DIEZ SERMONES SOBRE LA SEGUNDA VENIDA- V. EL LLAMAMIENTO Y ESPERANZA DE “LA IGLESIA DE DIOS”.Por E.W. Bullinger-
V. EL LLAMAMIENTO Y ESPERANZA DE “LA IGLESIA DE DIOS”.
“A MÍ, QUE SOY EL MÁS
PEQUEÑO DE TODOS LOS SANTOS, ME FUE DADA ESTA GRACIA DE ANUNCIAR ENTRE LOS
GENTILES EL EVANGELIO DE LAS INESCRUTABLES RIQUEZAS DE CRISTO, Y DE ACLARAR A
TODOS CUÁL SEA LA DISPENSACIÓN DEL MISTERIO ESCONDIDO DESDE LOS SIGLOS EN DIOS”.
– Efesios 3:8, 9.
Pocas palabras se
emplean con tantos diferentes sentidos como la palabra “IGLESIA”, y por tanto
eso nos obliga a ser cuidadosos en cuanto al empleo que le demos. Se usa por
ejemplo: (1) De una Iglesia particular; como la Iglesia de Roma, Jerusalén,
Antioquía o la Iglesia de Inglaterra. (2) Se usa erróneamente a menudo del
Ministerio, y las personas hablan de esto como “entrar a la Iglesia”. (3) Se
emplea acerca de una reunión de Asamblea apartada para adoración en un edificio
o habitación dada. (4) Se usa para el Edificio en el cual se da la reunión de
adoración. (5) Se utiliza acerca de la Iglesia Episcopal, para distinguirla de
la no- Episcopal. (6) Se emplea del gran cuerpo Nominal Cristiano, malo y bueno
por igual, cizaña y trigo, profesores y posesores. Y (7) Se utiliza hablando de
“la bendita agrupación de todas las personas fieles”. Preciso urgentemente
decir que este último es el sentido que se tiene en cuenta en este capítulo, y
en el cual la vamos ahora a considerar.
Ahora bien, este
capítulo de Efesios 3 contiene una construcción algo complicada. El Apóstol
concluye el capítulo 2 mostrando cómo judíos y gentiles son “un cuerpo en
Cristo”, (2:16), y son “juntamente edificados para morada de Dios en el
Espíritu” (2:22). Entonces el capítulo 3 comienza: “Por esta causa yo Pablo
prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles”. Entonces sigue un largo
paréntesis, comenzando con el versículo 2 y que acaba hasta el final del
versículo 13. Él entonces retoma el asunto en el versículo 14 repitiendo la
expresión del versículo 1: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de
nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre la totalidad de la familia* en
los cielos y en la tierra”.
*No puede ser “toda
familia”. (1) Simplemente porque no es verdad; porque Efesios 4:6, declara que
es solamente “un cuerpo”, es una
familia de los salvos en Jesucristo. Las familias de los impíos, los hijos del
Diablo no son ciertamente el tema de esta bendición y honor, que es peculiar y
distintamente posesión de la familia de los redimidos. Y (2) Porque la estructura exactamente correspondiente del griego en otros pasajes no es así
traducida por los propios revisores.
“Por esta causa”,
porque tanto judíos como gentiles son un mismo cuerpo en Cristo. “Doblo mis
rodillas” en oración para “toda de la familia”.
Ahora bien, este paréntesis (Efesios 3:2-13) surge
naturalmente de la proposición del capítulo 2. Estos santos efesios habían sido
idólatras de los gentiles, y el Apóstol ha demostrado cómo (en 2:1 etc.) ellos
habían sido vivificados, y juntamente edificados en Cristo. El Apóstol había
sido utilizado como instrumento en las manos del Espíritu para predicarles el
evangelio, y llevando a cabo su obra había sufrido, y por su causa era ahora un
“prisionero de Jesucristo”. Entonces, antes de proseguir su objetivo y orando
por el fortalecimiento y la edificación de tal Cuerpo (3:16-21), él se para, y
en este paréntesis (versículos 2-13) se detiene con el propósito de centrarse
en la gracia mostrada a los gentiles. Nuestro texto lo denomina “las inescrutables
riquezas de Cristo”.
