Cuando no tienes fe. De Joseph Prince
Hebreos 11:11 Por la fe
también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a
luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había
prometido.
Tal vez estés en un lugar
donde sientes que no puedes reunir más fe, y mucho menos “no dudar de la
promesa de Dios” como Abraham (Romanos 4:20). Tal vez estés pensando, he
tratado y tratado de creer durante tanto tiempo. Ya no tengo fe para seguir.
Déjame mostrarte lo que
dice el versículo de hoy acerca de Sara. Había fe involucrada cuando Sara
concibió y dio a luz un hijo. Pero si crees que la fe es terriblemente difícil
y que simplemente no tienes fe, oro para que esto te aliente.
¿Cómo recibió Sara su
milagro después de tanto tiempo y cuando parecía imposible en lo natural? Ella
“creyó que era fiel quien lo había prometido”. Parece tan simple, pero ahí
radica su milagro.
El camino de la fe no es
difícil. Es fácil y sin esfuerzo. Cuando se te acabe la fe, cree que Dios es
fiel. Cuando no sepas cómo tener más fe, cuenta con Su fidelidad. Recuerda que
Él es fiel. Apóyate en Su fidelidad.
No te des por vencido
porque pienses que no tienes suficiente fe. Una vez que Dios te da una promesa,
no te corresponde a ti reunir fe. Te toca descansar en Aquel que prometió,
sabiendo que Él es fiel.
Hay un hermoso versículo que
quiero que grabes en tu espíritu que te dará firmeza en la batalla de la fe
cuando parezca que tus respuestas no llegarán: “Si fuéremos infieles, él
permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:13). Incluso
cuando eres infiel, Él permanece fiel.
En la cruz, mientras
Jesús cargaba con todos nuestros pecados, Dios el Padre tuvo que alejarse de Su
Hijo, y Jesús clamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo
27:46). Él pagó el precio para que tú y yo tuviéramos la presencia constante de
Dios, y por eso, Dios nunca te dejará ni te desamparará (Hebreos 13:5). Él
nunca dejará de sujetarte.
Cuando te sientas infiel,
debes saber que no tienes que tratar de aferrarte a Él: Él es quien se aferra a
ti. La Biblia dice que el Señor tu Dios te sostiene de la mano derecha y te
dice: “No temas, yo te ayudo” (Isaías 41:13).
Cuando no tengas más
fuerzas para tener fe en tu batalla contra tu enfermedad, ¿puedo alentarte a
hacer esto? Toma tiempo para ir a la presencia del Señor y dile:
Señor Jesús, gracias por
tu fidelidad hacia mí. Tú eres fiel en tu bondad para cumplir tus promesas en
mi vida. Eres fiel para sanarme y restaurarme toda la salud y el bienestar que
he perdido a causa de esta enfermedad. En este momento, debido a que me estás
sosteniendo fielmente, puedo dejarlo ir y descansar en ti. Es Tu fidelidad la
que hará que mi sanidad se manifieste. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario