos incluso después de que la campana haya dejado de sonar. Del mismo modo, incluso después de que nuestro antiguo yo esté muerto, todavía podemos experimentar sus inclinaciones residuales (que es la carne).

La realidad es que el viejo yo está verdaderamente muerto debido a la obra terminada de Jesús, independientemente de nuestra experiencia. Cuanto más consideremos que nuestro viejo yo está muerto, más veremos la victoria sobre la carne en nuestra vida diaria.

Jesús vino personalmente para librarte y suplirte con Su gracia

Gálatas 2:19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

“Muerto para la ley”: Con Cristo, no solo morimos al pecado, sino que también morimos a la ley de Dios. Solo cuando estemos muertos a la ley, viviremos para Dios.

Estar muerto a la ley no significa que la infrinjamos. La ley dicta la santidad, las demandas y los requerimientos de Dios. Mientras que la ley no tiene nada de malo, Dios no dio la ley como un medio para justificar al hombre. Él dio la ley para exponer el pecado del hombre y mostrarnos lo que somos, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado (Romanos 3:20). De esta forma, podemos ver nuestra necesidad de Cristo.

Lo más que tratamos de guardar la ley, lo más que vemos que nuestra carne trae el pecado a nuestras vidas. En y por nosotros mismos, a través de la carne, no podemos hacer el bien o el mal. Jesús no vino como un medio para un fin, donde somos salvos para guardar la ley, esto es lo más alejado del evangelio. Jesús vino para que podamos estar muertos a la ley y vivir bajo la gracia de Dios.

Romanos 7:4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.

“Muerto a la ley”: No estamos “muriendo” a la ley, sino que ya estamos muertos a la ley a través del cuerpo de Cristo. Cuando intentas cumplir la ley, estás diciendo que todavía estás vivo para la ley. Solo cuando contemplemos a Jesús en Su gloria, nos veremos transformados en Su imagen por el Espíritu que obra en nosotros (2 Co. 3:18).

En Romanos 7:1–3, Pablo usa la analogía del matrimonio para demostrar cómo hemos sido liberados de la ley (nuestro primer marido) y ahora estamos en unión con Cristo.

“Para que seáis de otro”: La única forma para que terminara nuestro “matrimonio” con la ley era a través de la muerte, y Jesús proporcionó esa muerte para nosotros en la cruz (nuestro viejo yo fue crucificado en Él). Es por eso que hoy estamos muertos a la ley (nuestro primer esposo) y ahora estamos casados con Cristo (la gracia). En esta unión con Él, no hay ninguna demanda para nosotros. Más bien, Él es quien cumple todas las demandas en nosotros y a través de nosotros; Él es quien está supliendo y llevando a cabo. Nuestra parte es descansar y permitirle a Él nos supla gracia en cada área de nuestras vidas.

“Del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios”: Nuestra unión va más allá de la muerte, y esta unión da fruto para Dios. Con Jesús, hay fruto para Dios.

Romanos 7:5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley [“que se levantaban por la ley” NKJV] obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.

“Que se levantaban por la ley… llevando fruto para muerte”: Bajo la ley, llevas fruto para muerte. Bajo la gracia, llevas fruto para Dios.

Romanos 7:6-7 Pero ahora estamos libres de la ley [“hemos sido liberados de la ley” KJV], por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.

“Hemos sido liberados de la ley”: Así como Israel estuvo una vez bajo la ley, nosotros también lo estábamos. Mediante la muerte de Jesús en la cruz por nosotros, hemos sido liberados de la ley y estamos muertos a ella.

“Letra”: “Letra” aquí se refiere a los Diez Mandamientos.

“No codiciarás”: sabemos que ser liberado de la ley se refiere a los Diez Mandamientos porque hace referencia al décimo mandamiento, “No codiciarás”.

La ley es un todo compuesto (Santiago 2:10) que no se puede dividir en este contexto (por ejemplo, dividido en ley ceremonial, fiestas de Israel, sacrificios de animales). Estar muerto a la ley no solo se refiere a estar muerto a la ley ceremonial y a ofrecer sacrificios a Dios, sino que también se refiere a estar muerto a los Diez Mandamientos.

Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

Romanos 7:8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.

