EL APOCALIPSIS O "EL DIA DEL SEÑOR" - Por E.W. Bullinger ( 5a. Publicación)
Muy amados de Dios:
Deseo elevar una oración y acción de gracias por
cada una de sus vidas. Que nuestro Dios, el TODOPODEROSO les bendiga con gran
generosidad a ustedes, a sus familias, a todos los que aman. Que mientras se
deleitan en Él, les conceda las peticiones de su corazón. Que nuestro Dios
alumbre los ojos de nuestro entendimiento para apropiarnos con denuedo y gran convicción
cada una de las incomparables promesas que están declaradas en la Palabra de
Dios. Que sus preciosas vidas delante de Él, sean prosperadas con salud y
bienestar, y que sean suplidas sobreabundantemente cada una de sus necesidades.
Padre, sigue rodeando con Tu favor y gracia a
los que te amamos de todo corazón, guárdanos bajo la sombra de Tus alas, enséñanos
Tus maravillosos caminos y pensamientos que nos llevan siempre a la victoria y
al camino espacioso de la gracia y a la completa paz que hay en ti. Enséñanos a
regocijarnos en Tu sanadora Presencia e inúndanos con tu sabiduría a cada paso del camino. En el
nombre sobre todo nombre que se nombra, el de Cristo Jesús, amen.
Dios los bendiga.
Claudia Juárez Garbalena
El Apocalipsis o "El Día del
Señor"
Por
Por
E.W. Bullinger,
D.D.
Segunda edición
(Revisada y corregida)
1909
Traducción al español por Juan Luis Molina
Con la colaboración de
Claudia Juárez Garbalena
EL CUADRO COMPLETO O ALCANCE
DEL APOCALIPSIS DEDUCIDO POR SU LUGAR EN EL CANON
El alcance o cuadro completo
del Apocalipsis es el más importante de todos los sujetos preliminares
conectados con su interpretación. Aparte de su verdadero alcance, no será
posible una correcta interpretación. Este cuadro completo se observa más
claramente deduciéndolo de su estructura; pero, antes de considerarla, nos
proponemos observarlo como se muestra por su lugar en el Canon de la Escritura,
y por la relación que mantiene con los demás libros del Nuevo Testamento. Esto
es lo primero que debe ser descubierto para poder comprender su lugar, tema,
objetivo y alcance. El orden de los libros del Nuevo Testamento en su totalidad
varía, tanto en los manuscritos, como en las versiones y catálogos* que han
sido preservados y han llegado hasta nosotros.
*Catálogos tales como los
contenidos en el Fragmento Muratoriam, D.C. 160-170. Eusebio H.E 3:25),
alrededor de 340 D.C.Atanasio (Ex. Festali Epístola (escrito en 367 D. C.) 39 tomo
1 págs. 767, 961. Ed. Benedict. Paris 1777. Gregorio Nazienzenus (Garm.Sect. 1.
12. 5), 391 D.C. Los Procedimientos del Concilio de Cartago, 397 D.C. Rufino,
410 D.C.
Pero mientras que el orden de
los libros separados pueda variar, se encuentran arreglados en cuatro grupos
que nunca varían: - (1) Los Cuatro Evangelios. (2) Los Hechos de los Apóstoles.
(3) Las Epístolas. (4) El Apocalipsis. Los cuatro grupos siguen siempre el uno
al otro en este orden. Decimos que son cuatro “grupos”; pero veremos que
solamente el primer y tercer grupos son separados; porque el segundo y el cuarto consisten
de solamente un único libro cada uno. El orden de los libros separados en estos
dos grupos varía. Por ejemplo, el orden de los Evangelios varía. El orden de
las Epístolas varía, porque en algunas listas, las Epístolas Paulinas vienen
antes de las generales y demás Epístolas, y viceversa.
Pero, igual que
en las Epístolas de Pablo dirigidas a las iglesias, las cuales nunca varían en
su orden, así los cuatro grupos nunca varían en su orden tampoco.
Su interrelación puede
exponerse, brevemente, en la siguiente estructura:
Los Libros del Nuevo
Testamento
Evangelios
| EL PRIMER ADVIENTO. La venida del “Hijo del
Hombre” para presentar el reino. El desprecio del reino y la crucifixión del
Rey.
Los Hechos y las Primeras Epístolas Paulinas
| H | EL REINO NUEVAMENTE OFRECIDO. Los Hechos y
las primeras Epístolas Paulinas (Hechos 3:19, 20). Las “Maravillas y Señales
del Espíritu Santo (Hebreos 2:3, 4). La oferta del reino otra vez despreciada
(Hechos 28: 25, 26).
Las Epístolas Paulinas Posteriores
| H | EL REINO EN SUSPENSO. El “todavía no” de
Hebreos 2:8. El Misterio Revelado y consumado, Rom. 16:25, 26; Efesios. 3:1-4;
Col. 1: 5 – 2: 3; 1 Tim. 3:16; Fil. 3: 14.
Apocalipsis
| EL SEGUNTO ADVIENTO. La venida del “Hijo del
Hombre” para establecer el reino en poder y gran gloria. El establecimiento del
reino y la coronación del Rey.
Por esta estructura se puede
ver que el Apocalipsis mantiene una relación especial a, y en conexión con Los cuatro Evangelios, y no con las Epístolas. Los Evangelios registran acontecimientos conectados
con el Primer Adviento, y el Apocalipsis registra los eventos conectados con el Segundo Adviento. En los Evangelios tenemos “los días del Hijo del Hombre” (Lucas 17:22); en
el Apocalipsis tenemos “el día del Señor” (1:10).
