Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

EL ARTE DE RELACIONARNOS "LOS UNOS CON LOS OTROS"

CARTAS ENTRE CREYENTES

----- Mensaje reenviado ----
De: Juan Luis Molina
Para: La iglesia de Dios

Enviado: lunes, 29 de noviembre, 2010 5:55:25

Amadísimos hermanos:
                Estoy muy bendecido leyendo el fragmento del libro “Relaciones Autenticas”- El arte perdido de relacionarnos los unos con los otros. Nuestro Dios es muy sabio y tiene mil maneras de hacernos oír Su Voz  a Sus hijos - Él solo se las ingenia para confirmarnos Su Voz. Una vez que alguno haya sido reconciliado con Dios y renacido de lo alto, Dios es muy poderoso para darle a conocer en primera mano Quien es Él. - Dios puede usar tanto un libro ahora, como una conversación con un incrédulo para confirmarnos Su Voz. Querido miembro del Cuerpo: - A nada se limita Dios.- Sin embargo, qué absurdo es pensar que, para darse a conocer a nuestro Todopoderoso Abba, en los corazones de Sus hijos, se necesiten muchos años de aprendizaje, preparación y disciplina, o de comprometimientos con alguna institución como pensábamos antes de conocer a Cristo. Si así fuese, qué sería de los ignorantes e iletrados, ¿cómo podrían los necios y menospreciados del mundo acercarse a Dios?. Me encanta este libro, porque he vuelto a oír, leyéndolo, la Voz que escuchamos cuando practicamos la presencia del Padre entre nosotros y nos juntamos en Su Nombre. Nada Le place a Dios tanto como vernos reunidos en Su presencia para darSe a Si mismo a conocer. 
            Mi Padre Todopoderoso, yo te agradezco que seas tan ilimitado, y que tengas mil maneras de darTe a conocer a cualquiera que Te procure: sea él musulmán o hindú, o islamita o budista, o se llame cristiano, si Tú nos lo acercas, nosotros podemos reconciliarlo Contigo.  
Cristo es la nueva creación que Dios ha producido, en ti, el día que le diste el señorío de tu vida a Jesucristo.  Esta creación, que es poder desde lo alto, ya viene completa y en toda su plenitud cuando te la otorgó Dios de pura gracia. El espíritu no necesita otra cosa, sino tan solo que se lo permitas - que le permitas que viva su vida, naturalmente, por tu vaso de barro.  Así fue como se manifestó por mano de los que recibieron pneuma hagion el primer día que se hizo disponible (en Pentecostés), el poder que descendió desde lo alto sobre ellos, y así continua a estar disponible manifestarlo ahora. Tan solo tu permisión es necesaria.
Nuestro Dios no muda nunca, el permanece siendo el mismo y no es difícil de encontrar, como sostienen las religiones de los hombres, que con imposición de "cargas de camellos que no caben por el ojo de la aguja" intentan ganarse Su Gracia divina. Basta con permitirle al espíritu que nos enseñe todas las cosas, para conocer al Padre y disfrutar ya de la vida eterna. Así de fácil y así de sencillo. Por eso los hombres y mujeres que lo recibieron, como está documentado en el Libro de Hechos, aunque muchos eran personas del vulgo e iletradas, produjeron tantas maravillas y señales; porque se negaron a sí mismos y dejaron salir de ellos el poder que residía en su hombre nuevo. Sabían que esta nueva vida, provenía de lo alto como Jesucristo se lo había prometido, y que era espíritu santo dentro de ellos - la semilla incorruptible prometida en Génesis 3:15.   
Así, pues, la energía de tu Cristo (espíritu santo - pneuma hagion - poder desde lo alto) la ejercitas tú por tu libre albedrío en la fe, cuando permites que por ti se manifiesten todas sus cualidades.
Nuestro "vaso de barro," bien se podría comparar con aquellos cueros donde se derramaba el vino Gran Reserva; aquella piel perteneció a un animal muerto, y para lo único que es provechosa ahora, es para contener el magnífico caldo que se le puso dentro, y dar de beber con él a quien Dios nos acerque. Tú tienes a Cristo dentro, y él embebe todas las partes de tu vaso de barro cuando tú se lo permites por la fe sola.
¿Puedes entender esto? - Así te lo ha revelado el Padre. Cuando no mezclamos a Cristo con la vieja naturaleza, y por la fe sola se le permite que viva su vida ahora, resplandece dentro nuestro todo su esplendor, y nos deleitamos en sus frutos naturales. Y cuando se deja vivir a Cristo en nosotros, el cual es la esencia de Dios en el espíritu, gradualmente se nos revela en toda Su magnificencia todo lo que habita en el Padre  y, entonces, se derrama por nuestros labios la perfecta alabanza y adoración, porque nos quedamos absortos y boquiabiertos con lo que vemos y palpamos. Lo que se nos revela en Cristo es el tremendo poder y deidad de nuestro Todopoderoso Abba Padre, todo Su poder actuando en nuestro respaldo.
