Sobre todas las cosas, guarda tu corazón. Capítulo 11 de "Vive la vida dejando ir". De Joseph Prince
Un precioso hermano que
asiste a nuestra iglesia sufrió varios problemas por nueve años. Todo comenzó
cuando fue despedido. Incapaz de mantener a su familia, él cayó bajo gran
estrés. Luchando por dormir solo dos horas por noche, llegó a ser adicto a las
pastillas para dormir. Para agravar el problema, desarrolló un trastorno tan
grave de sinusitis que tuvo que someterse a múltiples operaciones y tomar constantemente
costosos antibióticos. Las fuertes dosis de antibióticos a su vez condujeron a
gastritis. Entonces comenzó a tener ataques de pánico que eran tan debilitantes
que rara vez salía de su casa. Cada día, estaba tomando hasta treinta pastillas
para mantener sus condiciones bajo control y terminó luchando con depresión
severa y pensamientos suicidas.
El cambio se produjo
cuando comenzó a asistir a nuestra iglesia. Un día, sintió que Dios lo estaba
impulsando a orar en el Espíritu tan a menudo como pudiera. El obedeció. En el
momento en que comenzó a orar en el Espíritu, sintió descanso y paz. Mientras
más oraba en el Espíritu, más descanso y paz sentía.
Sus senos paranasales
comenzaron a aclararse y fue sanado de gastritis. Poco a poco, los miedos y los
ataques de pánico lo dejaron, y comenzó a tener un sueño de calidad sin la
necesidad de pastillas para dormir. El Señor también cambió su situación
financiera. Este hombre es ahora un consejero en nuestra iglesia y ha ayudado a
muchas personas a liberarse de sus preocupaciones, miedos y ansiedades.
¡Alabado sea el Señor!
Encuentra
descanso y refrigerio
Para contrarrestar el
estrés, muchas personas recurren a cosas como el tabaco, el alcohol o los tranquilizantes.
Estas cosas, además de tener efectos secundarios dañinos, son costosas y a
menudo conducen a adicciones y otras complicaciones. En el caso del hermano de
nuestra iglesia, un problema llevó a otro, y él permaneció atado a sus
condiciones por años. Dios tenía algo mejor para él y es algo que también podemos
aprovechar. Es poderoso, no nos cuesta nada y no tiene efectos secundarios
dañinos. Se llama el descanso y el refrigerio:
Isaías 28:11-12 Porque en
lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales
él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio.
Este es uno de los pocos
versículos del Antiguo Testamento que se refieren a orar en el Espíritu.
Mientras este hermano oraba regularmente en el Espíritu, Dios le dio un
poderoso descanso y refrigerio que lo libró de años de insomnio, ataques de
pánico y otras dolencias. Amigo mío, tú también puedes disfrutar de este
descanso y refrigerio del Señor.
¿Puedo alentarte a
comenzar a orar en el Espíritu regularmente? Puedes orar en el Espíritu incluso
cuando estás en medio de tus problemas e incluso cuando no sabes qué orar. De
hecho, la Biblia nos dice que cuando no sabemos qué orar, el Espíritu Santo nos
ayuda en nuestras debilidades y hace intercesión por nosotros mientras oramos
en el Espíritu (ver Ro. 8:26). No sé tú, ¡pero yo quiero que el Espíritu Santo
interceda por mí!
Cuando
no sabemos qué orar, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestras debilidades y hace
intercesión por nosotros mientras oramos en el Espíritu.
No
estés ansioso por nada
Quiero compartir este
hermoso pasaje de la Escritura contigo:
Filipenses 4:6-7 Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús. (Negrillas mías).
Yo creo que este pasaje
se refiere a orar en el Espíritu porque las palabras griegas utilizadas para “oración”
y “súplica” (proseuche y deesis) son las mismas palabras usadas
en Efesios 6:18, donde habla sobre “orando siempre con toda oración y súplica
en el Espíritu”. (Negrillas mías).