Los Evangelios terminan con la
gran profecía del “Hijo del hombre en las nubes del cielo con poder y gran gloria”
(Mateo 26:64, 26:64; Marcos 13:36; Lucas 21:27); seguido por los relatos de Sus
sufrimientos, traspaso y muerte. El Apocalipsis retoma este tema y comienza por
declarar el cumplimiento de esta profecía, “He aquí que viene con las nubes y
todo ojo le verá, y los que le traspasaron” (1:7); seguido por el recuento de
los juicios; la venida y la coronación. Los Evangelios contienen la profecía de
la Gran Tribulación: el Apocalipsis contiene su descripción.
Entre el primer adviento, que es el tema de
los Evangelios, y el segundo adviento, que es el tema del
Apocalipsis, tenemos el presente intervalo, que es el tema de los Hechos de los
Apóstoles y las Epístolas. Este intervalo se divide así mismo en dos periodos
distintos, (1) el periodo cubierto por los Hechos de los Apóstoles y las
primeras Epístolas de Pablo, y (2) el cubierto por las posteriores Epístolas
Paulinas. Los Hechos tienen por tema la re-presentación del Rey y del reino.
Israel es llamado de nuevo, y Pedro, usando las llaves del reino que se le
encomendaron para este propósito especial, abre el reino para los judíos y gentiles.
A través de la sobreabundante gracia de Dios el reino se le ofrece nuevamente a
Israel, pero siendo otra vez despreciado, se llena la copa de iniquidad de
Israel. El pueblo no solamente desprecia a Cristo Resucitado, sino que también
resiste al Espíritu Santo. Resistieron a Jehová en el Antiguo Testamento, al
Mesías en los Evangelios, y al Espíritu Santo en Hechos. Aunque el ministerio
de Pedro es parcialmente cubierto por el de Pablo, sin embargo, está claro que
Israel mantiene su trato especial como tal, hasta la sentencia final que se
pronuncia en Hechos 28:17-28, a la que se sigue casi inmediatamente el saqueo del
Pueblo y su expulsión de su ciudad y de su Territorio hacia el exilio. Después tenemos el periodo cubierto por las posteriores
Epístolas Paulinas, que tienen por tema el Misterio, o la Iglesia de Dios. La
iglesia tiene un llamado diferente, una diferente posición, y un diferente
destino que el de los judíos o gentiles, aunque, compuesta por individuos de
ambas ramas, esta Iglesia se encuentra ahora aguardando por su llamado desde lo
alto (Filipenses 3:14).
Puede ser que estas dos partes
del presente intervalo les hubiesen sido pasadas sutilmente por alto, así como
el ministerio de Pablo en la sinagoga y entre los gentiles también se pasó por
alto. No fue sino hasta poco tiempo después de la muerte del Apóstol, que Dios de
hecho (como ya había comenzado a hacer judicialmente), comenzara a lidiar con
Israel, esparciendo al pueblo por el extranjero sobre la tierra – destruyendo
el Templo, y efectivamente, durante un tiempo, cortando las ramas naturales del
Olivo (Romanos 11).
Después de esto, tenemos adelante,
en las Epístolas, el llamado y la esperanza de la iglesia, que está ahora
siendo separada, y está esperando ser alzada,
para reunirse con
el Señor en el aire; esperando por “nuestra reunión junto con Él” (1ª Tesalonicenses
1:10; 4:15 – 5:4; 2ª Tesalonicenses. 2:1-3R.V.). Antes de que “el Día del
Señor” llegue. Esto es fundamental para ser conscientes de nuestra posición, y
es necesario, creemos, para obtener una clara comprensión del Apocalipsis. Será
bueno, por tanto, que establezcamos posteriormente el gran alcance del Libro
como se ve por su posición en el Nuevo Testamento; y su especial relación con
los Evangelios.
En 1ª Tesalonicenses 5:4, se
nos dice claramente “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que
aquel día (el día del Señor) os sorprenda como ladrón.”
Una vez que la Revelación o
Apocalipsis es la descripción de aquel día (1:10, 3:3; 16:15) y de Su “venida
como ladrón” (compare Mateo 24:43, 44), está claro que la promesa de
Tesalonicenses 5:4, debe cumplirse antes
de que el Señor se revele de esa manera. Aquellos a quien concierne estarán ya
en el “reposo”, con Él “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el
cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego para dar justa retribución
a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor
Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando VENGA en AQUEL DÍA para
ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron” (2ª
Tesalonicenses 7:10).
El modo verbal aquí (en el
versículo 10) no es el futuro simple del modo indicativo, sino el tiempo segundo
aoristo del modo subjuntivo, (…) (elthe), y puede significar solamente cuando venga. En el
versículo 7, “cuando el Señor Jesús se manifieste” no es ningún verbo, sino un
nombre, (…) (en te apokalusei), y significa en la
revelación (lit. en
el Apocalipsis).
Así que “al tiempo del
Apocalipsis” de Jesucristo, los Raptados de 1ª Tesalonicenses 4, ya se
encontrarán antes en su reposo. Estos tienen su propia “tribulación” ahora
(vers. 4, 5). Esta es la enseñanza de 5:7. Pero cuando el tiempo llegue para “retribuir con tribulación” al mundo, entonces
Cristo ya habrá venido antes para ser glorificado en Sus santos. Porque “en
aquel otro día” que Él “venga a por sus santos” se los llevará con él “en el aire”
para estar con Él, “por siempre con el Señor”. Esta es la enseñanza del vers.
10.
Que este es el único sentido posible
en que estos modos verbales pueden ser tomados, está claro por los siguientes
ejemplos de su uso: Mateo 21:40: “Cuando venga, pues, el señor de la viña”
Lucas 17:10: “Así vosotros
cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado.”
