Escucha tu camino a la victoria. Capítulo 15 de "Vive la vida dejando ir". De Joseph Prince.
Yo creo que este es uno
de los capítulos más importantes que jamás he escrito porque contiene un
mensaje que te continuará enriqueciendo. En los días por venir, creo que el
Señor usará este mensaje para ayudarte en tu matrimonio, en tu vida como padre
o madre, en tu salud, en tu negocio y en tus finanzas. Él te traerá libertad de
la esclavitud y de la depresión. Él te impartirá paz y te dará descanso de los retos
que te afligen. Él va a ayudarte y va a edificarte.
Y aun así, este mensaje
es muy simple. Si estás pensando, pastor Prince, he leído lo que ha dicho
sobre dejar ir, sobre Su paz y sobre entrar en Su descanso. ¡Quiero todo eso
para mí, pero no sé qué hacer! entonces déjame invitarte a seguir leyendo.
Este también será un capítulo muy práctico lleno de ejemplos que te ayudarán a
vivir la vida de dejar ir, ¡y no puedo esperar a que comiences!
Por
qué el Evangelio no beneficia a algunos
¿Sabes que es posible
escuchar el evangelio y, sin embargo, no beneficiarte de él? Esto significa que
es posible escuchar las buenas nuevas y, sin embargo que las buenas nuevas no
nos sean útiles y no nos cambien positivamente. Es posible escuchar las buenas
nuevas sobre lo que nuestro Señor Jesús ha hecho por nosotros en la cruz y, sin
embargo, no caminar en ninguna de las bendiciones que Él pagó para que las
disfrutemos. No sé tú, ¡pero yo no quiero ser contado entre aquellos para
quienes el evangelio no hace una diferencia real en sus vidas! Veamos lo que
dice la Palabra de Dios:
Hebreos 4:1-3 Temamos,
pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de
vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha
anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les
aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
Pero los que hemos creído entramos en el reposo.
Este pasaje de las
Escrituras se refiere a una generación entera de israelitas que escuchó las
buenas nuevas de que Dios los estaba trayendo a una tierra donde beberían de
pozos que no habían cavado, donde comerían de viñedos que no habían plantado y vivirían
en casas que no construyeron. Estaban a punto de entrar en la tierra, y habían
incluso visto el delicioso fruto de la tierra que sus espías habían traído (ver
Números 13:23-26). Pero aun así, fallaron en entrar a la tierra prometida y
esta fue la razón: “no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de
fe en los que la oyeron”.
Este versículo nos dice
que la palabra que oyeron “no fue mezclada con la fe” (KJV). Amigo mío, todo lo
que recibimos de Dios es por fe. Fuimos salvos por gracia a través de la fe
(ver Efesios 2:8). Somos sanados a través de la fe en el nombre de Jesús (ver
Hechos 3:16). Nuestro Señor Jesús mismo les dijo a muchos de aquellos a quienes
había sanado: “tu fe te ha sanado” (ver Marcos 5:34, 10:52; Lucas 17:19). De
hecho, la Biblia nos dice que sin fe, es imposible agradar a Dios (ver Hebreos
11:6).
Cómo
viene la fe
Quizá estás leyendo esto
y estás pensando para ti mismo, ¿qué pasa si no tengo fe? Bueno, no permanezcas
sin fe o simplemente lamentes que no tienes fe. La Palabra de Dios nos dice muy
claramente cómo viene la fe: “La fe viene por el oír, y el oír por la palabra
de Dios” (Romanos 10:17). Si estudias la palabra “Dios” aquí, verás que se
traduce de la palabra griega Christos, que significa Cristo. En otras
palabras, la fe viene al escuchar la palabra de Cristo.
La fe no viene cuando
escuchamos acerca de la ley. No viene cuando escuchamos una lista de lo que se
debe y no se debe hacer, o cómo nos hemos quedado cortos en los perfectos requerimientos
de la ley. La fe viene cuando hablamos de la persona y la obra de nuestro Señor
Jesús. La fe viene cuando, a pesar de saber que hemos fallado, escuchamos que
aún podemos recibir la abundancia de la gracia y el don de la justicia a través
de Cristo (mira Romanos 5:17) y comenzamos a vivir una vida victoriosa. Jesús
es el autor y consumador de nuestra fe (ver Hebreos 12:2). No intentes obtener
fe enfocándote en la fe. La fe viene por escuchar y escuchar: ¡Escuchando
y escuchando y escuchando y escuchando la Palabra de Cristo! Dios quiere que
nos enfoquemos en escuchar.
