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Adorando Por Las Cosas Que Se Ven Otra Enseñanza del Apocalipsis‏


Por Juan Luis Molina

Amados miembros del Cuerpo de Cristo:

Observando en un reenvío que me bendijo mucho música dedicada a pinturas de Van Gogh, ilustrado con las obras de este mismo pintor, Dios me dijo lo siguiente en mi espíritu: “Mira, este video pone de manifiesto el amor que expresan y me ofrecen muchos hombres y mujeres entre los judíos y los gentiles, y es una vía más, por la cual Yo mantengo mi amorosa relación con todos los hombres que me buscan, mi comunión no es exclusiva con la Iglesia de Cristo.”

Esta canción no habla una sola palabra del Creador, sin embargo, es una pura alabanza al Altísimo a través de Su creación. Qué bueno es aquel día en que Dios produce la “sunesis”, esa unión de ideas que convergen en una sola, en nosotros, y entendemos con mayor amplitud lo que hemos oído desde el principio. Desde que tenemos espíritu llevamos oyendo que, en Jesucristo, removerá nuestro Abba Padre del todo la maldición del pecado sobre la Tierra, y que Su deseo más ardiente es librar a TODOS LOS SERES VIVOS de su condena. El sacrificio de Jesucristo derramando su sangre es válido para toda la Humanidad y para todas las edades, y no sólo para la era de Su Iglesia Cristiana. Aun aquellos que "todavía" no han oído hablar de Jesucristo tendrán su oportunidad en Su Día de reconocer el valor de la sangre derramada, y, mientras tanto les llega Su Día, muchos son los que Le buscan manteniendo con el Creador Único del Universo una comunión especial, a través de las COSAS DE DIOS visibles y palpables y audibles "por sus cinco sentidos."

Sea en esta administración de gracia o sea en cualquiera de las juicio y de obras, la sangre tiene el mismo efecto en casi todas las administraciones, desde la Caída hasta Su Redención. Para que apreciemos bien el valor tan alto que contiene esa valiosa sangre derramada del Cordero, basta pensar que, antes de suceder ese sacrificio, y de haber sido derramada aquella preciosa sangre, todos los que vivieron, mirando y creyendo que iría sin falta a ser derramada (porque Dios cumple siempre Su Palabra),  también su fe se les contó por Justicia y serán salvos. Así que bien podemos decir que, la sangre del Cordero, es suficiente para todo, y por todas las edades, y para toda la Humanidad.

Amadísimo Teófilo: Esto de que la sangre haya servido siempre, sigue valiendo, y no perderá su valor en el futuro, para todos los seres vivos,  para mí ha sido de las revelaciones que ha ensanchado más mi corazón, en la percepción de Dios. Ahora cabe en mi limitadísima mente humana un Dios mucho más grande, desde que comprendí Su amor y dedicación hacia todos los seres vivientes, haciendo derramar la sangre de Su Hijo, no sólo por los de la Iglesia de Cristo, sino que se extiende mucho más allá, hacia el Reencuentro Suyo con cada uno de los seres vivos que ha creado Él Sólo para Su alabanza y adoración en Gloria. La sangre pagó todo para todos.

¿Cómo ensancha esta visión del Padre nuestro corazón para conocerLe? Es que yo, que nací en un país donde sus Altas Autoridades enseñaban que "nosotros éramos la verdadera y única iglesia" del Todopoderoso, me acostumbré a ver desde pequeño a los judíos como los culpables de todos los males de éste mundo, y me los representaban con estatuas y cuadros de artistas a los judíos siempre azotando al Señor, escupiéndole en la cara, torturándole hasta la muerte. Estas eran las representaciones que empaparon mis sentidos acerca de los judíos, y de los demás, que no son los judíos, sino "otros paganos," ni tan siquiera se nombraban, o los exponían casi tan bajos como los judíos. Esto limitó mucho mi visión de Dios hasta que me produjo Su “sunesis”. Cuando vine a ser renacido, se me abrió en mi percepción un Dios mucho más grande, que aquel otro Dios de mi "cajita de imaginaciones," y me caí del caballo. Siempre que Dios produce una “sunesis” en nosotros, nos eleva a una posición mucho más alta más larga más ancha y más profunda, que no se puede comparar con la de nuestras "cajita de imaginación". Jamás nos deja sombra de duda ni  de variación una“sunesis” del Padre. Sin embargo, rápidamente, también surgen pruebas contrarias a nuestros cinco sentidos, que nos contradicen la “sunesis” que nos marcó el Padre tan bien señalada. Y esas razones contrarias nos dicen que nosotros tenemos Su Palabra correctamente dividida, y comenzamos a ver (sin nosotros quererlo) a los que no la tienen correctamente dividida como casi enemigos de Cristo, y nos ponemos a defender la honra y la gloria del Padre, como si fuese una dama que tuviese que ser rescatada de las llamas del dragón. Subconscientemente, los malos divisores de la Palabra son parecidos con aquella idea que me enseñaron los judíos, y de los demás, es decir, de los "incrédulos," bueno, de esos...ni tan siquiera hablamos. Y así vamos otra vez empañando la “sunesis” que nos muestra que Dios en Su gran bondad ama a toda Su Creación. En este estado no nos puede socorrer nadie, yo no te puedo decir cuánto tiempo va a durar esa niebla que ciega el entendimiento, pero cuando el Padre vuelve a abrirte otra vez tu entendimiento, entonces te hace ver que toda esa niebla es humo que arde en Su hoguera, y que se derrite como la cera cuando le da Su Fuego, y entonces te vuelve a producir la “sunesis”. Lo primero que reconoces ahora no es otra cosa sino lo que Él ya te había dicho desde el principio, pero recuerda que Su Gloria siempre va en aumento, y en medio de Su Gloria hay algo que invariablemente sucede, el abatimiento de nuestro "viejo hombre" y la aparición gradual de la Nueva Creación. En la primera fase reconoces el amor del Padre por todos los seres vivos, judíos, gentiles, creyentes del Cuerpo con palabra correctamente dividida y creyentes analfabetos; y en la segunda fase se te descubre el Propósito Eterno del Padre para toda Su Creación, cada uno en Su Propio, y Particular lugar.