En este tiempo
presente estas palabras son generalmente separadas de su contexto, y tomadas
con algunos sentidos dudosos e indefinidos para expresar los recursos
atesorados para nosotros en Cristo.
El hecho, por
supuesto, es verdadero, y nosotros correctamente cantamos:
“Qué inmenso tesoro poseemos en Ti Oh Señor, nuestra
Justicia; Todas las cosas son nuestras en Cristo, Tu Hijo, con quien Tu amor
nos hizo uno”.
Si bien que este hecho es una bendita realidad, la cuestión
es, ¿es esta la idea que tiene en mente el Espíritu aquí? Yo creo que no.
Existen riquezas en
Cristo que podemos llamar las escrutables
riquezas, tales como las profecías reveladas y las promesas que a Él
conciernen, que pudieron ser examinadas y entendidas por los Profetas que las
escribieron. Pero existen otras que ellos no podían averiguar. Eran
“inescrutables”.
La palabra griega
aquí traducida como “inescrutable” aparece dos veces, (aquí y en Romanos
11:33), y en cada caso se traduce de forma distinta. Significa, que no puede
ser trazada o rastreada, insondable. Aquí
se traduce “inescrutable”, y en Romanos 11:33 “insondables”. Hay otra palabra
traducida “inescrutable” en el mismo versículo (Romanos 11:3), pero eso denota,
que no puede ser entendida ni aun encontrada, inescrutable. “!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de
la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son
Sus juicios e inescrutables Sus
caminos!” Por eso aquí en nuestro texto, la palabra no puede significar que no
la podamos entender, si la hallamos; sino que no puede ser rastreada o seguida.
Estas insondables
riquezas de Cristo que los profetas no pudieron rastrear o seguir, no son meramente
las bendiciones de los gentiles como tales, como se puede deducir del versículo
6. Eso nunca fue un secreto. Fue revelado desde el principio a Abraham que “en
tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra” (Génesis 12:3):
“Todas las naciones de la tierra serán benditas a través de ti” (Abraham) (Génesis
18:18). Muchas profecías revelan esta verdad de la cual el anciano Simeón
testificó cuando se refirió a Cristo como “una luz para alumbrar a los gentiles
y la gloria de Tu pueblo Israel” (Lucas 2:32).
Estas insondables
riquezas de Cristo, por tanto, no eran meramente la bendición de los gentiles,
como tales, sino el llamamiento de un pueblo entre ellos (Hechos 15:14) para
formar ahora el cuerpo único de Cristo, el misterio de la Iglesia. Esto es lo
que había sido, hasta ahora, mantenido en oculto y que había sido especialmente
revelado a S. Pablo. En testimonio de esto, observe las siguientes Escrituras:
Romanos 16:25, 26, “Al que puede confirmaros según mi evangelio y la
predicación de Jesucristo según la revelación del misterio* que se ha mantenido
oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las
Escrituras de los profetas**, según el mandamiento eterno, se ha dado a conocer
a todas las gentes para que obedezcan a la fe”. Colosenses 1:24-27, hablando
del cuerpo de Cristo, “la Iglesia (el Apóstol dice) de la cual fuí hecho
ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros,
para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios; el misterio que había estado
oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus
santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las RIQUEZAS de la gloria de este
misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria
a quien anunciamos, etc. (al margen en la versión Inglesa dice: “Cristo entre
vosotros”, es decir, entre vosotros gentiles, como igualmente entre los judíos).
