Qué significa caer de la gracia. De Joseph Prince
NOTAS OFICIALES DEL SERMÓN DE JOSEPH PRINCE
Qué significa caer de la gracia
Domingo, 22 de noviembre de 2020
Estas son las notas sobre el sermón, Qué significa caer de la gracia,
predicado por el pastor Joseph Prince el domingo 22 de noviembre de 2020, en el
centro de Artes Escénicas “The Star”, en Singapur. ¡Esperamos que las notas de este
sermón te sean de gran de aliento!
Visión general
- Introducción: Ya no estamos bajo la ley, sino
bajo la gracia
- ¿Qué significa realmente “caer de la gracia”?
- Tu parte no es ganarte las bendiciones de
Dios, sino simplemente recibirlas por gracia.
- Caes
de la gracia cuando dependes de tu propio esfuerzo para obtener lo que
Dios ya te ha dado.
- Solo
la gracia puede producir excelencia moral en tu vida.
- Solo la gracia puede proporcionarte favor
divino y paz con las personas.
- La
gracia, no la ley, es el corazón de la verdadera santidad.
- Bajo la gracia, fluyen la salud divina y la sanidad.
- Bajo
la gracia, recibes favor en tu matrimonio y relaciones.
- Oración
final
Introducción: Ya no estamos bajo la ley, sino bajo
la gracia
Continuamos con el sermón de la semana pasada, “Cinco veces más favor y
provisión”, donde exploramos cómo podemos aprender de las historias del Antiguo
Testamento porque nos proporcionan tipos y sombras de verdades bíblicas que son
relevantes para nosotros hoy (1 Corintios 10:11).
Gálatas 4:30 Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el
hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava,
sino de la libre.
(Leer capítulo 4 de Gálatas)
Gálatas 4:1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en
nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el
padre.
3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud
bajo los rudimentos del mundo.
4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,
nacido de mujer y nacido bajo la ley,
5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos.
6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu
de su Hijo, el cual clama: !!Abba, Padre!
7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de
Dios por medio de Cristo.
8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que
por naturaleza no son dioses;
9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios,
¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los
cuales os queréis volver a esclavizar?
10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.
11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.
12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice
como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.
13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os
anuncié el evangelio al principio;
14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi
cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os
doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios
ojos para dármelos.
16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?
17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren
apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.
18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando
estoy presente con vosotros.
19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que
Cristo sea formado en vosotros,
20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy
perplejo en cuanto a vosotros.
21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?
22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el
otro de la libre.
23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por
la promesa.
24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el
uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.
25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén
actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es
libre.
27 Porque está escrito:
Regocíjate, oh estéril, tú que
no das a luz;
Prorrumpe en júbilo y clama,
tú que no tienes dolores de parto;
Porque más son los hijos de la
desolada, que de la que tiene marido.
28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.
29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al
que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo,
porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la
libre.
Hoy, estamos edificando sobre la enseñanza de Gálatas 4 de la semana
pasada al mirar Gálatas 5, que declara que la ley ha sido expulsada. ¡Hoy, ya
no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia de Dios!
Gálatas 5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos
hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres”: “Libertad” aquí
se refiere a ser liberado de la ley, no a ser liberado de pecar. Solo cuando estás
libre de la ley puedes seguir al Espíritu y caminar en santidad. Es el Espíritu
Santo en nosotros quien produce la santidad que la ley no puede producir.
“No estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”: el yugo de esclavitud no se refiere al
pecado, sino a la ley.
¡Hoy estamos bajo la gracia de Dios y no más bajo la ley!
¿Qué significa realmente “caer de la gracia”?
Gálatas 5:4 (NTV) Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios
por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de
Dios.
Gálatas 5:4 (RV1960) De Cristo os desligasteis, los que por la ley os
justificáis; de la gracia habéis caído.
A menudo se nos enseña que si tenemos pecado en nuestras vidas, Cristo
deja de tener efecto en nosotros o que estamos separados o desligados de Cristo.
Sin embargo, lo que dice Gálatas 5:4 es que Cristo deja de tener efecto
para cualquiera que esté tratando de ser “justificado por la ley”. Esta
gente ha caído de la gracia.
El pastor Prince reitera que está en contra del pecado y que es por el mayor
bien del hombre tener a Cristo en su vida.
