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¿CONECTADOS A QUIEN? - PARTE II Por Juan Luis Molina

CARTAS ENTRE CREYENTES


----- Mensaje enviado ----
De: Juan Luis Molina
Para: Mira sólo a Dios <mirasoloadios@live.com>
Enviado: domingo, 22 de mayo, 2011 4:55:24
Asunto: ¿Conectados a quien? - Parte II

 
Amadísimo Teófilo (“Amado de Dios”):

                                 Cada día que pasa me encuentro más convencido y persuadido de que, Su firma, es decir, la signatura o rasgo de identidad de nuestro Abba Padre, se encuentra y la estampó con Su mano en TODAS las cosas creadas "que se ven," y no sólo en la letra del libro de capas negras conocido como la Biblia, como pensaba antes.  - ¿Te parece o te suena raro, lo que estoy diciendo? - No te culpo por eso - también yo hubiese pensado lo mismo algún tiempo atrás. Sin embargo, antes de mandarme a la hoguera por hereje, o de poner de lado este documento, medita bien lo que dice este versículo: Dios, habiendo hablado muchas veces Y DE MUCHAS MANERAS..... en estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo. Esto es genial, Teófilo, ¿te das cuenta? - es que me encanta - No dice aquí que sólo por la Biblia nos habla Dios. Dice que de "muchas maneras," y, en estos postreros tiempos.... por el Hijo.
Jesús, aquel hombre de quien está registrado y se testifica en el Libro de los libros, donde nuestro Padre estampó Su firma de manera muy significativa, y por quien allí  nos dice que hizo el universo y que lo constituyó heredero de todo, aquel hombre digo, ¿Cómo te parece a ti que conoció a Su Padre? - Pues, pensando lógicamente, no me parece, no creo que  la mente del Creador la llegase a conocer solo por empinar mucho los codos estudiando los rollos o pergaminos, o encerrándose en un monasterio, o asistiendo a clases ni seminarios; ni mucho menos escuchando a los ilustres líderes de su tiempo, o a los sabios escribas y fariseos en las sinagogas; sino que está escrito que poniendo sus ojos arriba en el cielo y procurando los negocios de Su Padre.            
          Jesús ponía sus ojos en lo alto, en las cosas de arriba. Aquel hombre de Galilea se deleitaba en lo que Su Padre celestial le enseñaba, y además, después, pasaba mucho tiempo confirmando lo que su Padre le mostraba, en las cosas que se ven. Jesús comprobaba la firma del Creador en todo lo que tenía a su alrededor. - Así, por ejemplo, desde niño, Jesús, andando con su Padre, veía que había en el campo lirios tan hermosos y con hojas tan majestuosas, que ni tan siquiera Salomón, el más rico y sabio de todos los reyes de Israel, se había vestido como uno de ellos. Ni sus trajes podían ser de tan bellísimos colores; y sin embargo no precisaban aquellos lirios de ningún esfuerzo humano para que crecieran - nacían así, ni tan siquiera precisaban ser sembrados o regados.  Y de que había aves de todas las clases entonando sublimes melodías, desde que se despertaban por la mañana temprano hasta el final de la tarde, y que nunca estaban ansiosas por nada. Ni pensaban en el pasado, ni se ocupaban en el día de mañana, ni juntaban su grano en graneros.  