            Ese Cristo, el vino Gran Reserva que has dejado correr por ti ahora por la fe sola, y te embriaga de las cosas de Dios, es la unción del santo a la que se refería Jesucristo en el evangelio de Juan, que cuando se derrama por nosotros, ya no precisamos que hombre alguno nos enseñe, porque él espíritu conoce perfectamente a Su Abba Padre y el cometido que tiene es hacerte oír, ver y palpar las cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre. Es decir: las cosas que Dios tenía guardadas y preparadas de antemano "para los que Le aman."
            Amadísimo Teófilo, es bueno saber que, el Padre, Le dice todo en "primera mano" a tu Cristo, y tu Cristo, que es la Cabeza de este Cuerpo, te da a conocer al Padre. - Esa es su función. Tu espíritu vive en la absoluta convicción de lo que el Padre Le revele, primero y personalmente; y esa información, también la puede volver a repetir Él, a cada uno, a través de Sí Mismo directamente, o a través de bernabés y pablos (algún servidor Suyo a través del cual hayamos creído), o a través de algún ángel del cielo... o como a Él Le plazca; y siempre es fresco y nuevo lo que nos dice y repite Dios. Pero, cualquiera que haya sido el instrumento por Dios empleado, o la vía que haya utilizado para confirmarte Su Voz, a Quien no deja nuestro Cristo de mirar siempre es al Padre.  Su Voz la reconoce nuestro Cristo a la legua, sea cual sea la vía por donde provenga. 
Como hijos muy amados Suyos que somos, Él no desea otra cosa sino relacionarse personal e individualmente con cada uno, y luego entrelazarnos en el amor con que nos amó Él primero - de este entrelazar habla la traducción de  “El Arte de Relacionarnos los unos con los otros”. ¡Cuán hermoso es nuestro Padre!!! Jamás deseamos ya otra cosa con tanto anhelo, sino estar en Su dulcísima Presencia escuchando Su Voz; porque en Su voz, y no en la de los hombres, hay abundancia de riquezas y, una sabiduría, que no se compara con lo más deseable de éste mundo. Ni el oro ni la plata, y ni mucho menos cualquier vanagloria de hombre alguno, se puede comparar con la gloria que recubre al Todopoderoso Padre que tenemos, la cual se nos hace visible en Cristo por la fe sola cuando se lo permitimos.
Quien habita ahora en nosotros es la vida del mismísimo Cristo resucitado; todo aquel que se quiera gloriar delante del Todopoderoso, tiene que gloriarse en el espíritu. Y cuando nos gloriamos en el Señor nuestro, además de mostrarnos los magníficos escenarios del Reino de Dios, también nos descubre el tremendo poder que ha puesto nuestro Padre en nuestro respaldo. Ya no ponemos nuestros ojos sobre nada humano, ni nos engañan los hombres con sus bisuterías, sino que solo de Dios esperamos "todaslascosas" y el espíritu es el que nos hace discernir todos Sus asuntos.  Él es nuestro Abba Padre, Quien nos va revistiendo de todo el oro, la plata y las piedras preciosas de Su Cristo en nuestro vaso de barro cuando se lo permitimos. Y, por añadidura,  fundiéndonos así en el espíritu con nuestro Padre, también va entrelazándonos Él, "los unos a los otros," en el amor con el cual nos empapó primero. Los hijos de Dios no deben PROCURAR esta unidad en el espíritu sino GUARDAR la unidad que nos concede el Padre "los unos con los otros."
            No es posible describir con palabras humanas este amor con que nos empapó primero nuestro Abba, y con el cual nos relacionamos ahora con nuestros hermanos. Nosotros no teníamos ESE TIPO DE AMOR con nosotros, antes de recibirlo en Cristo. Pero junto con tu Cristo, en el mismo paquete, vino una naturaleza que contiene un olor fragante de amor como no habíamos olido antes, que Le vuelve loco a nuestro Padre, y también a nuestros hermanos. Tu Cristo está repleto de manifestaciones y frutos espirituales buenos en gran manera que edifican al Cuerpo. Si Le pedimos al Padre que nos muestre todos sus tesoros, ¿crees tú que no estará deseando respondernos? - Nuestro Abba Padre está ansiosamente procurando con Sus ojos alguien que quiera ver, y, cuando por fin encuentra  alguno con hambre y sed de Su justicia, nuestro Abba entonces se lo acerca a uno de Sus hijos, para que ejercite el ministerio de la Reconciliación que le puso en sus manos. Para que presente y conecte esa persona al Padre. Igual que envió a Ananías con Pablo, así también puede enviarnos a nosotros. A este maravilloso ministerio hemos sido llamados: A reconciliar a los hombres con Dios.