“De la gracia habéis caído”: La palabra “caído” indica que la
gracia es un terreno elevado del que una persona puede caer. Haber “caído de la
gracia” muestra que la gracia es más alta que la ley.
Caer de la gracia no ocurre cuando una persona ha pecado, sino cuando
está tratando de guardar la ley para ser justo.
“CAER DE LA GRACIA” NO SE REFIERE A CAER EN PECADO; SE REFIERE A REGRESAR
BAJO LA LEY.
“Cristo ha quedado sin ningún efecto en ustedes, en cualquiera de
vosotros que es justificado por la ley; de la gracia habéis caído”: El versículo establece
que el “ustedes” al que se refiere aquí es una persona (1) que es justificada
por la ley, (2) a quien Cristo no tiene efecto sobre él, y (3) que ha caído de
la gracia. Está es una situación muy triste para estar. ¡Ciertamente queremos
que Cristo tenga un efecto en nuestras vidas, ya sea en el área de sanidad,
provisión o liberación!
¿Qué hace que Cristo no tenga ningún efecto en nuestras vidas?
Cuando hemos sido justificados por la gracia, pero luego nos ponemos nosotros
mismos de nuevo bajo la ley para ganarnos las bendiciones de Dios, ¡es entonces
cuando Cristo deja de tener efecto en nuestras vidas!
Lo que Jesucristo hizo en la cruz por nosotros (cargando el castigo
completo por nuestros pecados y dándonos Su justicia) es la razón por la que
podemos ser bendecidos hoy. Entonces, cuando tratamos de ganarnos las
bendiciones de Dios en lugar de simplemente recibirlas por lo que Cristo ha
hecho, entonces Cristo deja de tener efecto en nuestras vidas. Y esto es lo que
significa caer de la gracia.
En realidad, la mentalidad misma de “tengo que guardar la ley antes de
que Cristo tenga efecto en mi vida” ¡hace que la gente caiga de la gracia!
¿Cómo sabemos que no es el pecado lo que hace que Cristo no tenga efecto
en nuestras vidas?
En los evangelios, muchas de las personas que tocaron a Jesús y fueron
sanadas milagrosamente eran evidentemente pecadores. Sin embargo, pudieron
acercarse, tocar a Jesús y recibir de Él. Obviamente, el pecado no hace que
Cristo deje de tener efecto en la vida de una persona.
De hecho, Jesús les dijo a los fariseos que lo juzgaron por comer con
pecadores que son los enfermos los que necesitaban un médico, no los sanos.
Jesús había venido al mundo para llamar a los pecadores, no a los justos, al
arrepentimiento (Marcos 2:17). La verdad es que nadie en el mundo era justo
hasta que Jesús murió en la cruz por todos nosotros, ni siquiera los fariseos
que pensaban que eran justos.
Para permanecer fieles al evangelio, debemos permanecer fieles a las
Escrituras y no permitir que las ideas humanas sobre la vida cristiana lo
alteren. Algunos ejemplos de estas ideas hechas por el hombre incluyen: “A
menos que vivas una vida santa y sin pecado, no podrás ser sanado” y “debes
sufrir por cada pecado conocido en tu vida antes de que Dios pueda sanarte”.
Tales ideas hacen que las personas se sientan condenadas y responsables
de la enfermedad que enfrentan ellos o sus seres queridos. Ningún ser humano
puede soportar esa pesada carga, y la obra terminada de Jesús en la cruz se aseguró
que nunca tuviéramos que sentirnos así.
Hacer que la gente se sintiera llena de carga y condenada por sus
pecados es lo que hicieron los fariseos, y Jesús les dijo por ello:
Lucas 11:46 (NIV) ¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a
los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no
levantan ni un dedo para ayudarlos.
En lugar de poner la carga del pecado sobre las personas como lo
hicieron los fariseos, Jesús los llamó a sí mismo y les dio descanso (Mateo
11:28).
Es cuando estamos en carencia o luchando que más necesitamos a Cristo
para que tenga efecto en nuestras vidas (Isaías 26:3).
Gálatas 5:4 (KJV) Cristo ha quedado sin ningún efecto en ustedes,
en cualquiera de vosotros que es justificado por la ley; de la gracia habéis
caído”.
“Sin ningún efecto”: Esta es la palabra griega “katargeō”, que
indica que Cristo todavía está presente y tiene poder, pero en lo que respecta
a la persona justificada por la ley, nada de Su poder permea en su vida.