 En la humanidad residen, de entre los judíos y de los gentiles, personas o almas que adoran al Padre sin ser en el espíritu de Cristo, sino que lo alaban por y a través de las "cosas que se ven." Este respeto con amor por la creación de Dios, les servirá a todos los seres vivientes de salvoconducto, para entrar en el Reino de Dios, aunque no sean parte del Cuerpo de Cristo. Cada uno de estos seres vivos, aunque no conozcan las cosas más íntimas del Padre a través de Jesucristo nuestro señor y salvador, reconocen un Autor por detrás de todas las cosas que hizo el Creador, y esto le sirve al Padre para comunicarse con ellos, y lo mismo que sucede con nosotros miembros de Su Iglesia, que Su Gloria no deja nunca de sorprendernos, así también les da más profundidad, a todo lo que ellos ven y escuchan de Su Naturaleza, para comunicarse con ellos. Por eso dice Dios que Él tiene muchas maneras de hacer oír Su Palabra: por las estrellas, escritas, reveladas, y a través de todas las manifestaciones de Su naturaleza. Por eso precisamente es Jehová de los ejércitos. Este magnífico ejército se compone de todos Sus recursos naturales, y nuestro Abba Padre ha capacitado en cada uno de los seres vivos, un vivo deseo para que Le obedezcan. La influencia de Jehová de los ejércitos la vemos en acción y desenvainando Su espada en las plagas de Egipto, o en los enjambres que enviaba de avispas para deshabitar la Tierra de sus invasores, y otorgársela a Su Pueblo; o en las codornices que caían en el campamento del Desierto, para que Su Pueblo comiese. Los ejércitos de Jehová se extienden por toda Su creación, y están diseñados para servirLe. En un instante se pondrán todos esos ejércitos en pie, y ejecutarán Su Voz con exactitud matemática y precisión científica también para los judíos y los gentiles, y no solo para la Iglesia de Cristo.

Estas almas por las que también derramó su sangre nuestro Señor Jesucristo,  tienen su particular relación con el Creador Único del Universo. Reconocen al Autor que tienen por detrás, todas las cosas que se ven y le rinden su debido culto. Qué hermoso es descubrir al Dios Todopoderoso que acabará siendo adorado y alabado en todo tiempo por todos Sus Cuerpos gloriosos celestiales, y no solo por el Cuerpo de Cristo. Es una “sunesis” maravillosa. ¡Si, Padre, si, cuanto antes! llama para ti todas las cosas que Te pertenecen, y vuélvase cada una en lo que Tú la creaste. Empapa de tu Amor hasta la última de las células de nuestro cuerpo, y la de todos tus magníficos seres vivos, para que disfrutemos del banquete que solo Tú nos has preparado para todos sin distinción, y especial y único con cada uno.

Dios ha creado todos los seres para tener una mutua relación con Él, no ha hecho de nosotros seres para otra cosa, sino para fundirnos de amor en Su Presencia Sanadora con Él. Sin embargo, que difícil es para nosotros quedarnos quietos y reposados en Su Presencia y comprender que fuimos hechos para amar y ser amados por el Creador. En esta “sunesis” no hay duda alguna ni sombra de variación. Así que comenzamos a escuchar Su Voz, somos como los niños chicos, que no sabemos estar parados, y muchas veces, solo cuando llegamos al límite de nuestras fuerzas, es cuando procuramos Sus tiernos brazos, para que nos meza Él, y en Sus ondas de amor celestial nos deje reposados y dormidos. Así se produce en ti la nueva “sunesis”, que te eleva más alto, te muestra cosas más profundas del Padre, y comienzan tus ojos a abrirse, y a tener una “adicción” Solo de Dios, que antes no tenías.  Cuando en Cristo por fin el Padre a través suyo nos derrama Su sabiduría y comienza a darnos entendimiento de Sus altísimos caminos y pensamientos, la primera cosa que sabemos inmediatamente es que en nosotros mismos somos unos verdaderos inútiles, que precisamos de Él como los campos al agua de Mayo. Si nos quitan de Su Presencia nos sentimos inmediatamente como peces fuera del agua. Ya no podemos salirnos de Su lado, aunque no lo sintamos ni lo palpemos, aunque nos parezca lejano y distante, aunque nos inquiete el alma para que "nos movamos," aunque esté acusándonos nuestras conciencias de que estamos "inertes" y que esto todo se convierta en sufrimiento, sucede que ya no podemos alejarnos de la “sunesis”, porque no confiamos "para nada" en nosotros mismos. Odiamos este cuerpo de muerte, solo deseamos ser revestidos del que viene empapado con el Amor del Padre, no queremos ser arrastrados siempre, por este enfermo vaso de barro inquieto y siempre insatisfecho que contradice a toda hora la “sunesis”, el entendimiento de que todo ha sido consumado por y en la sangre de Cristo en el amor del Padre. Cuando vemos esta luz, nos es imposible vivir fuera de Dios.  Esta es aquella primera fase en que sepultamos nuestro "viejo hombre." Esta fase puede llegar a ser muy penosa, pero recuerda que, en el otro lado de ti, se está formando Cristo, y en Cristo solo tienes ojos para todas las “sunesis” del Padre en ti, y esa sed y esa hambre que ahora tenemos de Dios, esa completa adicción, ¡tiene por Ley que saciarla nuestro Hacedor y Rey...nuestro Abba Padre!!!!!

Es cierto, antes de que Dios nos revele a Cristo, ¡somos como los niños chicos! Pensamos que estamos mejor "haciendo algo" que "no haciendo nada." Nos entran las prisas además, nos empujamos y queremos infundir energía en el alma, para hacer cualquier cosa, pero no la cosa para la que fuimos creados. Fuimos creados para tener una relación muy próxima e íntima con nuestro Padre el Creador, sin embargo, hay tanto en nuestro interior como en lo que nos rodea, una corriente, un impulso, una fuerza contraria que no tiene en cuenta los designios de Dios. Hacemos exactamente lo contrario de aquello para lo que fuimos creados. ¡Sí! ¡Es verdad!  Nos gustaría estar parados, firmes y fundidos con el Padre solo, pero somos incapaces. Somos totalmente inútiles en nosotros mismos porque en nosotros mismos reside la maldición del pecado. Esa es la tal corriente que empapa al mundo. Sin ser conscientes de que esa es precisamente la corriente que nos impide "estar parados" en los que nos GARANTIZA Dios, no podremos saber que Dios nos ha puesto fuera de su influencia.  Pero esto es en sí mismo un gran conflicto, para los que ya no podemos confiar en nosotros mismos. No sabemos qué hacer, y lo que hacemos es meter la pata todas las veces. No tarda mucho que, así que queremos hacer algo por nosotros mismos, lo estropeamos. Así nos hace ver Dios el gran amor que nos tiene, que a pesar de no ser más que niños de pecho, y que solo pataleamos, nos ensuciamos, lloramos, y gemimos todo el día, aun así se derrite con nosotros, y nos demuestra además, que ESE ES SU DIVINO AMOR con cada uno de los judíos y de los gentiles que han vivido hasta aquí, y con cada uno de los judíos y gentiles que se quedaran aquí, cuando se produzca el Rapto. También con cada uno de estos se derrite el corazón de nuestro Abba Padre,  y Dios conoce sus corazones y los considera igualmente amados.

Este video del que les hablé al principio, manifiesta muy bien en las condiciones que viven esas almas, pendientes del Creador, en los días actuales. La Luz y la sombra están muy patentes en estas pinturas, igual que se encuentra en los actuales tiempos de la Iglesia del Cuerpo de Cristo también muy patentes. Las sombras denotan el inicio de los escenarios de la Gran Tribulación venidera, y la Luz que tiene es el consuelo, en la esperanza del Creador que Él enviará para ellos desde el Cielo. Espero que lo disfrutéis. 

En el amor primero,
Juan Luis Molina




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