“El pecado, tomando ocasión por el mandamiento… porque sin la ley el pecado está muerto”: El pecado no se manifiesta sin la ley. La ley fue dada para el conocimiento del pecado, y no para que vivamos a través de ella. Es por eso que Pablo comparte que cuanto más trataba de guardar la ley, más malos deseos surgían.

Romanos 7:9-12 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

“Venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”: El diablo sabe que no puede tentar directamente a un creyente maduro a pecar, así que trata de usar la ley para traer malos deseos a la vida de ese creyente. Si bien hoy no hay más pecado sobre nosotros porque Jesús lo quitó en la cruz, todavía hay pecado en nosotros (la carne). Cuando la ley es introducida, el pecado se despierta y revive.

“Por él me mató”: Cuando intentas guardar los Diez Mandamientos, eso te traerá muerte. Los Diez Mandamientos es el ministerio de muerte, escrito y grabado en piedras (2 Co. 3:7).

Juan 1:17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

“La ley fue dada… la gracia y la verdad vinieron”: Mientras que la ley fue dada desde lejos, la gracia nos llegó personalmente a través de la persona de Jesús. Recibimos la gracia con un sentido de intimidad y cercanía.

El pastor Prince comparte el testimonio de un hombre que fue liberado del alcoholismo y de pensamientos depresivos después de escuchar el evangelio de la gracia. Hoy en día, está experimentando una restauración sobre abundante en todas las áreas de su vida, incluso disfrutando nuevamente de relaciones cercanas con sus hijos.

Solamente cuando se predica el evangelio de la gracia vemos una verdadera y duradera transformación de vidas.

A causa de la cruz, puedes acercarte denodadamente al trono de la gracia.

Los dos últimos domingos, vimos cómo la historia de los hijos de Israel que cruzaron el Mar Rojo y vieron a sus enemigos muertos detrás de ellos (Éxodo 14:30) es un retrato de nosotros como creyentes. Estamos al otro lado de la cruz de Jesucristo, y todo nuestro pecado está muerto detrás de nosotros (Romanos 6).

Esta historia es lo que la Biblia llama “un tipo o ejemplo”, que es una ayuda visual para que aprendamos acerca de la sabiduría y las doctrinas de Dios (1 Co. 10:11).

Las últimas dos semanas, vimos cómo la historia de los hijos de Israel cruzando el Mar Rojo es una imagen de Romanos 6: cómo, como creyentes, estamos muertos al pecado. (Sermón “La clave para un vivir victorioso”).

Hoy, vamos a hablar sobre cómo la historia de los hijos de Israel cruzando el río Jordán es una imagen de Romanos 7: cómo como creyentes, estamos muertos a la ley.

El cruce del Mar Rojo ocurrió al comienzo del viaje de los israelitas fuera de Egipto. Aunque Dios tenía la intención de que entraran rápidamente a la tierra prometida, Canaán, su incredulidad los hizo vagar por el desierto durante cuarenta años (Hebreos 3:19).

Al final de esos cuarenta años, finalmente llegaron al límite de la tierra prometida. Lo último que se interponía entre ellos y la tierra prometida era el río Jordán.

Una diferencia significativa entre el cruce del Mar Rojo y el cruce del río Jordán es la presencia del arca del pacto (una representación de nuestro Señor Jesús). Durante el cruce del Mar Rojo, no hubo arca porque solo se construiría más tarde en el desierto. Cuando los israelitas estaban a punto de cruzar el río Jordán, Dios ordenó a los sacerdotes que llevaran el arca al río Jordán delante del pueblo.

La parte superior del arca se llama propiciatorio y está hecha de oro macizo. La parte inferior del arca está hecha de madera de acacia recubierta de oro. La fuerte madera de acacia simboliza la humanidad incorruptible, mientras que el oro simboliza deidad. Esta es una imagen de nuestro Señor Jesús.

El arca del pacto era guardada en el lugar santísimo. Una vez al año, el sumo sacerdote entraba para rociar la sangre del sacrificio animal: una vez en el propiciatorio, y siete veces frente al propiciatorio. Siete es el número de perfección, y la aspersión de la sangre siete veces representa nuestra perfecta posición ante Dios debido a la sangre de Jesús. Por otro lado, el rociar sangre una vez sobre el propiciatorio es una imagen de cómo Jesús derramó Su sangre y quitó nuestros pecados de una vez y para siempre.

