Donaciones
Fuera de México:

Check out with PayPal

Padres libres de estrés. Capítulo 18 de "Vive la vida dejando ir" de Joseph Prince

https://youtu.be/7mYaCr3le7I

A través de los años, he aconsejado y recibido muchos correos electrónicos de padres que han compartido conmigo que mientras que ellos desean vivir una vida libre de estrés y de dejar ir, lo que los hace llegar a estar nerviosos son sus hijos.

No solo estoy hablando de tener bebés pequeños con pañales interminables por cambiar y el estrés de adaptarse a la paternidad. Estoy hablando del espectro entero: Desde tratar con niños pequeños que hacen berrinches, hasta manejar adolescentes rebeldes, o manejar a adultos jóvenes que se han alejado de la iglesia y están lidiando con complejas relaciones y adicciones. Si esto describe lo que estás pasando hoy, quiero que sepas que no estás solo. El estrés de la paternidad es muy real. Es especialmente desafiante para padres solteros o padres con hijos que han sido diagnosticados con trastornos de conducta y discapacidades en el desarrollo. Tomar la decisión de no permitir que nuestros corazones se turben cuando se trata de nuestras propias vidas ya es difícil: ¡Cuánto más gigantesca es la hazaña cuando involucra a nuestros hijos!

Como hemos visto en el capítulo anterior, Dios desea que experimentemos días del cielo sobre la tierra y esto habla de bendiciones sobre nuestros hogares, nuestros matrimonios, así como nuestros hijos ¿Quieres ver a tus hijos exitosos, libres de estrés, saludables y florecientes en la casa de Dios? ¡Cuanto más nuestro Padre celestial desea eso para ellos!

Nuestro Padre Celestial desea ver a nuestros hijos exitosos, libres de estrés y saludables.

Cómo pueden tus hijos disfrutar días del cielo sobre la tierra

Miremos una vez más Deuteronomio 11, donde Dios habla acerca de cómo nuestros días y los días de nuestros hijos pueden multiplicarse. Quiero que veas cómo el Señor no solo quiere que tengamos una vida larga sino que también quiere darnos a nosotros y a nuestros hijos días que sean “como los días del cielo sobre la tierra”. ¡Qué promesa tan asombrosa para nuestros hijos para ser bendecidos! Veamos lo que dijo el Señor:

Deuteronomio 11:18-21 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.  Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra

Dios quiere que pongamos Sus palabras en nuestros corazones y almas, para meditar y para masticar Sus palabras una y otra vez hasta que se sumerjan en nuestros corazones y almas. Él quiere que las atemos a nuestras manos, que realmente nos aferremos a Sus promesas, y que las pongamos como frontales entre nuestros ojos, para mirar siempre Sus palabras y recordar todo que ha hecho para salvarnos. No solamente eso, sino que también quiere que enseñemos a nuestros hijos acerca de Sus palabras, y Él nos enseña cómo podemos hacer eso en nuestra vida diaria: Hablando de Sus palabras si estamos sentados en nuestra propia casa o caminando afuera, cuando nos estamos levantando y cuando nos acostamos. ¿Por qué Él quiere que hagamos todo eso? Para que nuestros días y los días de nuestros hijos puedan ser multiplicados, y sean como los días de los cielos sobre la tierra.

Dios quiere que enseñemos a nuestros hijos acerca de Sus palabras para que nuestros días y sus días sean como los días de los cielos sobre la tierra.

Nota que Dios nos dice que guardemos Sus palabras en nuestros corazones y almas antes de que nos diga que se las enseñemos a nuestros hijos. A la vez que pasamos tiempo meditando personalmente Su Palabra y “murmurando” en presencia de nuestros hijos, ¡así es como van a aprender! Esto se aplica especialmente a los niños más pequeños. Mientras meditas en la Palabra de Dios, haz que te escuchen decir: “El Señor es mi Pastor, nada me faltará”. Diles: “¿Qué hace un pastor por sus ovejas? Los hace recostar en verdes pastos donde tienen mucho para comer, y los guía a aguas quietas donde pueden beber con seguridad. ¿Sabes que Dios hace eso por nosotros? Él nos provee y cuida de nosotros. Cuando estamos cansados, nos da descanso. Él va delante de nosotros para preparar el camino para nosotros. ¿No es Él bueno?” Tus hijos aprenderán a través de tu meditación en la Palabra. Y a causa de tu ejemplo, ¡llegarán a conocer la bondad de Dios!