Y en Efesios 3:2-11, una vez más, “Si es que habéis oído de la administración
de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros, que por revelación me
fue declarado el misterio (como antes lo he escrito brevemente y leyendo lo
cual podéis entender cual sea mi conocimiento en el misterio de Cristo) que en
otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora
es revelado a sus santos apóstoles y profetas** por el Espíritu: que los
gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la
promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro
por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su
poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada
esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables
riquezas de Cristo; y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio
escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la
multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por medio de la Iglesia a los
principados y potestades en los lugares celestiales, conforme el al propósito
eterno (Al margen, vers. Inglesa “al
propósito de las edades”) que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.
*La palabra griega
significa, no aquello que no pueda ser comprendido,
sino un secreto revelado o comunicado a cualquier iniciado.
** Esto es, los
profetas del Nuevo Testamento referidos en Efesios 4:11: “Y Él mismo constituyó
a unos apóstoles, y a otros profetas”, etc. Vea también 1ª
Cor.12:28; Efesios 2:20; Hechos 11:27, 13:1, 15:32; Rom.12:6.
Los Profetas del
Antiguo Testamento no sabían nada de todo esto. Ellos miraban como les había
sido dicho desde una cumbre del monte de los sufrimientos de Cristo hasta la
otra cumbre de Su “gloria”, pero el valle que se hallaba entre ambos montes no
lo conocían. No podían seguirlo ni sondarlo, y todas sus minas de riquezas eran
inexplorables. El Espíritu, a través de Pedro, se refiere a esto cuando dice
(1ª Pedro 1:10-12) “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a
vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba
en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las
glorias que vendrían tras ellos. A estos se les reveló que no para sí mismos, sino
para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que
os han predicado el evangelio por el espíritu santo enviado del cielo; cosas en
las cuales anhelan mirar los ángeles”.
Pero cuando Cristo
hubo sido rechazado, cuando se hizo la expiación, entonces pudo ser enviado el
mensaje de reconciliación. Entonces, y no hasta entonces, aquello que había
sido “oculto en Dios” y “mantenido en secreto desde el principio del mundo”,
pudo darse a conocer. Entonces fue revelado “el eterno propósito de Dios”, y
las riquezas del valle (este presente intervalo entre los padecimientos y la
gloria) fueron abiertas, para que los “peregrinos y extranjeros”, que están por
él pasando, puedan seguirlos y sondarlos.
Y, ¿quiénes son estos
extranjeros y peregrinos? Son aquellos que en otro tiempo estaban muertos en
delitos y pecados (Efesios 2:1), pero que fueron “vivificados junto con Cristo”
(2:5), y salvos por gracia (2:8), y hechos colaboradores con Cristo (3:6),
“miembros de Su cuerpo, de Su carne, y de Sus huesos” (5:30-32). Este es el
gran misterio concerniente a Cristo y a Su Iglesia.
Observe como en
Efesios 5:31 se cita Génesis 2:24, donde las palabras se refieren al Primer
Adán; y cuán verdaderas son en Cristo, el segundo hombre, el Postrer Adán. Mientras
que (como el mundo piensa) duerme en muerte; mientras que Él está ausente en
los Celestiales, ¡el Señor Dios tomó de su costilla una Eva, “vivificada”, para
ser Su esposa! Y cuando ella cayó, al igual que la primera Eva, Cristo, al igual
que Adán “no fue engañado” (1ª Timoteo 2:14), pero al contrario del primer Adán,
¡Él no acusó a su esposa con la transgresión! ¡No! Él cargó consigo la condena.
Él la siguió hasta lo más profundo de su caída, y sabiendo de antemano las consecuencias,
Él tomó los pecados de ella sobre Sí mismo, anuló todos los juicios de la ira
de Dios debido a sus pecados, y la lavó de toda inmundicia y toda mancha. De
esta forma “amó Cristo a la Iglesia y se entregó por ella…para presentarla en
Si mismo una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino
que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25, 27). ¡Oh, cuán bendito amor! Cuán
maravilloso en sí mismo, pero cuán bendito es también saber la verdad de todo
esto en nosotros mismos, cada individuo delante de Dios. Qué gran bendición saber
que la enorme deuda ha sido ya pagada, no solamente cuando ni sabíamos que
teníamos “algo que pagar” ¡sino antes siquiera de que supiésemos que habíamos
contraído la deuda! Estas son buenas noticias queridos hermanos. Este es el
Evangelio de la gracia de Dios. Esto es lo que carga consigo la angélica
definición del Evangelio en Lucas 2:11, revelado en el título Divino “Un
Salvador, Cristo, el Señor”. “UN SALVADOR”, y no un ayudador. Un Salvador para
los perdidos, y no un ayudador de aquellos que pueden ayudarse a sí mismos.