No tienes que vivir con
ansiedad o estrés. Mientras oras en el Espíritu, al traer tus peticiones a Él y
le agradeces con fe por las respuestas, la paz de Dios cuidará tu corazón y tu
mente a través de Cristo Jesús. Tú quizá no comprendas cómo funciona la paz de
Dios, cómo puede proteger tus emociones y tu razonamiento a pesar de las
circunstancias negativas, ¡pero es por eso que es una verdadera paz que el
mundo no te puede dar!
No
como el mundo da
El mundo intenta venderte
la paz en varias formas. Te dice que puedes tener paz teniendo música suave
sonando en el fondo mientras bajas las luces y permites que te tranquilicen los
aromas relajantes de lavanda y bergamota. El mundo te dice que puedes tener paz
cuando tu cuerpo está en la postura correcta y practicas respirar de la forma
correcta. El mundo te dice que puedes tener paz cuando estás escondido en un
resort de montaña, lejos de la civilización. No tengo nada en contra de todo
eso.
Pero la verdad es, que si
tener “paz” depende de circunstancias externas, entonces no es una paz
verdadera y duradera, ya que las circunstancias pueden cambiar fácilmente. La
paz tiene que venir desde el interior de tu corazón, y sólo el Señor Jesús
puede darte esta verdadera paz, una paz que es robusta, fuerte, permanente y que
no se ve afectada por las circunstancias externas. ¿Quieres saber qué es tener
la paz que da nuestro Señor Jesús?
Sólo
el Señor Jesús puede darte una paz verdadera que es robusta, fuerte, duradera y
que no se ve afectada por circunstancias externas.
Echemos un vistazo a
Pedro. La Biblia nos dice cómo el rey Herodes había ordenado la muerte del
apóstol Santiago, y que cuando vio cuánto agradó esto a los judíos, hizo
arrestar a Pedro y lo arrojó en prisión. Él planeaba sacar a Pedro ante la
gente en un juicio público y posiblemente ejecutarlo (ver Hechos 12:1-11).
Imagínense las
condiciones en las que Pedro habría estado. El “aroma” que lo rodeaba debió ser
el hedor que podrías esperar de una prisión miserable atestada de reclusos
sucios que probablemente tenían que defecar en sus propias celdas. La “música”
que debió estar sonando en el fondo habría sido el gemido y gritos de otros
prisioneros golpeados por guardias endurecidos. En cuanto a estar en la
“postura” correcta, la Biblia nos dice que Pedro estaba atado con dos juegos de
cadenas y aprisionado a dos soldados, que lo flanqueaban en todo momento, inspeccionando
cada uno de sus movimientos. No había forma de que pudiera escapar, y sabía lo
que le esperaba por la mañana: Seria arrastrado ante la chusma, lo enjuiciarían
injustamente y probablemente sería ejecutado. Sólo puedo imaginar el miedo y la
desesperación que habría atrapado a cualquiera en la situación de Pedro.
Pero quiero que vean por
ustedes mismos el estado en que se encontraba Pedro cuando tuvo un visitante
inesperado:
Hechos 12:7 (NTV) De
repente, una luz intensa iluminó la celda y un ángel del Señor se puso frente a
Pedro. El ángel lo golpeó en el costado para despertarlo y le dijo:
«¡Rápido! ¡Levántate!». Y las cadenas cayeron de sus muñecas.
(Negrillas mías).
Pedro estaba tan lleno de
paz que él pudo irse a dormir a pesar de todo lo que estaba pasando a él y a su
alrededor. ¡Algunos de nosotros ni siquiera podemos dormir cuando tenemos una
presentación para entregar o cuando esperamos un informe médico al día
siguiente! Pedro estaba en un sueño tan profundo que ni siquiera se movió
cuando apareció un ángel en su celda en un deslumbrante destello de luz. De
hecho, el ángel tuvo que sacudirlo en su costado para despertarlo.
La
paz interior afecta la situación exterior
¿Pedro no te recuerda a
otro hombre, que se quedó profundamente dormido a pesar de que había un caos a
su alrededor? (mira Mateo 8:24). Se levantó una gran tempestad cuando este
hombre cruzaba el mar de Galilea, grandes vientos azotaban las olas en frenesí.
