FRAGMENTO DEL LIBRO “MINISTRANDO AL SEÑOR - EL PODER DE SU PRESENCIA"
TESTIMONIO
Por: Gracinha
Bento
Alabanza:
¡TODA
LA GLORIA LA HONRA Y EL PODER PARA NUESTRO AMADÍSIMO ABBA PADRE!!! TÚ ERES
DIGNO DE NUESTRA PLENA ADORACIÓN. TU ERES NUESTRO PRIMER AMOR Y SABER QUE NOS
MIRAS CON TAN INCONMENSURABLE AMOR, NOS DERRITE EL CORAZÓN. ¡DERRAMAMOS
LÁGRIMAS DE GOZO AL VER TU TIERNA MANO QUE NOS ACARICIA EL ROSTRO Y POR TU
COBIJO Y ABRAZO ETERNOS! ¡NOS POSTRAMOS EN EL CORAZÓN ROSTRO EN TIERRA Y A TUS
PIES! ¡ABBA!, ¡AMADÍSIMO PADRE! ¡TU ERES NUESTRO MÁS HERMOSO SUEÑO QUE SE
VOLVIÓ NUESTRA BENDITA REALIDAD!!!!
Mis
amadísimos hermanos:
¡Dios
nos siga bendiciendo como siempre!
La
adoración es un tema muy presente en nuestra relación con Dios. Cuando repaso
las Escrituras, veo en ellas el inmenso poder que se desborda de Dios cuando
las personas lo adoran de todo corazón y se encomiendan en Sus Manos. Roxanne
Brant dice que "a medida que adoramos a Dios, las personas sanan y Dios
desciende sobre ellas. Pero lo más maravilloso es la nítida sensación de Su
Presencia." Pensaba en Ana, la madre de Samuel y en cómo devolvió a Dios
lo más precioso en su vida. Sólo lo mejor fue suficiente en el corazón de esta
mujer para ofrecerle a Dios y expresarle su profundo agradecimiento. Su “ungüento
de mucho precio” fue lo que ofreció en alabanza y para glorificar la Santa
Majestad de Dios, que era el hijo que no tenía y por el cual era menospreciada
por la otra mujer de Elcana, su marido.
Qué
impacto tiene sobre el corazón de Dios cuando le damos no sólo nuestra vida,
sino la disposición del corazón para decirle que no hay nada en este mundo que
se compare con Su Presencia.
Qué
hermoso y significativo es el pasaje en Marcos 14:3-8, donde dice que María
vino a Jesús con un vaso de alabastro con perfume de nardo puro de mucho
precio, y quebró ese vaso de alabastro y derramó el perfume sobre la cabeza de
Jesús y algunos dijeron: “¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?
Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a
los pobres.” Ella dio al Señor Jesucristo lo más precioso que tenia, aunque
para los demás haya sido un desperdicio, incluyendo a los mismos apóstoles.
Podemos aprender de este pasaje la forma en cómo podemos darle a nuestro Dios
también lo más precioso que tenemos.
Cuando
somos inundados por el amor y la gracia de Dios, nuestro “vaso de alabastro”
(nuestro ser entero) desea derramarle un amor único y escogido a Él, por
ejemplo, cantando en lenguas para adorarlo, ¡como Pablo y Silas en la cárcel
cantaban himnos y se sacudían los cimientos de la misma! ¿Cómo no va nuestro
Padre a manifestarse cuando le ofrecemos nuestra plena adoración con todo el
amor en el corazón? Esta ofrenda, es de olor grato a Dios cuando “desperdiciamos”
nuestras vidas para Él, porque nos damos por muertos en la vieja naturaleza y
es Cristo ahora quien vive en nosotros para
glorificar al Padre.
En
el libro de Bullinger-La Cueva, “Diccionario de Figuras de Dicción” se ve la
actitud del corazón de Jesús alabando a Dios, en medio de la tribulación:
“En
aquel tiempo, respondió Jesús y dijo, es decir, tomó Jesús la palabra y dijo.
De esta forma solemne, se centra nuestra atención en lo que dijo: “Te alabo
Padre, etc.”Asimismo, se nos hace observar que Jesús “respondía” a las circunstancias
de “aquel tiempo”. ¿Qué circunstancias eran éstas? Juan el Bautista había
enviado a sus discípulos para esclarecer sus dudas sobre si Cristo era el
Mesías prometido o no (Mateo 11:2-6); la gente se había burlado de Juan y de
Jesús mismo (v.16-19); las obras maravillosas de Jesús parecían no producir
fruto alguno (v.20-24). Pero, precisamente, “en aquel tiempo”, cuando todo
parecía terminar en fracaso, el Señor Jesús descansa en sumisión completa a la
voluntad del Padre, y ofrece descanso a todos los que se hallen fatigados y
cargados, etc.”(v. 28,29).