“Cristo”, es decir, el UNGIDO de Dios, el Salvador a quien Dios ungió, proveyó,
ofreció y envió, no un salvador cualquiera que saquemos de nuestra imaginación.
Sino “EL SEÑOR”, el Señor de todo el poder y grandeza, capaz de salvar hasta el
más bajo que se acerque a Dios a través de Él. Si, son buenas noticias, que Dios ha ungido un Salvador, y no un
ayudador, que es capaz de salvar. la voluntad de Dios es la fuente de todo (Hebreos 10:7). La
obra de Cristo es el canal o medio suyo
(vers.10), y el testimonio de ello en
nuestros corazones es el Espíritu Santo de Dios (vers. 15). Esta es la obra del
Espíritu Santo ahora en el mundo; y en Génesis 24 tenemos una hermosa
ilustración de Su obra en la misión de Eliazar para buscar una esposa para el
único y amado Hijo de su maestro. Igual que Eliazar viene Él ahora a nosotros
con los símbolos de las riquezas del Padre, y la promesa del gran amor del Hijo
(vers.22) “las arras del Espíritu”, Él buscó la esposa predestinada; Él “la
desposó con un solo esposo para presentarla como una virgen pura a Cristo” (2ª
Corintios 11:2); toma lo de Cristo y se lo revela a ella (Juan 16:14, 15); le
deja saber “las cosas que van a suceder” (Juan 16:13); Le enseña y la guía a
toda la verdad (Juan 14:13). Por naturaleza se hallaba sepultada en idolatría,
y ahora ha sido sacada, y guiada, como un “peregrino y extranjero” a través de
este mundo para encontrarse con Su Amado. ¿Qué atractivo puede para ella tener
el mundo ya, mientras va de camino para encontrarse con el Señor? Esta reunión,
y unidad con Él, es el mismo objetivo por el cual fue ella llamada, y por el
cual vive. Y a medida que se aproxima al final de su viaje, y su largo día*
llega a su fin, “al atardecer” (Génesis 24:63) su Isaac habrá salido para
encontrarse con ella, y recibirla para Sí mismo y presentarla en gloria. Su
Esposo se ha ido para prepararle lugar (Juan 14:1-3), y entre tanto Él “se une
a ella” y la sustenta (Génesis 2:24). ¡Oh cuán más altos que nuestros pobres
pensamientos son estos Sus caminos! Nuestros pensamientos no se levantan tan
altos intentando unirnos a Él: ¡El hombre la representa a ella como una pobre
ahogándose e intentando agarrarse a una roca! ¡No queridos hermanos! ¡Eso no es
verdad! No es que sea el más débil intentando aferrarse al más fuerte, sino que
es el fuerte aferrandose al débil, como está escrito: “Por tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre y SE UNIRÁ a su mujer, y serán una sola carne”
(Génesis 2:24). “Este es un gran misterio, pero yo digo esto de Cristo y de la
Iglesia” (Efesios 5:32). ¡Si! Y Él se irá uniendo a Su pobre novia hasta que
perfeccione en Gloria lo que Él comenzó en gracia; hasta que sea raptada para
encontrarse con Él en el aire, y esté así siempre con el Señor.