Enseña a tus hijos acerca de Jesús

Si estudias Deuteronomio 11:19 en hebreo, encontrarás lo que debes hablar a tus hijos cuando la Biblia dice: “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” Mira la primera línea, teniendo en mente que el hebreo se lee de derecha a izquierda:

La palabra hebrea que no se traduce es en realidad dos alfabetos, Alef y Tav. ¿Sabes qué es? Esa es la firma de nuestro Señor Jesús. Alef es la primera letra del alfabeto hebreo, mientras que Tav es la última letra. En el libro de Apocalipsis, Jesús le dijo a Juan: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin” (Apocalipsis 1:8). Alfa es la primera letra del alfabeto griego, mientras que omega es la última. Pero Jesús no habría hablado griego o inglés a sus compañeros judíos. Él habría hablado en hebreo, y esto es lo que habría dicho: “Yo soy Alef y yo soy Tav”.’

Entonces, ¿de qué debes hablar con tus hijos cuando se sientan en tu casa, cuando caminas por el camino, cuando te acuestas y cuando te levantas? ¡Enséñales de Jesús!

Cuando sucedan cosas buenas, diles: “Jesús hizo esto por nosotros”. Cuando estén temerosos, diles: “No te preocupes, Jesús cuidará de ti”. Cuando están llorando por un juguete roto, diles: “Jesús tiene algo mejor para ti”. Canta canciones acerca de Jesús. Usa el nombre de Jesús durante todo el día. Mientras meditas en las sombras en el Antiguo Testamento que apuntan a la obra finalizada de Jesús, cuéntales a tus hijos. Diles cómo el Señor rescató a Su pueblo de Egipto y cómo puede ayudarnos hoy incluso cuando parece que no hay camino. Diles cómo te bendijo ver que a causa de Jesús, puedes ser como ese hombre o mujer bendita plantado junto a corrientes de aguas en el Salmo 1. Déjalos ver cómo la Palabra de Dios es por mucho una parte tan importante en tu propia vida. Mientras los llevas a la escuela, comparte con ellos cómo la Biblia dice que José era un hombre exitoso porque el Señor estaba con él, y diles que su éxito no depende de sus calificaciones o su popularidad en las redes sociales, sino del Señor.

Lo que estoy tratando de decir es, haz de Jesús una parte de tu vida diaria. Tú no tienes que ser un maestro de la Biblia o insistir en que tus hijos memoricen Escrituras para que ellos aprendan acerca de Jesús. Cada niño y cada familia son diferentes, y el Espíritu Santo te mostrará lo que funciona para los tuyos. Sin embargo, si tus hijos pueden memorizar Escrituras, por supuesto, ¡aliéntalos a hacerlo! Justin tenía solo cuatro años cuando me dijo que quería recitar el Salmo 23 para todos. Era realmente adorable (por supuesto, cada padre piensa que su propio hijo es encantador), y puedes verlo recitando el Salmo 23 frente a nuestra congregación en este enlace si quieres: JosephPrince.com/LetGo. Pero yo no lo hice sentarse todos los días y recitar el Salmo para mí antes de que se le permita beber su leche o algo así. Cuando estaba meditando sobre el Salmo 23, simplemente lo hablaba para él todas las noches antes que se durmiera, y me escuchaba durante el día cuando estaba meditando sobre eso, e inconscientemente lo memorizó por él mismo.

Rodea a tu familia en Su unción

Mientras sigues hablando del Señor Jesús, orando por tus hijos, meditando en la Palabra delante de tus hijos, compartiendo testimonios de avances con ellos, y tocando salmos, himnos y canciones de adoración o sermones ungidos en casa, ¿sabes lo que estás haciendo? Estás rodeando a tus hijos con Su unción. ¿Recuerdas lo que hizo la mujer sunamita cuando murió su hijo? Ella lo puso en la cama de Eliseo, que estaba empapada con la unción (justo cómo el borde del manto de Jesús estaba lleno de unción y pudo sanar a la mujer del flujo de sangre). Más tarde, Eliseo se tendió sobre el niño, poniendo al niño en un ungido sándwich divino, unción abajo y unción arriba, y el niño volvió a la vida (ver 2 Reyes 4:32-35).