No
siempre son felices las circunstancias para nosotros, como no lo fueron para
Jesús, pero siempre hay una oportunidad para adorar a Dios porque Él es digno
de recibir toda la gloria, la honra y el poder.
Nunca
pude imaginar la cercanía que nuestro Padre desea tener con cada uno de
nosotros. Lo que estoy viendo y disfrutando más claramente en estos últimos
tiempos es la intimidad que Dios desea ardientemente tener con cada uno de Sus
hijos y cómo, con en Él, tenemos absolutamente todo. Es indescriptible cómo El
Padre tiene siempre la última palabra, Él reina y gobierna en nuestras vidas si
así se lo permitimos.
En aquel
tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de
la tierra, porque escondiste estas cosas
de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños. Mateo 11:25
¡Hermoso!
¿Verdad? Deseo aprovechar esta oportunidad para dar un testimonio de algo que
Dios me mostró hace ya muchos años y que jamás podré olvidar. Vi como la naturaleza
rindió alabanza a Dios en un momento especial. Era el final de una clase de la
Palabra de Dios en que muchos estábamos reunidos con el propósito de renacer
del espíritu de Dios, y en consecuencia todos hablaríamos en lenguas. Mientras
desbordábamos esos ríos de aguas vivas, yo muy llena de gozo, abrí mis ojos y
esto es lo que vi: ¡Las hojitas de una planta empezaron a dar palmadas!, ¡como
las manos de un hombre que con regocijo rinde alabanza y adoración a Dios! La
naturaleza misma dio un grito dando gloria al Creador y proclamó su alabanza
dando palmadas de aplauso al ver derramarse el espíritu santo sobre nosotros.
Porque con alegría saldréis, y con
paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de
vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. Isaías 55:12
Que
tremenda señal fue para mí, y hoy pienso que es un ejemplo a seguir, deseamos
en el corazón rendirle nuestra plena adoración alabando a Su Santa Majestad
dando palmadas de aclamación y alabanza a Dios con palabras de nuestro
entendimiento o en lenguas por sus increíbles hechos ¡Esto fue para mí realmente
inolvidable!
No
me canso de leer el relato de Josafat y de ver la gracia de Dios para su
pueblo. En ese entonces, todavía no había venido Cristo quien venció por
nosotros, todas las batallas. Es asombroso darnos cuenta de lo que Dios dice: Que
en esa ocasión no iban a pelear ellos, “porque no es vuestra la guerra, sino de
Dios”. Su pueblo solamente le alabó y vio delante de sus ojos la salvación de Jehová. En la
traducción en portugués que es mi idioma natural, dice que ¡ordenó cantores que
alabasen a la Santa Majestad de Dios y que ellos salieron delante de la gente
armada! ¡Qué confianza de ir a “pecho
abierto” al encuentro de una gran multitud enemiga, sabiendo que Dios los iba a
librar! “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza”, el enemigo
se encargó de aniquilarse a sí mismo. Este no sería nunca el orden de
prioridades de un estratega militar, sin embargo, Josafat escogió hacer la
voluntad del Padre que era empezar a entonar cantos de alabanza.
Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá
y los moradores de Jerusalén se postraron
delante de Jehová, y adoraron a Jehová. Y se levantaron los levitas
de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el
Dios de Israel con fuerte y alta voz.
Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza,
Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las
emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los
otros
Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la
cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque
Jehová les había dado gozo librándolos de sus enemigos. Y vinieron a
Jerusalén con salterios, arpas, y trompetas, a la casa de Jehová. 2 Crónicas
20:18, 19, 22, 27,28.
Deseamos
“quebrar nuestro vaso de alabastro” y “derramar sobre la cabeza de nuestro
Dios” el mejor ungüento que es adorarle, si es posible, las 24 horas del día.
¡Nadie, ni nada es más precioso que nuestro Padre! Todo nuestro tiempo,
recursos y disposición del corazón no serán nunca demasiados para Quien es
digno de toda la alabanza y adoración. Cuando se alumbran los ojos de nuestro
entendimiento espiritual sobre la naturaleza amorosa de nuestro Padre, sabemos
que todo el trabajo en beneficio del alma humana (la obra del Señor) es
precioso y valioso solamente cuando
ocupa el lugar apropiado. No hay nada superior al Padre a Quien servimos con
nuestra adoración. Adorar a nuestro Abba Padre es como la “buena obra” que
María hizo con el Señor Jesús ungiéndolo antes de su muerte y sepultura.
“Siempre tendréis a los pobres con vosotros y cuando queráis les podréis hacer
bien; pero a mí no siempre me tendréis”. Estas palabras del Señor Jesús establecen
claramente la prioridad que es servir al Señor de la Obra, a nuestro
Todopoderoso Dios. Su Majestuosa Presencia y Sus sublimes pensamientos
ciertamente se manifiestan cuando le entregamos nuestras vidas por completo en
adoración y amor.
Adorando
al Señor,
Gracinha
Bento
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