¡La
fe viene al escuchar y escuchar la palabra de Cristo! Dios quiere que nos
enfoquemos en escuchar.
Ahora, ¿cómo nos
mantenemos escuchando la palabra de Cristo? El contexto de este versículo, no está
hablando de que Dios nos hable en nuestros corazones. Sólo unos pocos versículos
antes dice: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les
predique?” (Romanos 10:14). ¿Ves eso? La Biblia deja en claro que la fe viene
por oír a un predicador que trae la palabra de Cristo.
Mira conmigo 1 Corintios
1:21. Dice que “agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación”. La palabra “salvar” se traducen de la palabra griega sozo,
que significa “salvar, sanar, preservar, rescatar.” La metodología parece tan
simple y tonta, ¿no es así? Y aun así, el sistema de entrega que Dios eligió
para que recibiéramos Sus bendiciones y milagros es por la necedad de la
predicación. Un predicador simplemente predica el evangelio de la gracia y el
resultado es este: La gente es salva. Un predicador predica a Jesús, y la fe se
imparte mientras la gente escucha. Un predicador predica el poder de la cruz, y
la gente es sanada de sus aflicciones. ¡Son liberados de ataques de ansiedad y
rescatados de las adicciones que los han atado mientras la Palabra es dada!
No es de extrañar que la
gente siguiera a Jesús a todas partes para escucharlo. Lucas 5:15 nos dice que “y
se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus
enfermedades” (negrillas mías). Ellos venían para oír, y luego eran sanados. Este
es el proyecto original de Dios.
Escuchamos enseñanzas y
predicación, y somos sanados. La Biblia nos dice: “Y Jesús recorrió toda
Galilea, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y
sanando todo tipo de enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4:23).
Amado, no importa cuál sea tu aflicción o qué desafío te atormente. Todos ellos
tienen que arrodillarse ante el nombre de Jesús, porque Él está “sobre todo
principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no
solo en este siglo, sino también en el venidero” (Efesios 1:21). Mientras continúas
escuchando predicaciones sobre nuestro Señor Jesús, prepárate para que ocurra
tu milagro!
Durante los tiempos
bíblicos, la gente tenía que seguir al predicador para escuchar la Palabra de
Dios. Grandes multitudes siguieron a Jesús a todas partes. Pero en estos
últimos días, creo que Dios puede usar todo tipo de dispositivos móviles para llevar
la semilla incorruptible de Su Palabra. Podemos traer un predicador de Su
Palabra junto con nosotros a todas partes. Si nosotros estamos haciendo
ejercicio, desplazándonos o comiendo, ¡podemos seguir escuchando y escuchando
la palabra de Cristo predicada!
La
importancia de oír
Pero, ¿qué pasa si no
tengo el hábito de escuchar sermones?
Si no tienes el hábito de
escuchar sermones, primero, ¿puedo decirte que has sido robado? El Señor nos ha
dado una forma tan simple pero poderosa de recibir Sus bendiciones. Si no hacemos
uso de ello, ¡estamos permitiendo nosotros mismos ser robados!
Pero nunca es demasiado
tarde para comenzar. Puedes pedirle a Dios algo que Salomón, el hombre más
sabio que jamás haya vivido, pidió. Primera Reyes 3:9 nos dice que Salomón le
pidió a Dios un corazón “entendido”. En el hebreo original, de hecho es shama
o un corazón que oye: un corazón que escucha. Salomón no pidió salud o
riquezas. De todas las cosas que pudo haber pedido, le pidió a Dios un corazón que
escucha. Y esto agradó tanto al Señor que no solo le dio a Salomón lo que
pidió, sino que también le dio lo que no había pedido: “Riquezas y gloria” (1
Reyes 3:13). De la misma forma, cuando le pides hoy a Dios un corazón sabio y que
escucha, ¡Dios te dará un corazón sabio y que escucha y mucho más!