Una y otra vez, el desafortunado bote en el que Él se encontraba era lanzado
hacia los cielos llenos de truenos, caía violentamente, solo para ser lanzado
hacia arriba nuevamente cuando era arrojado por las enfurecidas aguas. Muchos
de los otros hombres en el bote eran pescadores experimentados que pasaron la
mayor parte de sus vidas navegando por el mar. Y aun así, ellos temían por sus
vidas, mientras el barco comenzó a llenarse de agua a pesar de sus mejores
esfuerzos por rescatarlo.
En medio de todo esto, el
Príncipe de Paz estaba durmiendo, ajeno a los fuertes vientos y las olas
tumultuosas. Finalmente, sus discípulos lo despertaron, gritando, “Maestro, no
te importa que estamos pereciendo?” (¿Notaste que no fue la tormenta lo que lo
despertó? Fue el clamor de sus discípulos.) Nuestro Señor Jesús se levantó,
reprendió al viento y le dijo al mar: “¡Paz, quédate quieto!” (KJV) Y así, el
viento cesó y hubo una gran calma (mira Marcos 4:38-39).
Esto es lo que quiero que
veas: Nuestro Señor Jesús no fue afectado por la tormenta que estaba a su
alrededor. En vez de eso, Él pudo afectar a la tormenta y traer paz a Sus
circunstancias externas, porque estaba lleno de paz en su interior. Del mismo
modo, mucho antes de que nuestras situaciones externas puedan cambiar,
necesitamos Su paz, que sobrepasa todo entendimiento, para proteger nuestros
corazones y mentes. Gracias a Dios que Él nos ha legado esta paz a nosotros:
una paz que no es como la que el mundo da, sino una paz que puede evitar que
nuestros corazones estén preocupados o temerosos. Mientras estemos llenos de Su
paz, ¡yo creo que lo que comienza en el interior comenzará a afectar nuestras circunstancias
en el exterior!
Cuando
necesitas un milagro
Hace años, el Señor me
dijo algo que se convirtió en uno de los mensajes fundamentales de mi
ministerio: si un milagro es lo que necesitas, un milagro es lo que obtendrás,
si permaneces en paz. Sé que serás grandemente bendecido por este mensaje,
así que me gustaría compartirlo contigo. Todo lo que necesitas hacer es
descargar mi aplicación gratuita para acceder a él. Puedes obtener más
información dirigiéndose a la sección de recursos en JosephPrince.com/LetGo
(si hablas inglés podrás descargar el sermón en esta dirección).
Si
un milagro es lo que necesitas, un milagro es lo que obtendrás, si permaneces
en paz.
Cuando el Señor me dijo
por primera vez: “Hijo, si no permites que tu corazón se turbe, obtendrás un
milagro si eso es lo que necesitas”, me resultó muy difícil de creer. Yo pensé:
¿Quieres decirme que todo lo que tengo que hacer es no dejar que mi corazón
se turbe? Pero eso no cambiaría nada de mi desafío, ¿verdad? Pero lo que
Dios me estaba diciendo es que mi parte era guardar mi propio corazón y no
guardar todas las situaciones alrededor de mi. Y que mientras guardaba mi
corazón y no permitiera que se turbara, Él tomaría cuidado de las situaciones y
de cualquier otra área de mi vida. De hecho, Él incluso produciría un milagro
si lo necesitaba. ¿Sabes qué más pasa cuando no permites que tu corazón se
turbe? ¡La paz de Dios reinará en tu corazón (ver Col. 3:15)!
Guarda
tu corazón sobre todas las cosas
El Señor también me llevó
a estudiar esta porción de Proverbios 4:
Proverbios 4:20-23 Hijo
mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten
de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que
las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; porque de él mana la vida. (Negrillas mías).
Proverbios 4:20 nos dice
que prestemos atención a las palabras que seguirán a continuación porque son vida
a quienes las hallan y medicina (“salud” KJV) para todo su cuerpo.
Inmediatamente sigue esta instrucción, la Biblia nos dice que sobre toda
cosa guardada, guardemos el corazón. Esto significa que cuando guardamos
nuestros corazones sobre toda cosa guardada, eso nos traerá vida y salud a todo
nuestro cuerpo.