Yo creo que eso nos da una idea de cómo cubriendo a nuestros seres amados con la unción y rodeándolos con la Palabra de Dios puede causar que lleguen a estar espiritualmente vivos. Incluso si no parecen estar escuchando, confía en que semillas están siendo plantadas en sus corazones. Puede que no veas los frutos de inmediato, pero a su debido tiempo, ¡darán fruto! No te desalientes, incluso si tus hijos no parecen estar interesados ​​en la Palabra de Dios. Por fe, sigue hablándoles sobre tu maravilloso Jesús, que los ama incondicionalmente incluso cuando fallan. Sigue trayéndolos a la iglesia, incluso si no entienden las enseñanzas. Nuestro Señor Jesús dijo: “Porque donde dos o tres están congregados en mi nombre, estoy allí en medio de ellos” (Mateo 18:20). Él está en medio de tus hijos, y Su presencia los guiará y los guardará.

Sigue hablándoles sobre tu maravilloso Jesús, que los ama incondicionalmente incluso cuando fallan.

Gracia para los hijos rebeldes

A veces, es difícil estar libre de preocupación y vivir la vida de dejar ir cuando se trata de nuestros hijos, especialmente cuando parece que hemos perdido el control sobre ellos. Nuestro instinto es aferrarnos aún más fuerte. Pero lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos rebeldes es soltarlos y dejarlos en los brazos de amor del Señor.

La mejor cosa que podemos hacer por nuestros hijos rebeldes es soltarlos y entregarlos a los brazos de amor del Señor.

Recuerdo cuando una preciosa dama en mi iglesia vino a mí y me pidió que orara por su hija. Su hija era una atleta talentosa y altamente capacitada, quien comenzó a representar a Singapur en encuentros internacionales de natación a los once años. Sin embargo, esta mujer estaba muy preocupada por su hija, ya que había caído en malas compañías, se volvió rebelde y quedó atrapada en un estilo de vida salvaje de ir a fiestas. Oramos por su hija adolescente y le pedimos a Dios que la tocara y la trajera de vuelta. Esta señora temía que fuera demasiado tarde para que Dios hiciera algo, pero la alenté a confiar en el Señor y a echar todas sus preocupaciones por su hija al Señor.

En cuestión de meses, su hija, Jocelin, vino a la iglesia y fue gloriosamente salva. Y no solo Jocelin dejó atrás sus días de fiesta, ¡sino que también se enamoró de Jesús y se involucró en ministrar y aconsejar a personas en nuestra iglesia cuando se retiró de la natación competitiva!

¿Te gustaría oír de Jocelin cómo el Señor la cortejó y la salvó de una vida que estaba en camino a la destrucción? Esto es lo que ella compartió conmigo:

Tenía talento para nadar y me uní al equipo nacional de natación cuando tenía once años. Muy rápidamente, me volví exitosa. Pero el éxito me expuso a personas y entornos a los que no estaba preparada.

A los once años, comencé a ir a discotecas y, con eso, a fumar y a beber. Yo estaba perdida, deprimida y era suicida. Me cortaba porque el lastimarme con dolor físico me distraería momentáneamente del dolor mental y emocional que estaba sintiendo. Mientras parecía exitosa, realmente era un desastre por dentro.

Cuando cumplí los quince, me mudé al extranjero para nadar y estudiar. Eso me ayudó a sentirme mejor durante aproximadamente un año, pero pronto, el vacío y la soledad interior simplemente tomaron control. A los dieciséis, estaba de fiesta cuatro o cinco veces a la semana y había visto todos los vicios asociados con ese estilo de vida.

Estaba tan deprimida que hacía cualquier cosa para sentirme bien. Mi vida era un desastre y no sabía cómo salir de eso. Incluso aunque nací en una familia cristiana, sentía que no podía recurrir a Dios por ayuda porque pensé que había violado todas las leyes de Dios y honestamente creía que estaba eternamente condenada.