Nuestro Señor Jesús mismo
también enfatizó la importancia de escuchar. Una y otra vez, los Evangelios
registran a nuestro Señor Jesús diciendo: “¡El que tiene oídos para oír,
¡oiga!” (Ver Mateo 11:15, 13:9, 13:43; Marcos 4:9; Lucas 14:35). Antes en este
libro, también vimos cómo Jesús había ido a la casa de Marta y María, donde
Marta se quejó de su hermana con Jesús. “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta,
Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es
necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas
10:41-42). Cuando hagamos la “única cosa” que es necesaria, no estaremos como
Marta: Afanados y turbados por muchas cosas. Pero, ¿qué es exactamente esa “única
cosa” que María eligió? La Biblia nos dice que María “se sentó a los pies del
Señor y estuvo escuchando continuamente Su enseñanza” (Lucas 10:39 AMP). ¿Qué
estaba haciendo María? ¡Ella estaba escuchando y escuchando las enseñanzas del
Señor!
La fe viene por el oír y el
oír (tiempo presente continuo), no por haber escuchado (tiempo pasado). Esto me
lleva de vuelta a Hebreos 4:2. ¿Por qué los hijos de Israel no pudieron entrar
en la tierra prometida? Vimos que la palabra que escucharon no fue “mezclada
con fe”. Pero quiero resaltar algo más que Hebreos 4:2 nos dice. Dice que “la
palabra que escucharon no les aprovechó”. Notaron que las palabras “no les
aprovecho el oír” están en tiempo pasado? No es suficiente haber escuchado.
Necesitamos estar escuchando y escuchando, y escuchando en un presente
continuo.
Si te preguntas por qué
no estás recibiendo (tiempo presente continuo) sanidad, bendiciones,
milagros y liberaciones, ¿puedo decirte que podrías no haber estado escuchando
y escuchando (tiempo presente continuo) la palabra de Cristo? Si sientes que no
tiene la fe para creer por los avances que necesitas desesperadamente, no es
demasiado tarde, amigo mío. ¡Comienza a escuchar sermones llenos de Jesús y yo
te aseguro que la fe vendrá!
No cometas el error de
pensar que porque has escuchado algunos sermones acerca de la gracia de Dios,
lo sabes todo al respecto. No es suficiente haber escuchado, yo he
recibido tantos testimonios de personas que han recibido tremendos avances
mientras escuchaban el evangelio de la gracia una y otra vez. Cada vez que
escuchan un mensaje, reciben nuevas revelaciones. Mientras escuchan, su fe está
siendo edificada, ya que hay alimento para su fe.
Así como no puedes vivir
del recuerdo de lo que comiste la semana pasada, y tienes que seguir comiendo,
la comida para tu fe llega escuchando y escuchando. Si un sermón en particular
te habló, consigue ese mensaje y escúchalo una y otra vez. Mientras más escuches
ese sermón, cuanto más medites en él, más obtendrás de él. Te perderás de cosas
cuando escuches un sermón solo una vez. He tenido personas que me dicen una y
otra vez que mientras escuchaban una grabación de un servicio que asistieron,
¡escucharon cosas que no se registraron en sus mentes cuando ellos lo escucharon
por primera vez ellos en el servicio!
Si
un sermón en particular te habló, consigue ese mensaje y escúchalo una y otra
vez.
Entendiendo
cómo opera el enemigo
¿Te gustaría ver cómo
opera el enemigo en lo que respecta a la Palabra de Dios? En la parábola del
sembrador, nuestro Señor Jesús nos dice lo que sucede cuando escuchamos un
mensaje predicado:
Marcos 4:14-15 El
sembrador es el que siembra la palabra… pero después que la oyen, en seguida
viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.
Nota las palabras en
seguida. En el momento en que una persona escucha la Palabra de Dios,
Satanás viene inmediatamente para quitar la Palabra que fue sembrada. Él no
quiere que la Palabra de Dios permanezca en nuestros corazones incluso por un
día porque él sabe cuán poderosas son las semillas de la Palabra de Dios una
vez que echan raíces. Mientras la Palabra no eche raíces, mira lo que sucede
cuando las pruebas nos llegan:
Marcos 4:17 cuando viene
la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.
¡Es por eso que la Biblia
nos dice que “peleemos la buena batalla de la fe” (1 Timoteo 6:12)! Esta lucha
no es contra Satanás directamente, sino que es una lucha por creer lo que Dios
nos ha dado. ¡Luchamos para caminar por fe y no por vista! Cuando estamos en
fe, el diablo es derrotado.