Dentro del arca, hay tres elementos que representan la rebelión del hombre contra Dios:

  1. Una olla con maná: una representación de la provisión de Dios de la que la gente se quejó.
  2. La vara de Aarón: una representación del liderazgo designado por Dios que el pueblo desafió.
  3. Los Diez Mandamientos: una representación de los estándares sagrados de Dios que la gente no pudo guardar.

Todas estas cosas fueron colocadas dentro del arca, debajo del propiciatorio, porque Dios no quería verlas. En vez de eso, los quería cubiertos por la misericordia. Cuando miramos la jerarquía de los elementos, podemos ver que la misericordia se coloca por encima de la ley. La gracia está en un terreno más elevado, y tú caes de la gracia no cuando pecas, sino cuando estás tratando de ser justificado por la ley.

Gálatas 5:4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

El arca es una imagen de nuestro Señor Jesús en Su humanidad, Su deidad y Su obra terminada. Debido a Su obra terminada: la sangre rociada sobre el propiciatorio, puedes estar seguro de que siempre podrás acercarte con denuedo al trono de la gracia y recibir lo que necesitas.

En la historia de Josué guiando a los israelitas a través del río Jordán, Dios ordenó a los sacerdotes que llevaran el arca sobre sus hombros — una imagen de exaltar al Señor Jesús — y que entraran al río Jordán delante del pueblo.

El arca del pacto está cubierta con tres cubiertas o cortinas:

  1. La primera cortina (abajo): Este es el velo que separa el lugar santísimo (donde se coloca el arca) y el lugar santo.
  2. La segunda cortina (en medio): esta es una cubierta hecha de piel de tejón, que es muy resistente y representa la inmunidad de Cristo al pecado.
  3. La tercera cortina (arriba): esta es una cortina azul que simboliza el cielo, al igual que Dios cubre todo el cielo de azul.

Mientras los sacerdotes llevaban el arca sobre los hombros, todo lo que la gente veía era la cortina azul. Si quieres ver la verdadera arca hoy, tendrás que mirar más allá del cielo azul. Allí es donde está Jesús, donde sus promesas de justicia, sabiduría, santidad, salud y sanidad son inquebrantables.

Después de que los israelitas cruzaron el río Jordán y entraron en la tierra prometida, la forma en que conquistaron la primera ciudad, Jericó, fue marchando alrededor de sus muros durante siete días mientras los sacerdotes llevaban el arca sobre sus hombros y tocaban los cuernos de carnero. La gente de Jericó que vio el arca la vio cubierta de azul.

Esta es hoy una representación de nosotros como creyentes, en nuestro ministerio sacerdotal, elevamos el nombre de Jesús y declaramos Su obra terminada y Su bondad.

El Señor ha hecho retroceder todos los juicios y angustias en tu vida.

Volviendo a la historia de los israelitas cruzando el río Jordán:

Josué 3:14-15 Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto, cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega).

“Los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua”: Cuando Josué le dijo a la gente que el río Jordán se abriría en el momento en que los sacerdotes entraran al río, la gente tuvo que tomar por fe la palabra de Dios dada a través de Josué. El nombre “Jordán” es la palabra hebrea, “Yarden”, que significa "descender al juicio". Los sacerdotes llevando el arca delante de la gente y abriendo un camino para que cruzaran el río Jordán son una representación de Jesús guiándonos al lugar donde no hay más juicio.



1.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     

2.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

En el momento en que se suponía que los israelitas cruzarían el río Jordán, el río se estaba desbordando en sus orillas (Josué 3:15). En este momento peligroso, Dios les dijo que siguieran adelante y cruzaran el río, pero que se aseguraran de que los sacerdotes entraran primero con el arca.

Josué 3:16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán (‘angustia’), y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.

“Las aguas…se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam”: En el momento en que los sacerdotes entraron en el río, las aguas retrocedieron treinta millas (más de 48kmts), hasta llegar a un lugar llamado Adán. Esta es una representación de cómo Jesús fue a la cruz por nosotros, y Su muerte hizo retroceder todo el juicio al pecado de Adán.