Marcos 8:38: “Porque aquel que
se avergonzare de mí…el Hijo del Hombre se avergonzará también de él cuando (hotan elthe, lo mismo que en 2ª Tesal.1:10, esto es, venga, en la gloria de su Padre.”
En Juan 4:25 tenemos el modo
contrastado con otro: “Se que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cundo
el venga nos declarará todas las cosas.”
Hechos 23:35: “Te oiré cuando vengan tus
acusadores.”
Juan 16:13: “Pero cuando venga el
Espíritu de verdad”
Romanos 11:27: “Y este será mi
pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.”
La profecía de que los
enemigos de Cristo se postrarán a sus pies (Salmos 110:1) se cita o refiere
seis veces en el Nuevo Testamento. Cristo está ahora a la mano derecha de Dios
“hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.” (Vea Mateo
22:44; Marcos 12:36; Lucas 20:42; Hechos 2:34; Hebreos 1:13; 10:12, 13).
Entonces aparecerá Él y utilizará este estrado, poniendo a Sus enemigos bajo
Sus pies (Salmos 18:37-50) Este es el tema del Apocalipsis; y el resultado y
cumplimiento se encuentra registrado en 1ª Corintios 15:25, que habla del
reinado posterior de Cristo, “Porque preciso es que el reine hasta que haya puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies.” Así que los dos hechos tienen que ser
cuidadosamente distinguidos. Primero, la colocación del estrado; y después la utilización del
mismo. El primero es al principio del “día del Señor,” el otro es al final de
Su reinado. Todo esto es conclusivo, y nos dice que la iglesia de Dios se
encontrará “en reposo” al tiempo del Apocalipsis de Jesucristo. Y que, cuando
Él venga para vengarse de Sus enemigos, Él ya habrá venido antes por Sus
santos.
Esto nos capacita para ver el
verdadero lugar del Apocalipsis en el Nuevo Testamento. Cronológicamente sigue
a las Epístolas, que finalizan con el arrebatamiento (1ª Tesalonicenses 4:17); pero
lógicamente, en el propósito de las edades (Efesios 3:10), sigue después de los
Evangelios; y vuelve a retomar el sujeto del Rey y del Reino, donde se había
dejado en suspenso. Allí en los Evangelios lo vemos despreciado: aquí lo vemos
establecido con el juicio, y asentado en Divino poder y gloria.
Es cierto, en cuanto al orden
de tiempo sigue al periodo cubierto por las Epístolas: y lo que
esperamos, ahora, es, no la conversión del mundo, sino su juicio. La iglesia
profesante está engañando al mundo. Le está diciendo que su misión es mejorar
al mundo y, mejorar su sanidad, abrigar su pobreza y lo que se predica comúnmente
no es otra cosa que un evangelio de ciudadanos terrenales. Mientras que la
mayoría de los maestros de la Iglesia proclama a viva voz que el “día del
Señor” no vendrá hasta que la conversión del mundo llegue, el Espíritu y la
verdad de Dios declaran que aquel día no vendrá hasta que se llegue a la
apostasía total. (2ª Tesalonicenses 2:3). Mientras que la mayoría de los
maestros de la Iglesia se mantienen diciendo que el mundo todavía no es lo
suficientemente bueno para que venga Cristo, el Espíritu está declarando en la
Palabra que el mundo todavía no se ha vuelto lo suficientemente malo para
eso. Hay una gran diferencia entre estos dos testimonios; y nuestra labor no
será en vano, si aprendemos de este libro del Apocalipsis a creerle sólo a
Dios; y, mientras “esperamos por Su hijo en el aire,” (nuestra bendita
Esperanza), le avisamos al mundo de la creciente apostasía (que debe ir
apareciendo gradualmente, y lado a lado con una creciente inmoralidad) y de la
venida del juicio. Si, es cierto, el juicio venidero. Este es el alcance de
todo el libro. Tenemos, aquí, acontecimientos que no pueden ser limitados por
la mera historia eclesiástica, sino un maravilloso desvelar de las terribles
escenas que darán fin a la batalla de Dios con Satanás. Tiene como campo de
batalla toda la creación, y no meramente una corrupta iglesia en Europa. Todas
las fuerzas del Cielo y del Infierno son vistas en el conflicto, y trayendo en
evidencia los eventos envueltos.
Por un lado vemos:
(1) El pleno despliegue del poder de Dios en
Cristo, en oposición a la plena energía de Satán y de todas sus fuerzas en el
“día de la batalla y de la guerra.” (Job 38:23).
(2) En este conflicto final, vemos el pleno
despliegue de los ejércitos y de todas las fuerzas Celestiales que Cristo puede
comandar y ciertamente comandará. Vemos los seres espirituales, ángeles y
principados y poderes en el Cielo, y la gran fuerza física de toda la creación
(Zacarías 12:4-8; 14:1-4, etc., etc.,).
(3) Esta gran hueste celestial abarcará todos
los que han sido liberados y redimidos del “poder de Satanás” desde el tiempo
del comienzo del pecado, así como a los seres angelicales que no adhirieron a
su caída y rebelión.
(4) Estas fuerzas celestiales son lideradas
por “el Rey de Reyes, y Señor de Señores,” – “el Príncipe de los Reyes de la
tierra” – el gran “Capitán de las huestes del Señor.”
Por otro lado, vemos:
(1) El pleno despliegue del
poder y autoridad de Satán (16:13, 14), y
que, también, es desde el principio de su tiranía y usurpación el “príncipe de
este mundo” y su “dios” (Juan 12:31; 16:11; 2ª Corintios 4:4).
(2) Para este fin, todas las huestes que él
puede comandar y ciertamente comandará, desde el mismo principio de su poder –
ángeles y principados y potestades; hombres y demonios del abismo, y hombres
sobre la tierra; todos estos serán liderados por su capitán, y todos serán
llevados a pelear contra Aquel que se sienta sobre el Caballo Blanco
(Apocalipsis 19; Judas 6; 2ª Pedro 2:4).
(3) Esta gran hueste será mucho más extensa de
lo que la mente de los expositores haya siquiera jamás concebido.
(4) Estas fuerzas de la tierra y del infierno
tendrán por su líder, a Satán, “el príncipe de este mundo.”
Aquí tenemos algo que va más
allá de las ordinarias interpretaciones que se han hecho sobre este Libro: y,
creemos que pocos, si es que hay algunos, son los que podrán probablemente darse cuenta de todos los
grandes acontecimientos que hay en él envueltos: y de la extensión de sus
resultados afectando a toda la creación, a Israel y a las naciones del mundo.
Limitar, como hacen muchos, el alcance de todo el libro al Papado, o a la
Cristiandad (así llamada) es, creemos nosotros, omitir y hacer negligencia del
alcance del Libro; y, perder la lección de peso que contiene su maravillosa
Revelación, cometiendo el error condenable por la lógica de poner una parte
suya (y una pequeña parte además) por la totalidad del Libro. El terrible
conflicto que expone es mucho más extenso que todo eso. Excede a todos los
insignificantes puntos de vista que se han dado sobre su alcance; así como los
Asuntos de Estado trascienden sobre los Consejos Parroquiales.
“Miguel y sus ángeles” y “el Dragón y sus
ángeles” incluyen la totalidad de los ejércitos del cielo midiendo sus fuerzas
entre sí. Apocalipsis 12 revela el ARMAGEDÓN CELESTIAL, que acabará con las
hostilidades de las edades poniendo un fin al derrumbamiento del perverso. Y lo
que el Libro nos cuenta acerca del conflicto sobre la tierra tiene el mismo carácter.
El alcance abarcará toda la tierra, y llevará también a un ARMAGEDÓN TERRENAL
(Apocalipsis 16:16). El Pacto de las maravillas (Éxodo 34:10) se refiere a
estos juicios que son cósmicos en el más amplio sentido del término. El alcance
del libro pone fin a todos los asuntos de tiempo, y contiene al final de la
profecía, el fin del conocimiento y el fin de los secretos de Dios (10:7), y el
comienzo de la eterna edad de las edades. En resumen, el alcance del Libro,
como hemos visto por su lugar en, y en relación a, la totalidad del canon de la
Escritura, es el fin de los asuntos de toda la creación, y el establecimiento
del estado eterno para todas las cosas que hay, así en la tierra como en el
cielo.
Estamos agradecidos de sentir
que no estamos solos tomando en cuenta este serio punto de vista acerca der
verdadero alcance del Apocalipsis. Mientras que hay muchos que desmenuzan sus
solemnes escenarios y tratan de encajarlos en la historia de Europa, otros van
más lejos, y reconocen la Divina interposición en los asuntos de toda la
creación. Tenemos información acerca de la Iglesia en las Epístolas; y como
vemos, incluso en estas Epístolas, se nos indica la gradual corrupción que
tiene también en ella misma, desde el principio de su historia. Pero en el
Apocalipsis tenemos algo que va más allá, y muy diferente de todo esto.
Las Epístolas nos informan del
curso de la historia Eclesiástica; y nos
preparan también para el fin revelado en el Apocalipsis. Hay un elocuente
testimonio acerca de esto, y por el cual se ve la importancia de nuestro punto
de vista acerca del alcance de Apocalipsis, hecho por el Canon Bernard*; porque
aborda el tema desde un punto de vista diferente.
*Bampton Lectures de 1864: El Progreso de la Doctrina en el Nuevo Testamento, de Thomas Dehany Bernard, posterior
Rector de Walcot, y Canon de Well. Londres: Macmillan & Co., 1900 (pág.
189, 5ª edición, 1900).
Sus palabras de más peso son:
“Yo no sé cómo puede haber algún hombre que, resumiendo
las Epístolas, podría esperar encontrarse la subsecuente historia actual de la
Iglesia esencialmente diferente de lo que es. En aquellos escritos vemos, como
era entonces, no el testimonio de algunas pasadas tormentas que aclarasen el
ambiente, sino el sentir toda una atmósfera cargada con los elementos de la
futura tempestad y muerte. En todo momento se muestran todas las fuerzas del
mal más claramente ahora, que cuando se
escribieron. Están latentes sus fuerzas y no disipadas. O, dicho de otra manera,
en aquellos escritos vemos batallas peleadas por líderes de nuestro bando, pero
no hay promesa de seguridad alguna acerca de sus victorias o nuestras. Nuevos
asaltos están siendo preparados actualmente; nuevas tácticas aplicadas; nuevos
enemigos están entrando en escena; y los distantes escenarios de entonces se
han ido volviendo más obscuros, abarcando a las multitudes, por eso las últimas
exhortaciones de aquellos que cayeron estando firmes en su puesto, para sus
sucesores actuales son ´tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de
Jesucristo´, * y ´contiende ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a
los santos´. **
* 2 Timoteo 2: 3
** Judas 3.
“El hecho que observo no es meramente que
estas indicaciones del futuro estén en las Epístolas, sino que esas
indicaciones de perversidad van gradualmente en aumento a medida que nos
acercamos al final, y comenzaron a ser puestas en marcha ya al inicio de las
doctrinas del Evangelio, y aunque la plenitud de la salvación personal y el
ideal carácter de la iglesia se han puesto por escrito a la luz de todos, las
sombras y tinieblas sin embargo se reúnen y se mantienen, por igual, en la
historia externa de la iglesia y del mundo. Las últimas palabras de S. Pablo en
la segunda Epístola de Timoteo, y las de Pedro en su segunda Epístola, junto
con las de las Epístolas de S. Juan y S. Judas, respiran el lenguaje de un
tiempo en que las tendencias de esa historia ya eran visibles en la altura; y a
este respecto estos escritos forman un preludio y un pasaje para el Apocalipsis”.
Si estas cosas son verdaderas,
como nosotros verdaderamente estamos persuadidos que son, entonces la iglesia no es el tema del Apocalipsis. El Apocalipsis sigue a las Epístolas
en la secuencia del tiempo, y es natural e históricamente
consecuente con ellas; pero en el plan y orden Divino, es tanto lógicamente como
dispensacionalmente consecuente con los Evangelios y Hechos. Cada una de
las dispensaciones anteriores acabó también siempre en juicio, desde la
rebelión de Satanás (Génesis 1:1, 2) hasta su final rebelión (Apocalipsis
20:8-10) y el juicio final (vers. 11-15). Así que ésta presente dispensación
acabará en juicio, y no se deduce solamente de la uniforme historia pasada; sino
que además está así claramente expuesto en las Epístolas. Es este juicio que se
describe en el Apocalipsis; y está en este libro que ahora estamos procurando
comprender más claramente. Esta claridad, creemos nosotros, se irá haciendo más
grande en proporción a medida que creamos que la Iglesia de Dios no tiene parte
alguna en la Gran Tribulación, ni participación alguna tampoco en aquellos
juicios. Que la Iglesia no es el tema de este libro, es lo que hemos estado
tratando de establecer en nuestros quince puntos preliminares: y este punto de
vista se confirmará a medida que procedamos con nuestra consideración y estudio
del Apocalipsis.
EL CUADRO COMPLETO O ALCANCE DEL APOCALIPSIS
SEGÚN SU ESTRUCTURA
Habiendo ya visto el
alcance del Apocalipsis como hemos sugerido a través del lugar que ocupa en el
Canon de la Escritura, ahora nos proponemos deducir este su cuadro completo a
través de su estructura. Esto solamente puede hacerse observando la totalidad
del libro.
La mayoría de las
explicaciones del libro se han llevado a cabo en bases previamente planeadas de
acuerdo con la idea personal de cada expositor. Estas explicaciones son, en su
mayoría, astutas e ingeniosas; sin embargo, después de todo, ellas representan
solamente la opinión de cada uno de los escritores
individualmente; y se aceptan o desprecian de acuerdo con la opinión de cada
lector individual. El mero hecho de que raramente se encuentren dos de ellas
coincidentes entre el vasto número de análisis que existen sobre el tema, nos
demuestra cuán pobres son los fundamentos sobre los que reposan estas humanas
opiniones; y también dan lugar a un serio atentado para los que quieren indagar
y ver si existe algún plan Divino en la estructura del libro; o si Dios nos ha
dejado así en el vacío, sin mapa y sin brújula ni timón. Nuestra respuesta es
que Dios no nos ha dejado a nosotros la interpretación del libro; sino que nos
ha dado el libro con Su propia interpretación de lo que “El Día del Señor”
va a ser. Existe un plan Divino en la estructura del libro; y si seguimos ese
plan y procedemos en sus líneas, creyendo lo que dice Dios, todo se aclara, se
vuelve simple y fácil de entender. Pero si, cuando Dios nos dice algo sobre
alguna cosa, y nosotros inmediatamente asumimos y aseguramos que quiere
significar algo distinto, tendremos, obviamente, ¡tantas interpretaciones
diferentes como el número que tengamos de intérpretes! Y que nos conducirán
directamente en el caos de las conflictivas opiniones. Si tuviéramos que
enumerar esas opiniones y que hacer una selección entre ellas, nuestra labor
sería tan grande que no acabaríamos nunca. Sin embargo, como lo que pretendemos
es procurar la propia descripción que le de Dios al libro, acerca de los
acontecimientos que van a tener lugar cuando el Señor Jesús sea revelado desde
el Cielo, nuestra labor será muy sencilla y con éxito garantizado; porque se
trata de entender qué es lo que Dios dice y no lo que el hombre piensa. Lo
único que tenemos que hacer no es más
que una mera traducción a las propias palabras de Dios. No hay duda
alguna de que este plan es correcto y verdadero, y tan sencillo que hasta un
niño puede llegar a comprenderlo. Después de la introducción (cap. 1), que
corresponde exactamente con la Conclusión (cap. 22:6-21); y la Instrucción para
las personas sobre la tierra durante aquel Día (caps. 2 y 3), que corresponde
con los asuntos concernientes a las personas sobre la Nueva Tierra, desde el
capítulo 21:1 hasta el 22:5, nos damos cuenta que toda la estructura o cuerpo
del libro se nos divide en parejas de acontecimientos que van entrelazados.
Tal vez, la manera más
sencilla de poder mostrar esta estructura sea la siguiente:
A | 1. Introducción.
B | 2: 3. La Gente En La Tierra.
X | 4: 1 – 20: 15. Visiones.
B | 21:1 – 22: 5. La Gente en la Nueva Tierra.
A | 22: 6-21. Conclusión
B | 2: 3. La Gente En La Tierra.
X | 4: 1 – 20: 15. Visiones.
B | 21:1 – 22: 5. La Gente en la Nueva Tierra.
A | 22: 6-21. Conclusión
Ahora bien, el Espíritu Santo
ha dividido el número central, que hemos señalado con “X”, y que ocupa la mayor
parte del libro, en siete partes. Cada una de estas siete partes consta de dos
escenas: La primera de cuales tiene lugar “en el Cielo”, y la posterior “en la
tierra.”
Si las examinamos más de
cerca, podremos observar que son correlativas, es decir, la escena “en el
Cielo” es preliminar a, y explicativa de,
los acontecimientos descritos posteriormente “sobre la Tierra”. Hay ciertas
cosas que se ven “en el Cielo”, y las palabras que allí se pronuncian muestran
la naturaleza y la finalidad de lo que va a ocurrir “sobre la Tierra.”
Una vez que vemos tan
claramente que Dios ha descrito una escena que tiene lugar “en el Cielo”, y que
las “voces Celestiales” dan la llave de lo que viene a seguir en otra escena
que tiene lugar inmediatamente “sobre la tierra”; y vemos también que esto se
hace siete veces consecutivas, nos preguntamos, ¿no es extraño que los explicadores
del Apocalipsis lo hayan pasado por alto, y que no tengan en cuenta este
sencillo argumento; sino que se dedican a elaborar complicados análisis de su
propia imaginación; y que ignoren así completamente y quebranten la división
que Dios le ha trazado, señalándola tan claramente a base de repetir las
expresiones “en los Cielos” y “sobre la Tierra”, con el propósito de servirnos
de guía para que entendamos Su libro? ¿Cómo iríamos a confiar en algún análisis
de este tipo, por muy astuto e ingenioso que sea, si su división cae en el
error de mezclar las escenas Celestiales junto con las terrenales? Así todo se
vuelve confuso. Y tal división del libro, o cualquiera que proceda en la línea
de la división de capítulos, tal como lo hace la versión autorizada, hace que
sea inútil procurar averiguar el verdadero alcance del libro.
Antes de seguir adelante será
bueno resalta mejor estas Divinas divisiones.
A | 1: Introducción
B | 2: 3. La gente en la tierra.
X | 1 {H 1 | 4: 5, 6. En el Cielo. (El Trono, el Libro y el Cordero.)
E | 4: 1-7: 8. Sobre la Tierra. (El Sexto Sello y los 144,000.)
| 2. {H 2 | 7: 9-8: 6. En el Cielo. (La Gran Multitud y el Séptimo Sello.)
E | 8:7-11:14. Sobre la Tierra. (La Sexta Trompeta.)
| 3. {H 3 | 11:15-19-. En el Cielo. (La Séptima Trompeta.)
E | 11: -19. Sobre la Tierra. (El Terremoto, etc.)
| 4. {H 4 | 11: 1-12. En el Cielo. (La Mujer, el Niño y el Dragón.)
E | 12: 13-13: 18. Sobre la Tierra. (El Dragón y las Dos Bestias.)
| 5. {H 5 | 14: 1-5. En el Cielo. (El Cordero y los 144,000.)
E | 14: 6-20. Sobre la Tierra. (Los Seis Ángeles.)
| 6. {H 6 | 15: 1-8. En el Cielo. (Los Siete Ángeles de las Copas.)
E | 16: 1-23:. 24. Sobre la Tierra. (Las Siete Iras.)
| 7. {H 7 | 19: 1-16. En el Cielo. (Las Bodas del Cordero, etc.)
E | 19: 17-20: 15. Sobre la Tierra. (Los Cinco Juicios Finales.)
B | 21: 1-22: 5. La Gente en la Nueva Tierra.
A | 22: 6-21. Conclusión.
B | 2: 3. La gente en la tierra.
X | 1 {H 1 | 4: 5, 6. En el Cielo. (El Trono, el Libro y el Cordero.)
E | 4: 1-7: 8. Sobre la Tierra. (El Sexto Sello y los 144,000.)
| 2. {H 2 | 7: 9-8: 6. En el Cielo. (La Gran Multitud y el Séptimo Sello.)
E | 8:7-11:14. Sobre la Tierra. (La Sexta Trompeta.)
| 3. {H 3 | 11:15-19-. En el Cielo. (La Séptima Trompeta.)
E | 11: -19. Sobre la Tierra. (El Terremoto, etc.)
| 4. {H 4 | 11: 1-12. En el Cielo. (La Mujer, el Niño y el Dragón.)
E | 12: 13-13: 18. Sobre la Tierra. (El Dragón y las Dos Bestias.)
| 5. {H 5 | 14: 1-5. En el Cielo. (El Cordero y los 144,000.)
E | 14: 6-20. Sobre la Tierra. (Los Seis Ángeles.)
| 6. {H 6 | 15: 1-8. En el Cielo. (Los Siete Ángeles de las Copas.)
E | 16: 1-23:. 24. Sobre la Tierra. (Las Siete Iras.)
| 7. {H 7 | 19: 1-16. En el Cielo. (Las Bodas del Cordero, etc.)
E | 19: 17-20: 15. Sobre la Tierra. (Los Cinco Juicios Finales.)
B | 21: 1-22: 5. La Gente en la Nueva Tierra.
A | 22: 6-21. Conclusión.
Mientras más de cerca vemos
todo esto, y mientras más cuidadosamente lo estudiemos, más nos sorprenderá su
belleza y sencillez. Está tan claro, ¡comparado con las complicadas divisiones
que hace el hombre de acuerdo con su propia fantasía! Está tan claro que hasta
el más humilde de los niños de Dios puede verlo. No requiere explicación
alguna; porque la división Divina nos explica por sí misma todas las cosas si
tenemos oídos para oír.
Es muy significativo que en
cada una de estas maravillosas escenas “en el Cielo” se pronuncien voces y
canciones sean oídas. Ninguna de las escenas en el Cielo carece de voz Celestial
o locuciones. De hecho, en total, hay diecisiete locuciones de estas
distribuidas en estas siete escenas “en el Cielo”; y ésta distribución nos
ayuda a descubrir el orden y arreglo de estas parejas respectivamente.
En el No. 4 se encuentra,
evidentemente, la gran pareja central; tanto por la posición actual que tiene,
como por su tema principal. Con respecto a su posición, ocupa, literal y
actualmente, la parte central del libro; mientras que en cuanto a su tema o
sujeto principal, veremos (cuando lleguemos a considerarlo) que es tan
importante como su posición declara ser.
Después, entre los Núm. 1 y 7
hay una señalada correspondencia, por el hecho que de las diecisiete voces
celestiales, diez de ellas se dan aquí, en esta pareja, seis en la primera escena “en el
cielo,” y cuatro en la posterior. El paralelismo divino entre los
Núm. 1 y 7 todavía es más marcado que en cualquiera de los otros casos: porque
por todo el cielo se encuentran en ambas dando estas locuciones, o cantando
estas canciones;* y es solamente en estas dos escenas que los cuatro Zoa, o seres vivientes, dan sus voces.
*Cantando se mencionan
solamente tres veces en Apocalipsis: caps. 5:9, 14:3, y 15:3.
Entre los Números 2 y 4
tenemos otra pareja – la primera se caracteriza por las trompetas, y la última
por las copas – las dos más solemnes partes de todos los juicios que contiene
el libro. Además, es significativo que sea en estas dos partes donde a los que
pasen, o salgan fuera de, la gran tribulación, sean especialmente mencionados
como las personas a las cuales van dirigidas estas celestiales locuciones
auditivas.
Nos parece así, por tanto, que
estas siete parejas han sido arregladas en un Epanodos:
es decir, el
primero corresponde con el último (el séptimo); el segundo con el sexto; el
tercero con el quinto; mientras que el cuarto permanece único en el centro;
enfatizando así, por su posición central, su importante enseñanza.
Pueden ser expuestas formal y
brevemente de la siguiente manera:
1 | Voces y locuciones
celestiales más extensas y detalladas
(Seis en total).
2 | Las Trompetas.
3 | Mas cortas y menos detalladas.
4 | Central en sujeción y posición.
v | Mas cortas y menos detalladas.
6 | Las Copas.
7 | Voces y locuciones celestiales más extensas y detalladas (Cuatro al total).
2 | Las Trompetas.
3 | Mas cortas y menos detalladas.
4 | Central en sujeción y posición.
v | Mas cortas y menos detalladas.
6 | Las Copas.
7 | Voces y locuciones celestiales más extensas y detalladas (Cuatro al total).
LAS VOCES CELESTIALES
También se dividen de acuerdo
al siguiente plan:
1 | Todo el cielo (6). Los
cuatro Zoa, o Seres Vivientes, y los veinticuatro Ancianos; solamente aquí y el Núm. 7.
2 | Los que salen de la gran tribulación (2).
3 | Grandes voces (2).
4 | Una gran voz (1).
5 | Grandes voces (1).
6| Los que salen de la tribulación (1).
7 | Todo el cielo (4). Los cuatro Zoa, o Seres Vivientes, y los veinticuatro ancianos; solamente aquí y en el número 1.
2 | Los que salen de la gran tribulación (2).
3 | Grandes voces (2).
4 | Una gran voz (1).
5 | Grandes voces (1).
6| Los que salen de la tribulación (1).
7 | Todo el cielo (4). Los cuatro Zoa, o Seres Vivientes, y los veinticuatro ancianos; solamente aquí y en el número 1.
Así vemos claramente lo que
tenemos que hacer guiándonos por la elaboración Divina cuando estudiemos este
libro. Tenemos delante nuestro no uno de los muchos escritos Apocalípticos que
han sido forjados en sucesivas edades por los hombres, los cuales en su mayor
parte no son más que imaginaciones sin sentido alguno*; sino algo diferente;
que tiene la Divina impresión estampada en sí; señalando la necesidad y el
deber de que pongamos en ella nuestra máxima atención y reverente estudio
*Escritos tales como Los Oráculos de Sibylene (180 A.C. - 350 D.C.); Los Testamentos de los Doce
Patriarcas (130 A.C - 10 D.C.); Los Salmos de Salomón (70-40 A.C.); El Libro del Jubileo (40-10 A.C); La Ascensión de Isaías (1-100 D.C.); La Asunción de Moisés (14-30 D.C.); El Apocalipsis de Baruch (50-90 D.C.); El Libro de Enoc (200-260 D.C.).
Será provechoso acrecentar una
lista o tabla de estas voces o locuciones que sirvan de guía para el estudio
posterior de nuestros lectores: -
UNA LISTA DE LAS DIECISIETE VOCES
PRONUNCIADAS.
H 1. Capítulos 4 y 5.
H 1. Capítulos 4 y 5.
Los Cuatro Zoa, o Seres Vivientes. 4: 8. "Santo, Santo, Santo,"
&c. (Tres en pareja).
Los Veinticuatro Ancianos. 4:11. "Tú eres digno... de recibir," &c. (Tres en pareja).
Los Cuatro Zoa, o Seres Vivientes, y los
Veinticuatro Ancianos. 5:
9,10. (Una nueva canción). "Tú eres digno de tomar el Libro," &c.
Muchos ángeles y los veinticuatro
Seres vivientes, y los Ancianos y miles de ángeles. 5: 12. "Digno es el
Cordero," &c. (Siete en par).
Todas las criaturas. 5: 13. "Bendición, honor, y gloria," &c. (Cuatro en par).
Los cuatro Zoa, o Seres Vivientes. 5: -14-. "Amen."