Hebreos 2:14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y
sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo
“Destruir”: Esta misma palabra “katargeō” se usa aquí, describiendo cómo el
diablo alguna vez tuvo el poder de la muerte, pero ese poder ha sido destruido
por Jesús. El diablo todavía está en el mundo pero no tiene más poder para
ejecutar la muerte en tu vida. En cambio, ¡Jesús ahora tiene todo el poder en el
cielo y en la tierra!
Tu parte no es ganarte las bendiciones de Dios,
sino simplemente recibirlas por gracia.
Todo lo que recibimos de Dios es por gracia. Eso incluye el regalo más
importante, el regalo de la salvación y también todas las demás bendiciones
posteriores: sanidad, provisión, buen éxito, relaciones felices y saludables,
etc. Todas estas bendiciones son inmerecidas, no se pueden ganar y con sin ningún
mérito de nuestra parte.
El hecho de que la gracia nos haya sido dada gratuita y libremente no
significa que haya sido a bajo costo. Le costó a Dios Su Hijo amado que tuvo
que dar Su vida en la cruz para salvarnos.
Debido a que la gracia nos ha sido dada como un regalo, nuestra
parte es recibirla gratuitamente.
Esto puede ser un desafío porque la naturaleza humana a menudo nos hace
sentir que necesitamos ganar las cosas buenas en la vida. Pero cuando un amigo
te da un regalo y tú insistes en pagarlo, le robas el placer de darte ese
regalo. Esto es especialmente cierto si ellos han sacrificado algo para
comprarlo, como trabajar horas extra para ganar dinero extra para comprarte ese
regalo. Pero cuando recibes un regalo con gratitud, ¡le das alegría al que te lo
da!
Recibir las bendiciones de Dios libre y gratuitamente extingue nuestro
orgullo mientras nos muestra que ningún esfuerzo nuestro o el tratar de
merecerlas puede traer estas bendiciones a nuestra vida.
Dios quiere que siempre seas un beneficiario, así siempre estarás
agradecido con Él, reconociendo que sólo Él es digno de recibir toda la gloria,
el honor y el poder.
TU PARTE ES SER UN BENEFICIARIO: RECIBIR TODA LA BONDAD, LAS
BENDICIONES, LOS DONES Y LA GRACIA QUE DIOS TIENE PARA TI.
Una vez que sabes que esto es verdad y que tienes a Alguien todopoderoso
que cuida de ti, es difícil que te sientas preocupado y temeroso. Jesús dijo:
Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros [sois] los pámpanos…
“Vosotros [sois] los pámpanos”: Jesús no te dijo que intentaras o
lucharas por ser una rama; ¡ya eres una! Como una rama conectada a la vid que
es Jesús, no necesitas esforzarte y tratar de dar fruto. Cuando simplemente te
relajas, experimentarás la vida de la vid (la savia, una imagen de la gracia)
fluyendo a través de ti y haciendo que lleves frutos en cada área de tu vida.
De hecho, cuando luchas, la savia no puede fluir a través de la rama, lo que
hace que sea difícil que des fruto.
¡DEJALO IR Y PERMITE QUE LA VIDA DE LA VID FLUYA!
Cuando estás en el ambiente correcto del amor de Dios, simplemente
necesitas relajarte y crecerás en la gracia, que es la única forma de crecer (2
Pedro 3:18).
Amado, no hagas oraciones desesperadas, intentando guardar la ley para
estar cerca de Dios para que Él te responda. Puedes acudir a tu Padre celestial
con libertad y cómodamente y hacer oraciones denodadas para pedirle lo que
necesitas en tu vida. ¡Debido a que eres justo en Cristo, estás cerca de Él y
Él está ansioso de responderte!
Las personas que están enojadas por la enseñanza de la gracia afirman
que ésta no tiene en cuenta el papel que debe desempeñar el cristiano. ¡Pero la
verdad es que Dios quiere que confiemos completamente en Su gracia y no en
nuestro propio esfuerzo!
Gálatas 5:4 (ESV) Estás separado de Cristo, tú que quieres ser
justificado por la ley; te has caído de la gracia.