Cuando regresé a Singapur para pasar unas vacaciones cortas, mi familia compartió conmigo los testimonios que habían escuchado en la iglesia. Escuché pero estaba inconmovible. Mi hermano mayor también me invitó a asistir a la iglesia con él. Después de rechazarlo varias veces, finalmente acepté ir. Pero las dos veces que fui, me quedé dormida incluso antes que empezaran las sesiones de alabanza y adoración. Sin embargo, en ambas ocasiones, me desperté durante el llamado al altar y experimenté algo muy extraño: Cada ocasión me sentí constreñida a levantar la mano.

La primera vez que sentí esa compulsión, hui del servicio. La segunda vez, casi podía escuchar los testimonios que mi familia había compartido conmigo sonando detrás de mi cabeza. Pensé: “¿Y qué si este Dios puede salvarme de mi vida de porquería?” Entonces, en el último momento, cuando el pastor Prince hizo el último llamado, levanté la mano y caminé directo al frente para orar la oración del pecador. Ese fue el punto de inflexión en mi vida. Mientras continuaba asistiendo a la iglesia, escuchando el evangelio, y entendiendo más sobre la gracia, comencé a vivir la vida más abundante que Jesús vino a darme. Amigos de mi pasado apenas podían reconocerme.

Estoy muy agradecida por mi amoroso Salvador que ha redimido mi vida de la destrucción. Gracias, pastor Prince, por predicar las buenas nuevas de que Jesús tomó el castigo por mis pecados y que ahora soy la justicia de Dios en Cristo. Esta es la verdad que me ha liberado del ciclo de pecado y condenación para vivir una vida del favor, bendición y bondad que Cristo murió para darme.

Confío en que el testimonio de Jocelin te alentará enormemente. Ella es una de las nadadoras competitivas más exitosas en nuestra nación, habiendo ganado un récord de cuarenta medallas de oro en los Juegos del Sureste de Asia, además de representar a Singapur en cuatro Juegos Olímpicos. Hoy es madre y está felizmente casada con un pastor de mi iglesia. Sabe esto: Nunca es demasiado tarde para que Dios cambie las cosas en la vida de tus hijos.

Nunca es demasiado tarde para que Dios cambie las cosas en la vida de tus hijos.

Tu hijo puede haberse extraviado en malas compañías como lo hizo Jocelin. O quizá estás enfrentando problemas diferentes. Tal vez tu hijo no muestre interés en sus estudios en lo absoluto y pasa horas en juegos de computadora o en las redes sociales. Tal vez tienes una hija que está obsesionada con su aspecto y que está luchando contra la anorexia. Quizá tu hijo esté pasando de una mala relación a otra. Has intentado tu mejor para regañar, amonestar, manipular o sobornar a tus hijos, pero descubres que cuanto más lo intentas, peor se vuelve. ¿Qué puedes hacer? ¡Quédate quieto! Deja de intentar cambiar a tus hijos con tus propios esfuerzos. El Señor ama a tus hijos más de lo que tú jamás podrías amarlos. Déjalo ir y confía en el Señor. A menos que el Señor edifique la casa, trabajamos en vano (mira Salmos 127:1). El Señor está edificando tu casa hoy. Quédate quieto y ve la salvación del Señor. Puedes descansar. ¡Puedes confiar en Él!

Cuando nuestros hijos pasan por desafíos

¿Qué pasa si tus hijos no están siendo voluntariosos, pero su corazón está cargado porque están atravesando desafíos y no sabes cómo ayudarlos? ¿Qué pasa si tu hijo ha sido diagnosticado con una condición médica? ¿Qué pasa si tu hijo pasa por de ataques de ansiedad y colapsos debido a las presiones que enfrenta en la escuela? ¿Qué pasa si tu hijo no parece encajar y está muy afectado porque no puede hacer amigos? ¿Qué pasa si tu hijo pequeño no se está desarrollando tan rápido como debería, o tu adolescente está luchando con problemas de estima?