H 2. 7:9
– 8: 6
La gran multitud de la tribulación. 7: 10. "Salvación a nuestro Dios," &c.
Todos los ángeles alrededor del Trono. 8: 12. "Amen: Bendiciones, y Gloria, y sabiduría” &c. (Siete en
par).
H 3.
11:15-19-.
Grandes Voces. 11 -15. "Los reinos del mundo han venido," &c.
Los veinticuatro Ancianos. 11: 17. "Te damos gracias, Oh Señor Dios Todopoderoso."
H 4. 12:
1-12
Una gran voz. 12: 10-12. "Ahora ha venido la salvación, el poder," &c.
H 5. 14:
1-5
Una voz del cielo. 14:3 3. Una nueva canción (sin palabras).
H 6. 15:
1-8
Los que habían alcanzado la Victoria
sobre la bestia, &c. 15. -3. "Grandes y
maravillosas son tus obras Señor Dios Todopoderoso," &c.
H 7. 19:
1-16
Una gran voz de una gran multitud en el cielo. 19: 1-3. "Aleluya: salvación y gloria," &c. (Cuatro en par)
Los veinticuatro Ancianos y los cuatro Zoa, o Seres Vivientes. 19: -4-. "Amén, Aleluya."
Una voz del Trono. 19: 5. "Alabad a nuestro Dios todos," &c.
La voz de una gran multitud, &c. 19: -6, 7. "Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso
reina," &c.
Así vemos, con este
procedimiento, la relación que tienen estas Voces Celestiales con la
transacción que continúa en la tierra. Mientras tanto, nuestros lectores pueden
hacer una lista más completa por sí mismos de estas locuciones, y estudiar las
distintas características de cada una.
Antes de cerrar este capítulo,
debemos añadir lo siguiente del Canon Bernard El
Progreso de la Doctrina en el Nuevo Testamento. * Porque él expande la idea y la
verdad envuelta en las siete parejas de visiones alternativas que hemos
señalado “en el cielo” y “en la tierra.” Dice así: -
* Bampton Lectures de 1864.
Macmillan. 5a Edición. 1900.
“Aquí tenemos…una doctrina de
la historia de la consumación: quiero decir que, junto a un registro
profético de los hechos de la historia, tenemos (lo que es de mucho más valor)
una exposición de la naturaleza de la historia. El libro es una revelación de
la conexión entre las cosas que están a la vista y las que no se ven, entre las
cosas en la tierra* y las cosas en el cielo*; una revelación que funde ambas en
un gran drama; así que los movimientos de las acciones humanas, y el curso de
los hechos visibles, son mitad encubiertos, y mitad descubiertos por medio de
la gloria y el terror de las agencias espirituales que operan a nuestro
alrededor, y de los intereses eternos que vemos envueltos. Somos llevados a los
lugares Altos, y el templo de Dios se nos abre en el
cielo* para que
sepamos lo que allí está sucediendo. Allí vemos sellos abriéndose, trompetas
sonando, y copas derramándose, que producen un cambio (del mundo)…Mientras que
cuando estamos mirando para abajo a través de los oscuros eventos que suceden
en la tierra, estamos todo el tiempo (en visión) ante el trono de Dios y del
Cordero, y entre los veinticuatro ancianos, los cuatro seres vivientes, y la
innumerable compañía de ángeles; y escuchamos voces procedentes del trono…y
aleluyas que se extienden por el universo. Vemos, además, que hay una causa
para esta participación del mundo de arriba en los acontecimientos del mundo de
abajo; porque llegamos a ver claramente
que la tierra es el campo de batalla de los reinos de la luz y de las
tinieblas. Existe una revelación más consistente de que estamos ante la
presencia y acción de los poderes malignos. La Vieja Serpiente de un lado, y el
Cordero en el otro; y la misma luz que muestra los movimientos de la Cabeza y
Redentor de nuestra raza, incide también sobre los del enemigo y destructor. En
el sentido de esta conexión entre las cosas que se ven y las cosas que no se
ven, reside el secreto de aquel temor, y elevación mental, que sentimos como
niños cuando por primera vez pasamos estas páginas; y la certeza de que hay un
creciente valor para quien claramente procure examinar las formas asociadas del
bien y del mal, y discernir algún plan y propósito en la confusa escena que le
rodea” (pp.193, 194).
* Nuestras itálicas.
“El libro es una doctrina del
poder y de la venida de nuestro Señor Jesucristo. ´He aquí viene con las nubes,
y todo ojo le verá´ (Apoc.1:7). Esta es la primera voz, y la llave del resto
del libro. Las Epístolas… (En los caps. 2 y 3)…dan el tono con esta enseñanza,
y son las voces del Señor que ´brevemente vendrá´. Las visiones que siguen
tienen la misma finalidad, y la última voz del libro corresponde con la
primera, y atesta su tema y su propósito. ´El que da testimonio de estas cosas
dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; si, ven, Señor Jesús´ (Apocalipsis
22:20)…Por causa de esta esperanza nuestros ojos se dirigen al instante hacia
los primeros escritos Apostólicos; pero aquí se presenta, no en relación a
nuestra vida personal con el reino de Dios y al mundo en su totalidad. Lo que
aparece aquí es (…) (la sunteleia o la
consumación de los tiempos), en la cual todas las cosas acabarán…Diferencias e incertezas de
interpretación en cuanto a los detalles…todavía nos dejan bajo el sentimiento
de que es una historia del poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo. Esta
seguridad, que se disfruta en todo momento, se va haciendo más clara en los
días de tribulación, rebeldía y blasfemia: y los más
obscuros tiempos que la profecía predice serán aquellos en que su pleno uso sea
encontrado.”
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