Las diversas traducciones de Gálatas 5:4 explican claramente lo que
significa caer de la gracia:
- Estar
“separado de Cristo” (Conybeare)
- haber
“acabado con Cristo” y “haber desertado de la gracia” (Moffatt)
- “haber
terminado con Cristo” y “haber perdido tu conexión con el favor de Dios”
(Goodspeed)
- “cortarte
a ti mismo del poder de Cristo” y “ponerte fuera del alcance de Su gracia”
(Phillips)
Basándonos en estas definiciones, ¡definitivamente no queremos encontrarnos
fuera del alcance de la gracia de Dios!
Caes de la gracia cuando dependes de tu propio
esfuerzo para obtener lo que Dios ya te ha dado.
Caer de la gracia no significa caer en pecado. De hecho, mucho antes
de que alguien cayera en pecado, habría caído de la gracia.
Podemos ver un ejemplo de esto en lo que les sucedió a los hijos de
Israel en el desierto. Cuando Dios los sacó por primera vez de Egipto, a través
del Mar Rojo y hacía las aguas amargas de Mara, nunca estuvieron tentados a
construir un becerro de oro para adorar a pesar de que tenían el oro para
hacerlo (salieron de Egipto con las riquezas de los egipcios como pago
retroactivo por todos los años de trabajo).
Fue solo al pie del monte Sinaí, donde los israelitas se jactaron de su
justicia propia y alardearon de su capacidad para guardar el pacto de Dios con
ellos, diciendo “Todo lo que Dios dice lo podemos hacer y lo haremos” (Éxodo
19:8 KJV), que Dios les dio los Diez Mandamientos y este fue el resultado:
·
Moisés les dijo a los israelitas que no se acercaran al monte del Señor.
Antes de este momento de su travesía, Dios siempre había estado cerca de ellos
en forma de columna de nube durante el día y columna de fuego durante la noche.
Pero una vez que Israel se sometió a la ley, Dios tuvo que adoptar un tono
distante con ellos.
·
Los israelitas casi inmediatamente construyeron un becerro de oro,
rompiendo el primer mandamiento mismo, que era no tener ningún otro dios
delante de Dios (Éxodo 20:3-4). Los israelitas cayeron de la gracia primero
(cuando ellos alardearon de sus propias fuerzas para guardar la ley de Dios), y
después rápidamente resultó el pecado.
Como creyentes que hemos sido salvos y justificados por gracia, no
estamos destinados a guardar la ley por nuestras propias fuerzas, sino por el Espíritu
que vive en nosotros.
No estar bajo la ley no significa que nos volvamos locos y comencemos a
cometer toda clase de pecados. De hecho, cuando luchas por guardar la ley,
estás presumiendo de tus propias fuerzas y terminas activando tu carne y
produciendo las obras de la carne, es decir, el pecado (Gálatas 5:19-21). Esto
se debe a que la fuerza o el poder del pecado es la ley (1 Co. 15:56).
Pero cuando tú recibes la gracia, terminas produciendo el fruto del
Espíritu (Gálatas 5:22-23).
OBRAS DE LA CARNE = EL RESULTADO DEL ESFUERZO PROPIO
FRUTO DEL ESPÍRITU = EL RESULTADO DE LA VIDA DE DIOS EN TI
Es por eso que una de las tácticas del enemigo es venir en forma de
espíritu religioso para dar la impresión de que necesitas guardar la ley para
recibir las bendiciones de Dios, activando así tu carne.
Solo la gracia puede producir excelencia moral en
tu vida
Cuando se trata de caer en pecado, como el adulterio, esto casi nunca
comienza con la intención de pecar. En cambio, comienza con la presunción de
nuestras propias fuerzas, pensando que podemos manejar la tentación. Cuando
confiamos en nuestra propia carne, terminamos abriéndonos a una mayor tentación
como invitar a alguien del sexo opuesto a casa o estar a solas con ellos.
El caer en pecado comienza precisamente cuando ponemos nuestra confianza
en nuestros propios esfuerzos humanos, lo que Pablo nos dice que no hagamos
(Fil 3:3 NVI).
EL ÚNICO CAMINO A LA VERDADERA SANTIDAD Y A LA EXCELENCIA MORAL ES A
TRAVÉS DE LA GRACIA DE DIOS, NO TRATANDO DE GUARDAR LA LEY.
Dado que la gracia se define como Dios dándonos, podemos decir que la
gracia es “suministro”. Cuando recibes la gracia, eres suplido con el deseo y
la habilidad de cumplir e incluso superar las expectativas de la ley. Es por
eso que la gracia es lo que te mantiene alejado del pecado.