Cada tentación para
atraparnos de nuevo en el estrés y la preocupación es un intento de sacarnos de
nuestro lugar de fe en Cristo. El miedo nos hace centrarnos en todos los
problemas que podemos ver, en las noticias, en nuestras vidas, en nuestro lugar
de trabajo. La fe nos ayuda a enfocarnos en lo que Dios ve, más allá de las
malas noticias, los síntomas físicos y cualquier gigante delante de nosotros.
La Palabra de Dios nos dice que “las cosas que se ven son temporales, pero las
cosas que no se ven son eternas” (2 Co. 4:18). ¿Puedes ver ese informe financiero
negativo, esa situación en tu matrimonio o ese tumor en tu cuerpo? Entonces
tengo buenas noticias para ti: ¡eso es temporal!
Cada
tentación para atraparnos de nuevo en el estrés es un intento de sacarnos de
nuestro lugar de fe en Cristo.
Si estás bajo ataque,
¡defiéndete con “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Ef. 6:17)!
Si estás luchando contra la ansiedad o los médicos te han diagnosticado con una
condición debilitante, no es suficiente haber escuchado que “por sus llagas hemos
sido curados” (Isaías 53:5). Si estás pasando por una dificultad financiera o
tus empresas luchan por mantenerse a flote, no es suficiente haber escuchado
que “la bendición del Señor enriquece, y no añade tristeza con ella” (Proverbios
10:22). Necesitamos seguir escuchando y escuchando hasta que Sus promesas se arraiguen
en nuestros corazones. ¡Y cuando eso sucede, “producirás una cosecha de
treinta, sesenta o incluso cien veces más de lo que se había sembrado” (Marcos
4:20 NLT)!
Cómo
continuar escuchando
No importa cuál sea tu
área de necesidad. Si tu mente está agobiada por ansiedades y preocupaciones,
lo mejor que puedes hacer es saturarte con la Palabra de Dios. Sigue escuchando
y escuchando. Mientras te vas a almorzar, mientras estás comiendo, o mientras
esperas a alguien, conecta tus auriculares y escucha sermones llenos de Cristo.
Coloca un CD de un sermón en tu auto y escucha mientras vas de camino al
trabajo. Graba sermones de televisión y reprodúcelos una y otra vez mientras
limpias la casa o preparas una comida para tu familia.
Si
tu mente está agobiada por preocupaciones, lo mejor que puedes hacer es saturarte
con la Palabra de Dios.
A veces, cuando tengo
problemas para dormir, escucho sermones muy suavemente durante toda la noche en
mis altavoces, y eso se convierte en mi “pastilla para dormir”. Con la
tecnología moderna, realmente no tenemos ninguna razón por la cual no podemos
seguir escuchando y escuchando la Palabra de Dios.
Recientemente, mi corazón
estaba abrumado por muchas preocupaciones. Nunca había sido fan de audiolibros,
pero decidí probarlos. Mientras escuchaba mi libro La oración de Protección
y escuché informe de alabanza tras informe de alabanza sobre la protección de
Dios, todas mis ansiedades comenzaron a disiparse. Desde esa experiencia, ¡me
he enganchado con audiolibros que están llenos de la persona de Jesús!
La otra cosa que
realmente aprecio es la aplicación móvil que mi equipo desarrolló para archivar
todos los mensajes que he predicado durante casi dos décadas. Para mantenerme
en la atmósfera de fe todos los días, busco un mensaje, me conecto y voy a mi
paseo por la tarde. Hay algo poderoso y ungido acerca de la Palabra predicada. Cuando
nuestro Señor Jesús es predicado y revelado, la fe, la fuerza y el coraje son
impartidos incluso si el sermón que estoy escuchando no tiene una relación
directa con en el desafío que pueda estar enfrentando. Si te preguntas por qué
escucho mis propios sermones, es porque muchas veces, cuando estoy predicando,
el Maestro se hace cargo y yo solo soy el que entrega el mensaje. Entonces,
cuando escucho mis propios sermones, escucho palabras de vida que están más
allá de la sabiduría humana y recibo para mí mismo fuerza y alimento al
escucharme predicar.
Es lo mismo cuando
escucho grabaciones de mis queridos ministros amigos de alrededor del mundo. ¡Me
encanta escuchar sus predicaciones de Jesús porque me voy lleno de esperanza,
cargado de fe audaz y fortalecido en gran medida por Su amor!