¿Te das cuenta? - Nosotros somos para Dios igual de indispensable que Él lo es para nosotros. Ya sé que voy a ser acusado por mis muchos opositores, al haber citado esta frase y haberles declarado lo que nos dice Dios. Pero es cierto. ¿Por qué tuvo que ser Ananías, y no el propio Dios, quien reconcilió a Pablo con el Padre? -  Y ¿ por qué tuvo que ser Pedro quien hizo lo mismo con Cornelio, y no el ángel que le envió? - ¿Lo ves? es en nosotros Sus hijos que ha depositado ese ministerio. Un depósito de Dios, ni nos lo quita nunca de nuestras manos, ni se arrepiente nunca de habérnoslo otorgado. Cuando Dios nos ofreció y puso en nuestras manos el ministerio de reconciliar a los hombres con Él, se limitó a Si mismo en esta función. Ahora tiene que llevarse a cabo por nuestras manos, ni tan siquiera puede ser efectuado por ángel del cielo alguno - porque así Le plació a Dios.
Pero con esto no podemos confundirnos, no debemos pensar que, en el negocio o asociación que llevamos a cabo con Dios de reconciliar con Él a los hombres, podamos hacer nosotros Su parte. De Su parte tiene Dios que acercarnos a Sus obreros - no podemos nosotros salir a buscarlos como pretenden muchos hermanos; y de nuestra parte, una vez que nos acerca a Sus obreros, darle entonces la Palabra de la reconciliación. La Palabra que el espíritu te dé para que hables, esa es la que reconciliará a ese hermano tuyo con nuestro Abba Padre. Una vez que se hace esa conexión, y durante todo el proceso, los lazos de amor que se establecen en esta bendita unión no tienen paralelo, es el amor con que nos podemos amar solo entre hermanos, porque fue primero Dios el que nos impregnó con ESTE TIPO DE AMOR que ahora se derrama entre nosotros. Y este tipo de amor que ahora derramas por tus venas, es la suave fragancia que tanto derrite el corazón, tanto al Padre como a los hombres.
¿Te das cuenta? -  Es Cristo -   Este es el Campo donde se encontraba el tesoro aquel enterrado, del cual hablan los Evangelios. Cuando por fin desenterramos el tesoro - Cristo en nosotros, entonces desaparecen nuestros temores y nos quedamos maravillados, porque esto es lo que oímos con sus oídos espirituales:          
“Antes de la caída, fue así como Me imaginé todas las cosas, y éste es el lugar que Te reservé YO tu Padre a Mi diestra - siéntate y te enseñaré todas las cosas que tenía preparadas para ti, junto con tus hermanos.”
Y cuando vemos y palpamos Su agradable propósito y buena voluntad, "los unos con los otros," quedamos embelesados y ya no queremos otra cosa: Mirar sólo al Padre y recibir juntos Su Amor Eterno es lo único que procuramos ya ardientemente en Cristo.
Queridos hermanos, es bueno saber que, ésta información, la que nos llega cuando vivimos en esta intima conexión con Dios en el espíritu, es contraria y opuesta a la que nos llega por nuestros cinco sentidos en la carne. Por eso no deben intentar mezclarse las dos naturalezas, porque la carne nunca podrá discernir las cosas espirituales, sino que le parecen locura. Se necesita ser investido primero de lo alto, se precisa un espíritu que te explique todas las cosas, y que como una espada o bisturí vaya cortando y dividiendo las aguas: las espirituales de las materiales.  Los problemas del creyente, sean del tipo que sean, siempre son dardos de fuego cuando se mezclan las dos naturalezas. Pero, en Cristo, no hay dardo de fuego que no se apague y extinga, y no pase a ser una simple y leve tribulación momentánea. En la confianza en el Padre que tenemos en Cristo, siempre sucede la victoria y se apagan todos los dardos de fuego que provengan del mundo. Cristo es la coraza que nos inmunizó contra los dardos de fuego del adversario y nos dio la victoria de Romanos 8. La victoria es nuestra por derecho de sangre.