*1ª Tesal. 5:5-8
Este es el
llamamiento de la Iglesia, y esta es su esperanza. Se ha vuelto de sus ídolos a
su amado Señor. Ella se ocupa de servir, “al vivo y verdadero Dios”, mientras
“espera por Su Hijo de los cielos” (1ª Tess.1:9-10). Esta es la obra del Espíritu
Santo, en esta dispensación del Espíritu,:“Disponer un pueblo preparado para el
Señor” (Lucas 1:17); “salvar algunos” (1ª Corintios 9:22); “tomar de entre las
naciones un pueblo para Su nombre” (Hechos 15:14); y “un remanente de Israel de
acuerdo a la elección de gracia” (Romanos 11:5); bautizándolos a todos en “un
solo cuerpo”, haciéndoles “un solo llamamiento”, y dándoles a todos “una misma
esperanza” (Efesios 4:4-6).
En este momento,
nosotros estamos esperando la realización de esta esperanza, y aguardando por
Su aparición. Habiéndonos prometido a Él, ahora añoramos que llegue el día de
bodas. Los escenarios de ese casamiento es estar en la gloria. Se denomina “las
bodas del Cordero” (no de la Novia), porque para Él es el mayor gozo, tanto en
la gloria como en la gracia.*
* En Lucas 15 se
expone el gozo del Padre en salvar, la búsqueda del Espíritu, y el encuentro
del Hijo, y el gozo no es el gozo de los ángeles, como general y
equivocadamente se representa, sino que es el gozo “en la presencia de los Ángeles de Dios”.
Es Su deleite, Su
honor y Su gloria hacer todo esto para los pobres y viles pecadores. Y cuando haya
probado o analizado sus servicios (2ª
Cor.5:10, 1ª Cor. 3:12-15), y entregado en recompensa sus coronas (2ª Timoteo
4:7-8), los Cielos harán sonar la canción de bodas, mientras ya ella se halle
con Él en los Celestiales, antes que el Cielo se abra (Ap. 19:11), y aparezca con Él en gloria. Las
palabras de la canción de las bodas se dan: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro
Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria, porque han
llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado” (Ap. 19:6, 7).
Entre tanto que el
Novio se demora y halla ausente, ella se aflige y ayuna, como Él predijo. “Días
vendrán cuando el novio les sea quitado, y entonces ayunarán en esos días”
(Mateo 9:15; Marcos 2:19, 20; 2ª Samuel 19:24). Pero en Su venida se cumplirán
Sus propias palabras: “Y la gloria que Tú me diste, les he dado” (Juan 17:22,
23). ¡Ah! entonces de hecho, habrá “gozo para el cielo”, gozo para el Cordero,
gozo para Su Novia, gozo para todo el que sea llamado a participar de estas
escenas maravillosas. Pero “en todas las cosas debe tener Él la preeminencia”,
y grande debe ser el gozo y gratitud de la Novia en Él, Su gozo en Ella debe
ser el más grande. Este es “el gozo que tenía puesto delante de Él”, por el
cual “soportó la cruz y menospreció el oprobio” (Hebreos 12:2). Para que
pudiera enseñarnos todas estas cosas, y lo pudiese poner delante de nosotros,
el Matrimonio fue Su primera Institución en el Edén: un matrimonio fue también
la ocasión de Su primer milagro donde transformó el agua en vino, y “se
manifestó Su gloria”: y Él limita el día de gracia, con este aspecto del día de
gloria cuando dijo: “Ya no volveré a beber más del fruto de la vid, hasta que
lo beba de nuevo con vosotros en el Reino de Dios” (Mat.26:29).
Su último mensaje a
Su novia es, “Ciertamente vengo en breve” (Ap. 22:20), y ella clama con sus
ojos en lágrimas: “Si, ven, Señor Jesús”. Cada noche cuando ella se va a dormir
ora para que Él pueda regresar antes que llegue la mañana; y cada mañana cuando
se levanta, ora para que venga antes de la noche. Porque su Señor le había
dicho que “vigilase”. Ella tiene que considerar cada día como si fuera en el
que volviese, como el día, puesto que
lo que ella no sabe es, si regresa al
anochecer o a la media noche, o al canto del gallo o a la mañana” (Marcos
13:35). Por eso permanece de oídos bien abiertos para oír la llamada de lejos
“¡Sube aquí!, y en todo tiempo espera para entrar por la puerta que entonces se
abrirá en el cielo (Ap.4:1).