Ya sea que seamos
pastores, empresarios, abogados o amas de casa, necesitamos ser lavados
diariamente por el agua de la Palabra. Es una lucha hacer tiempo diariamente
porque todos tenemos demandas y distracciones que nos acosan. Pero he establecido
en mi corazón la única cosa que es necesaria, así que me aseguro de
priorizar mi tiempo con Él. Mientras tomamos el tiempo para esperar en Él, simplemente
mira lo que sucede:
Isaías 40:31 Pero los que
esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas;
correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
¡Mientras tomas tiempo
para escuchar y esperar en el Señor, que Él renueve tus fuerzas y haga que
corras y no te canses, que camines y no te fatigues!
Dios
obra milagros a través del escuchar con fe
Quizá estás pensando
para ti mismo, ¿cómo es posible recibir un milagro con solo escuchar?
Quiero responder a tu
pregunta haciéndote otra pregunta de la Palabra de Dios:
Gálatas 3:2,5 Esto sólo
quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o
por el oír con fe?... Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace
maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con
fe?
Si estudias las palabras os
suministra y hace en el versículo 5 en el texto griego original,
verás que están en tiempo presente, lo que significa que las acciones están
continuamente en curso. En otras palabras, puedes leer el versículo de esta
manera: “Aquel que está constantemente supliendo el Espíritu Santo y obrando
constantemente milagros entre ustedes, ¿lo hace por las obras de la ley, o
por el oír con fe?” ¡Guau! ¡Qué pensamiento! Qué pensamiento despertarse cada
mañana y saber que Dios está constantemente suministrándonos el Espíritu Santo
y obrando constantemente milagros entre nosotros, ¡no por las obras de la ley,
sino por el oír con fe!
No subestimes el oír.
Puede parecer simple, pero Dios hace milagros por el oír con fe. ¿Recuerdas la
visión de los tubos dorados que constantemente suministran bendiciones para el
creyente que compartí contigo anteriormente en este libro? Dios está
constantemente suministrándonos milagros. Nuestra parte es dejar ir, escuchar
Su Palabra, y dejar que fluya Su provisión.
Dios
está constantemente suministrándonos milagros. Nuestra parte es dejar ir,
escuchar Su Palabra, y dejar que fluya Su provisión.
Quizá estás pensando, simplemente
oír no puede ayudarme. ¡Mi situación no tiene esperanza! Bueno, permíteme
hablarte sobre un hombre en Listra cuya situación parecía sin esperanza. Estaba
“cojo de nacimiento". Incluso podría haber renunciado a la esperanza de
poder caminar, ya que la Biblia nos dice que él estaba “imposibilitado de los
pies” y que “nunca había andado” (Hechos 14:8). Pero, ¿sabes qué paso? Léelo
por ti mismo:
Hechos 14:9-10 Éste oyó
hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser
sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y
anduvo.
Los apóstoles Pablo y
Bernabé predicaban el evangelio en Listra (ver Hechos 14:7), y el hombre
escuchó hablar a Pablo. La palabra escuchó aquí está en el tiempo
imperfecto en el texto griego original. Esto significa que el hombre “oyó
repetidamente la predicación de Pablo” y “escuchó repetidamente la
enseñanza del Evangelio”, siguió escuchando y escuchando y escuchando. Seguía
escuchando mientras Pablo predicaba el evangelio. Entonces, un día, mientras
escuchaba a Pablo, Pablo percibió que “tenía fe para ser sanado” de tal manera
que cuando Pablo le dijo: “¡Ponte de pie!”, el hombre Inmediatamente se
levantó. En un instante, recibió su milagro. De hecho, aunque Pablo le dijo que
se pusiera de pie, el hombre no solo se levantó, ¡saltó y caminó!
Todos queremos estar en
Hechos 14:10, en el lugar donde ocurre nuestro milagro. Todos queremos estar en
el lugar donde la condición corporal ya no existe, el tumor ha desaparecido, donde
la deuda ha sido pagada. Pero retrocedamos un poco. ¿Cómo obtuvo el hombre la
fe para ser sanado? A estas alturas ya sabes que “la fe viene por el oír, y el oír
por la palabra de Cristo” (Rom. 10:17 NASB). No sabemos cómo lo hizo. No tenía
MP3 o reproductores de CD como los tenemos hoy. Tal vez Pablo estaba cerca de
él predicando el mismo sermón una y otra vez, y mientras estaba sentado allí
seguía escuchando hasta que la fe para ser sanado fue impartida. O tal vez consiguió
que sus amigos lo llevaran a donde fuera que Pablo predicaba en Listra para
poder seguir escuchando. Todo lo que sabemos es que siguió oyendo. Si aún no
has recibido tu avance, ¡sigue escuchando hasta que tu corazón esté lleno de
fe!