“Adam, que está al lado de Saretán”: En hebreo, el nombre “Saretán” significa “angustia”. Esto significa que a través de Su muerte en la cruz, Jesús ha hecho retroceder toda angustia y juicio que vino a través del pecado, incluidos el dolor durante el parto, la enfermedad, los padecimientos, la pobreza, la depresión, la adicción y la esclavitud.

Todas las aguas se amontonaron como un pilar, y eran tan altas que la gente de Jericó pudo ver que Dios había abierto el río Jordán para que los israelitas lo cruzaran. Cuando andas por fe y confías en Dios y Su palabra, ¡poseerás Sus promesas!

Cuando se levantan desafíos, recuerda que el Señor siempre va delante de ti para abrirte un camino.

Dios fue muy específico en Su mandato para que los sacerdotes llevaran el arca al río Jordán por delante de los hijos de Israel.

Josué 3:3-4: y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella.

“Sacerdotes”: Observa que no debemos ir tras los sacerdotes que llevan el arca (por ejemplo, los predicadores del evangelio), sino que debemos ir tras el arca (Jesús mismo).

“Vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino…dos mil codos”: Dios le dijo a la gente que no siguiera el arca inmediatamente, sino que dejara un espacio entre ellos y el arca. Dos mil codos son aproximadamente novecientos catorce metros de distancia entre los israelitas y el arca. A causa de esta distancia, los israelitas vieron que las aguas del río Jordán eran empujadas hacia atrás a causa del arca, no por ellos.

El número 2000 también tiene mucho significado profético. Desde el momento en que Dios le dio a Abraham la promesa de que enviaría a Su Hijo, hasta el momento en que Jesús, como hombre, entró en el río Jordán para ser bautizado, fueron aproximadamente 2000 años. Y desde que Jesús vino a morir por nosotros, también han pasado unos 2000 años. Somos la generación que verá a la muerte y a todo enemigo ser puesto bajo nuestros pies (1 Co. 15:26).

Cuando un creyente muere, no experimenta el aguijón de la muerte como los incrédulos. Nuestra postura no es mirar hacia la muerte, sino esperar el rapto. Jesús ya ha ido por delante y despejó el camino de la muerte y el juicio, ¡abriéndonos un camino por donde pasar!

Cuando tienes a Jesús, no te perderás ni serás dejado atrás

Josué 3:17 Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

“Todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán”: Debido a que eres redimido por la sangre de Jesús, no te perderás ni te quedarás atrás en tu viaje por el desierto. Terminarás cruzando al otro lado.

Cuando los israelitas salieron de Egipto y cruzaron el Mar Rojo, no entraron inmediatamente a la tierra prometida. Vagaron por el desierto durante cuarenta años antes de llegar finalmente al río Jordán. Una vez que cruzaron el río Jordán, estaban en la tierra prometida. El cruce del río Jordán marcó el final de su viaje por el desierto.

Cuando se predica el verdadero evangelio de Jesucristo, la gente cruza inmediatamente desde Egipto a la tierra prometida sin deambular demasiado por el desierto. Sin embargo, debido a la enseñanza mixta, la gente vaga por el desierto (en incredulidad), tratando de encontrar la salida.

El nombre hebreo de Egipto es “mitsrayim”, que significa “doble estrés”. Cuando renaciste, Dios te liberó de un lugar de esclavitud, estrés y oscuridad. Pero no solamente quiere librarte de estas cosas. ¡Él quiere liberarte para que entres en Su reposo!

Deuteronomio 31:20a Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán.

Hoy, para los creyentes, la tierra prometida donde fluye leche y miel, y que está llena de provisión sobreabundante es el lugar de descanso (Hebreos 4:1-10). Podemos recibir todas las bendiciones por la obra terminada de Jesús, no por nuestras obras.

Deuteronomio 6:10-11 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste…

Después de que todos los israelitas habían cruzado el río Jordán, Josué le dijo a un hombre de cada una de las doce tribus de Israel que tomara una piedra del río Jordán, donde los sacerdotes estaban parados con el arca, y la llevara sobre sus hombros al otro lado (Josué 4:5). Luego, en el lugar de esas doce piedras tomadas del río Jordán donde estaban los sacerdotes, Josué tomó doce piedras del desierto y las colocó allí (Josué 4:9).

Las piedras del río Jordán se colocaron al otro lado del río, en Gilgal, como un monumento (Josué 4:19-24).

