¿ESTOY VIVIENDO EL PROPÓSITO DE DIOS EN MI VIDA?
“Dios tiene un
propósito para tu vida. Él no va a gritarte este propósito. Lo que hará es
esperar pacientemente a que le preguntes, y Él esperará hasta que tú te quedes
quieto ante Él, solo entonces empezará Él a revelarte lo que tiene preparado
para ti, para lo que te ha llamado. De alguna manera, ese llamamiento te puede
parecer apropiado o ideal para ti. Puede ser que sea exactamente lo que te
apetece más hacer. Tienes que acordarte, ¡Él es Quien te da el deseo que posees
dentro de tu corazón!
Así que el primer
paso es preguntarle y esperar en Dios. Haz eso, y Él te mostrará ante tus ojos
tu llamamiento. Después viene la obediencia. No serás feliz a menos que seas
obediente a tu llamamiento. El “más grande” trabajo o el
matrimonio en el mundo ya no te llenarán de satisfacción, si no es lo que Dios
te haya llamado a efectuar. ¡La ambición es una trampa! Te tentará a que vallas
más allá de tu sencillo llamado. Y de la misma manera, andar derrotado es
también una ratonera, te inducirá a quedarte por debajo de tu llamamiento. La
persona más satisfecha o realizada sobre la tierra no es aquella que hace más
obras, sino aquel que se mantiene fiel a su llamamiento.
El paso siguiente es
el que más sabiduría precisa de todos: encontrar el tiempo de Dios. Digamos que
escuchaste en el llamamiento de Dios. Y además te dio un deseo casi increíble
para que lo lleves a cabo, ¿Eso significa que debes correr, y hacerlo de
inmediato? Hay muchos que no distinguen el llamamiento de Dios porque no
conocen el ritmo del tiempo de Dios. Moisés fue llamado para libertar a los judíos
mucho antes de comenzar a hacerlo. Su primer impulso, por sí mismo, fue un
miserable fracaso, y llegó a matar a un egipcio que estaba golpeando a un judío.
Pero, finalmente, después de muchos años y muchas correcciones, Moisés llegó a
estar listo y preparado.
Si eres sabio,
emplearás este tiempo para prepararte en el llamamiento que Dios te ha hecho.
Aprende lo más que puedas y consigas acerca del área de tu llamado. Busca a
otros miembros que hayan sido agraciados en esa misma área, especialmente
aquellos que hayan tenido éxitos y fracasos. Busca la sabiduría. Las
habilidades dadas por Dios y todo lo necesario vendrán. Eso es responsabilidad
de Dios. Lo que tú aportas es sencillamente sabiduría, humildad y obediencia.
Esa es tu parte.
Uno de los obstáculos
más grandes que necesitas ultrapasar en este estado, es la prueba de ser capaz
de sentarte en el diván. Eso hace que resulte algo muy importante: ¡tu propia
muerte! Mientras tu sentido de importancia y valor estén ligados a tu
llamamiento, estás operando carnalmente y todavía no estás listo para darle al
Espíritu Santo Su gobierno y guía apropiado. ¿Puedes dejar morir tu propia
ambición?
Es demasiado fácil
que el orgullo se filtre en una persona llamada por Dios. Comenzamos a pensar
que somos merecedores de este altísimo llamamiento. Comenzamos a pensar que
somos muy necesarios para Dios. Comenzamos a pensar que nos escogió porque Él
quería lo mejor. Pero que primeramente examina Sus mejores selecciones. Dios
tiene un pasaje registrado donde dice que “escogió a los necios y débiles del
mundo” para avergonzar a los sabios. Dios te escogió porque no eras capaz de
nada por ti mismo sin esta gran ayuda de lo alto. ¡Lo que Él persigue es
demostrarle a la creación cuán grandes cosas puede Él hacer, con algo tan débil!
¿No hubiese sido
Pablo el teólogo perfecto para predicar a Cristo a los judíos, y Pedro, el pescador,
mucho mejor con los gentiles? Sin embargo Dios jugó Sus bazas con los Don
Nadie y golpeo con Su varita mágica sus actuaciones, así que nadie se puede
vanagloriar de su éxito y achacarlo a mérito humano alguno. Si Dios te ha
escogido para que realices algo de gran magnitud, puedes estar seguro que en ti
mismo eres perfectamente incapaz de llevarlo a cabo a no ser con la gracia de
Dios. Ese es el punto.
Ahora bien, digamos
que escuchaste el llamamiento de Dios, y que lo llevarás a cabo en medio de ese
desértico estado. Por fin te das cuenta que no se trata de ti, sino de Él.
Ahora Él te está atrayendo a la acción. Estás andando en tu llamamiento. ¿No es
así? Si, es cierto, pero, ¡ten cuidado! Muy a menudo nos descuidamos y
asumimos que Dios está de nuestro lado, y llegamos a ser presuntuosos. “Dios no
permitiría que fracasase. No permitiría tan siquiera que me cercasen tribulaciones”.
Cuando hemos sido llamados por Dios, muchas veces asumimos que tenemos una
escolta o guarda espalda que nos mantiene fuera de peligro.
Pero la verdad es que
Dios requiere más de aquellos que se les ha dado más. Si se te ha dado un alto
llamamiento, entonces Dios te dará más responsabilidades que a la mayoría. Dios
llamó a Moisés para que fuese y hablase al Faraón. Y mientras Moisés iba en el
camino, Dios iba a “matar” a Moisés. ¿Y por qué? Por algo que a la mujer de
Moisés le fue dado a discernir, y ella se dio cuenta de que precisaba circuncidarse
antes de ir más lejos. Debido a que a Moisés se le hizo un llamamiento muy
alto, también estaba llamado a una increíble posición muy alta de obediencia.
No podemos seguir en frente acumulando más cosas, sino que nos extendemos hacia adelante con menos peso. La presunción llega muchas a veces a ser nuestro peor
enemigo.
Hay una última cosa
al respecto. Es muy fácil olvidarse que nuestro más grande llamamiento de todos
es permanecer enamorados con Dios y permanecer en el amor. Si anteponemos
cualquier cosa primero, aunque sea el servicio o ministerio, nos quedamos muy
cortos, y caeremos rápidamente en toda suerte de trampas. Mantén a Dios
primero, y todas esas trampas serán fáciles de detectar y sobrepasar.”
Del sitio Fresh Bread.
Traducción por Juan Luis Molina.
Comentarios
Publicar un comentario