John G. Lake y La del del Espíritu de Vida. Su Testimonio Durante la Plaga Bubónica
Ahora mira la acción de
la ley de vida.
La fe pertenece a la ley
de vida. La fe es todo lo contrario al miedo. La fe tiene el efecto opuesto en
espíritu, alma y cuerpo.
La fe hace que el
espíritu del hombre se vuelva confiado. Hace que la mente del hombre se vuelva
tranquila y positiva.
Una mente positiva repele
la enfermedad. En consecuencia, la emanación del Espíritu destruye los gérmenes
de la enfermedad.
Y porque estábamos en
contacto con el Espíritu de vida, yo y un pequeño holandés que me acompañaba salimos
y enterramos a muchas de las personas que habían muerto a causa de la peste
bubónica.
Entramos en las casas y
las sacamos, cavamos las tumbas y las pusimos. A veces poníamos tres o cuatro
en una tumba.
Nunca contrajimos la
enfermedad. ¿Por qué?
Por el conocimiento de
que la ley de vida en Cristo Jesús nos protege. Esa ley estaba trabajando.
Por el hecho de que un
hombre por la acción de su voluntad, se ponga deliberadamente en contacto con
Dios, la fe toma posesión de su corazón u ocupa todo su corazón, y la condición
de su naturaleza cambia.
En lugar de tener miedo,
está lleno de fe. En lugar de absorber y atraer todo para sí mismo, su espíritu
repele las enfermedades y padecimientos.
El Espíritu de Cristo
Jesús fluye a través de su ser entero, y emana a través de las manos, el
corazón y de cada poro del cuerpo.
Durante esa gran plaga
que mencioné, enviaron un barco del gobierno con suministros y brigadas de médicos. Uno de los médicos me llamó y
dijo: “¿Qué has estado usando para protegerte?
Nuestro equipo tiene medidas
preventivas, las que usamos como protección, pero hemos concluido que si un
hombre puede permanecer vivo como usted y seguir ministrando a los enfermos y
enterrando a los muertos, debe tener un secreto.
¿Qué es?"
Yo respondí: “Hermano,
esa es la 'ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús'. Creo que mientras yo mantenga
mi alma en contacto con el Dios viviente para que Su Espíritu fluya en mi alma
y cuerpo, ningún germen se adherirá a mí, porque el Espíritu de Dios lo
matará".
Él preguntó: "¿No
crees que es mejor que uses nuestras medidas preventivas?"
Le respondí: "No, sin
embargo doctor, creo que le gustaría experimentar conmigo.
Si va a una de estas
personas muertas y toma la espuma que sale de sus pulmones después de la
muerte, y la pone bajo el microscopio verá masas de gérmenes vivos.
Encontrará que están
vivos hasta un tiempo razonable después de que un hombre está muerto. Puede
llenar mi mano con ellos y la mantendré bajo el microscopio, y en lugar de que
estos gérmenes permanezcan vivos, morirán instantáneamente”.
Lo intentaron y
descubrieron que era verdad. Ellos preguntaron: "¿Qué es esto?"
Respondí: “Esta es 'la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús'. Cuando el
espíritu y el cuerpo de un hombre se llenan de la bendita presencia de Dios,
brota de los poros de tu carne y mata los gérmenes".
Supongamos, por otro
lado, que mi alma hubiera estado bajo la ley de muerte y que yo tenía miedo y
oscuridad. El resultado habría sido todo lo contrario. El resultado habría sido
que mi cuerpo habría absorbido los gérmenes, estos habrían generado
enfermedades y yo habría muerto.
Tú que estás enfermo,
ponte en contacto con la ley de vida de Dios. Lee Su Palabra con el fin de
iluminar tu corazón para que puedas mirar hacia arriba con más confianza y
creerle.
Ora para que el Espíritu
de Dios entre en tu alma, ocupe y gobierne cada célula de tu cuerpo y su poder
te sane.
Ese es el ejercicio de la
ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús.
“Nos estamos despertando
a la maravillosa verdad, de que Cristo no sólo está en los cielos, no sólo en
la atmósfera, sino que Cristo está en ti”
John G. Lake
Juan 14:12 De cierto, de
cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también;
y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Hechos 1:8 8 pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de
la tierra.
Hechos 19: 11
Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,
12 de tal manera que aun
se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las
enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.
EFESIOS 1:15-23 (Del N.T.
en inglés de J.B. Phillips).
Por eso, desde que
escuché de su fe en el Señor Jesús y del amor que profesan a los hermanos
cristianos, doy gracias a Dios continuamente por ustedes y nunca me rindo
orando por ustedes; y esta es mi oración:
Que el Dios de nuestro
Señor Jesucristo, el Padre de toda gloria, les dé sabiduría espiritual y
discernimiento (agudeza, percepción, revelación) para que conozcan más de él;
Que reciban esa
iluminación interior del espíritu que les hará darse cuenta de cuán grande es
la esperanza a la que Él les está llamando, pido que vean la magnificencia y el
esplendor de la herencia prometida a los cristianos.
Y que tan tremendo es el
poder disponible para nosotros los que creemos en Dios.
Ese poder es la misma
energía divina que fue demostrada en Cristo cuando Él lo resucitó de entre los
muertos y le dio a él, el lugar de más alto honor en el Cielo.
Un lugar que es
infinitamente superior a cualquier dominio, autoridad, poder o control, y que
lleva consigo un nombre mucho más allá que cualquier nombre que jamás podría
utilizarse en este mundo o en el mundo venidero.
Dios ha puesto todo bajo
el poder de Cristo y lo ha establecido como cabeza suprema de la Iglesia.
Porque la Iglesia es su cuerpo, ¡y en ese cuerpo vive plenamente Aquel que
llena todo el universo!
Juan 14:26 Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 La paz os dejo, mi paz
os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni
tenga miedo.
Mateo 7: 7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de
vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un
pescado, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Amén, amén, Hermana Claudia. Muchísimas gracias por tu dedicación a darnos aliento, consuelo y esperanza. Dios te bendiga y guarde bajo la Poderosa Sangre de Cristo a ti y tu Familia. Martha. La Rioja- Argentina.
ResponderEliminarAmén! bendiciones Martha! shalom!
EliminarGracias Claudia por este compartir en este caso el testimonio de John Lake, muy lindas palabras de aliento para estos tiempos.
ResponderEliminarAmén!!