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Tienes el mismo favor que Jesús tiene. Devocional. Joseph Prince



Romanos 4:16 Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.

La gracia de Dios es Su favor inmerecido, que no puede ser ganado ni puedes hacer méritos para tenerlo. Y debido a que es inmerecido y no ganado, todos calificamos para tenerlo. ¿Pero cómo caminamos en él?

Así como una contraseña te da acceso al programa de una computadora, la fe te permite caminar en el favor inmerecido de Dios. Ahora, la fe no tiene nada que ver con lo que haces o lo que puedes hacer. La fe es simplemente creer y declarar lo que Dios ha hecho y está haciendo por ti.

Cuando crees que el favor de Dios está sobre ti debido a la obra terminada de Cristo, Sus promesas de provisión, sanidad y restauración se vuelven seguras para ti. No solo son seguras para los judíos, sino también para ti y para mí porque nosotros somos "de la fe de Abraham".

Ruth era una viuda gentil que puso su confianza en la gracia de Dios. Ella creyó y declaró que el favor de Dios la llevaría al campo correcto para espigar, donde encontraría favor a los ojos del dueño (ver Rut 2:2). Debido a que ella dependía del favor inmerecido de Dios, ¡Dios no solo la colocó en el rico campo de Booz, ¡sino también en la genealogía de Jesús (ver Mateo 1:5)!

La fe de Ruth en el favor de Dios abrió para ella un mundo completamente nuevo. Pasó de la pobreza a la provisión, de la viudez al matrimonio, y de no tener hijos a tener una familia completa. También se convirtió en un miembro respetado de la comunidad (ver Rut 4:13-15).

Si Rut, una gentil que estaba bajo el antiguo pacto, disfrutó del favor de Dios, ¡cuánto más los que estamos bajo el nuevo pacto de gracia disfrutaremos de las bendiciones que trae el favor inmerecido de Dios! De hecho, porque Dios nos ve hoy en el Amado, ¡disfrutamos el mismo favor que Jesús tiene (véase Efesios 1:3–6)!

Amigo mío, cuando crees que tienes el mismo favor que Jesús tiene, se te abrirá un mundo completamente nuevo, ¡un mundo donde todas las promesas de Dios son "Sí" y "Amén" en Cristo (ver 2 Corintios 1:20)!

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