Querida hermandad, ¿estarán ustedes ahí? estas palabras de gracia y
gloria no son meramente palabras para predicar, son maravillosas realidades, y
solemnes también, porque este día de gracia no dura para siempre. Nosotros no sabemos
cuán súbitamente puede acabar. Pero sabemos esto, que vuestro último día
vendrá, vuestra última hora sonará, el último aviso será dado, el último sermón
será oído, la última oración será ofrecida, y entonces, a menos que “seas
hallado en Cristo”, y estés vestido con Su justicia, estarás perdido para
siempre.
¿Quieres escapar de
ese destino? Entonces escucha a Aquel quien “habla como hombre alguno jamás
habló”, y dijo “todo lo que el Padre me dio vendrá a mí, y aquel que a mi viene
yo no le echo fuera”.
Amada comunidad, ojalá
que probéis la verdad, y conozcáis las bendiciones de esta promesa, y la
importancia de este precepto, “ceñidos vuestros lomos y con vuestras lámparas
encendidas…benditos son aquellos quienes el Señor cuando llegue, los encuentre
velando”.
GÉNESIS 24
Tuyas son la
hermosura y la gloria –
Heredero de todo –
Hijo de Dios,
Su brillo me rodea y
va delante de mí,
Alumbrando la senda
del desierto.
Los camellos apertrechados para el
camino –
Se arrodillan, los cargan y los envían
a casa:
Oh, mi corazón se me fue,
Concentrado allí, no habrá más porque
vagar.
¡Apártate, tú orgulloso Éufrates!
Nada podrá evitar que sea llevado
De donde mi gran Guardián proviene –
De allí mismo y conmigo Él regresará
Sepultado en la ciudad Caldea,
Perecí con mi raza;
Pero el Mayordomo vino a salvarme,
Y me introdujo en la gracia de su Señor.
Me pidió “un poco de agua” –
Que saciase la sed de sus camellos,
Se fijó en mí, la hija de Betuel,
Por ella había orado él al principio.
¡Ah, el mensaje que me habló,
Del “Viviente” que murió,
Del consuelo y amor del Padre,
¡Al ofrecerle una novia a Su Hijo!
Nada, no recuerdo nada,
Sino el sacrificio y la elección –
Nunca una música llenó mi espíritu
Como aquella penetrante Voz.
¿Podría yo acaso escuchar a “Eliezer”,
Y no ser ganada para Isaac?
¡Ah, el Padre me ama y busca –
¡Manda por mí y me reclama para su
Hijo!
Puso el sello en mi frente,
Y el brazalete en mi muñeca,
Véanme ahora las hijas escogidas
Del Señor de toda la tierra.
Yo iré; no me demoraré;
¡Seré el objeto de la delicia de aquel
corazón!
Él fue obediente hasta la muerte;
Caminaré con Él vestida de blanco.
Joyas, vestiduras, regalos, el siervo
Trajo para mí de manos de Isaac:
Preciados tesoros, que nunca antes
Habían
lucido en tierra extranjera.
Lo veré en Su hermosura,
Él, Él Mismo hallará Su novia;
Con Él para siempre estaré,
En completo vínculo, armonía y correspondencia
Los recuerdos Suyos son mi fuerza y
alegría
¿Quién es este varón que viene por el
campo hacia nosotros?
“¡Este es mi Señor!! Este es el Novio:
Y Cubierta con el velo – la novia fue tomada y desapareció.
Entonces el criado contó a Isaac
Todas las cosas que había hecho:
Y Rebeca reinó en Hebrón –
Como esposa de Aquel que fue ofrecido.
Traducción Por Juan Luis Molina y Claudia Juárez Garbalena
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