¿Qué significa guardar
nuestros corazones? La palabra hebrea usada aquí es natsar, que
significa “vigilar, guardar” o “preservar, guardar de peligros”.
Dios deja muy claro por
qué es importante para nosotros proteger nuestros corazones: porque de nuestros
corazones brotan o se originan los asuntos de la vida. ¿Es la salud un asunto
de la vida? ¿Es la provisión un asunto de la vida? ¿Es el bienestar de tu
familia un asunto de la vida? En vez de tratar de guardar todas estas áreas, simplemente
hagamos lo que la Palabra de Dios nos dice que hagamos: “Guarda tu corazón por
encima de todo, porque eso determina el curso de tu vida” (Proverbios 4:23 NLT).
Algunos guardan a sus
hijos, otros guardan su dinero, algunos guardan sus acciones e inversiones, y
algunos guardan a sus competidores. Pero Dios no nos dijo que guardáramos todas
estas cosas. Lo único que nos dijo es que guardáramos nuestro corazón. Y
mientras guardamos nuestros corazones, confía en que Él guardará todo lo demás.
Permite a Dios que se encargue de esa situación. Cuando Él lo hace, ¡es tan
perfecto que no podemos agregar nada más!
No importa con qué desafío
te estés enfrentando, ¡decide ahora mismo por fe no permitir que eso turbe tu
corazón! En vez de eso, guarda tu corazón con Su paz dentro de ti, y Dios
protegerá todo lo demás, ¡e incluso cambiará tus circunstancias exteriores,
haciendo que todas las cosas trabajen juntas para tu bien y para Su gloria!
Guarda
tu corazón con Su paz dentro de ti y Dios guardará todo lo demás.
Cómo
proteger tu corazón cuando las cosas van mal
Quizá realmente quieres
ser capaz de permanecer en paz, pero no sabes cómo porque una gran deuda
amenaza con aplastarte, o estas siendo confrontado con una tormenta de
problemas que caen sobre ti todos al mismo tiempo. Permíteme compartir contigo
cómo puedes guardar prácticamente tu corazón y aplicar Su shalom en tu
vida sin importar por lo que puedas estar pasando.
Segunda de Reyes nos cuenta
la poderosa historia de una mujer sunamita que, sabiendo que Eliseo era un
hombre de Dios, construyó una habitación para él para que descansara cada vez
que pasaba por ahí. Un día, su hijo pequeño murió. Ella colocó el cuerpo de su
hijo en la cama de Eliseo. Entonces cerró la puerta, salió y le dijo a su
esposo que iba a buscar al hombre de Dios. Ella no le contó a su esposo lo que
le había sucedido a su hijo y cuándo él le preguntó por qué iba a buscar a
Eliseo, ella simplemente respondió: “Paz” (2 Reyes 4:23).
Si estudias la palabra “paz”
con un léxico hebreo, verás que es la palabra hebrea shalom. Cuando no
sabes qué decir, di “shalom”. ¡Di “shalom” a cualquier situación
con la que estés luchando!
La mujer se subió a su
burro y fue a buscar a Eliseo al monte Carmelo. Cuando Eliseo la vio a cierta
distancia, hizo que su sirviente corriera a su encuentro y le preguntara: “¿Te
va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo?” Y ella respondió: “Bien” (2
Reyes 4:25-26). Shalom.
Aunque su amado hijo
había muerto en sus brazos, ella seguía confesando y declarando: “Paz” y “estoy
bien”. Ella seguía declarando shalom. Cuando finalmente se encontró con
Eliseo, ella lo asió por sus pies, y su alma estaba “en profunda angustia” (2
Reyes 4:27 KJV). Pero incluso entonces, ella no dijo nada sobre la muerte de su
hijo. Fue Eliseo quien lo descubrió. Para hacer corta una larga historia, él
regresó con ella, oró por su hijo, y su hijo fue resucitado.