1.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

Estas piedras podrían ser las que Josué y sus hombres tomaron del río Jordán. Estas doce piedras representan las doce tribus de Israel, y también son una representación de nosotros los creyentes de hoy. Este memorial significa que ahora hemos resucitado en Cristo al otro lado de la cruz, mientras que nuestro antiguo yo se ha ido en el río Jordán, y el juicio y todas nuestras angustias han quedado atrás.

Después de que la última persona cruzó el río, las aguas regresaron con toda su fuerza y volvieron a cubrir toda el área. Esto apunta al rapto donde un día, la invitación de la gracia terminará y el juicio llegará a los que no crean. Sin embargo, como creyentes, no tenemos que preocuparnos, porque ya estamos disfrutando de nuestra vida resucitada en Cristo.

Josué 4:21-22 Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán.

Esta es una palabra para los padres: es importante crear memoriales con sus hijos. Por ejemplo, cuando participen de la Comunión con ellos, explíqueles el significado de la misma. Díganles por qué es importante que celebremos la Navidad y por qué los domingos los dedicamos a asistir a la iglesia. Cuando les hablas sobre ello, estás construyendo monumentos conmemorativos con ellos. Un día, cuando lleguen los desafíos, recordarán estos monumentos que construiste.

Sigue a Jesús, tu buen Pastor, y vive sin miedo en tiempos de oscuridad

Cuando los israelitas dejaron el monte Sinaí, el arca iba tres días adelante de ellos para encontrarles un lugar de descanso (Núm. 10:33). La mayor parte del tiempo, el arca estaba en el centro mientras viajaban.

La forma en que el Señor guio a Israel en su viaje por el desierto es la forma en que un pastor guía a su rebaño, a veces al frente y a veces en el centro. Durante el día, el pastor siempre va adelante, porque las ovejas necesitan ver a su pastor. El pastor es quien guiará al rebaño a aguas quietas, mientras que las ovejas lo seguirán con confianza. Por la noche, el pastor se posicionará en medio del rebaño y les hablará mientras avanzan.

De la misma forma, Jesús es nuestro buen pastor que va delante de nosotros (Juan 10:27), se enfrentó a la muerte y al juicio para abrirnos camino para que pasáramos ilesos. Cuando llegan tiempos oscuros, Él siempre está con nosotros (Salmos 23:4). Por eso no debemos temer.

Elije a Jesús y ve Su paz shalom manifestada en tu vida.

Josué 4:19 Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó.

“El día diez del mes primero”: Esta fecha es significativa porque cae en el mes de la Pascua, en primavera. El décimo día es cuando cada hogar elige su cordero y lo conserva en casa para examinarlo (para asegurarse de que no tenga defecto). Luego, después de cinco días, el cordero es sacrificado como sacrificio para la Pascua. El cruce del río Jordán ocurrió el día en que se elegiría el cordero.

Esto es tan significativo porque muchos años después, en esta misma fecha (el décimo día del primer mes), Jesús entró en Jerusalén montado en un burro. Él es el verdadero cordero pascual, el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo. En el camino a la cruz, Jesús también fue examinado, y los que lo examinaron no pudieron encontrar falta en Él porque no había pecado en él.

Cuando Jesús entró en Jerusalén, hubo gritos de gloria y alabanza del pueblo (Lucas 19:37–38). Hubo algunos fariseos que le dijeron a Jesús que los reprendiera, pero Jesús respondió: “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:40). Debido a que esto sucedió el décimo día del primer mes, está claro que Jesús en realidad se estaba refiriendo a las piedras conmemorativas en Gilgal. Y las piedras son una imagen de nosotros, los que estamos resucitados en Cristo. Si Israel se reúsa a alabarlo, entonces lo alabaremos nosotros.

Lucas 19:41-42 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: !!Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz (‘shalom’)! Mas ahora está encubierto de tus ojos.

“En este tu día”: En ese día, el décimo día del primer mes, los judíos conmemoraban el cruce del río Jordán que había ocurrido muchos años atrás.

“Es para tu paz”: La palabra hebrea para “paz” es “shalom”, que significa “paz, salud y bienestar”.