¿Te gustaría saber qué
escuchó este hombre? Sabemos que escuchó a Pablo predicar el evangelio, pero
Hechos 14:3 nos da más información:
Por tanto, se detuvieron
allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba
testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos
de ellos señales y prodigios.
Pablo y Bernabé
predicaban “la palabra de Su gracia”, y Dios estaba dando testimonio de lo que
predicaban, ¡concediendo señales y maravillas a través de sus manos! A medida
que continúes escuchando, asegúrate de escuchar la palabra de Su gracia. ¡Y a
medida que sigas escuchando como ese hombre lisiado en Listra, prepárate para
recibir tu milagro!
Asegúrate
de escuchar la palabra de Su gracia.
Quizá te encuentres en
una situación que parece imposible. Tal vez has vivido con una condición física
en tu cuerpo por tanto tiempo que has perdido la esperanza de alguna vez ser
sanado. O tal vez no estás sufriendo una condición física, pero siempre has
sido extremadamente tímido y lisiado en tu comunicación. Tal vez tienes un
estado emocional y estás mentalmente paralizado por una depresión opresiva que
has vivido durante tanto tiempo que no tienes más fuerzas para luchar contra
ella. Cualesquiera que sean tus circunstancias, hay un milagro para ti con tu
nombre en él. ¡Y vendrá a ti mientras sigues escuchando la Palabra de Cristo!
Liberada
de cáncer
Leah de Georgia, Estados
Unidos, escribió para compartir conmigo lo que el Señor hizo por ella:
Pastor Prince, Jesús ha
usado su ministerio para bendecirme. He estado mirándolo en televisión durante
unos seis años y me convertí en donadora asociada a su ministerio hace tres
años. A través de su transmisión diaria en televisión y sus CD de sermones, la
Palabra de Dios se hizo viva para mí. Abracé el evangelio de la gracia y sentí
en mi corazón que es la verdad pura. Crecí en gracia y pude enfrentar el mayor
desafío de mi vida cuando me diagnosticaron cáncer uterino.
Escuchaba sus CD en el
camino hacia y de regreso del médico, y en mi casa, mañana, tarde y noche. Esto
me ayudó a entender la Biblia cada vez más, y la Palabra de Dios se convirtió
en una Palabra viva para mí. Yo llegué a comprender el significado completo de
la obra terminada de Jesús en la cruz. La forma en que explica la verdad del
evangelio llegó a mi corazón y supe que podía confiar en lo que estaba
enseñando porque cada palabra era confirmada cuando leía la Biblia.
También leí su libro “Salud
y completitud a través de la Santa Comunión”. Aprendí que soy sacerdocio real y
que no tenía que estar en un servicio de la iglesia para participar de la Santa
Comunión. Entonces comencé a participar de la Comunión diariamente y mi amor
por mi Padre Dios creció y creció.
Tuve que recibir
quimioterapia y radiación pero vi eso como el medio que el Señor quería usar
para lograr Su sanidad en el ámbito físico.
Durante esos
tratamientos, fui guardada por la Palabra de Dios y el Espíritu Santo me
consoló. Hoy, por las llagas de Jesús, he sido completamente liberada del
cáncer. Pero aún sigo participando de lo Santa Comunión al menos dos veces por
semana, ya que siento en mi corazón que tengo que hacer esto como una forma de
vida.
Pastor Prince, creo que
Dios lo ha levantado para un momento como este para edificar a Su iglesia. Usted
predica el evangelio puro, no una mezcla. Su enseñanza sobre Papá Dios fue muy
profundamente en mi corazón. Ahora conozco el amor de Dios que sobrepasa el
entendimiento.
Leah no solo escuchó la
Palabra predicada una vez. Todos los días, ella escuchaba la Palabra de Su
gracia “mañana, mediodía y noche”. Oro para que tú también cultives el hábito
de escuchar mensajes llenos de Jesús y escuchar tu camino hacia la fe y
victoria.
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