Después, a medida que iba creciendo en estatura y en sabiduría, también se fue dando cuenta, observando todo con el Padre, que por la aldea donde vivía pasaban de vez en cuando pastores haciendo la trashumancia, y que algunos amaban tanto a las ovejas de su rebaño, que podían, si fuese necesario, dar sus propias vidas por sus ovejas; y sin embargo, también había otros que eran asalariados, que estaban más pendientes del dinero que recibían por su trabajo y de su propio sustento que del rebaño que tenían a su cuidado; las ovejas pura y simplemente las abandonaban si enfrentasen algún peligro. Las despreciaban. - Sí, aparentemente, tanto los pastores que amaban el rebaño, como los que amaban más el dinero, lucían todos iguales, y los segundos podían muchas veces pasar por ser más astutos, bien vestidos y sinceros, y los primeros sin embargo más necesitados; pero aunque en las apariencias luciesen casi iguales, en sus corazones había una sustancial diferencia que solo Dios percibía, y se las mostraba a Su hijo, porque Jesús estaba siempre buscando la firma del Padre también en las personas, y el Padre le mostraba entonces lo que había en el corazón de cada uno. Porque aquel hombre de Galilea no se fijaba en las apariencias que miran los hombres, sino que solo se fiaba de lo que el Padre le mostraba.
Andaba, pues, con sus ojos Jesús puestos en Su Padre, y el Padre le mostraba todas estas cosas; y Jesús sabía por experiencia que era un Dios riquísimo el que había hecho todo esto que se ve a nuestro alrededor. Y reconocía Su firma, sabía que amaba en gran manera a todos los hombres y que no era el dios déspota que enseñaban los sacerdotes y líderes en el templo. Por eso, el Padre de toda la creación, que le amaba sobre todas las cosas, le daba desde pequeño que creciese, tanto en estatura como en sabiduría; pero no encerrándolo en una sala, haciéndolo que escuchase a sabios doctores de la ley, o solamente escudriñando años y años rollos y pergaminos, ¡No! Sino que  andando él de Su mano en el campo, en la aldea y entre la gente. Al aire libre, como los pájaros y los demás animales. Así conoció por experiencia cuanto amor y gracia residía ciertamente en el Padre. - Acuérdate Teófilo, que todo el universo había sido hecho por causa de él.  - ¿En qué sala de clase, pues, podría aprender el hijo de Dios la verdadera sabiduría de lo alto? - ¿Quién podría enseñársela mejor que Su Padre? - Por eso eran los doctores de la ley, los que se quedaban atónitos y de boca abierta oyéndole hablar a él, a la edad de doce años, y no al contrario. 
   Medita bien en esto querido hermano: Todas, absolutamente todas las enseñanzas posteriores, las doctrinas que Jesús profirió acerca del Reino a las ovejas dispersas de Israel a la edad de treinta años, todas, digo, se basaron en lo que el Padre le había estado enseñando por esa misma vía en su niñez y juventud, y en nada se contradecían con las que estaban escritas en los pergaminos. Después, cuando fue ungido con el espíritu santo y se fundió EN UNO con el Padre, el Padre le recordaba todo lo que le había enseñado durante su niñez y juventud. Todos los dichos de Jesús que se encuentran en lo que conocemos hoy como los "cuatro evangelios" (que no es más que un nombre dado por los hombres), se basaron en lo que su Padre le había estado enseñado así, de esa manera.  Aquel Jesús no conoció a su Padre de otra forma. No lo conoció como piensan muchos, solo estudiando y empapándose los "rollos" del "Mar Muerto," de los que ahora tanto se comenta que se han descubierto en recientes excavaciones (que por supuesto también los conocía), sino procurando la firma de Dios casi imperceptible para el ojo humano "natural," ocupado en los negocios y quehaceres de éste mundo,  pero tan visible para el "espíritu" de quien procure la sencillez del Creador y de Su Reino en las cosas que se ven. En el rasgo del Creador que hay en TODAS LAS COSAS que se ven, de las que habla la epístola de Romanos, creció en sabiduría e inteligencia Jesús - el hombre de Galilea. Así de fácil y así de sencillo.

     Digo, pues, y vuelvo a subrayarlo, que medites bien en esto, amado hermano, por una sencilla razón, y es que nuestro Dios y Padre no cambia jamás. Sigue deseando ardientemente enseñar, redargüir y corregir, a todos y cada uno de Sus hijos amados, todas Sus cosas personalmente, de la misma manera.

1 Juan 2:27
Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.


NO SOLO JESÚS

De Salomón está escrito: Y le dijo Dios: Porque has demandado sabiduría... he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido. ¿De que forma le dio Dios a Salomón esta sabiduría que venía de lo alto?  Salomón no obtuvo toda esta sabiduría en los libros, sino a través del espíritu observando la vida diaria, las actitudes de los seres humanos y a la naturaleza. ¡Hasta de las hormigas aprendió Salomón!

NO UNA, SINO DOS MANERAS DE DARSE A CONOCER NUESTRO ABBA PADRE

         Entonces, hay dos maneras de ver al Padre, o mejor dicho, dos formas del Padre revelarse a los que le buscan - a los que no teniendo ya confianza en ninguna carne (ni en la suya propia ni en la de nadie), miran en las cosas de arriba, de lo alto - donde está la verdadera vida escondida con Cristo Jesús. Nuestro Abba Padre Se puede dar a conocer con telescopios espirituales, y entonces toda Su sencillez y ternura se nos descubren a nuestros ojos y nos derriten el corazón, como a los niños; y con microscopios divinos, y entonces toda Su perfección y grandeza se nos revelan en todo su esplendor y nos dejan boquiabiertos, pasmados y sin palabras. En la primera de las formas, en la del telescopio, podríamos incorporar obras inspiradas como las de Lamsa “Mi Vecino Jesús” y que se acaba de publicar en el blog “Mira sólo a Dios”, retratando a Jesús en sus dichos y en su tiempo; o los de Pillai con sus orientalismos. Ahí vemos cómo la manera de hablar y de andar de Jesús, cautivó el corazón de la gente por su sencillez, candor y ternura; porque contrastaba con la pedantería y el distanciamiento de los doctores y guardadores de los rollos y pergaminos. - Esta naturaleza del Padre es algo que nos fascina, nos derrite el corazón, nos hace sentarnos y quedarnos calladitos, como se quedó María la hermanita de Marta escuchando al Maestro, cuando el Maestro en su casa les declaraba al Padre.
         Y en la segunda, la del microscopio, podremos citar obras como la de Bullinger en “Como disfrutar la Biblia” ("How Enjoy The Bible"), y otras muchas que no citaré aquí, pero que en las cuales, tratando al más ínfimo pormenor los más pequeños detalles en las Escrituras con todo el amor y el respeto del espíritu se nos descubren ante nuestros ojos, por la gracia divina, la gran perfección inalcanzable que posee, en Sí Mismo, nuestro Abba Padre el Creador.
De esta mezcla de sencillez, sabiduría y de amor se compone el Padre, y se nos descubre y revela en el espíritu santo (pneuma hagion) en la vida del Cristo resucitado que por la gracia gratuita del Creador nos ha sido otorgado.
      .....y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. (Gálatas 2:20).

EL CONOCIMIENTO Y EL AMOR DE DIOS - DE LOS DOS VIENE EMPAPADO TU ESPIRITU: ¡CRISTO EN TI!
           El (solo) conocimiento envanece, pero el amor (aunque sea solo) que lleva en sí mismo tu Cristo, edifica tremendamente, al Cuerpo en primer lugar, y a todo lo que nos rodea por añadidura también. Qué hermoso es, hermano mío, qué bello es que, este preciosísimo tesoro llamado Cristo, que nuestro Abba Padre nos puso dentro de nuestro vasito de barro, sabe examinarlo todo y retener todo lo bueno de forma natural. No hay que entrenarlo para que haga tal cosa. Tu espíritu es una espada de dos filos muy aguda que sabe discernir perfectamente TODAS LAS COSAS -  las cosas que son de éste mundo, de las que son espirituales. Todo lo bueno lo retiene nuestro espíritu porque así lo creó Dios, con esa finalidad; y todo lo demás, todo lo que no proviene del Padre, nuestro espíritu es una hoguera que naturalmente lo derrite. Toda la madera, heno y hojarasca mundana se derrite en la hoguera que es nuestro espíritu, y esa hoguera limpia y purifica todo el oro, la plata y las piedras preciosas celestiales. Gradualmente,  sin que tú des por eso, lo bueno que te edifica lo retiene, y lo demás, lo desechable e impuro, espiritualmente hablando lo echa a la letrina. Así que no te dé temor de ingerir cosas “envenenadas” en escritos de procedencia humana, hermano mío, no tapes tus oídos porque nada te hará daño, con tal que las digieras tú en el Cristo que tu Abba Padre te puso dentro. Tu Cristo, ese espíritu de poder, amor y dominio propio, no teme nada. Todo lo que se te acerque por tus cinco sentidos sabe discernirlo con la sabiduría del Padre. Sea de Satán, de tu hombre viejo, o de proveniencia humana, toda planta que Mi Padre celestial no haya plantado, será desarraigada. Así de fácil y así de sencillo.


UN EJEMPLO PRÁCTICO
              Hay cosas que Claudia, Gracinha, Charo y yo (quienes colaboramos en este blog), que enviamos y/o traducimos, que sabemos que contienen partes que NO son del todo inspiradas por el Padre. Sabemos que estos escritos, en parte, no contienen la exactitud matemática y la precisión científica que hemos aprendido de las Sagradas Escrituras, y sin embargo, las enviamos a nuestros hermanos. Y ¿por qué las traducimos entonces, y las mandamos? - simplemente, por dos motivos principales: por ser fieles a los autores que las escribieron, y porque estamos persuadidos que están empapadas con el amor del Padre. O con el telescopio o con el microscopio, estamos convencidos que muestran la gloria del Padre y que edifican a muchos en la iglesia. Pero no muchas veces del conocimiento (que envanece), sino del amor del Padre que edifica. Ni más, ni menos.         
             Hay obras que, pura y simplemente, nos pone el Padre en nuestras manos y nos inspira a traducir y que, cuando estamos trabajando, nos encontramos con partes en las que no estamos de acuerdo con el autor, en cuanto al conocimiento, pero que sin embargo nos derriten en el espíritu con el amor del Padre que tienen por detrás en sus contextos. Cuando es así, siempre nos paramos y le preguntamos al Padre primero qué es lo qué debemos hacer. Unas veces nos dice que las modifiquemos, otras que las dejemos como están, otras simplemente no sabemos lo que hacerles y aguardamos. Hay muchas cosas que simplemente no las publicamos, están en la estantería, aguardando el tiempo del Padre.   
Hoy, sin embargo, el Padre me da luz verde para exponer algo que tengo en mi corazón compartir desde hace algún tiempo.  Es uno de estos temas que tengo como piedra en mi zapato desde hace algún tiempo. Por ser recurrente en muchas de nuestras traducciones y por ser de largo tiempo un clamor que yo tenía en la presencia del Padre; por ser algo que, aún siendo el Padre que nos pedía que así lo tradujésemos, yo le insistía mucho para que se aclarase conforme estoy convencido, plenamente persuadido que debe ser conocido entre los miembros del Cuerpo que quieren hacer conexión con Él:
¿EN EL NOMBRE DE JESÚS?
Todos los que seguís de cerca nuestras publicaciones, o en el blog o en el sitio en facebook “Mira Solo A Dios”, os habréis dado cuenta de que muchos de los documentos traducidos, aunque no así nuestros escritos personales, exponen y hablan del Jesús de los evangelios, y muy poco del Cristo Jesús del Evangelio de Pablo - del Evangelio de la Gracia. Esto es una piedra en mi zapato, algo que me indica que hay una laguna, un desconocimiento, una pérdida de "palabra correctamente dividida" en el entendimiento de muchos miembros del bendito Cuerpo de Cristo, y me molesta sobremanera escribirlo y traducirlo así, y me doy al lujo de hablar en nombre de mis hermanas Claudia, Charo y Gracinha también. Sé que es una piedrecita en su zapato también para ellas. Sin embargo, es así que nos pide que lo hagamos el Padre. Así nos manda el Padre traducir esos documentos. Y ¿por qué?  - ¿Cómo puede ser que, sabiendo que podríamos traducir documentos más "correctamente divididos," o más conformes a nuestra "administración" de la Gracia, nos haga Dios traducir aquellos en los que no vemos tan claro Su conocimiento para nuestro día y tiempo? -  pues, sencillamente, hermanos míos, porque sabemos muy bien que hay muchísimos miembros en el Cuerpo que "todavía" solo se identifican con ese nombre precisamente, y que no saben la diferencia que hay entre Jesús y Cristo Jesús, y algunos que piensan que Jesús y Dios son la misma persona. Pero nuestro Abba Padre sabe que así, en sus convicciones, Sus hijos amados, aunque carezcan de ese conocimiento, reciben nuestras trabajos mucho más efectivamente, que sus almas reciben todo el consuelo y sanidad - la sanidad y el consuelo que nuestro Abba Padre desea ardientemente para todos los seres vivos de este maravilloso planeta privilegiado. Y también porque el gran amor con el que estos hermanos comparten estos escritos  por el espíritu (aunque con un conocimiento diferente al nuestro) edifica nuestras vidas, y estamos persuadidos de que “escudriñándolo todo y reteniendo lo bueno”, como nos exhorta las Escrituras, cada hermano que los lea, si tiene un amplio y exacto conocimiento de las Escrituras, o no teniéndolo, puede ser edificado con el amor que sus autores derraman en sus escritos. Y sobre todo, porque es el mismo Espíritu Quien nos repite que no nos preocupemos, que Toda planta que Yo no planté, será desarraigada     ¿Veis ahora el significado aquel de que el amor edifica, pero que el conocimiento envanece.
Por eso recomendamos siempre que no se debe leer ningún escrito de procedencia humana sin ser digerido por nuestro espíritu, porque nuestro Cristo, mirando siempre al Padre, sabe muy bien examinarlo todo y retener todo lo bueno. Pero si aceptamos de parte de los hombres, sea del que planta o del que riega, todo lo que dicen o hacen, y lo elevamos a la misma categoría o nivel del Padre (como sucede muchas veces) entonces nos vamos a ver envueltos una ensalada mental enorme, en una divagación de ideas e ideales que va a producir en nosotros una diarrea espiritual constante, y seremos debilitados. Si aceptamos todo lo que dicen los hombres pensando que viene de Dios, podemos llegar a pensar que las tribulaciones por las que pasemos, las circunstancias adversas, las vicisitudes y toda suerte de tentaciones que trae consigo este podrido mundo, son todas la voluntad de Dios, y en vez de servir todas ellas para ver el poder del Padre Todopoderoso en manifestación, pensaremos que las sufrimos por no acatar las programaciones y ordenes de los líderes y pastores, o por no haber ido a las reuniones........ o por no sé cuantas cosas más.
          ¡No hermanos míos, no, y mil veces no!!!!!!!! Pensad solo esto - que tenemos un Padre riquísimo, y que nosotros somos Sus niños de pecho. Los más amados, Sus obras primas, las joyas más preciadas de Su creación. – Si lo miramos sólo a Él mientras escuchamos a Sus servidores, jamás permitirá que nada malo nos toque ni nos haga daño; pero si nosotros, en vez de poner nuestros ojos y nuestra confianza en nuestro riquísimo Padre, a través de la Cabeza de este Cuerpo, que es Cristo Jesús, los ponemos en bernabés y pablos, en lo que nos dicen o nos han dicho líderes y coordinadores, o en nosotros mismos y en nuestros méritos y habilidades, o en nuestras débiles conciencias muertas, entonces nos vamos a privar de lo mejor, nos vamos a privar de ser mimados y remecidos con todo el cariño de Sus manos, de las manos que con tanto poder, perfección, ternura, dulzura, y cuidado prepararon todas las cosas para que nada nos faltase EN CRISTO.
       ¿Te das cuenta? - ni nuestras publicaciones, ni las publicaciones de ninguna universidad, ni ningún tipo de seminarios de ninguna clase podrá jamás enseñarte lo que el Padre Mismo, el Creador de todos los cielos y la tierra a través de Su incomparable espíritu puede enseñarte, a ti personalmente. Y quien te enseñe lo contrario hace de Dios un mentiroso; aunque sea tu padre en la palabra. ¿Te das cuenta? - No podemos jugar con estas cosas. Dios nos dejó muy claro dicho, también en la Palabra, que el Cuerpo de Cristo funciona como tu propio cuerpo. Si los miembros de tu cuerpo estuviesen solo conectados entre sí, o reaccionasen a sus propios impulsos, y no conectados única y exclusivamente a tu cabeza, tus actos y movimientos serían descoordinados, desordenados, epilépticos. - Pues igual en el Cuerpo de Cristo. Cada miembro debe conectarse simplemente a la Cabeza, y la Cabeza, que es Cristo Jesús, es quien única y exclusivamente coordina y junta a los miembros como a Dios le place. Esta es la única vía en la que jamás surgirán divisiones en el Cuerpo. Así de fácil y así de sencillo.  
    ...Pero si cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? ...De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo... ¿Qué pues es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.

Así que, ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el crecimiento


En el amor del Padre

Juan Luis Molina.




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