Libera
Su Shalom hablando
Esto es por lo que oro
que te des cuenta hoy: no subestimes el poder del shalom del Señor. Yo creo
que la mujer sunamita tenía un robusto entendimiento del shalom y por
eso seguía diciendo “shalom” a pesar de que sin duda, sus emociones habrían
estado en gran confusión y perturbación. Ella no dijo lo que ella sentía, habló
shalom. Ella fue capaz de guardar su corazón en medio de una gran prueba
y adversidad guardando su boca. Hay una correlación entre nuestros corazones y
nuestras bocas: La Biblia nos dice que de la abundancia del corazón, habla la
boca (ver Lucas 6:45). Una de las formas en que puedes guardar tu corazón es
guardando tu boca y cambiando las palabras que dices.
Cualquiera que sea la
situación en la que te encuentres, desbloquea el poder del shalom de
Jesús. Cuando las cosas en tu vida puede que no salgan según lo planeado, habla
Su shalom. Cuando temores y ansiedades puedan estar sobrepasándote,
habla Su shalom. Ora en el Espíritu, lleva tus peticiones a Dios y
permite que Su paz proteja tu corazón. Mantente aferrando a Sus promesas y guárdalas
en medio de su corazón. Y mientras tú permanezcas en Su paz shalom,
prepárate para que sucedan cosas buenas. Prepárate para tu milagro. ¡Prepárate
para que los sueños muertos resuciten, para que las células muertas resuciten,
y las relaciones muertas sean infundidas con nueva vida!
El
miedo cierra tu boca
Lee este pasaje conmigo
para ver qué sucedió cuando Jesús resucitó de los muertos:
Juan 20:19-20 Cuando
llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las
puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por
miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a
vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y
los discípulos se regocijaron viendo al Señor. (Negrillas
mías).
¿Por qué estaban cerradas
las puertas? Fue “por miedo”. Pero entonces sucedió algo. Jesús vino y se puso
de pie en medio de su miedo. ¿Y cuál fue la primera palabra del Jesús
resucitado a sus asustados discípulos? En nuestras Biblias en español, Él dijo:
“Paz a vosotros”, pero nuestro Señor debió hablar en hebreo, por lo que habría
usado la palabra shalom. Luego les mostró sus manos perforadas y su
costado donde el centurión lo había atravesado con una lanza: los recibos de su
pago por el shalom para ellos y los símbolos de su paz garantizada.
Amado, nuestro Señor
Jesús ha pagado el precio de tu shalom.
Por eso, no tienes que
estar lleno de ansiedades y preocupaciones. Incluso cuando las cosas no son
perfectas, tú puedes declarar: “¡Estoy bien!” ¿Crees por un momento que el
corazón de la mujer sunamita no estaba lleno de dolor o que no tenía
pensamientos temerosos? Los temores estaban allí. ¿Pero sabes qué? Su boca no
estaba cerrada por el diablo. El temor ocurre cuando la puerta que es tu boca
está cerrada. Tu boca es la puerta de tu salvación. La Biblia nos dice que si
confiesas con tu boca que Jesucristo es el Señor, serás salvo (ver Ro. 10:9).
Tu boca es la puerta que el diablo quiere cerrar. No permitamos que el enemigo
cierre nuestra boca. Hablemos las promesas de Dios en fe.
Jesús
ha pagado el precio de tu shalom. Por eso, no tienes que estar lleno de
ansiedades y preocupaciones.
Si los médicos te han
dado un pronóstico negativo, proclama: “Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. (Isaías 53:5).
Si tienes miedo de
envejecer, declara que el Señor redime tu vida de destrucción, te corona con amorosa
bondad y tiernas misericordias, y satisface tu boca con cosas buenas, para que
tu juventud se renueve como la del águila (mira Salmos103:4-5).
Si estás luchando con tus
finanzas, pronuncia por fe que el Señor ordenará bendición sobre tus almacenes
y en todo lo que toque tu mano (mira Deuteronomio 28:8).
No permitas que el
enemigo cierre tu boca para hablar shalom y declarar las promesas de
Dios. La situación puede parecer sombría. El informe negativo puede estar
confrontándote pero no tienes que hablar lo que ves en lo natural. Guarda tu
boca y llénala con las verdades inquebrantables y eternas de la Palabra de
Dios. ¡Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará tu corazón!
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