Con Jesús viene completa plenitud y paz. Cuando Él entró en Jerusalén ese día, en esencia les estaba diciendo: “Yo soy la verdadera arca del pacto que entró en el río Jordán el décimo día del primer mes. Yo soy de quien profetizó Daniel. Yo soy quien puede traerte libertad. Yo soy quien puede sacarte de Egipto, de la esclavitud y el sufrimiento. Yo soy el que puede abrirte el camino para que pases por la muerte sin que sufras muerte y llevarte al otro lado con vida de resurrección para siempre. Yo soy el que puede poner fin a todos tus pecados, todas tus enfermedades y angustias que vinieron a causa de Adán. Yo soy quien puede liberarte de todo eso. ¡Yo soy el Mesías!”

Si Israel hubiera aceptado a su Mesías, ese mismo día, el milenio habría comenzado desde Israel. Nadie estaría enfermo o en la pobreza. Habría comenzado en Jerusalén. Pero el liderazgo de Israel rechazó a Jesús, y Él lloró por ellos porque los amaba y conocía la destrucción y los sufrimientos que vendrían.

Lucas 19:43-44 Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Es vital que conozcas el “tiempo de tu visitación”, porque es importante para tu bienestar (Lucas 19:44).

El pastor Prince cierra el servicio recordándonos que no debemos perder nuestro tiempo de visitación (aceptar a Cristo), porque ahí es donde recibimos Su paz, salud, prosperidad y plenitud shalom para nuestras vidas. ¡Cuando aceptes a Jesús, tendrás días del cielo sobre la tierra! Un día, Jesús regresará y todo será puesto en su lugar correcto nuevamente.

Oración de salvación

“Padre Celestial, te doy gracias por el regalo de tu Hijo, mi Señor y Salvador Jesucristo. Cristo murió en la cruz por todos mis pecados, cargó con todo mi juicio y se los llevó por completo. Gracias, Padre, porque lo resucitaste de entre los muertos. Jesucristo es mi Señor y mi Salvador. Ahora todos mis pecados son perdonados por la sangre de Jesús. Ahora soy una nueva creación en Cristo. La muerte y el juicio han quedado atrás. Padre, tengo la expectativa de tener una gran vida. Una vida más que abundante, una vida contigo, bajo tu resguardo, en tu amor y en tu cuidado. En el nombre de Jesús, amén”.

Oración final

“Esta semana que viene, la gracia y el favor de nuestro Señor Jesucristo sea con cada uno de ustedes. Y que el maravilloso amor de Dios expulse todo temor, todo desaliento, toda miseria de tu corazón, de tu familia, de tu vida, en el nombre del Señor Jesucristo. El maravilloso amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo te guíen a lo largo de esta semana poniéndote en el lugar correcto en el momento correcto, liberándote del virus COVID-19, colocándote donde los favores de Dios fluyan profusamente en tu vida como un río caudaloso, donde disfrutes del bien de la tierra prometida esta semana. La comunión del Espíritu Santo sea con ustedes y sus familias en el nombre del Señor Jesucristo. Y toda la gente dice: Amén”.

POSEÉ LA PALABRA (aplicación en la vida)

Josué 3:16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán (‘angustia’), y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.

¿Existe un área de angustia en tu vida? ¿Hay algo que te cause ansiedad, dolor o tristeza? Ya sea que se trate de un problema de salud, una lucha financiera, o una situación difícil con un ser querido, nuestro Señor Jesús quiere que sepas que cuando fue a la cruz por ti, rechazó todo juicio que vino al mundo a causa del pecado, incluyendo todas tus angustias.

Esta semana, cuando te enfrentes a tus luchas y tu experiencia te diga que tus angustias todavía están en tu vida, haz una pausa y recuerda lo que Jesús hizo por ti en la cruz. Tómate el tiempo para abrir los ojos de tu corazón y míralo a Él como la verdadera arca del pacto que entró en el río Jordán antes que los hijos de Israel, haciendo que las aguas embravecidas retrocedieran para que su pueblo pudiera cruzar el río en tierra firme. Ve a tus angustias retroceder. Ve a al Señor yendo delante de ti y abriendo un camino para ti.

Él lo ha hecho todo, ¡y tu postura es descansar! 

 

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Las notas de este sermón fueron tomadas por voluntarios durante el servicio. No son una representación literal del sermón.

 

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