Amigo mío, sea cual fuere el desafío por el que puedan estar atravesando tus hijos, la cosa más grande que puedes hacer por ellos es entregarlos a Jesús. Sé que es duro; Yo soy padre. Pero mientras te enfocas en poner la Palabra de Dios en tu corazón y enseñar a tus hijos todo acerca de Jesús, vamos a creer que la bendición de experimentar días de los cielos sobre la tierra vendrá sobre tus hijos. Aplica la cruz a cualquier desafío que tus hijos estén enfrentando: Toda enfermedad, todo rechazo, toda lucha fue puesta sobre el cuerpo de Jesús en la cruz. Sigue meditando en Su obra terminada y señalándoles a Él. Hay tanto en lo natural que puedes hacer, y probablemente ya lo hayas hecho todo. Ahora es tiempo de que hagas lo que hizo la madre de Moisés, Jocabed.

La cosa más grande que puedes hacer por tus hijos es entregarlos a Jesús.

Cuando los hijos de Israel estaban en Egipto, los egipcios les tenían miedo, porque eran fructíferos, se multiplicaron y se volvieron extremadamente poderosos (ver Éxodo 1:7). Los egipcios los forzaron a la esclavitud, y el rey de Egipto decretó que todo niño recién nacido debía ser muerto (ver Éxodo 1:22). Pero por fe, Jocabed no tuvo miedo al mandato del rey y escondió a Moisés durante tres meses (ver Hebreos 11:23). Cuando ya no pudo esconderlo, “tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río” (ver Éxodo 2:3).

Nota que Jocabed no escondió a Moisés porque tuviera miedo. ¡Ella lo escondió por fe! ¿Está tu fe hoy en los decretos de doctores, maestros o psicólogos que puede haber impuesto una sentencia de “muerte” sobre tu hijo? Quizá los “expertos” te han dicho que no hay esperanza para tu hijo. ¿Vas a poner tu fe en sus palabras? o ¿vas a poner tu fe en Aquel cuyas palabras no volverán a Él vacías? (ver Isaías 55:11).

Jocabed luego puso al bebé Moisés en un “arca” que fue hecha resistente al agua con asfalto y brea, y la depositó en los juncos junto a la orilla del río. ¿De dónde crees que ella tuvo la idea del arca? Tal vez ella había estado meditando sobre cómo Dios le había ordenado a Noé que construyera un arca que estuviera cubierta de brea (ver Génesis 6:14) para salvar su hogar. Cuando te mantienes masticando y meditando en Su Palabra, ¡Dios puede darte ideas y llevarte a hacer cosas que puedan salvar a tus hijos!

¿Qué representa el arca? Es un lugar de salvación, seguridad y liberación. Cuando dejas de preocuparte por tus hijos, no los está liberando a aguas traicioneras. Estás dejando ir a tus hijos y colocándolos en el arca. Los que estaban en el arca de Noé fueron salvados de las aguas del juicio, ¡entonces el arca es una representación de nuestro Señor Jesús! Estás dejando ir tus preocupaciones por tus hijos y poniendo a tus hijos en manos de Jesús, quien nunca fallará.

Incluso si cosas negativas le han ocurrido a otros niños con un diagnóstico o situaciones similares, puedes confiar en que tus hijos están seguros en Sus brazos. Faraón había ordenado que cada niño hebreo recién nacido fuera arrojado al río (ver Éxodo 1:22). Es muy probable que los cuerpos de otros bebés varones ya llevados por el soldados egipcios estuvieran en ese río. Pero en este mismo río, ¿qué le ocurrió a Moisés cuando su madre decidió confiar en el Señor? La hija misma de faraón encontró a Moisés y decidió criarlo como suyo. Cuando pones a tus hijos en Sus manos, Él puede hacer que estén en el lugar correcto en el momento correcto y salvarlos de la destrucción. ¡Él puede traer a las personas correctas a sus vidas que tendrán cuidado de ellos, les enseñarán y proveerán para ellos como si fueran sus propios hijos! Pero Dios no solo salvó la vida de Moisés. A Jocabed le pagaron por cuidar a su propio hijo, y Moisés fue patrocinado por el tesoro de Faraón, el mismo hombre que ordenó su muerte. Tienes que leer la historia por ti mismo:

Éxodo 2:8-9 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crio.

Dios puede hacer que tus hijos estén en el lugar correcto en el momento correcto y salvarlos de destrucción.