Cuando caes de la gracia (a través de depender de tu propia fuerza o
esfuerzo propio), tienes que suplirte o abastecerte a ti mismo basado en tus
propias habilidades, que son limitadas, a diferencia del suministro de Dios. Es
a menudo entonces cuando caerás en pecado. Esto fue experimentado por Esaú en
la Biblia.
Hebreos 12:14-16 Seguid la paz con todos, y la santidad,
sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar
la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y
por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o
profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
“Seguir la paz” VS “raíz de amargura”: Albergar amargura es
lo opuesto a buscar la paz con las personas, y esto sucede a menudo cuando
alguien cae de la gracia. Retener amargura en tu corazón afecta lo que hablas y
tus relaciones y, a menudo, causa que los demás también se amarguen.
“Santidad” VS “fornicario o profano”: Cuando se trata de pecado, muchas
personas piensan en la inmoralidad sexual.
En esencia, Hebreos 12:14-16 nos dice que es solo por la gracia de Dios
que podemos buscar la paz con todas las personas y la santidad; y es cuando caemos
de la gracia de Dios que terminamos teniendo una raíz de amargura y terminamos practicando
la fornicación y la impiedad.
Muchas personas que tratan de ser justificadas por la ley son personas con
amargura que están resentidas con los demás, particularmente resentidas con los
que están bajo la gracia (Gálatas 4:29), al igual que los fariseos.
El mayor problema de Jesús no fue de los pecadores. Fue de las personas
que conocían la Biblia y aparentemente parecían impecables, pero que en
realidad estaban llenas de justicia propia.
¿Por qué muchas personas religiosas, que tratan de guardar la ley para
estar bien con Dios, tienen pecados secretos? La respuesta es que mucho antes
de que tuvieran esa esclavitud en sus vidas, estas personas habían caído de la
gracia. Cuando confías en tu propia fuerza en lugar de en la gracia de Dios, el
pecado se vuelve tan atractivo y fuerte que no tienes poder contra él.
El ministerio del pastor Prince ha recibido muchos testimonios de
personas que han sido liberadas de todo tipo de esclavitudes, como estilos de
vida pecaminosos y enfermedades. Estas preciosas vidas fueron liberadas porque
reconocieron y confesaron que sus pecados habían sido perdonados y que eran la
justicia de Dios en Cristo. Dejaron de intentar convertirse en lo que ya son
(justos en Cristo) y simplemente descansaron en la obra terminada de Jesús.
Puedes leer testimonios aquí:
https://www.josephprince.org/blog/espanol?page=1
Solo la gracia puede proporcionarte favor divino y
paz con las personas.
Una de las áreas en las que una persona pueden caer de la gracia es en la
de intentar ganarse el favor de los demás. Hay muchas personas que están
atrapadas en un estilo de vida centrado en el esfuerzo de tratar de agradar a
Dios y a las personas con sus propias fuerzas. Este estilo de vida es muy
agotador. Dios quiere que vivas una vida de descanso.
Lucas 2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia
[“favor” KJV] para con Dios y los hombres.
La gracia es un favor inmerecido. Cuando caes de la gracia, también caes
del favor de los hombres.
Antes de continuar, debes saber que incluso cuando estés bajo la gracia y tengas el favor de Dios en tu vida, no tendrás el favor de todas las personas que encuentres. Incluso Jesús, que tenía el favor de Dios y de los hombres (Lucas 2:52), no tenía el favor de los fariseos. La gracia de Dios antagoniza a las personas moralistas y su legalismo. Habrá personas que verán que eres bendecido por la gracia de Dios, y se pondrán celosos, se enojarán y te perseguirán. Ten ánimo porque Jesús experimentó lo mismo.
Caer de la gracia no solo te hace caer en pecado y perder el favor de la
gente, sino que también puede tener un efecto mortal.
2 Corintios 3:6-9 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un
nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el
espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte
grabado con letras en piedras fue
con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el
rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho
más abundará en gloria el ministerio de justificación.
“El ministerio de muerte grabado con letras en piedras”: Esto se refiere a
los Diez Mandamientos ya que eran la única parte de la ley que fue escrita en
piedras con el dedo de Dios.
“Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en
gloria el ministerio de justificación”: Hubo un tiempo para que el
ministerio de condenación (la ley) ocupara un lugar central, y tuvo gloria en
ese momento. Sin embargo, ahora, la gloria de la ley ha pasado y no se puede
comparar con el ministerio de justicia de hoy (la gracia), ¡que lo excede en
gloria!
La gracia, no la ley, es el corazón de la verdadera
santidad.
En los tiempos del Antiguo Testamento, la nación más santa era Israel; la ciudad más santa de Israel era Jerusalén; el lugar más sagrado de Jerusalén era el Monte del Templo donde estaba el templo, y el lugar más sagrado de todos en el templo era el Lugar Santísimo. En el Lugar Santísimo estaba el arca del pacto, y en el corazón del arca estaba el propiciatorio o asiento de misericordia (KJV).
El propiciatorio es donde se rociaba la sangre del sacrificio animal.
Esta es una imagen de la sangre de Jesús derramada y rociada ante el trono de
Dios, dándonos una base justa para presentarnos ante Dios. ¡Debido a la sangre
de Jesús, el trono de juicio de Dios se ha convertido en el trono de gracia
para nosotros!
LA GRACIA ES LA MAYOR SANTIDAD PORQUE SOLO LA GRACIA PUEDE RECONCILARTE
CON DIOS.
Como hijos de Dios, queremos vivir una vida con excelencia moral, no con
una actitud de “yo soy más santo que tú” llena de orgullo y justicia propia,
sino con santidad que hace que las personas se sientan como si estuvieran en la
presencia de alguien celestial. Esa es la santidad que Jesús mismo poseía
cuando caminó sobre la tierra.
Si quieres eso para tu propia vida, ¡permanece bajo la gracia porque es
lo único que puede producir verdadera santidad!
Tu pecado ha sido cubierto por la gracia.
Hubo un tiempo en el Antiguo Testamento cuando los enemigos de Israel,
los filisteos, robaron el arca del pacto. Sin embargo, terminaron devolviéndola
porque el arca estaba causando estragos en su campamento. Los filisteos
enviaron el arca en un carro tirado por dos vacas, y el arca llegó a un lugar
llamado Bet-semes. Desafortunadamente, los hombres de Bet-semes decidieron
quitar el propiciatorio y mirar dentro del arca, lo cual estaba prohibido. Esto
es lo que pasó:
1 Samuel 16:19-20 Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes,
porque habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a
cincuenta mil setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había herido
con tan gran mortandad. Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante
de Jehová el Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?
¿Por qué fue tan severo el castigo?
Guardados dentro del arca del pacto había tres elementos que
representaban el pecado del hombre:
- Los
Diez Mandamientos, escritos en tablas de piedra
- La
vara de Aaron que reverdeció
- La
vasija de oro del maná
Estos elementos estaban ahí para recordar momentos en los que los hijos
de Israel se rebelaron contra Dios.
Para que la gente de Bet-semes pudiera mirar dentro del arca, tuvieron
que retirar el propiciatorio. Era como si Dios hubiera dicho: “Deja la ley dentro
del arca y no la mires, porque la he cubierto con el propiciatorio o asiento de
misericordia”, pero la gente eligió mirar la ley (que inevitablemente resulta
en pecado), y por eso fueron derribados.
Para que podamos sacar a relucir la ley, tenemos que hacer a un lado la
gracia. Esto no solo nunca traerá la verdadera santidad, sino que el resultado
de hacer esto es muerte (2 Co. 3:7).
Bajo la gracia, fluyen la salud divina y la sanidad
El pastor Prince comparte una historia personal de cómo él era una
persona despreocupada que no se preocupaba por su salud porque confiaba en que
el Señor lo mantendría saludable. Pero un día, leyó sobre los beneficios de la
desintoxicación con jugo, y por miedo, decidió tomar las riendas de su
salud bebiendo jugo de zanahoria a diario y tratando de llevar una dieta más
saludable. Sin embargo, ese año, su salud se deterioró más que cualquier año
anterior y terminó en el médico con más frecuencia de lo habitual.
No hay nada de malo con comer sano, hacer ejercicio y acudir a chequeos
médicos periódicos. Esas cosas son buenas para ti, pero la pregunta es esta: ¿Dónde
realmente reside tu confianza? Siempre pon tu confianza en la obra
terminada de Jesucristo.