Amadísimos hermanos, el día que se recibe mansamente esta gran verdad, es un día que se señala en el calendario, nunca más se vuelve a ser el mismo desde entonces. Cuando por fin se descubre ante nuestros ojos el segundo hombre -Jesucristo, depositado por Dios desde lo alto en nosotros, desde ese día comienza a darse una perfecta transformación en todo lo nuestro, porque desde ese momento Le permitimos a Dios que perfeccione Su buena obra en nosotros. El hombre exterior se comienza a deteriorar gradualmente, a medida que gradualmente también se va renovando el interior en nosotros.  Aquí reside toda la diferencia: Todo aquel que confiese que es Dios en Cristo Quien produce "todaslascosas" en nosotros, andan en el espíritu; pero todos los que confiesan que son ellos, o que debemos ser nosotros, los que produzcamos "todaslascosas" para Dios, son religiosos.   
Es curioso pensar que, Jesucristo, cuando alguien que estaba hablando con él y le denomina: Maestro bueno...... ¿qué haré para heredar la vida eterna? - él le respondiese: “¿Por qué me llamas bueno?, ninguno hay bueno sino uno: Dios." - Si el ser más perfecto de la creación pronunció esta sentencia resaltando la única proveniencia del bien, ¿qué concepto podríamos tener nosotros de nuestra caída y vieja naturaleza, la cual está en su sangre repleta de corrupción y de muerte? - ¿Qué Le puedo yo ofrecer a Dios de mi parte que no sea en Cristo? - ¡Nada! sino darme por muerto y dejar vivir su vida al Cristo que me puso dentro, y esa vida ya viene repleta de toda la plenitud del Padre. - Yo acostumbro repetir, que me llevé treinta años intentando modificar esa muerta naturaleza, hasta que la di por vencido y desesperé de "mí mismo," diciendo con Pablo: "miserable de "MÍ," ¿quién me librará de éste cuerpo de muerte?" - Hasta que no lo di por muerto y sepultado, como Dios me dijo desde el primer día que se encontraba, como no Le hacía caso, no descansaba en la justicia gratuita que trae consigo Cristo, mi nuevo hombre.- Como no dejaba sepultado aquel viejo hombre, sino que lo cargaba conmigo, siempre quería "hacer algo bueno" con él para Dios, porque siempre me creía que tendría "algo de bueno" que ofrecerLe y mezclarlo con Su Cristo, pero bueno, como le dijo Jesucristo al joven rico, sólo es Dios - sólo de Él proviene todo lo bueno en gran manera.
Así que Dios jamás permitirá que le mezclemos agua y adulteremos Su caldo Gran Reserva: Antes de que eso suceda, nos manda dar unas cuantas vueltecitas por el desierto de "guardar la ley," con cargas de camellos, hasta que caigamos rendidos a Sus pies diciendo que nosotros no tenemos nada bueno que ofrecerle, bien podríamos haber vivido sin cargas de camellos desde el primer día que escuchamos Su voz. Porque para descansar como muertos en el regazo del Padre, tenemos que ser como María, la hermanita de Marta, para que embelesados a los pies del maestro nos embriague con el néctar de Su Palabra. Para que nos enseñe todo Su poder y todos Sus tesoros el Padre, tenemos primero que sentarnos muy reposaditos y quietos en Cristo.
            Cuando dejamos de tener confianza en la carne, y solo nos vemos como meros recipientes de barro donde Dios ha depositado esta nueva creación, entonces vemos todos los frutos naturales que residen en Cristo manifestándose por nuestro vaso de barro. Pero si los hombres siguen queriendo mezclar las dos insolubles naturalezas, es porque siguen procurando "su propia gloria." Porque nuestra nueva naturaleza ha sido otorgada de pura gracia por nuestro Padre sin méritos ni esfuerzos humanos, sino comprada por la sangre de Su Hijo y embebida ya con todo el poder desde lo alto.
Desde entonces, desde que reconocimos la gracia y nos fue revelado que sólo Él, nuestro Todopoderoso Padre, es el único digno de recibir todo el honor, y el poder, y la gloria y la honra, desde ese día pasamos a ser dependientes única y exclusivamente de Él. Cuando así sucede, que todo el control de nuestras vidas se deposita en las manos de nuestro Abba Padre, somos llevados en Sus tiernos brazos quieta y reposadamente, de victoria en victoria y de gloria en gloria, siendo transformados en Su misma imagen por el poder del espíritu santo. Y, por añadidura, Dios nos entrelaza "los unos a los otros" en aquel maravilloso amor con que Él sólo nos empapó primero.  Así de fácil y así de sencillo.
En Cristo,
Juan Luis Molina.

Si deseas recibir nuestras publicaciones directamente en tu direccion de e-mail contactanos en: mirasoloadios@live.com                           

Comentarios