Padres, ¡este es nuestro Dios! Déjalos ir. Pon a tus hijos en Sus manos y lo que sea que el diablo haya destinado para mal, Dios le dará la vuelta y hará que todo obre para bien de ellos y para Su gloria (ver Génesis 50:20, Romanos 8:28)!

Grande será el shalom de tus hijos

Hay otra promesa poderosa que se encuentra en Isaías 54 que quiero compartir contigo hoy:

Isaías 54:13 Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos.

La Biblia dice que nuestros hijos serán enseñados por el Señor. ¡Guau! Comenzamos este capítulo viendo cómo podemos enseñar a nuestros hijos sobre Dios y sobre la obra terminada de Cristo. ¡Cuánto mejor es cuando el Señor mismo les enseña! Cuando Él les enseña, la Palabra de Dios nos dice que no solo tendrán paz, ¡sino que Su paz también será grande! La palabra hebrea para “paz” aquí es shalom, y como vimos anteriormente en este libro, shalom es una palabra muy rica, que también significa completitud, salud mental, bienestar y paz. Hoy, lo que sea que tus hijos puedan estar pasando, puedes pararte firme en esta promesa de que tus hijos pueden estar completamente sanos, enteros y bien. Puedes aferrarte a esta verdad de que ellos pueden caminar en paz sobrenatural, incluso si las circunstancias a su alrededor no parecen buenas.

Manteniendo nuestros ojos en la cruz

¿Sabes por qué nuestros hijos pueden caminar en esta increíble promesa de tener gran shalom? Porque Isaías 54 y las promesas que contiene vienen después de Isaías 53, e Isaías 53 es todo sobre la obra de nuestro Señor Jesús en la cruz. ¿Te tomarías un tiempo para meditar en Isaías 53 hoy?

Isaías 53: 3-5 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.  Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Algunos de ustedes podrían estar culpándose a sí mismos por algunas de las cosas que sus hijos están pasando. Quizá estás enojado contigo mismo por no pasar suficiente tiempo con ellos cuando eran más jóvenes, por no tomar suficientes vitaminas cuando estabas embarazada de ellos, o tal vez por perder los estribos con demasiada frecuencia. Quizá te culpes por sus problemas de comportamiento porque tu matrimonio terminó en divorcio. Amado, lo que sea que haya sucedido en el pasado, no recuerdes las cosas antiguas. Olvida las cosas del pasado. ¡He aquí, él hará cosa nueva (ver Isaías 43:18-19)!

Lo que sea que hayas hecho o hayas fallado en hacer, tus hijos pueden tener un íntimo caminar con el Señor y ser enseñados por Él. Ellos pueden ser bendecidos con gran shalom en cada área de sus vidas. Eso no tiene nada que ver contigo, sino todo que ver con lo que hizo nuestro Señor Jesús en la cruz. Él fue despreciado y rechazado para que ellos puedan ser amados y aceptados. Él cargó sus enfermedades y llevó sus sufrimientos para que ellos nunca tengan que soportarlos. Él fue oprimido para que nunca tuvieran que estar bajo ninguna opresión mental o estrés atormentador. El castigo por su paz fue sobre Él, y por Su llaga, ellos son sanados.

Padres, sus manos son demasiado pequeñas. Hay tanto que no puedes hacer por tus hijos. Es por eso que lo más importante que puedes hacer por ellos es señalarles al Señor Jesús y permitir que Él cuide de ellos. Hoy, tú puedes vivir la vida de dejar ir en tu vida familiar porque Dios mismo edifica tu casa y vela por tus hijos. Oro para que tu corazón esté más y más establecido en saber que a causa de lo que Jesús hizo en la cruz, tus hijos pueden ser bendecidos en cada área de sus vidas. Justo como los hijos de Israel experimentaron luz sobrenatural en sus habitaciones cuando todo Egipto estuvo envuelto en la oscuridad (ver Éxodo 10:23), que tú y tus hijos también puedan experimentar la protección del Señor y la luz sobrenatural, incluso en estos tiempos oscuros en los que estamos viviendo. ¡En el poderoso nombre de Jesús, hablo bendiciones sobre ti y tu hogar y declaro que tus días y los días de tus hijos serán como días de los cielos sobre la tierra!

Traducción por Claudia Juárez Garbalena


Comentarios