Incluso los alimentos orgánicos más saludables provienen de la tierra,
que ha sido maldecida. No podemos poner nuestra confianza en la creación que ha
caído. ¡Debemos poner nuestra confianza en la redención, en la cruz de
Jesucristo, donde Él cargó con nuestros pecados y nuestras enfermedades!
Una vez más, el pastor Prince no nos está desalentando de comer
alimentos orgánicos, tomar medicamentos o ir al médico. Pero mientras hacemos
esas cosas, pongamos nuestra confianza en el Señor (por ejemplo, en tu camino al
médico, puedes pedirle al Señor que le dé sabiduría al médico para un
diagnóstico correcto). Al mirar al Señor para que prospere tu salud, ¡puedes
orar para que todas las pruebas reflejen Su gloria!
Cuando ponemos toda nuestra confianza en los medios naturales
para estar saludables, caemos de la gracia y el poder sanador de Cristo no
puede surtir efecto en nuestros cuerpos.
Si el Señor te lleva a tomar un suplemento de salud o a ver a un médico,
a un osteópata o un quiropráctico, por supuesto, ¡adelante! Pero a final de
cuentas, ¡confía en el Señor para que la gloria de tu sanidad y salud no sea
para el hombre, sino para el Señor!
Bajo la gracia, recibes favor en tu matrimonio y
relaciones
¿Has notado que las personas a las que miras con mucho favor suelen ser
personas que no se preocupan por lo que piensas de ellas?
Una de las áreas en las que podemos caer de la gracia es el área del
favor de la gente. Esto sucede a menudo cuando intentas complacer o ganarte el
favor de alguien. Buscar siempre complacer a la gente y hacer todo lo posible
para hacerlo así, generalmente hace que pierdas su respeto y favor.
Gálatas 1:9-10 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si
alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a
los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
El apóstol Pablo está diciendo que si buscara agradar a la gente en el
contexto de la predicación acerca de la gracia, no sería un siervo de Cristo.
Si Pablo quisiera agradar a la gente, predicaría acerca de la ley. Esto se debe
a que la naturaleza humana ama la predicación de la ley y la gracia combinadas,
ya que la ley le da al hombre un papel para desempeñar y algo de gloria que
reclamar. Por otro lado, ¡la gracia hace nada del hombre y todo a Dios! Esto
verdaderamente le da a Dios toda la gloria.
El pastor Prince da algunos consejos sobre la crianza de los hijos,
instando a los padres a no buscar siempre agradar a sus hijos, ya que al final
perderán el favor de sus hijos.
El rey David cometió este error con su hijo Adonías:
1 Reyes 1:5-6 Entonces Adonías hijo de Haguit se rebeló, diciendo: Yo
reinaré. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y de cincuenta hombres
que corriesen delante de él. Y su padre nunca le
había entristecido [“disgustado” KJV] en todos sus días con decirle:
¿Por qué haces así? Además, éste era de muy hermoso parecer; y había nacido
después de Absalón.
“Y su padre nunca le había entristecido [“disgustado” KJV]”: David nunca
disgustó, corrigió ni reprendió a Adonías. El resultado fue que Adonías murió,
al igual que los rebeldes hijos de Elí, a quienes Elí nunca había reprendido (1
Samuel 2:12–36).
El pastor Prince les recuerda a los padres que corregimos a nuestros
hijos porque queremos que ellos sean lo mejor que Dios ha ordenado que sean, no
porque nos preocupemos si los agradamos o nos miran con favor.
Una de las formas de corregir a nuestros hijos sin usar los Diez
Mandamientos es enseñarles sobre su identidad en Cristo. Puedes decirles: “Porque
eres un niño/niña de Jesús, no vas a decir mentiras. No vas a robar”. Es
importante afirmarles a ellos de quién son.
También es importante recordarles que son muy amados por su Papá Dios y
que Él está complacido con ellos. Cuando el diablo estaba tentando a Jesús en
el desierto, sabía que era contraproducente recordarle a Jesús que Él era el amado
Hijo de Dios (Mateo 3:17), por lo que dejó a un lado la palabra “amado” cada
vez que trató de tentar al Señor.
La Biblia también dice que los padres tienen la responsabilidad de criar
a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4). Un buen
médico busca curar a sus pacientes, no agradarlos. Asimismo, los buenos padres
buscarán criar bien a sus hijos, no complacerlos o agradarlos.
No queremos caer de la gracia porque la gracia es lo que nos da todo.
