Elige la vida y ve días buenos. De Joseph Prince
Proverbios 14:30 Una mente y un corazón no turbados y serenos son la vida y la salud del cuerpo, pero la envidia, los celos y la ira son como podredumbre para los huesos.
En el nuevo pacto, Dios
quiere que volvamos a creer y a hablar. No estoy negando que la oscuridad, la
esterilidad, la enfermedad o la dolencia a la que te puedas enfrentar estén
ahí. Te pido que hables por fe lo que quieres ver. Mientras Dios vio la
oscuridad, en lugar de hablar lo que vio, habló lo que Él quería ver.
Así que la pregunta que
debes hacerte es esta: ¿Qué quieres ver en tu vida? ¿Qué quieres ver en tu
cuerpo, tu matrimonio, tus hijos, tu familia, tu hogar y tu lugar de trabajo?
Escucha atentamente: no te estoy preguntando qué ves actualmente. Te estoy
preguntando qué quieres ver.
Es lamentable que el
enemigo haya tenido éxito en engañar a muchas personas para que hablen
negativamente, a menudo con amargura y falta de perdón, sobre sus propias vidas
y las vidas de quienes los rodean.
Hace algunos años, un
pastor que ha sido usado poderosamente por el Señor en milagros de sanidad
compartió algo que me hizo reflexionar. Se dio cuenta de que las personas que
habían sido completamente sanadas eran susceptibles de desarrollar la misma
enfermedad nuevamente cuando albergaban amargura e ira contra otra persona en
sus corazones.
Vuelve a leer la
escritura de hoy. A partir de este versículo, puedes ver cómo aferrarse a las
emociones negativas puede carcomerte por dentro. Guardar amargura contra
alguien, por ejemplo, es como beber un veneno letal y esperar que la otra
persona muera. Simplemente no vale la pena, amigo mío. Te estás matando
lentamente.
No estoy diciendo que la
injusticia que te inflige esta persona sea aceptable o insignificante. Lo que
estoy diciendo es que hoy puedes elegir la vida y dejar ir esa ira en tu
corazón. Libera a esa persona, y lo más importante, libérate a ti mismo.
Bendice a esa persona. Elige amar la vida y ver muchos días buenos.
Pero Pastor Prince, usted
no entiende. ¡Él no merece mi perdón!
Precisamente. El perdón
es para los que no lo merecen. De eso se trata la gracia. Recuerda lo que dice
la Palabra: no devuelvas mal por mal, maldición por maldición (1 Pedro 3:9). En
vez de eso, ten un espíritu de gracia y bendice a los que te maldicen.
Bendícelos y libérate para amar la vida y ver muchos días buenos. ¡Amén!
La triste realidad es que
el enemigo ha programado con éxito la muerte en el lenguaje humano. Escuchamos
expresiones causales en nuestras conversaciones diarias como “Me muero por ese
vestido” o “Me muero por un trozo de tarta de queso”. Vamos, cambiemos nuestro
vocabulario y saturémoslo de vida. ¡En lugar de morir, vivamos por algo!
Me gusta el saludo que
usan los judíos cuando proponen un brindis. Dicen, “L'chaim”, que
significa, “¡Vivir!” No te preocupes por lo que es oscuro y mortal; ¡Celebremos
la vida abundante que nuestro Señor vino a traernos! El poder de la vida y
de la muerte está en la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos. Ama
la vida y ve días buenos.
Comienza por abstenerte
de hablar mal y comienza a llenar tu boca con las buenas nuevas de todas las
cosas maravillosas que nuestro Señor ha hecho y seguirá haciendo en tu vida.
Cuando cambies tus palabras, cambiarás tu vida. L'chaim!
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