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!UN CORAZON DE AMOR! - Gracinha Bento

CARTAS ENTRE CREYENTES
           Amadísimos hermanos.

           A Dios y sólo a Él sea dada toda la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

                   El mayor gozo en esta vida es darse cuenta simplemente de cuanto Dios nos ama. Tanta energía perdemos en intentar alcanzar las promesas y perdemos el simple deleite de Su amorosa Presencia. La consciencia del profundísimo amor de un Padre lleno de compasión por sus hijos debería ser motivo de nuestra especial atención. El inmenso gozo de percibir su tremendo amor por nosotros, cada día: ¡Padre, Mi Amadísimo Abba yo necesito ver claramente la manifestación de Tu amor!

      Esta relación de amor es edificada por el Autor de la vida, mientras permitimos ser amados por El. Él desea relacionarse íntimamente, como en el caso de Abraham,  que la Escritura refiere como “tu amigo para siempre” (II Cron.20:7), pensando que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos a su único hijo. En el caso de Moisés su siervo dice:”cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová”. (Num.12:8).
     Que intimidad se puede llegar a tener con Dios, siendo ahora sus hijos. Es conmovedor ver el corazón de este hombre (sujeto a las mismas pasiones que nosotros) que no deseaba sólo para él, el  privilegio que tenía que Dios le hablara cara-a-cara. No quería la gloria para sí, sino para Su Dios.    
      El deseo de Dios desde el principio de la Creación era que cada uno tuviese esa intima relación con Dios.

      Como hoy ocurre con los hijos de Dios, que tenemos la misma medida de la fe y nos podemos presentar todos en un plan de igualdad delante de Dios. Un ministro de Dios no permite que lo pongan en un pedestal, sino que al lado de su hermano, y en plan de igualdad, caminan juntos en dirección al único Dios. Como dos hermanos en el camino de Emaús. Como cuando una de las aves necesita de asistencia de otro miembro, mientras hace su vuelo. La Cabeza de la iglesia es solo una: Cristo, en Su Cuerpo resucitado que toma las mejores decisiones. Que sirven  los intereses del Padre que, a su vez, permite que se vuelvan realidad nuestros sueños cuando sirven  nuestros mejores intereses.
       Reconocemos que somos todos iguales delante de Dios, con la misma medida del espíritu aun con funciones diferentes. Es también maravilloso notar que a veces, Dios nos bendice muy especialmente con algún hermano que El pone en nuestro camino para exhortarnos, o para señalar algo que el Padre nos dijo de antemano. Estamos profundamente agradecidos a Dios por esas personas que son regalos suyos, pero no las queremos sustituir por Cristo. El es el único mediador entre los hombres y Dios, Nuestro abogado defensor: el hombre Cristo Jesús, no otro hombre en sustitución de Él. Estos hermanos que Dios en su gracia pone en nuestro camino, ocupan la misma posición, pero de alguna forma en su caminar con Dios van un poco más adelante y son una fuente de inspiración a que miremos a Jesús “autor y consumador de la fe”. Jamás permitirán que los miremos como en un podio, pues saben que la gloria es sólo para Dios.

        Hemos escuchado por mucho tiempo hermanos decir que siguen a otros hermanos porque estos últimos siguen a Dios. Seguir un hermano no es seguir El Creador de los Cielos y de la Tierra. Y el genuino hermano, que va un poquito más adelante en su caminar,  no va a desear que escuches de otra persona, que no sea el hombre  Cristo Jesús, en intima unión con Nuestro Padre.

      El otro día, oía un hermano decir a propósito de nuestra relación  con Dios que nosotros no somos “huérfanos”, para tener de depender de tutores o de un ayo como lo hicieron los Israelitas. La Ley ha sido un ayo hasta Cristo. En el A.T. los creyentes eran siervos y no hijos del Dios Altísimo. Nosotros tenemos el honor y sagrado privilegio de tener Su simiente en nosotros. Tenemos el gozo de poder escuchar directamente en nuestro oído Su Voz como un viento suave y apacible. ¡Imagínese  la soledad de un niño en un orfanato, no pudiendo por su triste condición ser cobijado por el amor de un Padre!
      No debemos sustituir el amor de un Padre, por la voz de un tutor, o ayo, porque a nosotros nos fue dado el inmenso privilegio de tener a Cristo en nosotros. La vida del resucitado dentro que desea disfrutar la vida que El Padre le ha dado, por derecho propio y en Su Reino.

       Dios, Nuestro Abba es nuestro mejor Amigo. Esa relación de amor nace de la confianza que tenemos en la profundidad de ese amor. De no dudar ni por un momento que El Padre nos ama como nadie jamás nos amó, o amará. Ese afán de procurar la respuesta en una persona indica que no entendemos aún la profundidad del afecto y cuidado que Dios nos tiene. Lo que Él es capaz de hacer en nuestra vida excede nuestro entendimiento. El Dios invisible está más presente que nunca. Su Gracia nos basta.
       La vida que hay sólo en Dios es lo que perseguimos: ese Tesoro de gran valor. Nada lo puede sustituir y todavía durante años nos apoyamos en personas como mediadores en nuestra relación con Dios.

       Vivir en el amor del Padre le da sentido a nuestra existencia. Sin Él, sin la consciencia de Su Presencia,  nada cobra verdadero valor, nada brilla  si Él  no está ahí. Además, nos ha dado la completa libertad de amarlo porque nos limpió de todo pecado o consciencia de debilidad que nos apartaba de esa intima comunión. No buscamos más aprobación de ninguna persona, porque El Padre nos ha aceptado y no luchamos más por esa clase de amor.
      Que inmensa alegría pensar que no podemos hacer nada para  ganar el amor de Dios, o hacer ningún esfuerzo para merecerlo. Tampoco dejar de andar a la altura de lo que El Padre hizo disponible hace que Él  nos ame menos. Eso es Su misericordia que por fin podamos descansar y ser amados sin merito propio, ni trabajo.

     También que libertad tenemos para amar a nuestros hermanos, que son regalos que Dios puso en nuestras vidas. Son también perlas y tesoros de gran valor con que El Padre nos alegró nuestra existencia, pero no dependemos de ellos en el sentido en que no ponemos en nuestros amadísimos hermanos nuestras expectativas. Que perspectiva tan amorosa nos ha dado el Padre de vivir en una familia y especialmente el deleite de poder compartir nuestros corazones.

    ¡Qué bendición son cada hermano que Dios escogió para nosotros para caminar juntos y no solos, delante del Padre!

    Os amo entrañablemente a cada uno de ustedes.

  TE AMAMOS PADRE POR TU LUZ ADMIRABLE. POR LA LIBERTAD QUE NOS HAS DADO EN CRISTO. DEPENDEMOS DE TU AMOR COMO NIÑOS DE PECHO. ABBA, PADRE COMO TE ADORAMOS!!!!

   Ven señor Jesús
   Gracinha.

   Fuentes:

  Biblia Reyna - Valera 1960.
“The God Journey” blog.
 “Una Vida Cristiana  Normal”de Watchman Nee- traducción Juan Luis Molina.

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