¡Queremos tener la abundancia de la gracia y el don de la justicia para que
reinemos en vida (Rom. 5:17)!
El pastor Prince alienta a los esposos a amar a sus esposas, pero esto
no significa tratar de complacerlas en todos los asuntos y alcahuetear todos
sus caprichos y fantasías. Esto solo hará que la esposa pierda el respeto por
su esposo. En cambio, una esposa admira a un hombre que no le tiene miedo y que
defiende sus convicciones. Por ejemplo, si una esposa le dice a su esposo que
no vaya a la iglesia, él debe pararse firme y defender lo que cree.
El pastor Prince también alienta a los esposos a amar a sus esposas como
Cristo ama a la iglesia. Jesús amó a la iglesia con los brazos abiertos en la
cruz incluso antes de que dijéramos “lo siento” por nuestros pecados. De la
misma manera, en el matrimonio, no importa quién diga “lo siento” primero. Toma
la iniciativa de amar a tu esposa a pesar de todo.
CUANDO DICES: “SOY LA JUSTICIA DE DIOS EN CRISTO” Y “SEÑOR, RECIBO TU
SUMINISTRO DE SANIDAD, PROVISIÓN, RESTAURACIÓN, COMPLETITUD Y BENDICIONES
FAMILIARES POR GRACIA”. ¡ENTONCES CRISTO HACE EFECTO EN TU VIDA!
El pastor Prince cierra el servicio orando por las personas con estas
condiciones:
- Una
persona que ya no va más a la iglesia y que tiene una afección pulmonar.
- Una
mujer que se lastimó un músculo de debajo de la axila hacia la espalda.
- Dolores
de cabeza
- Dolor
de dientes en la parte posterior de la boca
- Cálculos
biliares
- Dolor
en la nuca
- Condiciones
óseas
- Problema
del codo
- Enfermedad
de la tiroides
- Palpitaciones
del corazón
Toda sanidad puede resistir la prueba de la ciencia médica. El pastor
Prince alienta a aquellos por los que oró a que regresen a sus médicos para
verificar su sanidad. Solo deja de tomar tu medicamento cuando tu sanidad haya
sido confirmada por informes médicos. ¡Entonces por favor escríbenos para
compartir tu testimonio!
Para terminar, el pastor Prince nos da a todos una tarea:
Pregúntele al Señor: “¿Cuáles son las áreas de mi vida en las que he
caído de la gracia?” Muchas veces, es sutil y ni siquiera nos damos cuenta. Una
vez que el Señor te revele estas áreas, ¡arrepiéntete cambiando tu mente y
volviendo a la gracia!
Oración Final
“Padre en el cielo, te doy gracias por todos bajo el sonido de mi voz.
Te agradezco, Padre, por cada familia que está mirando en este momento, y
mientras levantamos nuestras manos ante Ti en un acto de disponer el corazón
para recibir, como un acto de beneficiarnos de todo lo que Cristo ha hecho en
la cruz, Padre, oramos para que seamos familias tan bendecidas que provoquemos
la envidia de muchos a nuestro alrededor, que se pregunten: “¿Quién es este
Dios al que sirves?"
Padre, oro en el nombre de Jesús para que esta semana, haya grandes
manifestaciones de favor en las vidas de todas estas familias y las vidas de
estas personas que están sintonizando, en el nombre de Jesús. Padre, protégelos
durante esta semana del virus COVID-19. Dondequiera que vayan, Señor, colócalos
en el lugar correcto en el momento correcto y protégelos de toda enfermedad y
de toda dolencia. Incluso lo que se está gestando en su cuerpo ahora mismo, golpéalo,
amén, y haz que no crezca en el nombre de Jesús. Padre, infúndelos con vida, Tu
vida de resurrección, haciendo que cada punto muerto, incluso en su cabeza,
cerebro y memoria, cobre vida nuevamente en el nombre de Jesús. Amén.
Alabado sea nuestro Señor y Padre en los cielos, presérvalos a ellos y a
sus seres amados y a sus pequeños de todo mal en el nombre del Señor
Jesucristo. Concédeles a cada uno de ellos una gran paz shalom en cada parte de
su ser, en el nombre de Jesús, amén”.
¡Esperamos que estas notas de sermón te hayan bendecido!
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Voluntarios tomaron las notas de este sermón durante el servicio. No son
una representación literal del sermón.
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